Las edades de la amistad.
Esto es un primer boceto de un librillo
que nos vamos a hacer para recuerdo
nuestro, en el que pondremos fotos, etc. No para vender.
Pero aquí hay gente que puede
interesarte. Retratada literariamente incluso a veces con datos técnicos que no
son rigurósamente ciertos, pero lo que no se sabe cómo fue exáctamente es
difícil de corregir.
El primer homenajeado es José Luis
Gonzales Valvé por la sencilla razón de que la presentación de su libro
describe bien cómo fue la Zamora de la época en que estos personajes se conocen
y se abrazan en amistad.
Después viene el recuerdo de aquellos y
aquellas que han fallecido, tratando de respetar el orden de tan triste
noticia.
Luego Ezequiel y Lola, que tanto han
hecho y mimado estos encuentros (desde el año 2001 en que comenzaron con las
edades del hombre en Zamora).
Para seguir tal y como fueron dándose
las circunstancias para el discurso/retrato
Cuando nació esta pandilla, la
estructura social de la época separaba los sexo s (tal vez para evitar el
pecado) por lo que sus primeros años fue la de un bloque de chicos, llegando
ellas después, por amor o amistad sobre amistad. Eso hace que los datos sobre
ellas (nombres y apellidos; o el grado de conocimiento sea posterior o
insuficiente. Por lo que en esos casos se pide perdón.
Sigue un índice para que quien no quiere
curiosear todo puede encontrar
rápidamente lo que busca. Para la confección de este índice acoplamos un
número a cada personaje o pareja
Índice:
1.- José Luis González Vallvé y Mari Luz Ramos
2.- José María Francia Viña.
3.- Ramiro Muñoz Haedo y Mabel.
4.-Antolín Martin y Mary Sol Aldea.
5.- Lola González Ruiz
6.- Fernando Casaseca y Mari Carmen
Calderón.
7.-Ezequiel Hidalgo y Lola Galache
8.- Javier Prieto y Charo.
9.-Luis Muñoz Haedo e Inma Alló
10.- Asterio Mayo Cadenas.
11.- Miguel Ángel Pertejo Andrés.
12.- Fernando García Tomé y María José.
13.- Ángel García Prieto
14.- Juvenal Gil y Mercedes
15.- Paco Molina.
1.- José Luis Gónzález Vallvé y Mary Luz
Ramos
Presentación del libro de Raniero: “EL
OLOR DEL COCHE DE MI PADRE”.
Como soy escritor -
¡aficionado¡-, lo mismo que político -aficionado- (y así dejo
explicado lo de mis “títulos” en la invitación a este acto) voy a
titular esta intervención
EL
LIMBO DE LOS JUSTOS
El limbo de los justo es como se
denominaba a un lugar especial que no era ni el cielo, ni el
infierno, ni por supuesto el purgatorio, al cual iban los “nacidos no
bautizados”. O sea que ni pecaron, ni sabían pecar, ni estaban vacunados contra
el pecado-en este caso “el original”.
“Limbo” porque aquella pandilla de
amigos y el resto de personas que se citan (¿Mil?) en el libro EL OLOR DEL
COCHE DE MI PADRE vivíamos (por lo menos los pequeños) en aquellos
años 50-por extracción social-en una especie de limbo.
Y además éramos “los justos”;
ni uno más, ni uno menos, como muy bien ha sabido memorizar y recobrar para la
memoria José Luis González Vallvé, el autor del libro que hoy presentamos aquí.
De González Vallvé hay que
decir que aunque tiene 6 hijos es Ingeniero de ¡¡¡CAMINOS!!!, no de CAMINO.
Siendo importante dejar claro que no es
del OPUS para entender a la primera que es liberal. Supongo.
Y como tal “liberal” , cuando, como sin
querer, vierte opiniones políticas, lo hace desde esa óptica, cosa que no hay
que reprocharle pues como muy bien dice uno de los miembros de esa pandilla
de la pequeña ciudad (hallazgo poético, este de LA PEQUEÑA
CIUDAD, que merece mejor suerte que su mero uso en el discurso),
pues como muy bien dice uno de nosotros, cuando nos vemos al menos una vez al
año, por Pascua Florida, en torno a las Edades del Hombre, para recordarnos que
no habrá edad que rompa la amistad que nos une y nos da mejor vida,
pues como dice ese amigo: “la ventaja que tenemos es que ya ninguno de nosotros
trata de convencer a los demás de nada” .
Y vamos con el libro
El libro MEMORIAS DE UNA PULGA, es del
siglo XVIII y autor anónimo.
