HABLEMOS DE COMUNISMO
El desconocimiento
sobre el comunismo es preocupante. La razón está en el lavado de cerebro al que
ha sido sometido el personal; lavado tan sucio que parece que la historia de la
Humanidad fue un paraíso hasta que aparecieron los comunistas.
Cuando lo cierto es
que los humanos hemos vivido entre guerras (por herencias de monarcas, por riquezas
ajenas, por religiones, etc.) desde casi siempre Lo que ha provocado miseria sin
límites y miles de millones de muertos sin fronteras.
En ese trascurrir de
la Historia es de suponer que hubo gentes que pensaron que la sociedad sería mejor si las riquezas fueran
de todos, como había ocurrido en las tribus primitivas. Y es a mediados del S. XIX cuando surge lo
que se llamará la Liga de los Comunistas. En ella están, además de cristianos, Marx
y Éngels a quienes se les encargará el célebre “Manifiesto Comunista”.
Entonces, como
consecuencia de la aparición de las tesis marxistas, la socialdemocracia se
divide entre quienes apostarán por el
“socialismo utópico” (los que consideran que al socialismo se llegará por la
bondad de las gentes) y los que empiezan a defender el “socialismo científico”
(quienes afirman que al empezar a repartir la riqueza de arriba a abajo, los
poderosos y sus mercenarios se van a oponer a sangre y fuego). Esta división
llega al Partido Socialdemócrata Ruso, donde a principios del S. XX pasan
a ser mayoría los marxistas, y como en
ruso “mayoría” se dice “bolchevique” pues nacen los “bolcheviques” (en
contraposición a los minoritarios: mencheviques).
Mientras, el
Capitalismo, que necesita sangre de cuando en cuando para aumentar las riquezas
de los ya ricos, inaugura la 1ª Guerra Mundial en 1913. Por entonces Rusia es
un Imperio gobernado por los Zares, y lucha junto a los que ahora llamamos
Occidentales contra los de CentroEuropa (capitalistas también).
Pasados 4 años, en
1917, la desesperación del pueblo ruso a causa de la guerra es tal (al ir al
frente cantaban “adiós patria mía, ya no te volveré a ver”) que eso, unido a
una pobreza insoportable y creciente, hace que se rebele, y en Febrero, la
propia aristocracia destituye al Zar, y se celebran elecciones.
Ganan los
partidarios de la Paz, pasando a ser Presidente Kerenski (menchevique). Pero
claro, como suele ser típico los nuevos gobernantes no cumplen su programa y no
traen la paz. Entonces el sufrimiento y la ira aumentan, y como ya existían los
Soviets (consejos de obreros, de campesinos, de barrio, de ciudad, etc) en ellos, los bolcheviques,
que siguen apostando por la paz, ganan el apoyo popular, incluidos los soldados, y se toma el Palacio de Invierno
sin apenas lucha. Sólo han pasado 8 meses y el pueblo protagoniza ahora la
Revolución de Octubre.
Durante esta Revolución
seguían sin existir los comunistas, y aunque aún no habían gobernado los
bolcheviques (o sea no habían hecho nada malo) ya 14 ejércitos regulares
extranjeros ¡¡¡14!!! entran en Rusia iniciando
una guerra civil a favor de los poderosos y de los opresores. Pero gana el Ejército Rojo.
A todo esto Lenin ha propuesto que los bolcheviques pasen
a llamarse “comunistas” (o sea aparecen
en el mundo en 1917, no antes). Muerto Lenin en 1923, tras las secuelas de un
atentado, le sustituye Stalin, un ex seminarista con manías moralistas y cruel,
que ensombrece la transición hacia el
comunismo (de hecho comunismo no ha habido todavía en ningún país y si sólo
intentos de alcanzarlo, vulgo “socialismo real”) pero consigue derrotar al
nazifascismo en la 2ª Guerra Mundial. Posteriormente la “dictadura del
proletariado” de la Unión Soviética
decide en 1991 dejar de serlo. Proceso durante el cual no hay ni un muerto,
siendo hoy Rusia un estado capitalista.
Para los poderosos el
comunismo es malo porque en teoría es bueno, y además: si todo el mundo quisiera
podría existir una sociedad comunista; cuya ley sería la del Paraíso: “A cada
uno según sus necesidades; de cada uno según sus capacidades”.
Paco
Molina. Zamora. 1 de Septiembre del 2025
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