YO
(me) ACUSO
Lo que voy a contar
puede hacer que usted me vea como un tonto, pero mi sentido del deber (del
deber de alertar ante una estafa o tomadura de pelo peligrosa) me obliga a
esto:
Todo es real (aunque
muy resumido). Como cualquier mortal estaba afiliado a una compañía telefónica.
Llamémosla I (“I” de compañía Inicial). Entonces (presúntamente ) recibo una
llamada de “I” advirtiéndome de que me iban a cambiar las condiciones del
contrato drásticamente pero que si no quiero aceptar las modificaciones, por
orden de la OCU, me ofrecen 3 alternativas.
De esas 3 compañías
telefónicas escojo la que vamos a llamar “F” (“F” de compañía final). Y
empiezan los tramites (todo vía telefónica) para hacer eso que creo se llama
“portabilidad”.
Pero como les digo que
quiero que se me conserven los números que tengo me advierten desde F que hay
un problema.
Según F, yo en I
tenía un contrato como autónomo y en consecuencia para culminar la portabilidad
o cambio de compañía, debería aterrizar
en la nueva también como autónomo (y que luego ya lo arreglarían, poniéndome
como particular)
Ante esto cabe
subrayar que en I yo nunca pedí estar como autónomo (porque nunca lo fui y no
suelo mentir).
No obstante empiezo
a hacer el tonto, y acepto ese camino, presuntamente el único y el más rápido.
Pero…
Pronto vuelve a
llamarme F comunicándome que claro mi edad no encajaba con seguir en
activo, así que me propone falsificarla
ante I. (Como dice el refrán que “después de haber dicho A se debe decir
B”, acepto seguir ese camino y hacer, ahora, el bobo).
Pero para mi sorpresa,
una nueva llamada me advierte de que I no acepta mis datos pues al cotejarlos
con los que tiene no encajan (lógico). Sin embargo F ha encontrado una solución
para resolver mi problema (que recuerdo no es otro que querer cambiar de I a F
conservando los mismos números de teléfono).
Advertido del
problema el supervisor de la asesora de F que me atiende, según ella, su
superior, generoso hasta decir basta, propone a través de ella (y yo acepto)
que use su personalidad (es decir que le suplante) y que así no habría
dificultades. Y luego, cuando yo ya fuera cliente de F (aunque con una
identidad que no era la mía) se pondría todo a mi nombre en F.
Entonces, tras hacer el tonto y luego el bobo, acepto ahora
hacer el imbécil, pasando a ser APM (por cierto, espero no tener que seguir
concretando la denuncia pública y acabar dando ese nombre completo por si en
verdad existe tal persona).
En consecuencia, a partir
de ahí, con un nombre falso, un DNI falso y una cuenta corriente también falsa,
atiendo multitud de llamadas de F, de I y del Espirito Santo, en las que miento
como un bellaco según las directrices que se me han marcado.
Por razones de
espacio no cuento las otras mentiras, producto de otras trampas que favorecían
a F, y que según ellos eran necesarias para que I tragara.
Así llega la primera
factura, que APM (mi suplantado) se niega a pagar. Raro, pues luego yo le
pagaría a él todo hasta el cambio de titularidad. Algo chirría. Empiezan a no encajar
las piezas. Ante eso le reclamo a mi asesora R (trabajadora de F y la que ha
hablado siempre conmigo) que puesto que yo, aunque con nombre falso, ya era de
F, sea declarado titular de F con mis verdaderos datos como habíamos quedado. Pero R desaparece el mapa.
Naturalmente pagué
el mes que estuve disfrutando del producto
con nombre falso, pero volví a I usando una tienda de I. Lectores nunca
hagáis nada por teléfono. Siempre todo en tienda.
Pasado un mes ahora
F me atosiga por escrito con nuevas facturas. Pero si continúan, continuará …..
Paco
Molina. Zamora 9 de Septiembre del 2024
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