EL
DÍA DE LOS BURROS
Y EL EVANGELIO SEGÚN AYUSO.
El 17 de Enero es
San Antón, patrón de los animales. Pero el pueblo, en su estilo zumbón y sabio,
lo ha bautizado como el Día de los Burros. Tal vez por eso de que es sinónimo
el decirle a alguien que desbarra: “No seas animal” o “No seas burro”.
Y como estamos en
torno a éste día tan señalado, me vino al coco una idea que me ronda desde que
en Navidades doña Isabel Díaz Ayuso, a la sazón presidenta de la Comunidad de
Madrid (amén de aspirante a Jefa del Gobierno e incluso Cardenal Primado) de
nuevo ha utilizado la puesta a punto de un “belén” para anunciarnos una nueva “nueva”.
Por ello hace
apología de su ideología cada 2x3. Ejemplo:
La señora Ayuso es negacionista (niega el deterioro medioambiental) siendo su punto de apoyo que: “Cambio
climático siempre ha habido y siempre habrá”.
Afirmación irrefutable…
en apariencia. Pero lo que no dice es que hoy en día ese cambio es conocido por
la especie humana e incluso que ésta ha descubierto que es ella misma la causante del cambio actual, cambio que encima sabe
que le perjudica.
Y vamos ahora con
los burros y sus burradas, en lo que podemos
llamar “el evangelio según Ayuso”.
Esta vez, en la
inauguración de su Nacimiento, lo que ha
hecho para exaltar la llamada cultura Occidental, es recordarnos que nuestra especie
tiene la capacidad conocida como “libre
albedrio”, o sea que no somos animales (la teoría de que la nuestra es una
especie superior a todas y elegida por los dioses).
Según ella, y su ideoteología,
lo que nos confirma como seres superiores a los otros entes de la creación, es
que los humanos “nacemos libres”, o sea
que gozamos del llamado Libre Albedrio. Siendo la novedad el cómo ha explicado
la aspirante a gobernar España que es eso del
“libre albedrio”.
Veámoslo, y así
enlazamos con San Antón, con todos los
animales y sobre todo con los burros.
Según la cultura de Ayuso
(y en esto debemos de darle la razón) si un burro tiene hambre y comida, come;
si un burro tiene miedo y puede huir, huye; si un burro tiene ganas y una burra
tiene ganas, relinchan, etc.
Es decir si un
animal se siente acuciado por sus instintos (de supervivencia y placer) cae en
ellos y por lo tanto no es libre.
Manifestando el
evangelio según Ayuso (y todas las religiones)
que un humano es superior a los demás animales (y por tanto divino) porque entre lo bueno y
lo malo puede elegir ¡¡lo malo!!.
Incluso puso el ejemplo
de que cualquiera puede elegir ser terrorista, ¡porque somos libres!. Es decir
que según el Comité de Sabios del
Plantea lo que nos hace libres es poder
elegir (entre lo bueno y lo malo) lo malo, lo que nos hace mal. Tremendo.
Todo esto cuando ningún
humano es libre, y menos al nacer. Y cuando siendo por fin adulto su presunta
libertad está en función del dinero que posee. “A más capital más libertad”.
¿Acaso no es la
libertad ese bien que nos permite: o no tener
que elegir (es decir poder quedarnos con las 2 o más opciones que se nos
ofrecen) o elegir lo bueno en vez de lo malo?.
La perversión del
mensaje rescatado por Ayuso pero que es factor común de todas las religiones,
es pedir que para no ser animales hagamos animaladas, o sea que seamos lo
suficientemente burros como para elegir entre el bien y el mal, el mal. Por
ejemplo atándonos un cinturón de explosivos y muriendo por Alá, o matando y
muriendo sin parar en guerras que propicia EEUU.
Pero lo que nos
diferencia de los animales no puede ser una burrada así. Somos animales y
debemos de vivir como ellos, usando la inteligencia para hacer cosas buenas y
no el burro.
Paco
Molina. Zamora. 19 de enero del 2024 .
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