GUARIDO
IV. EL INAUGURADOR. Un alcalde imprescindible
Habitualmente las
inauguraciones van acompañadas de una parafernalia (o botafumeiro del mandamás
de turno) que ríete tú de la soberbia como pecado capital.
Se suele poner una carpa junto a lo inaugurable. Siendo la misión
de la misma la de que el “vino español” (de esos que luego no necesitas comer)
que se va a ofrecer a las autoridades de diverso tipo (sociales, económicas,
religiosas y militares) tenga garantizado el confort que merecen “quienes se
desviven por el pueblo”.
Cierto es que antes
de pasar al ambigú se corta una cinta: a
una, dos o tres manostijeras, y eso cansa. No bastando por tanto que cada una de las
personas que cortan la cinta se lleve un trocito a casa como recompensa (de ahí
lo del vino).
Todo esto tan
rimbombante, lógicamente, tiene su coste en euros.
Pero en esto llegó
Guarido “y mandó a parar”. Al menos de momento y mientras él esté. Estamos hablando de Zamora y de su Alcalde Guarido (el de IU) que no hace inauguraciones
tan faraónicas.
Y menos mal que
Guarido es así, humilde y sobrio, pues con la de cintas que tendrá que cortar
de aquí al final de mandato, si las acompaña del clásico
“vino” tendríamos a todos nuestros mandatarios en “alcohólicos anónimos”.
Porque repasemos. En
un breve espacio de tiempo ha inaugurado:
Un nuevo pasaje
junto a la Puerta de la Lealtad (antes Portillo de la Traición) recuperando así
para la ciudad un rincón de leyenda. Que
por cierto debería llamarse: “Ronda de Bellido
Dolfos”, puesto que los zamoranos han rechazado ya el término de “fementidos”
(falsos) con que les bautizó un reyezuelo, y han enarbolado el de “leales”, pues defendieron lo normal (si
Urraca heredó Zamora de su padre rey esa era la ley).
También ha puesto en
marcha el Museo Pedagógico. Junto a la
misma Puerta de la Lealtad citada. Un lugar que llenará de melancolía los recuerdos
de quienes vivieron “los mejores años de su vida” en aulas de aquellas épocas. Incluido
el tema del “nacionalcatolicismo” periodo en que, por subrayar algo, baste decir que si veías a un cura por
la calle debías acercarte a él y besarle la mano (y había muchos).
Por último también ha
inaugurado el restaurado Puente de Piedra, que si lo traducimos a términos de
“vino español”, tomando estos como
unidad de medida, ha quedado como para celebrar una bacanal que ríete tú de
Baco.
Pues bien, en esa
inauguración vimos a Guarido acompañado
de un mínimo número de personas, y sin tijeras, sin cinta, sin jaima, sin vino
español, ni digestiones pesadas, dando
un paseo sencillo como el que estamos dando todos los que aquí vivimos llenos de satisfacción, y quienes nos visitan
llenos de curiosidad artística.
Y como “Dios escribe derecho con renglones torcidos” se le van a
acumular tantas inauguraciones hasta el 2027 que no habrá “cintas para cortar”
ni en “El Redondel”.
De ahí lo de Guarido
“El Inaugurador”. Pero y ¿por qué “Guarido IV”, si no hay otros del mismo
nombre que fueran anteriores alcaldes?
Porque a Zamora se
le presenta una ocasión de oro de volver a ser el centro de España, de darse a
conocer aún más y gratuitamente, de sonar bien alto (algo trascendente para
atraer más turismo). Y todo ello por el método más democrático y sencillo
posible: volviendo a elegir como su alcalde a Francisco Guarido Viñuela.
Si se vuelve a
presentar saldría elegido con seguridad, porque la gente lo considera “no
prescindible”. Y ello supondría su 4º mandato consecutivo (de ahí el IV). Un
record local, regional y nacional (pues creo que nadie lo ha logrado antes en
capitales de provincia liderando un partido con ideología).
¿Puede hacerlo? Sin
duda, pues su “natural saturación” se tornaría en satisfacción, alegría, fuerza
y relax, al traspasar personalmente la Puerta de la Historia. Al descubrir en
su propia piel que para la ciudad de Zamora: “Guarido rima con querido”.
Paco Molina. Zamora.
14 de abril del 2025
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