EL OJO
DEL HURACÁN ESTÁ
EN AFGANISTÁN.
En estos momentos,
año 2021, es así.
El pensador zamorano
Agustín García Calvo decía que el Primer Mundo (el mundo rico) tenía interés en
que el Tercer Mundo o mundo pobre, siguiera siéndolo (pobre, violento y
atrasado).
Por cierto, a ver si
en el llamado mundo libre (por ejemplo España) se atreven a incorporar sus
enseñanzas a la asignatura de filosofía, aunque solo fuera porque AGC repudiaba
de ella.
La razón o la
ventaja que tiene para los poderosos del Mundo Desarrollado que el otro mundo siempre
esté mal es algo trascendente para que funcione su democracia pues la gente al
final siempre dirá: “Otros están peor” y se conformará con lo malo conocido,
naciendo así un conformista (un conservador de los de “Virgencita que me quede
como estoy).
Vamos a repasar esta
tesis a partir de lo que está ocurriendo en Afganistán, pero sin entrar a darle
vueltas a por qué fue ocupado, a por qué se perdió esa guerra, etc, que otros
ya lo han hecho e infinitamente mejor.
Aquí vamos a
centrarnos en lo que más está indignando a la gente: el peligro que van a correr
las mujeres y las niñas.
Buen ejemplo de que
haciendo que el mundo no desarrollado viva mal se consigue una ola de
conservadurismo en el rico, pues estando la gente indignada con el machismo,
por ejemplo en España, al oír lo que pasa en Afganistán los negacionistas del
machismo e incluso algunas feministas, consideran que nuestra sociedad es el
paraíso y que la mujer que se queja es por vicio.
Así qué, ¿a qué
viene el protestar tanto contra el pobre macho de la especie en España?.
Vamos pues a ver por
qué en Afganistán pasa lo que pasa y aquí ya no pasa tanto.
El punto de apoyo
que usan los hombres en Afganistán para someter a las mujeres es “su” religión,
es decir una religión.
Si dijo el sabio
“Dadme un punto de apoyo y moveré el mundo”, los que no lo somos podemos decir,
“quitad ese punto de apoyo y no podrán mover el mundo”.
Pero eso supone
luchar contra una religión híper machista, cosa que no se quiere hacer porque
supondría oponer a esa religión la verdad, que no hay Dios. Es decir, confesar
que el entarimado que hay en los países
ricos es similar al de los países pobres, la superstición que hace al pueblo
temeroso.
Por eso resulta
chocante que en 20 años de ocupación de los países militaristas en Afganistán,
nunca se haya hecho una difusión de la verdad, o si usted es creyente, que
nunca se haya hecho una propaganda de la mentira.
Si los países
poderosos quisieran, con los métodos que hay hoy en día, podrían haber
predicado por todos los medios que no hay Dios, y que por lo tanto las
religiones históricamente son instrumentos del Poder para inclinar la balanza
hacia sus intereses (que no coinciden para nada con los del pueblo).
Pero claro, esto
supondría ir contra pueblos enteros a los que se les ha hecho creer que si hay Dios,
cosa que cada persona ratifica diciendo que ella tiene Fe, y nadar contra
corriente cuando la corriente baja embravecida no te digo nada.
Amén de que, cómo le
dices a tus soldados que la muerte si es el final, o cómo acabar los discursos
de los presidentes de EEUU en los que hasta Obama clamaba: “Que Dios ayude a
América” (¿Y por qué tiene que guiar a América y no a otros?).
Cabe otro camino,
consistente en mantener que en efecto hay Dios y que el de Occidente es el
verdadero, pero sin poder decir que el de los otros (Alá) es falso porque no
tendría ni pies ni cabeza, ya que la Fe de aquí y la de allá es la misma, la
que nace del miedo (miedo a que lo del infierno sea verdad y te la cargues).
Resumiendo, siendo
evidente que no se lucha ideológicamente contra la existencia de las
religiones, es más evidente aún que ese es el mejor camino para que los pueblos
atrasados del mundo no progresen y por comparación nos creamos en el mejor de
los mundos posibles, en este caso porque no somos tan bestias como los
talibanes (bestialidad que les viene por cierto por la gracia de Dios. Si, el
suyo, pero Dios).
Y ya que hemos
pisado la teología recordemos cómo, cuando se inventaron los dioses, los había
a mansalva (ríos, tormentas, volcanes).
Después se hicieron algo más espirituales (Júpiter, Venus, Marte..).
Para transmutarse a continuación en los dioses monoteístas, mucho más
abstractos para que no se descubriera la tramoya.
Llegando hoy en día
por fin al dios verdadero, el Dinero. Asunto que pueden disfrutar leyendo el
libro del citado Agustín García Calvo titulado “De Dios”, una de cuyas perlas
pueden ver en el anexo que acompaña este escrito.
Paco
Molina. Zamora 28 de Agosto del 2021
ANEXO
La
santísima trinidad. ¿POR
QUÉ 3 Y NO 23 ¿
AGUSTÍN GARCÍA CALVO
tiene un libro, magnífico, para quienes quieran ser “ateos como Dios manda”. Se
titula “DE DIOS”.