Se trata de un libro libertino, como se
intuye, que viene que ni que al pelo para la presentación de éste de mi amigo
José Luis González Vallvé -ahora más amigo que nunca por haber
confiado en mí como uno de los pilares de este acto- a pesar de que
en este momento esté temblando.
Y viene que ni que al pelo no por el
tamaño del animalillo, que José Luis es grande, de hecho es, de todas las
personas que se citan en el libro (¿mil?) la que más lejos llegó y la más
grande en éxito, pongamos que social, de todas, y eso debe quedar claro
No, la asimilación se produce porque:
“Memorias de una pulga” lo compré en la
librería Religiosa cuando lo prohibido se vendía en la trastienda, donde se
mezclaban Lenin, sexo, vino de misa y oblea de hostia.
Y como Semuret edita el libro
de hoy (o sea, Luis el de la Librería Religiosa, para los enterados), he ahí la
primera ligazón de un libro con el otro.
Pero es que además, “memorias de un
pulga” se configura como la narración de un pulga que ha saltado de enagua en
enagua, calzón en calzón y corsé en corsé; contándonos, como imaginan, sus
vivencias a partir de esos saltos.
Y así hace José Luis, que nos va
narrando lo que cree su vida adolescente y pre-adolescente, a partir de
los saltos que hace su memoria, de coche en coche, de casa en casa y de
rincón en rincón de la pequeña ciudad.
Y se dice que “va narrando lo que cree
su adolescencia” porque todo en estas cosas es muy subjetivo y así, él
cree, por ejemplo, que la vocación que le lleva a estudiar “caminos” era
para no tener noches “rotas por las urgencias” como su padre médico, pero más
me temo yo que fue distinta actitud de su padre la que le proyectó a ser
Ingeniero de Caminos, y que no es otra que la que nace en el momento en que le
hace bajar del coche, siendo él aún un chavalillo, para que, yendo delante,
compruebe con un palito si los charcos de la carretera “camino Soria”, rumbo a
Barcelona, son normales o como los de Zamora .
Cuando Willy- que también tuvo ese
alias- me envió el libro y me lo devoré; a la alegría por la confianza mostrada
en mi, mayor si cabe por los círculos políticos que nos rodean a ambos, se unió
una angustia que en seguida van a comprender.
En 1971, mi entonces suegro,
nos regala a su hija, deliciosa criatura, y a mi, un Seat 1500 que él ya no iba
a usar por motivos de edad.
El coche duró hasta el año 1977, aunque
pudo hacerlo hasta nuestros días. Sí, porque la razón por la que acabó su
existencia fue una rotura de cigüeñal debido a que “desde que me hice cargo del
vehículo nunca le cambie, ni eché aceite, porque nadie me había
dicho que había que hacerlo, y una agujita que allí había, sobre la
palabra sagrada, ACEITE, pues no se inclinó, en aquellos 6 años, demasiado
para mi gusto”.
Comprenden entonces que respiré aliviado
cuando me dijo que yo sólo debería hablar de aquella época –ambientándola-, y,
deduje, ¡no de coches!
De este libro – EL OLOR DEL COCHE DE MI
PADRE- hay que decir que es un libro sencillo y escrito con sencillez, que no
simple.
Supongo que ustedes saben distinguir
“sencillo” de “simple”. Pero por si acaso..…Miren les recuerdo lo que es algo
SIMPLE ( y para saber lo que es algo sencillo pues cojan el libro, si se lo
permite la crisis).
En estos meses pulula una canción -que
estuvo pujando para ser la del verano, aunque podría ser la del
siglo- en que una voz de hombre (no podía ser de otra manera, pues los
hombres para ciertas cosas somos únicos) le canta a su enamorada:
“Prefiero, en vez de pensar en ti, que
las yemas de mis dedos te acaricien desnuda”.
Elemental querido Watson.” Mejor tocar
que pensar” ¿no?, obvio
Bueno pues eso es una letra “simple”,
nada que ver con algo “sencillo” como este libro.
Y vuelvo al libro
En el arco de medio punto que en el
futuro habrá que traspasar para conocer la historia de Zamora desde 1950
a 1965, este libro se ha convertido en uno de sus sillares, en una de sus
piezas, de manera tal que si no hubiera existido, otra piedra estaría en su
lugar, es verdad, ya que si no el arco se caería, pero, nacido
a la luz este libro, ya es pieza fundamental de esa historia.
Y no estoy exagerando por amistad,
es de sentido común, cualquier piedra de las que componen un arco de medio
punto, por el mero hecho de estar ahí, en él, se convierte en piedra
fundamental, pues sin ella las demás caerían.
