VIVAN
LAS PERSONAS TRANSEXUALES (Y LAS
HERMAFRODITAS)
Estos días (Semana
Santa) se ha celebrado por aquí, con alborozo y agradecimiento, que Dios
sacrificó a su Hijo (dejándolo morir desangrado en una cruz) para salvarnos del
pecado. ¿A quién, a todos, o puso Dios un asterisco advirtiendo: “Sacrifico a mi Hijo para
salvaros a todos menos a los transexuales y hermafroditas?)
Las personas
transexuales y hermafroditas han sido ocultadas al conjunto social, y por eso
se han tenido que ocultar ellas, hasta que ya en el siglo XXI salió el tema a
la palestra y surgió una ley que pretende
ayudarles a llevar una vida mejor.
Esa ley es de una
lógica aplastante (ley de espíritu y letra humana al 100 %). Ley que propiciaron
las izquierdas, lo cual se recuerda aquí para su mayor gloria y consideración.
Sin embargo, sorprende
que aún haya sectores de esa izquierda (algunas
feministas y algunos rojos) que no quieren que se ayude a esas personas a tener
una vida digna.
En la dictadura la
mano que meció la cuna de los españoles fue el “nacionalcatolicismo” (un cruce cutre
de franquismo y religión), y la que mece
a la sociedad actual (aunque no lo parezca)
es la de una represión sexual de tomo y lomo (a base de miedos al Más Allá
y desconocimiento del más acá).
Así que repasemos: Una
persona transexual es aquella que al nacer fue diagnosticada (o sea bautizada)
como hombre o mujer según lo primero que se le vio (si tiene pito o no). Pero
que sin embargo, a medida que crece, descubre que se siente niña habiendo sido
definido como niño, o viceversa.
No confundir con
homosexuales, que siendo lo que son, y estando conformes, gustan sexualmente de
gentes de su mismo sexo.
El problema de la
persona transexual es que se encuentra “encerrada” en un cuerpo que no le va, ni
para conseguir el placer sexual (instinto básico fundamental), ni para
desarrollar una vida social tranquila.
Recordemos también
que todos tenemos hormonas femeninas y masculinas, y que es la proporción de
estas (la cantidad que hay de cada una) la que nos hace a la mayoría: o
claramente hombres o claramente mujeres. Pero el ser de la mayoría no hace a
unos normales y a otros no, como muy bien dejó dicho el matemático Gaus cuando
bautizo a su famosa grafica como curva NORMAL.
La proporción de
transexuales en el mundo dicen que está entre 0,3 y el 0,5 %. O sea en Zamora,
con 170.000 habitantes no pasarían de 800 (en el supuesto de que no se hayan
ido corriendo, que no todo el mundo se larga de aquí por falta de trabajo).
Al tiempo los
hermafroditas son las personas que tienen las 2 características sexuales a la vez (pene y vagina). Si ustedes son
personas formadas (ay que me troncho) les invito a que busquen en el mundo del
porno la visión de hermafroditas.
Este tipo de
personas se calcula que alcanza el 1 %. (En Zamora serian 1.700). También son
muy pocas. Y no parecen tener los problemas de las transexuales porque se habla
menos de ellas.
Tal vez eso hace que
los porcentajes sean falsos, es decir, si las transexuales sufren mayor
persecución social, y por tanto familiar, que las hermafroditas, será
lógicamente más difícil de detectar cuántas son. En conclusión calculo que las
personas trans rondan el 1 % (En Zamora entre unas y otras, serían 3500)
En todo caso y en
ambos casos son tan pocas personas y piden tan poco que el no querer
ayudarles no tiene ni pies ni cabeza.
PD. Por cierto el
que al dirigirse a un auditorio se utilice el “ellos, ellas y elles”, sépase que el “elles” no es para unificar el “ellos y ellas” en una
palabra, es para mencionar también a esas personas que no están clasificadas ni el cajón de los machos, ni en el de las hembras.
Paco
Molina . Zamora. 8 de Abril
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