sábado, 23 de junio de 2018
MIGUEL ÁNGEL PERTEJO ANDRÉS.
Tuve la suerte de vivir una anécdota en verdad ilustrativa.
Ocurrió en una fiesta que le organizaron a una señora (y de la cual tiraba del carro, su esposo).
A la misma acudieron sus dos hijas. Hijas que lo eran del primer marido de la homenajeada (y no del organizador del acontecimiento).
Entre los regalos que recibió la interfecta, figuraba uno especialmente especial, de sus amadísimas y felices hijas.
Era el clásico book de cariño y repaso de toda una vida (la de la afortunada). Una especie de currículum “gráfico sentimental”, desde su primera foto con sonajero, hasta la más reciente con la feliz sonrisa del deber cumplido.
Por un instinto morboso, amén de por cortesía, mostré interés por el álbum cuyos cromos serían la felicidad, en imágenes que resumían una vida, y que firmaban y afirmaban sus hijas a modo de notarias.
Pero mi interés, como dije y confieso, tenía algo de morbo, así que devoré el libreto, entre fotos de todo tipo que contaban la vida de una madre vista por sus hijas.
Cuando acabé el visionado me sentí más gratificado que durante la propia visión del álbum de fotos.
Bajé la vista, para luego levantarla buscando las caras bonitas de aquellas hijas, y una vez más disfruté, maravillado, de la inteligencia (superior) de las mujeres.
En todo el libreto de aquella vida no había ni una sola foto, ni del padre de las autoras, ni del marido actual de su madre.
Me pareció simplemente genial. Nunca mejor resuelto un problema de equilibrios. Una foto de más o una sonrisa de menos, podría haber arruinado todo.
¿Y por qué os cuento esto? Porque hoy vamos a lanzar el botafumeiro para celebrar que sea nuestro amigo, Miguel Ángel Pertejo Andrés.
En efecto, siendo el único de nosotros que tiene dos mujeres (aunque sea correlativamente), Eva y Elvira; nos crea un problema obvio, que vamos a resolver con inteligencia femenina.
Sin hablar de ninguna de las dos, por más que las dos, juntas y por separado, sean magníficas, inteligentes, agradables, tiernas, atractivas, bombones de licor y excelentes personas.
Si bien a la primera le enviamos un beso en recuerdo de una época de recuerdos (y los buenos hijos que parió con nuestro amigo), y a la segunda, tan radiante y presente le guiñamos un ojo de complicidad y presente.
Y sentado esto, vamos con nuestro hombre (bueno el de ellas).
Que el Pete, el más joven e infantil de todos nosotros, hay sido influenciado por la Semana Santa es casi inevitable.
Habiendo sido su padre artífice fundamental, e imborrable recuerdo de la Semana de Pasión Zamorana, e incluso él (el hijo), cofrade afamando y respetado, no podría, ni aunque quisiera, escapar al influjo de tan señalados días.
Y así nos encontramos con que nuestro querido Miguel se ha transubstancionado en uno de los personajes del Vía Crucis.
Exáctamente en la Verónica. Ojo, calmaros, que este paralelismo no menoscaba, ni pretende menoscabar, la hombría, la virilidad, ni el varonilismo (que no machismo) de nuestro amigo.
Veamos: Tal vez por ser el menor de todos nosotros, y uno más entre sus varios hermanos, Miguel ha podido tener como un temor interno a pasar sin pena, ni gloria.
Y entonces, e inconscientemente, se comporta como la Verónica.
Observad ¿Qué es lo esencial en esta mujer que ni si quiera era una de las Tres Marías?.
Que viendo que pasaba la procesión camino del Gólgota. Que tras los soldados romanos, los civiles del sanedrín, los ladrones de postín (el bueno y el malo), el cirineo, las mujeres, y el que decía ser el Redentor, ella no pintaba nada.
Entonces salió de entre el público y con su fular limpió la cara del Nazareno de Galilea, para a continuación gritar: “Mirad, mirad, ha quedado su foto en el pañuelo. Milagro, milagro. Él es sin duda el Hijo de Dios”.