Ya dije que me alivió ver que Raniero no
me reclamara como experto en coches dado que no lo soy. Pero menos aún lo soy
en historia, ni en sociología, ni si quiera en memoria, por lo que deduzco que como
Wylly es alguien muy inteligente, lo que pretende es que alguien hable de
lo que él no cita de aquella época.
Cuando nacimos todos nosotros, en la
piedra bautismal estaba escrito que los enemigos del alma son tres: el
demonio, el mundo y la carne :
Los mismos enemigos de “el alma del
régimen”: pues en aquella postguerra quedó prohibido hablar de dinero, de
política y de sexo, que no son más que, en otro lenguaje, el demonio, el mundo
y la carne.
Pero
Hemos dicho sólo: PROHIBIDO HABLAR, que
por lo demás, “política” había y se hacía de sobra, que lo que caracteriza una
dictadura es que, es política hasta un disfraz de
carnaval (a mi padre, y eso que era Alférez Provisional, le llamaron
unos policías secretos la atención en la Avenida de Requejo – a la altura de la
Marina actual y cerca de la Farola- mientras paseaba en un día radiante de luz
con su Señora-mi madre-, después de misa y antes de la hora de
comer, por llevar a su único hijo de 6 o 7 añitos disfrazado de Pierrot ¡¡con
un antifaz!!).
De dinero tampoco se hablaba, pero el
afán de subsistir obligaba a buscarlo hasta con más de un empleo, cuando no era
saliendo del pueblo, menor de edad, para emplearte en una casa de sirvienta a
tiempo completo.
Y de sexo no se hablaba, de esto menos
que nada, pero el barrio chino de Zamora-la Muralla-era célebre en toda España,
que no en vano en Montelarreina se concentraban todos los veranos “las milicias
universitarias”-futuros Padres de la Patria-, a cada uno de los cuales la instrucción
de la mili, más la instrucción de la peripatética de turno, le hacía volver a
su lugar de origen “hecho todo un hombre” .
Qué satisfacción para el Patronato de
Turismo, de haber existido, y para el gremio de hostelería, poder contabilizar
tanto visitante de uno y otro sexo, que ellas, las del Barrio, también venían
de fuera ya que las de aquí no daban a vasto
Ahora, como van a perseguir la
prostitución deteniendo al cliente debemos recordar que si lo hubieran hecho
entonces hoy día no tendríamos padres de la patria sin antecedentes penales.
Los citados en el libro y la pandilla
propiamente dicha, como éramos Hijos, todos, o casi, de
la burguesía y pequeña burguesía, podemos decir que nuestras familias fueron
obedientes y nosotros más aún, claro. Por lo que nos desenvolvíamos en un
ambiente social y familiar, donde estaba claro que los enemigos de la buena
educación eran el demonio, el mundo y la carne y por tanto no se hablaba ni de
sexo, ni de política, ni de dinero.
Todo estaba programado y tú te limitabas
a cubrir cada etapa de la vida de la mejor manera posible: Había que estudiar
una carrera, había que casarse, había que tener hijos y había que buscar casa
(por descontado que se daba por hecho que se tendría coche y fantaseábamos con el
modelo que escogeríamos llegado el momento).
Que no se hablara de dinero-el demonio-
era lógico, “son problemas del matrimonio y a los niños no hay que
preocuparlos”. Eso unido a que aún siendo años duros se ve que nuestras
familias-las de todos los citados, que son una verdadera pléyade- se podían
defender más o menos.
De política no se hablaba porque estaba
prohibido. Vamos a ver, no es que nosotros temiéramos hablar, es que no se oía
hablar y menos discrepar. Había un mundo y dabas por hecho que era así porque
el mundo era así. Por tanto no cuestionabas nada.
Pero como estaba prohibido en la
dictadura hablar de política, dinero y sexo, y los enemigos del alma
son el demonio, el mundo y la carne, y ahora estamos en democracia,
vamos a hablar de aquella época repasando esos tres puntos:
EL DEMONIO- EL DINERO
Era la época del hambre y aunque los
habitantes del limbo de los justos de la pequeña ciudad no la pasáramos, se
veía que dinero no había.
Las ropas se remendaban y remendaban
hasta que el zapatero, o el sastre o la experta de la familia, certificaban la
defunción definitiva de la prenda, por fatiga de los zurzidos.
Únicamente se iba a los bares o
restaurantes con los padres o algún adulto, y en contadas ocasiones.
