MANIFIESTO POR LA PAZ Y CONTRA LA GUERRA Y LA DESTRUCCIÓN MUTUA ASEGURADA
La invasión por parte de Rusia de un país soberano, como es Ucrania, y la consiguiente guerra con miles de víctimas, destrucción y muerte es un acto criminal contra la Carta de la ONU, es ilegal e inmoral y, además, injustificable: todas las guerras lo son, el mayor fracaso de la humanidad.
Muchas sociedades vulnerables de todo el mundo padecen actualmente los costes catastróficos, que las sanciones a Rusia están provocando junto al impacto que tienen en el suministro y los precios de los alimentos y de la energía. Esta deplorable situación, también hace ahora más cercano el peligro de que se utilicen armas nucleares, puesto que las alternativas de ambos bandos se reducen y no contemplan otra salida que la victoria, lo que parece más la aceptación de la locura geopolítica que un reconocimiento ponderado de las sombrías realidades que hay en juego.
No hay otra salida que la diplomática y por eso exigimos a los gobiernos de la UE que se pare la guerra y se sienten a negociar.
Pero junto a estos hechos también hay que señalar que el conflicto de Ucrania ha sido la crónica de una guerra largamente anunciada, debido al papel jugado por EE.UU a través de la OTAN, provocando e ignorando las demandas de Rusia sobre el incumplimiento del acuerdo que EE.UU. hizo en su día a Gorbachov de no incorporar antiguos países de la desaparecida URSS a la OTAN.
En el fondo se está librando una guerra geoestratégica, una guerra interpuesta entre EE.UU. y Rusia, en la que Ucrania pone los muertos. Y en la que la U.E., apoyando las sanciones contra Rusia, es cada día más dependiente económica, militar y políticamente de EE.UU. el máximo beneficiario de esta guerra. El arma propagandística utilizado por muchos medios de comunicación ha conseguido además que una mayoría de la población apoye la guerra y el rearme sin importar sus consecuencias y dejando a un lado los DD.HH.
La guerra es una trágica pérdida de tiempo, de recursos y energía necesarios para abordar los gravísimos problemas que constituyen los retos de este siglo para la humanidad: la crisis ecológica, energética, climática y la preservación del planeta. Necesitamos avanzar hacia el fin del intervencionismo militar, hacia modelos de justicia social y climática, y hacia un sistema de seguridad desmilitarizado, basado en la prevención diplomática de los conflictos, la multilateralidad y el cumplimiento de la Carta de las Naciones Unidas.
Por eso llamamos a:
· Movilizar a la sociedad a organizarnos e incorporarnos a la Plataforma por la paz y contra las guerras y apoyar las movilizaciones que se promuevan desde ella.
· Exigir a los gobiernos de la Unión Europea la defensa de un alto el fuego y de la vía diplomática y la negociación como solución al conflicto de Ucrania.
· Renunciar a la violencia y a la amenaza del uso de la fuerza como medio de regulación de conflictos, entre países y entre personas, promoviendo una cultura de la PAZ que se base en la seguridad humana y la reducción de las violencias.
· Desmantelar la industria militar y revertir los gastos armamentísticos en la salud, la educación, la vivienda, los cuidados y la igualdad. Necesitamos poder afrontar el cambio climático y la transición energética y cambiar también el modo de producir, distribuir y consumir con justicia. Un cambio de paradigma que ponga en el centro la sostenibilidad de la vida y del planeta.
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