ISABEL
DÍAZ AYUSO COMO EJEMPLO DE FE.
En Zamora, este año,
el 2023, han elegido como escritor a homenajear en la Feria del Libro al
pensador de la tierra Agustín García Calvo.
Y luego dicen que no
existe la Divina Providencia. Porque precisamente sostiene Agustín, y razón
tiene, que el Poder convierte al pueblo en masa, mediante la cultura (lo que
queda después de haber olvidado lo poco que se ha estudiado y lo que cuentan
los medios de información y otros púlpitos).
Convertido el pueblo
en masa pasa a vivir gracias a la Fe que el Poder le pide que tenga en las
leyes del Poder.
Por ejemplo, la masa
tiene Fe ciega en que si no quieres guerras debes gastarte hasta el último euro
en balas (Si quieres la paz prepara la guerra).
Negándose a ver que
históricamente son los países que más han preparado la guerra para lograr la
paz los que más guerras han iniciado y desarrollado.
Y dentro de esa Fe
en el sistema y en sus enseñanzas (interesadas a favor del poderoso) nos
advierte AGC que la peor no es la Fe del que está tras la tramoya engañando al
pueblo. Dice que la peor es la Fe del que la tiene ciegamente. Del que se la
cree.
Dicho todo lo cual
para desembocar en la líder de las derechas (flautista de Hamelin de peperos y
voxeros) Doña Isabel Díaz Ayuso.
Resulta que el otro
día viendo una entrevista que le hacían caí en la clave de su éxito. Tiene una
Fe ciega en lo que dice, por disparatado que sea. Y eso es lo que hace que el
pueblo convertido en masa la entienda perfectamente, y se crea que lo que dice
tiene pies y cabeza aunque no tenga nunca ni pies ni cabeza.
Véanlo. Como las
derechas el único programa que tienen es derogar las leyes del Gobierno Social
Solidario, le preguntaba el periodista a Doña Isabel.
“Entonces,
¿derogarían la ley de vivienda?”. “Si, claro”. “Pero, qué tiene de malo que por
ejemplo el año que viene se limite la subida de los alquileres al 3 %?”. “Pues
que va contra la libertad y el derecho del propietario del piso. Es suyo, así
que tiene derecho a pedir por él lo que quiere. Seguro que le costó comprarlo y
por tanto ahora tiene el derecho a pedir por él lo que quiera”.
(El periodista no
decía nada, posiblemente convencido, como lo estaba yo de sus argumentos. Qué
bien sonaban).
Rematando la líder
derechista: “Mire, yo estoy de alquiler y no se me ocurre cuestionar que el
dueño del piso en que vivo no pueda subirme más de lo que diga el gobierno”.
Me quedé asombrado
de que casi me convenciera. Ella exponía su tesis con Fe, y yo oía con Fe en el
sistema.
Este corte de le
entrevista lo vi porque alguien de izquierdas lo usaba para criticarla
acusándola de estar a favor de los pudientes.
Cosa que también me
chocó. No porque no fuera evidente (Los partidos de derechas sirven al
potentado esperando recibir una propinilla) sino porque también daba por buenos
los argumentos a favor del propietario: y no refutaba el derecho a hacer con su
propiedad lo que le diera la gana.
Pues bien, veamos el
disparate que con cara de aplomo y mucha Fe enarbolaba la Reina de Chamberí.
Utilicemos para ello
el método matemático de reducción al absurdo, consistente en dar la razón al
contrario y obrar en consecuencia.
Entonces, aceptado
el teorema de que “el propietario del piso puede subir el alquiler lo que le de
la gana porque es suyo y lo consiguió con mucho esfuerzo”, ¿a santo de qué
habría que esperar a que las subidas del alquiler tengan que ser anuales (cosa
que si aceptó la cabecilla de las fuerzas reaccionarias)? ¿Por qué no cada mes,
o cada hora, o cada segundo?
¿O por qué no el
derecho a cancelar el contrato por parte del propietario simplemente porque le
da la gana, sin respetar nada?
Seria demencial,
absurdo y antisocial.
Aprendí del abogado
laboralista de CCOO de Zamora, señor Fernández Poyo, que el derecho laboral existe
para hacer equilibrada la negociación entre 2 desiguales, el trabajador y el
empresario, de lo contrario, el fuerte, como en cualquier negociación,
obtendría lo que quisiera sin ninguna opción para el débil.
Pues lo mismo ocurre
con la ley de vivienda o las normas de alquileres, y muchas cosas. La norma
existe para que la negociación, el acuerdo, entre el débil y el fuerte sea entre
iguales y una vez aceptado se respete.
Pudiendo el Poder
Democrático, el que da el pueblo, corregirlo por el bien social y la protección
de quienes menos tienen. Por ejemplo limitando la subida de alquileres u ordenando la subida del salario mínimo.
Y dicho esto,
volvamos al principio: Ayuso usa una simpleza que al sonar bien desconcierta
porque se basa en una Fe cuyos 10 mandamientos son mentiras del Poder para
seguir abusando de las gentes en la medida en
que pueda.
Y lo peor es cuando
esa Fe la abraza el pueblo (convirtiéndose en masa), creyendo que le irá mejor
obedeciendo que siendo demócrata y pidiendo lo mejor para él: el reparto de la
riqueza de arriba abajo.
Mediante impuestos,
carajo
Paco
Molina. Zamora 5 de Junio del 2023
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