La paga de los niños y chicos era sólo
lo suficiente como para comprar pipas o Campeche, o polvos de soda, o bolas de
anís, en invierno (con excepción de castañas si ibas con los padres), y canicas
(bolas), cromos y peones, en otras estaciones, más algún polo en verano.
Era tan escaso el consumo de esos
artículos que las piperas -una figura entrañable del pasado- las podíamos
contar con los dedos de una mano, y en consecuencia las conocíamos a todas, y
las identificábamos con la esquina donde ponían su puesto.
Desde luego: Nadie vivía por encima de
sus posibilidades.
Los trenes tenían tres clases de
vagones: de 1ª, de 2ª y de 3ª.
De lo que deduzco que había 3
clases sociales; de las que en la “tercera” las mujeres trabajaban
todas, e incluso más que los hombres.
Para cerrar el bucle de la conexión
“demonio-dinero” baste recordar que no hay golpe de estado sin capital que lo
respalde y dignifique, y entonces tampoco fue aquello una excepción.
EL MUNDO –LA POLITICA:
Las costumbres giraban en torno a lo que
ahora sabemos era el Nacional-Catolicismo:
El periódico preponderante en nuestro
ambiente era el ABC, que tenía muchas “afotos”.
El ABC tenía una noticia recurrente que
por insistencia me dejó perplejo, a pesar de que por la edad y el
ambiente, yo de política no tenía ni idea.
Y me dejó perplejo porque se repetía con
frecuencia. Se refería a la “fuga de cerebros en China”. Eran tantos los
cerebros que se fugaban y tantos días aparecía la noticia de esa fuga de
cerebros, que tuve la fugaz idea de que China debía ser un país de
superdotados -cosa que se confirma ahora cuando vemos que tiene más
dinero que nadie-
Es más si en aquella época, de la
que hablamos, las chicas de la pequeña ciudad y las de toda España, salían una
vez al año enarbolando huchas con forma de cabeza: de un negro, de
un amarillo y un cobrizo, pidiendo “para salvar a los negros, los amarillos y
los cobrizos”, a lo mejor ahora serán los chinos los que salgan en breve en
Pekín pidiendo limosna para ayudarnos a nosotros a salir de esta
crisis, con huchas en que la cabeza del negro sea “Obama”, la del amarillo
“Rajoy” y la del cobrizo “ZP”. Y es que Dios castiga sin piedra ni
palo.
Ver hábitos por la calle y no sólo de
curas, era normal, pues había promesas o juramentos que desembocaban en ese
tipo de vestimentas, tanto en hombre como en mujeres. “Si sana mi pariente me
pongo habito de…” debía prometer al santo de turno la gente, y como luego el
padre de José Luis curaba al enfermo, le atribuían el milagro a Dios, y “hábito
al canto” (muchos más de mujeres que de hombres -los de estos solían ser de
Nazareno- camisa morada y cordón amarillo al cuello a modo de corbata ).
También existían otras figuras negras;
era la gente cumpliendo con el ritual de los lutos: riguroso, de alivio y de
medio luto. Y en los hombres el lazo negro en la manga del abrigo
o la chaqueta, recordando la maldita muerte de un familiar.
Se descansaba entre semana, sólo los
jueves por la tarde (día de chachas y militares sin graduación, y de escolares
bulliciosos), y al colegio o al instituto se iba con pasamontañas o verdugo
para combatir el frio. (por cierto, pienso ahora, porqué no podía ir con
antifaz en carnaval con 6 añitos y si de verdugo a los 10?). ¡¡¡Ay
qué ridículo hace quien dicta prohibiciones en cuanto el tiempo dobla la
esquina ¡!!.
Era también algo chocante lo
del Director Espiritual, una especie de ángel de la guarda a gusto
de la devota de turno. Se trataba de un confesor que se cogían en exclusiva
aquellas damas que veían peligrar su alma o que simplemente gustaban de adorar
al santo por la peana
Los hombres ¡¡y los niños, para
educarnos!! teníamos prohibido o recomendado no entrar en la cocina. “Los
chicos no deben pisar la cocina-decía mi abuela-eso es de niñas”
Los curas llevaban sotana y tonsura -
afeitada la coronilla- y al ver uno por la calle había que besarle la mano.
Los paseos de dos en dos de los
seminaristas hasta el Alto delo Curas, con sus bandas rojas, recordaban las
filas simpáticas que ahora a veces nos tropezamos en el camino cuando nos cruzamos
con una ristra doble de parvulitos acompañados de la maestra porque van a ver
algo fuera del colegio, solo que entonces eran mozos como Dios manda o mandaba.
