CONCUPISCENCIA
Dándole vueltas a
por qué un placer tan accesible y barato como el sexual ha sido prohibido por
el Poder (Celestial o Terrenal) sólo se atisba un explicación sensata (jeje).
Lo han hecho por
nuestro bien, porque: “Si el sexo no estuviera prohibido la vida sería un aburrimiento”.
Si observamos la
conducta de aquellos animales que no tienen prohibido el refocile y el
apareamiento tras un simple olisqueo, vemos que tienen una cara triste que tira
“patrás”.
Debiendo por tanto
preguntarnos ¿Éste tipo de animales que no tienen prohibido el sexo, son felices? ¿Hemos visto reír o sonreír a
alguno? No, no y no. (Ni siquiera la hiena es una excepción porque su risa es
cínica, es burlona, no es la de un animal feliz, es la de alguien con mala uva).
Repasemos pues ahora
cómo se presenta el asunto en el caso de los humanos. Analizados como animales o como criaturas divinas expulsadas
del paraíso.
En este último caso
es obvio que en el paraíso terrenal, hasta que a Eva le da por hacer caso a la
serpiente (que era el demonio disfrazado) y a Adán le da por caer en la
tentación de Eva y se come la manzana, es elemental que el sexo no estaba
prohibido y en consecuencia se aburrían cantidad. ¿Qué por qué sabemos que se aburrían? Elemental, solo una pareja
que se aburre se pone a pensar en comer
una manzana del “árbol prohibido”, con la de ellas que habría en los otros
manzanos.
Mostrado pues que el
sexo a granel produce aburrimiento, veamos ahora como su prohibición es lo que
le da salsa a la vida.
Como el sexo es algo
orgásmico, gratuito y que encima está tan a mano, si no estuviera prohibido nadie
tendría problemas. “¿A dónde vas? A la bacanal de las 12, pero no te preocupes
que a la hora de comer ya estoy en casa.
¿Y tú que harás hoy?” .“Creo que iré a la de la siesta que he oído que
ha venido gente nueva”.
Sin embargo, gracias
a su prohibición, los que nos aman (me refiero a los Poderosos) han
institucionalizado en el interior de cada humano un conflicto de intereses en
constante ebullición: “encontrar una pareja que colme tus deseos para toda la
vida hasta el punto de no tener ni una tentación más con nadie jamás”
Eso por no hablar de
que, gracias a su prohibición, todo lo sexual se ve como sucio, asqueroso y
viscoso. O sea, asusta. Y por eso:
Divide, o mejor
(tri)vide a las feministas entre las que prohibirían la prostitución porque es
un trabajo indecente y sucio, y las que la permitirían si es de carácter
voluntario porque sobre gustos no hay nada escrito; entre las que están contra
los transexuales porque no son mujeres como dios nada, y las que son permisivas
con todo ser humano porque lo humano no son los genitales.
Todo lo que origina el
prohibir el sexo, todo lo que provoca el ponerlo difícil, hace la vida amenísima, dando pie para
películas, novelas, poesía, celos y aventuras de todo tipo. La sal de la vida.
Y el tema de la
homosexualidad ni te digo. Que en el mundo aparezcan canallas, desalmados,
sádicos y guerras, al parecer no es un tema tan preocupante como el de la
homosexualidad.
Por ejemplo, tras la
revolución soviética (1917) comienza con Lenin un periodo de libertad sexual revolucionaria
(ver Wilhelm Reich). Hasta que aparece Stalin (1923) que como buen ex
seminarista (benditas religiones) decide
perseguir la homosexualidad. ¿Por qué esta paradoja de que quienes lucharon
por conseguir la igualdad de los humanos en lo material para que estos fueran libres
en lo personal, tropiezan también en la piedra de lo sexual? Exacto: Por nuestro bien. (Nota: Aunque ya
han cambiado).
Naturalmente estas aberraciones
no se darían si el sexo no estuviera prohibido. Y es que, sin el tabú de lo sexual la vida seria aburridísima: todo el día
de orgía en orgía. ¡Qué horror!
Paco Molina. Zamora
5 de Mayo del 2025.
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