LOADO SEA
EL SEÑOR (dinero)
En el célebre
romance para ciegos titulado “El Terco de Zamora” (con T de Testarudo) se puede
leer: “Pegarse por una herencia/ Debe ser buena pendencia/ Pues hasta hermanos
lo hacen/ Desde tiempo inmemorial/ Y no
les debe de ir mal/ Que aún hijos de buena estofa/ Transforman en carcamal/ Al
que en el lecho mortal/ Consideraban genial”.
Es decir, si hasta
hermanos y hermanas se pelean por el dinero que dejan sus padres al morir es
que, ya, Dios es el Dinero.
Tal transubstanciación
ya la anunció Quevedo con lo de: “¿Quién transforma las piedras en pan sin ser
el dios verdadero? El dinero”. Y la remató Agustín García Calvo con su libro:
“De Dios”
Así que hoy vamos a
hacer ver que ya no hay otra religión verdadera que no sea la del Dios Dinero. Por
eso tiene tantos fieles. Muchos con un grado de devoción insuperable. Son los “corruptos”.
Aquellos que van desde el “conseguir un simple enchufe” hasta los más talibanes,
esos que se meten en un partido (de los grandes, que si no, no hay chicha) para
mangar a espuertas.
Ejemplos. Sin salir
de Zamora, cuentan los historiadores que cuando el 18 de Julio de 1936 da el
golpe de estado el general Franco, entonces, terratenientes de Toro (y es de
suponer que de toda la España antirrepublicana) deciden no denunciar a sus
jornaleros “rojos” hasta que acabe la cosecha, para así tener, a final de
temporada, los graneros llenos y los bolsillos más aún, pues
así no tenían que pagar a esos trabajadores ya que una vez “delatados” acababan
en la cárcel sin derechos.
Como se ve una
acción que indica que los sublevados adoraban más al Dinero que al Dios
Verdadero, y eso que éste estaba con los fascistas según los Obispos. Los
mismos que ahora piden elecciones anticipadas, como si pasaran del “temor de
Dios” al temor de tener que “pasar el cepillo” por el Tribunal de Cuentas.
En la misma línea (esta de que: “donde esté el
dinero que sé quite cualquier otra idolatría”) debemos recordar uno de los
estudios del historiador zamorano Miguel Ángel Mateos.
En él cuenta que a Don
Higinio Merino de la Monja, por ser de Izquierda Republicana, los nacionales, además
de asesinarle, le “incautaron” todos sus bienes. Y tal botín de guerra (un
negocio y un piso) salvo que seas un
“incauto” (a lo mejor de ahí viene la palabra) sabes donde acabó (en Zamora
hubo unas 20 incautaciones). Por cierto Higinio Merino, director de la Coral de
Zamora, gran persona entregada a la ciudad, era el padre de Pilar Merino (la de
la joyería) que aún vive, con más de 100 años.
Sigamos. La familia
del mismísimo General Franco ha estado litigando hasta hace semanas por 2
piezas del Pórtico de la Gloria de la Catedral de Santiago que aparecieron en su poder en Galicia y no querían
devolver (El truco para acumular bienes era que la “caudilla” mostraba interés
por algo y, claro, …se lo regalaban). Y es que lo de “ir bajo palio” está muy
bien, pero lo que “sabe a Gloria” es ser rico.
Tener dinero contante y sonante.
Aún hay más. En la
Alemania nazi se persiguió a los judíos para engañar al pueblo haciéndole creer
que sus males provenían de estas personas (algo similar a lo que algunos
insinúan de los inmigrantes en España). Pues bien, los oligarcas del régimen,
al obligar a los judíos a huir o ser internados en un campo de concentración,
se quedaban con las posesiones, joyas y obras de arte de aquellos.
Adoramos al Dinero porque
ya es el Dios Verdadero. Y por eso “justificamos
la OTAN y las guerras que libramos los países ricos contra los países pobres”,
porque ganándoles, robándoles, creemos que tendremos dinero suficiente para “salvarnos”.
¡Ay! el Dios Dinero,
si hasta yo mismo, “no creyendo ni en dioses, reyes, ni tribunos” juego cada
semana un boleto al gordo de la primitiva.
Paco
Molina. 30 de
Junio del 2025
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