LA
PRÓXIMA REVOLUCIÓN debe ser por LA
DEMOCRACIA VERDADERA.
Esto se podría
aplicar al mundo entero, pero centrémonos en España.
Lo que se va a
defender es que, dado que en la historia nunca habrá una última revolución que
resuelva todos los problemas, cabe estudiar cual es la próxima revolución que
interesa a los pueblos.
Y esta no es otra
que la democracia verdadera: es decir aquella en que: 1º todos los votos valgan
lo mismo (es decir que voten las personas y no las hectáreas), y 2º que abarque
a más tipos de decisiones (referéndums
de autodeterminación, referéndums respecto a las guerras, referéndums contra
los secretos oficiales, respecto a monarquías o repúblicas, etc.)
La Revolución
Democrática, o Pro Democrática, tiene 2 ventajas: una, que está muy bien visto todo
lo que suene a democrático, luego, culturalmente, es fácil que venza. Y la otra
ventaja es que de verdad irá abriendo paso a lo que pretenda la mayoría.
En la lucha cultural
“Capitalismo contra Marxismo (o comunismo teórico)”, dado que Marx menciona la
dictadura del proletariado como fórmula híper democrática para que el pueblo se
defienda de las contrarrevoluciones de los ricos contra los trabajadores, y que las revolución bolchevique y siguientes
traducen el término como la dictadura del partido, o del comité del partido o
del líder del partido, en definitiva, “dictadura” (con un buen fin, ayudar a
quienes menos tienen, pero sin democracia) entonces el Capitalismo, los
capitalistas y sus intelectuales orgánicos, pregonan las bondades de la
democracia (aunque ellos mismos propicien golpes de estado que arrasen con los
resultados democráticos cuando no interesan, e impongan dictaduras que
defiendan a los poderosos contra el pueblo).
Pero el caso es que
la democracia tiene buena prensa entre las gentes.
Por lo tanto, pedir
más y más democracia es algo que los
pueblos aceptarán encantados. Se trata pues de sembrar sobre tierra fértil.
Y así, pedir que en
España no haya territorios (las 26 provincias de la España Vaciada) con más
diputados de los que les corresponde por número de habitantes, pedir que en
España se supriman las Diputaciones (ya que tras la constitución de 1978 España
se estructura en autonomías y no en provincias) o al menos que sus diputados se
elijan democráticamente, y pedir que se quite el Senado o al menos que se elija
democráticamente a los senadores, son demandas lógicas que la mayoría del
pueblo aceptaría como buenas para él (porque lo son).
Pero no basta la
democracia si se le escatiman a los pueblos las cosas a decidir. Dicho de otra manera,
cuantas más cosas se puedan votar en referéndum, al margen de las elecciones
clásicas, mejor para todos y para resolver los problemas de todos.
Pongamos como
ejemplo el problema catalán (y el vasco, e incluso el gallego si se tercia).
Que se celebre un referéndum de autodeterminación, en el que
se establezca, por ejemplo, que la independencia solo se obtiene si sale más de
un 70 % del voto potencial (o sea del censo) y considerando que incluso SUMAR
votaría contra la independencia, se podría resolver de golpe, y sin golpe de
estado (Franco no arregló nada en éste aspecto porque la mano dura solo
beneficia a los independentistas) pues ganaría el NO.
Respecto a quienes
votarían, sin duda serían solo los empadronados en Cataluña, y no toda España.
Por este sencillo
razonamiento
Actualmente España pertenece a la Unión
Europea. Supongamos que se hace un referendum sobre si seguir o no en ella. Es
obvio que únicamente deberían votar los españoles, pues aunque el resto de
Europa se viera afectada por la decisión no tienen derecho sobre nosotros.
Porque,
recordemos cómo conquistamos Cataluña.
En el siglo XII no existía España. Pero si existían, por una lado territorios
que así mismos se llamaban Reinos (uno el Reino de Aragón) y otros, que se
llamaban Condados (en lo que ahora es Cataluña).
Entonces Ramón
Berenguer IV, Conde de Barcelona, y a la sazón, mandamás no democrático de
todos los Condados Catalanes, se enamora, o vete tú a saber, de Petronila de Aragón, princesa de la
tierra, y como (permítaseme el micro machismo) Berenguer era un calzonazos, a
cambio de la boda, permite que todos los condados catalanes pasen a ser de la
Corona de Aragón (lo que también podría haber sido al revés, que Aragón pasara
a ser de Cataluña).
Es decir, la epopeya
nació de cuando los pueblos no eran nada y sus reyezuelos o aristócratas, lo
eran todo y decidían las fusiones y las guerras.
¿Os imagináis ahora,
que persistiendo las leyes de antes, la Princesa Leonor se “cuele” por el
Príncipe de Marruecos, se casen y España pase a ser del Reino de Marruecos? A
lo mejor siempre querríamos volver a ser nosotros.
Sobre las guerras lo
mismo. ¿Habría un solo pueblo que votara a favor
de una guerra?
Así pues, el
programa revolucionario de máximos de la izquierda debe ser pedir una
democracia de máximos para que el pueblo pueda elegir repartir la riqueza de
arriba abajo (y cambiar el rumbo actual en que la riqueza se reparte a diario de
abajo a arriba).
Paco
Molina. Zamora 6 de Septiembre del 2023
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