DESDE
CUBA CON AMOR.
Nos reportaban estos
días, los medios de comunicación zamoranos, que el Presidente de nuestra
Diputación, Sr. Requejo, se fue, como tal, a Cuba.
Políticamente tal
viaje parece hablarnos de una despedida de soltero (de “soltero político”, que
no en vano es Presidente de una institución de 60 millones de presupuesto siendo
él el único diputado de su partido, y tal vez ha decidido no cambiar de chaqueta
e incluso colgar la que tiene al final del mandato).
Reafirma la tesis
anterior el que justo ahora, cuando si de ayudar se trata de lo que se trata es
de ayudar a los ucranianos ante la pérfida agresión del oso ruso, va él y sin embargo , zas, da un giro inesperado y
decide ayudar a la colonia zamorana en La Habana llevándoles materiales de todo
tipo.
Antes de seguir el
escrito conviene recordar que Cuba lleva sufriendo por parte de EEUU, desde
hace más de 60 años, un bloqueo peor que el que se le ha impuesto a Rusia
actualmente, y ello sin que Cuba haya declarado guerra alguna contra nadie.
Como ejemplo de la
bestialidad de tal bloqueo, cítese que los cubanos emigrantes que desean enviar
dólares a sus familiares en Cuba porque les quieren, no pueden hacerlo en la
cuantía que les de la gana.
Pero volvamos con la
operación “añoranza” del Ciudadano Requejo. (La operación Añoranza se inventó
antes de acabar el siglo XX, y es la disculpa de ciertos políticos zamoranos para
viajar a Cuba, en un principio, y a la Argentina después).
Tal vez porque el
poeta Federico García Lorca, cuando viajó al continente americano en los años
30 del siglo pasado dejó escrito: “Si me pierdo buscadme en La Habana”, tal vez
por ese encanto indescriptible de esa Cuba tan especial (un consejo, si se lo pueden
permitir no dejen de visitar la Isla) es por lo que:
1.- En empezando la
década de los 1990, un diputado del PP de cuyo nombre prefiero no acordarme, se
fue, con todos los gastos pagados (que aunque Cuba es barata, todo sabe mejor
si no pones un duro), a buscar un manuscrito perdido de León Felipe (no constando
que lo encontrara).
2.- Posteriormente
los viajes de los señores Diputados se cimentaron en que llevaban ayudas (en
ocasión hasta un par de autobuses usados).
3.- Llegando el
apogeo a cuando, habiendo caído algunos diputados de la oposición (vulgo PSOE)
en la tentación (¡¡¡ay!!! el Malecón) hubo una expedición que contó hasta con
un par de periodistas de cada especie.
Todo esto, a la vez
de criticable por su tufillo a gorroneo, era una cosa buena para el pueblo cubano
(no sólo por las ayudas en sí, que podrían llevarlas 1 o 2 funcionarios) sino
porque cada expedicionario se convertía en un turista más, y ello en un país donde
el monocultivo ya no era el azúcar, como en la época de la esclavitud, y si el
turismo como fenómeno redistribuidor de la riqueza (“turista es aquella persona
que se gasta parte de lo que le sobra
allá donde va”).
Felicitemos pues a
esta gente de derechas que rompe el bloqueo de EEUU y no duda en disfrutar de
Cuba, sus daikiris, sus mojitos y su alegría. Que allí lo sabrán agradecer.
Y sobre esta
contradicción (la derecha rompiendo el bloqueo incluso institucionalmente) les
cuento una anécdota que explica todo lo que aquí se trata de explicar.
Era tal el número de
viajes a Cuba (uno al año o así) que un Diputado, a la sazón del PP, se especializó en el tema.
Pasado el tiempo,
como la fiesta decayó por culpa de las denuncias de IU (algo parecido a lo del comerere
o ágape del miserere), el citado Diputado, cuyo nombre respeto pues me contó la
anécdota, decidió hacer una viaje privado (o sea pagado por él) en el que le acompañaría
su querida esposa (y un matrimonio amigo).
Reservó pues plazas
en el Melía Habana Cohiba (aunque yo les recomiendo el “Habana Libre”) y allí se
fue como un turista normal más.
Felices, contentos,
y los nuevos turistas aún sorprendidos de tanto embrujo, bajaron a desayunar, mientras
nuestro diputado repetía la célebre frase: “Veis. Ya os lo había dicho”.
Y cuando salían del
magnífico buffet libre, zas, se topó la comitiva con la del Ministro cubano
conocido como el Gallego.
“Pero cómo no me has
dicho que venías”, preguntó sonriente el Ministro.
“Es que no queríamos
molestar, así que le dije a mi mujer y
unos amigos, venid a conocer La Habana que es lo mejor que hay. Y por eso he venido
sin avisar, de incógnito”.
“¿De incógnito? Pero
aún no sabes que aquí en Cuba lo sabemos todo”.
Acto seguido el diputado
zamorano, cortés él, procedió a presentar a sus amigos y esposa al Sr. Ministro.
Enlazando éste la
siguiente conversación.
“Mucho gusto señora.
Por cierto sabe que yo me llevo muy bien con su marido?” .
“¿Si?” .
“Y sabe por qué me llevo
muy bien con su marido?”.
“¿Por qué?”
“Porque no hablamos
de política”.
Paco
Molina. Zamora. 4 de Abril del 2022
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