Todo ello, obviamente, con un deseo subconsciente de llamar la atención, de ser querida, de no ser nadie, de ser alguien.
Y así es, o parece ser, nuestro gran (y grande) amigo. Es tan cariñosón, tan amigo del afecto, y tan astuto, que hace como la Verónica, cosas que centran la atención sobre él (para que no lo olvidemos, para que lo queramos, que él sabe que lo merece).
De ahí su tono de voz, alto y a veces gritante. De ahí su teoremas expuestos cual trompetas del apocalipsis. Sus salidas de “pata de paso”, que no en vano ha sido cargador con dotes de costalero.
Hecho todo este psicoanálisis con todo el afecto, cariño y respeto del mundo, y el natural derecho a equivocarnos.
Amén de lo dicho, de nuestro común amigo Miguel, cabe añadir además, que es el menos común de los amigos comunes, pues no en vano alcanzó hitos (3 y sin buscarlos) que hablan por si mismos de su valía y fuerte personalidad (de la de él) (Inteligente. Contumaz. Trabajador. Persistente. Espabilado), amén que de su filosofía vital.
Estos hitos fueron:
Hito en lo técnico-económico.
Miguel ha llegado a ser (democráticamente hablando) Presidente de la Caja Rural de Zamora.
Una entidad financiera que a pesar de ser pionera en casos de corrupción en estos lares, ocurrió que tras el paso de Miguel por sus alfombras, no ha dejado de ganar dinero (la entidad), que aunque poco cada año, teniendo en cuenta que lo ha seguido haciendo durante la crisis económica, resulta que el hecho nos habla por sí solo de un gran timonel (el amigo Miguel) que en el momento exacto y oportuno, supo enderezar su rumbo (el de la rural).
Hito religioso-sentimental:
En Zamora, llegar a ser algo más que cofrade ya es un mérito en sí.
Pero es que Miguel, si no ha sido el mandamás por debajo del Obispo, poco le ha faltado.
Y por último, Miguel, recordémoslo, ha sido un político pluscuamperfecto, al menos en lo intelectual. Aserto que para ratificarlo, nos exige subrayar cierto hecho histórico (aunque episódico).
Se habían celebrado unas elecciones al Ayuntamiento de Zamora, y entre las diversas candidaturas había concurrido una de independientes (la UZI, o azí, se llamaba: Unión de Zamoranos Independientes).
La noticia de la noche era que habían obtenido 2 o 3 concejales contra los partidos tradicionales. Ante ese hecho, la Ser (Radio Zamora EAJ72) rauda como siempre, organiza un debate con alguno de los nuevos miembros del consistorio.
Resultando que uno de los invitados es Miguel. Arranca el programa, el periodista le hace una pregunta, y lo primero que se escucha en la ciudad del ciudadano-concejal Señor Pertejo es:
“Yo no he vendió aquí a hablar de política”.
Vamos, algo así como si en un congreso de ginecólogos hay uno que dice que él no ha ido allí a hablar de obstetricia.
Opinad amigos, no me digáis que no es al menos el más singular de los amigos.
En paralelo con estos tres hitos, está su faceta empresarial, consiguiendo mantener en alto y con prestigio, la legendaria Gestoría Pertejo, con un número de trabajadores y trabajadoras, que merece un premio, por lo numerosos y bien considerados que están (y más en una ciudad en decadencia como la nuestra).
Vemos pues que el Pete es sin duda el hombre de las cuatro “Es”.
La E de Eva, la E de Elvira, la E de Empresario y la E de España, y por tanto y por lo demás, es y resulta ser, un tío EEEEstupendo.
Miguel, que sigas siendo así, pero un poco menos, o un poco más, o como te de la gana (que la amistad todo lo debe respetar), pero seas como seas que no lo seas para que te queramos más, que ya te queremos mucho, y objetivamente no cabe otra cosa que admirarte como profesional, como persona y como amigo, y en consecuencia volverte a querer, una y otra vez. A ti y a tus Esss
Salud, E?????
Paco Molina. Aguilar de Campó. 23 de Junio del 201
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