POLÍTICA,
SEXO, SUBCONSCIENTE Y REPRESIÓN CUTURAL.
La Primera Ministra
de Finlandia, de 36 años y con aspecto agraciado, ha dado una rueda de prensa
llorando desconsoladamente porque ha tenido que justificar que en una fiesta
privada la grabaran haciendo twerking (o reggaetón o simplemente unos pasos
sensuales de baile actual).
A raíz de ese
tremendo pecado (dejar emerger su lado sexy) las hordas represivas han ido
contra ella y su conducta presuntamente inapropiada.
No le han criticado
por pedir la entrada de su país en la OTAN (organización militar que expande la
democracia matando) sino por recordarnos con su baile y alegría (eso sí, sin
querer) que es (como todos lo somos) un sujeto sexual (obsérvese que no hemos
dicho “objeto”).
Todo ello cuando a
lo largo de la historia otros políticos y políticas han bailado, hasta en
público, y eso sirvió para que los creadores de opinión nos hicieran ver lo
simpáticos y simpáticas que eran.
¿Por qué ahora pues
se han removido las aguas de la conciencia burguesa (los valores de las clases
dominadas son los valores de la clase dominante)?
Porque su baile (que
hubiera pasado por la calificación de para mayores de 7 años en el cine por
inocuo) resultó sexy.
Y, ay !!!el sexo¡¡¡.
El sexo es el tema tabú por excelencia (o tal vez el único) puesto que matar
por un fin noble es causa de monumentos pero no se conoce ninguno para quienes follaran por una buena causa
Hasta el punto de
que se puede decir que el uso de las religiones por parte del Poder ha sido,
históricamente, un monocultivo de represión sexual (lean “La edad de la
Penumbra”).
Y es que mientras
cada súbdito lucha contra sí mismo, reprimiendo lo irreprimible, no saca
energía para luchar contra el poderoso. Además, quien es él, un pobre pecador,
para cambiar el orden establecido. El
complejo de culpa por caer en el pecado sexual hace la misma función que las
banderillas y la garrocha del picador en el toreo, amansa a la fiera robándole
sangre, quitándole energía.
Encima esa
persecución de lo sexual ha sido tan grande que ha contaminado hasta a
revoluciones sociales enteras, metiéndose algunos de sus dirigentes en un fango moralizante (el de la represión
sexual) de tal calibre que sus logros económicos han quedado contaminados por
una sensación de falta de libertad mayor que en otros países donde el “asqueroso
sexo” circula por redes, revistas, cines y burdeles.
El odio por los
colectivos LGTBI no es otro que el odio del ciudadano obediente (o sea
castrado) contra todo lo que sabe o intuye que él, por sumiso ha perdido.
“Se va la vida y el
sexo no vivido”, que diría Confucio Molina.
Pero el vicio por lo
sexual (o sea la búsqueda del placer que da el sexo) al ser un instinto básico
(y ojo, que solo tenemos 2, éste, y el de supervivencia) al ser perseguido y
reprimido se ha plegado donde ha podido, en el subconsciente de cada persona.
Y desde nuestro
subconsciente nos condiciona. Incluso en el voto.
Que la represión de
lo sexual forma parte de las estructuras del Poder lo podemos ver en el ejemplo de la Presidenta de Finlandia,
que entre sollozos tuvo que justificar su acción recordando que era una fiesta
privada (es decir aceptando ella misma que su baile hubiera sido pernicioso si
lo hubiera hecho en una discoteca o en una verbena. O sea si hubiera sido un
baile público).
Definir a la mujeres
como causantes del pecado (que no lo es) ha sido tarea de todas las religiones,
siendo el mejor ejemplo en la actualidad el islam (escisión del cristianismo),
y siendo el peor ejemplo el de la religión verdadera (la de que Dios es el
Dinero) que ha hecho de la industria de lo prohibido, el sexo, una negocio de
padre y muy señor mío. O sea un negocio machocapitalista.
Que el sexo se nos
ha refugiado en el subconsciente es tan evidente que hay gente que vota con la
bragueta (y no es un chiste, piensa, analiza y deduce).
La misma tarea de
las redes sociales persiguiendo los pezones confirman lo dicho: la libertad
sexual haría saltar todo por los aires, llamémosla amor o llamémosla X.
Paco
Molina. Zamora. 27 de Agosto del 2022.
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