Lo traigo a colación
porque tenía ganas de contarles algo del mismo y los últimos homenajes a la
memoria de su obra, soberbios, me han precipitado la idea.
En ese libro el
pensador zamorano desvela por qué, siendo todo lo de la religión mentira, en el
caso de la verdadera, la nuestra, se inventan una mentira tan misteriosa como
la del misterio de la Santísima Trinidad.
Recordemos para
refrescar la memoria que el Misterio de la Santísima Trinidad no era otro que
el caso de tres personas distintas (Padre, Hijo y Espíritu Santo) que a la vez
sólo eran un Dios verdadero.
Cuenta Agustín que
Dios, como un actor que cambia su aspecto con tres máscaras, usa la máscara de
la persona Padre (lo anterior al lenguaje, la Naturaleza), y la máscara de la persona
Hijo (el verbo, el lenguaje), y la de la persona Espíritu Santo (aliento de
verdad). Es decir el actor (dios) es uno (él), y tres personas distintas a la
vez (los 3 personajes representados con las 3 máscaras)
¿Y por qué 3
personajes, y no más? La razón es esta: Dios Padre no puede serlo sin Hijo, lo
mismo que el Hijo no puede serlo sin Padre. Y recuérdese que Dios (antes de ser
Padre) se hizo carne y habitó entre nosotros (cuando se hizo Hijo). Pero claro,
¿cuándo decide Dios- que no tenia reloj porque vivía en la Eternidad- hacerse carne?.
Surge ahí una
difícil explicación, una contradicción que sólo se puede resolver, en versión
de García Calvo con el célebre, “No hay 2 sin 3”. Y aparece en el invento el
Espíritu Santo, el tercer personaje,
para contar y ratificar quienes son los otros dos, el Padre y el Hijo. De hecho
el Espíritu Santo es el que ratifica que “el que antes era sólo Dios quedó
hecho hombre”.
Parece un juego de
palabras pero ahora lo van a entender y disfrutar mejor, con la
transubstanciación que se ha producido del invento, contada por Agustín.
Sostiene el autor
que actualmente no hay otra religión que la economía y que el dinero es Dios.
Lo cual ratifico con un ejemplo vivido en vivo. Hasta los más creyentes y
practicantes católicos, ven la célebre Semana Santa Zamorana como un negocio en
estado puro, y así las instituciones la subvencionan para que sea más bonita
cada año, y vengan más turistas y dejen más dinero cada año. Y no hay otro
móvil. Historia que se repite con el Toro Enmaromado y todo lo que se ponga por
delante.
La
conversión del Dinero en Dios ha equiparado al Cristo Crucificado con el Toro
Enmaromado.
Pero ¿para qué
perder el tiempo demostrando lo evidente, que el Dinero es Dios y Dios el
Dinero?
Pues fíjense en el
genial descubrimiento de Agustín García Calvo. Siendo ahora y ya, Dios el
Dinero, resulta que también existe, y se ve en el dinero mismo, la Santísima
Trinidad, tan necesaria para que el invento de la FE cuele.
Coja usted, si la
crisis se lo permite aún, un billete. Usted lo está tocando, porque es el Hijo
que se ha hecho carne, palpable. Y ¿Quién es el Padre? El Padre es la riqueza
que dice valer ese dinero, que es algo más inmaterial que el sobado billete,
algo que usted nunca ve, el oro o la riqueza que dicen que vale, y que aunque
nunca la vemos se supone que ahí está.
¿Y en donde anda
metido el Espíritu Santo? Llegados aquí es fácil descubrirlo, recuerde que la Paloma de la Trinidad representa “a quien
dice verdad”, luego en el Dios-Dinero, el Espíritu Santo no es otro que la
firma del Tesorero del Tesoro de turno que certifica que ese billete que usted
porta vale lo que vale y no otra cosa;
que incluso garantiza que vale,
no vaya a ser un billete falso como las religiones mismas.
Hubo guerras de
religión y ahora sólo de dinero, pero no nos engañemos el Dinero es Dios, y a
Él nos sacrifican según leyes que los sacerdotes de la economía dicen que hay
que obedecer. Nada que sea distinto a los sacrificios de Vírgenes para que
hubiera buenas cosechas en la antigüedad. Nos sacrifican por nuestro bien,
aunque no lo entendamos, pecadores como somos. Pecamos de soberbia y quisimos
ser, a base de dinero que no teníamos, como Dios, viviendo por encima de
nuestras posibilidades. Por eso este infierno y castigo, expulsados del paraíso
y de nuestras casas por el bien de la religión-economía y del Dios-Dinero según
leyes dictadas por los sacerdotes de turno, que ellos si saben.
Quisimos
vivir como Dios, y cometimos el mismo pecado que Luzbel, el Ángel Malo, que siendo Ángel, al pretender ser
Dios, fue condenado al fuego eterno, a ser Lucifer. Como nosotros somos
condenados al sacrificio sostenible
Dios nos coja
confesados.
Paco
Molina.
25
de Septiembre el 2013
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