VENIROS
A VIVIR A ZAMORA.
De la misma manera
que ha sido una fase del capitalismo quien expulsó a millones de personas de sus
territorios por la necesidad de ir a buscar un puesto de trabajo (generando la
España Vaciada) tal vez estamos ahora ante una fase distinta que produzca
desplazamientos en sentido contrario (aunque de momento infinitamente más
lentos).
No se habla solo de
la ventaja de, si vives con teletrabajo, venir a un sitio como Zamora (sigue
leyendo), sino de la necesidad que pueden estar teniendo cada vez más personas
jubiladas de escapar de esas grandes urbes (Madrid, Barcelona, etc.) donde la
pensión encoje, donde la relación se deshumaniza (rodeadas de pisos
turísticos), donde el alquiler, convertido en el botín de un fondo buitre, se traduce
en un imposible, y donde varias circunstancias más han convertido la vida en una “soledad en
deterioro”.
Por eso, y esa es mi
intención, dedico esta propuesta a mi buen amigo Christoph Strieder, concejal
de turismo en el Ayuntamiento de Zamora por Izquierda Unida.
El eslogan podría
ser:
¿Por qué vivir en
una ciudad dormitorio pudiendo vivir en una ciudad paraíso?: Zamora.
Se centraría en lo
que ya han sugerido en semanas anteriores otros articulistas, y en lo que se ha
convertido en la mejor publicidad gratuita para la ciudad, gracias a un
programa de humor que corre por las redes sociales recordando que es Zamora la
ciudad black friday por excelencia y durante todo el año, al estar en ella todo
tan barato (por comparación con otras urbes).
Cada vez hay más
personas que así lo han entendido y hasta aquí se han acercado a vivir sin
haber pisado nunca antes esta tierra. Pero son insuficientes por escasas.
Ahora se trataría de
campañas publicitarias que hicieran hincapié en la diferencia entre un piso
medio en Zamora y Barcelona, entre el precio medio de la bolsa de la compra
entre Madrid y Zamora, la diferencia entre los gastos de ocio y la ropa, entre
aquel sitio donde viven y la ciudad paraíso: Zamora.
Que vean los familiares
de esas personas cómo sus padres y madres estarían mejor en un sitio tranquilo,
con todos los servicios a mano y solventes, un lugar anti estress y solidario como Zamora (aquí nos conocemos
todos y todos sabemos ayudar a cambio de nada o sea a cambio del placer de
hacerlo).
Nadie podrá
sustituir el lugar donde se desarrolló la mejor parte de esas vidas, pero eso
es compatible con mejorar la calidad de vida durante la plácida edad del
descanso (“el paraíso es cobrar sin trabajar”).
Invertir en la divulgación
de esta idea no es tirar el dinero por desviarse del grito de la inmediatez,
llamando al turista de uno, 2, o como mucho de 3 días.
Repárese
matemáticamente en que la mera instalación entre nosotros de algún o alguna
jubilada equivale a 365 turistas (puesto que se mantendrían entre nosotros todo
el año), por no hablar de la presunta adquisición de un piso, la exigencia de más profesionales de todo tipo, etc (denle
a la imaginación).
Si no que ir a Fitur
a decir que Zamora promueve, invita, reclama y ofrece, que se venga la gente a
vivir a Zamora, a una ciudad donde se vive mejor y bien situada, amén de
convertirse en noticia (en publicidad gratuita) puede hacer que los
interesados, e incluso sus familias, vengan ya a fisgar si es cierto todo lo que
se dice, convirtiéndose entonces y de paso en turistas.
Zamora tiene que
echar un órdago en varios frentes para ver si le da la vuelta a la partida del
vaciamiento. Y este es uno. “No vengas solo por un día. Vente para siempre. Tendrás
más”.
Paco
Molina. Zamora 26 de Noviembre del 2023