Zamora:
EMBELLEZCAMOS LO BELLO
La última noticia
sobre la potenciación del casco artístico de Zamora es de lo más positiva. Se
va a abrir la parte posterior de la
catedral para que ésta pueda ser rodeada con un paseo completo que ofrecerá
nuevas perspectivas.
También fue noticia
de hace meses que el Palacio Episcopal, en vez de casa del obispo, pasará a
convertirse en un museo con características de tal.
Esta noticia nos
permite poner sobre el papel la primera propuesta de hoy. Sabido es que hay
museos que tienen una cafetería en su interior. Pues bien, parece que sería muy
acertado para el negocio de promocionar la zona, que en el Museo del Palacio
Episcopal, o aledaños, hubiera una cafetería que además permitiera acceder a
los jardines de dicho palacio (el conocido como Huerto del Obispo), para verlos
de pasada (porque son una pasada) o para tomarse un “agua bendita” (coktail de
la casa).
Los jardines o Huerto
del Obispo son increíbles. Están a mitad
de cota (altura) que los del Castillo. Ustedes los pueden ver asomándose desde
la muralla, en la zona contigua al Palacio archicitado, mirando hacia abajo. El
lugar es ideal hasta para celebrar bodas y primeras comuniones, amén de
tertulias eternas sobre todo lo habido y por haber. Tómese nota de ello.
Aunque esa decisión
depende de los propietarios, la Iglesia
Católica, vamos ahora con una segunda propuesta que incumbe únicamente al
Ayuntamiento.
El callejero en
Zamora es el de una ciudad que se considera a sí misma, pobre. Son unas hojalatas,
con fondo azul o crema, que ponen “Calle
de….”.
Aceptémoslo para el
resto de la ciudad, pero en el casco artístico o antiguo o monumental, esa
señalización es una aberración.
¿Y cuál sería la
alternativa?
Ya está descubierta
y seguramente ustedes la han visto y disfrutado en otras ciudades en su zona
noble. Se trata de anunciar el nombre de la calle, o el lugar, o incluso algún
detalle histórico, con un callejero en cerámica (con murales de azulejos).
La diferencia es
abismal. Para comprobarlo les sugiero que se den un paseo hasta la Calle de San
Isidoro (que está en la Rúa de los Notarios, muy cerca de la Catedral).
Este callejón, que
conduce a la ermita de San Isidoro, tiene en su inicio un cartel de los de
latón que están por toda Zamora. Pero al
final del mismo, al acabar, para sorpresa de todos, aparece el nombre de esa
calle indicado con azulejos, que además de ser algo más noble es más vistoso y
llamativo.
Esta mera
observación nos indica que en Zamora ya se usó lo que aquí se propone. Pero con
una ventaja para los tiempos actuales si se acepta el consejo.
Los murales de
azulejos han dado un salto tan enorme que
se pueden hacer verdaderas obras de arte con ellos (actualmente la
variedad cromática y los tonos metalizados son infinitos).
Además, en Zamora ya
existió, hace 100 años, una industria de este material en el barrio de
Olivares, entre otras cosas porque el callejero de la ciudad se hizo en
cerámica por aquellas épocas. A parte de que nos consta que existen actualmente
verdaderos expertos en la provincia.
En definitiva,
mientras se buscan presupuestos (el ir
calle a calle hace todo asequible) nuestros brillantes historiadores deberían
ir haciendo un listado de qué poner en esos murales de azulejos, del personaje,
la zona y la leyenda.
Algo tan sencillo y asequible embellecería la Zamora
que va de la Plaza Mayor a la catedral sin tener que esperar a los negocios
especulativos de la zona.
Paco
Molina Zamora. Zamora 22 de Abril del 2024
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