Había gran seguridad y no había otra
obsesión que jugar: de pequeños a todo y a medida que pisábamos la
adolescencia a dejar que las chicas jugaran con nosotros, en el sentido de
“está jugando conmigo”. Eso sí sin malicia, por pura torpeza infantil.
Era tal el orden imperante que hubo
alguna primavera u otoño en que al acabar de hacer los deberes del día, yo, por
ejemplo, si mis padres no estaban en casa, me iba a escondidas, dejando la
puerta simplemente entornada -los niños no teníamos llaves aún, de
puro mocosos- procurando regresar antes que ellos.
Socialmente había un método educativo -
extramuros de los centros de enseñanza y las familias- que cumplió un gran
servicio en la formación de quienes entonces estábamos “sin saberlo,
socializándonos y aprendiendo”.
Era lo que se llamaba “VAMOS A ECHARLO A
PIES”
Se utilizaba este sistema para elegir
los componente de 2 equipos, para lo cual se procedía así. Si se iba a jugar,
por ejemplo, al fútbol, como todos sabíamos quiénes eran los dos
mejores del grupo (más o menos), se decía “que Tal y Cual echen a pies”; y
entonces Tal y Cual –los 2 mejores- se ponían a cierta distancia y se
acercaban, pie a pie, de manera que al último que le cupiera, en el
hueco que les separaba, un pie justo o medio, empezaba eligiendo.
Naturalmente cogía para su equipo al
mejor de los que quedaban, y de la misma manera hacia luego el que perdió en
esto de los pies, etc. Este sistema no desperdiciaba la EXCELENCIA porque el
que escogía, aunque tuviera inquina al “excelente”, lo “pedía” para
su equipo pues de lo contrario lo cogería el rival (cada cual se iba con quien
le elegía porque no había ideología a la que servir)
Aquello hacia que a cada uno de nosotros
nos quedara una constancia perfecta de lo que opinaba el grupo de nuestra
capacidad en tal o cual juego, sin más.
La Radio era el medio de distracción ideal,
con AMA ROSA- serial donde los haya- y, a parte de los espacios que
se citan en el libro, el de un tal Pepe Iglesias el Zorro que entre
sus personajes contaba con el Finado Fernández, y su “Tenía un coche con marcha
a atrás; ¿ y de qué le sirvió todo eso?...de nada”
Las mujeres y las chicas usaban
faldas-nunca pantalones.
Bueno para hacer gimnasia, las chicas,
que estaban separadas de los chicos en los institutos, se ponían “pololos” como
bien sabíamos al irlas a espiar, más por aventura que por otra cosa, que los
pololos rozaban las rodillas: o bien por arriba o bien por abajo.
Como fenómeno social hay que decir que
la aparición de la “falda tubo” tuvo su importancia, pues hablamos de años en
que aún no se había esfumado la costumbre de rezar el rosario en casa en
determinadas circunstancias, dicho esto como contraste costumbrista.
La falda tubo y el descubrimiento de las
corvas-que no las curvas de los coches de Raniero- fue como el corte de la
cinta que inauguraba un nuevo momento sociológico: la dictadura duró tanto que
SUFRIÓ cambios por fuerza .
Los charlatanes hacían las delicias de
todos en las plazas, vendiendo estilográficas Parker valoradas en 100 pesetas,
que se clavaban como dardos en un madero y no necesitaban renovar la tinta, y
que costando 100 las vendían, ni por 75, ni por 50, ni
por 25, ni por 10, ni por 7. ¡¡Por 5 pesetas!! y encima te regalaban
una maleta.
Hoy hubiera sido un apartamento en
Torrevieja.
Aquellos charlatanes fueron el preludio
de los políticos de hoy en día.
El icono sexual de la época, cuando no
había ICONOS ni sexo era Brigitte Bardot, a quien conocíamos de oídas.
Y vamos con LA CARNE-EL SEXO
En esto estábamos “más turbados” que en
cualquier otra cosa
Era tan furtivo y escaso, ese mundo, e
iba tan unido a un sentimiento de culpa, que se podía decir que la vida de los
adolescentes respondía a los cánones de un cilicio constante e inconsciente,
que nos permitiera purgar nuestros torvos pensamientos y nuestras torpes
acciones (que así se llamaban estas cosas que bullían a borbotones por nuestras
venas ya que aún no teníamos colesterol) .
¿Cómo se explica si no el que se llegara
a jugar en un campo reglamentario -como el de futbol de tierra del instituto de
la época, EL CLAUDIO MOYANO- partidos interminables de 20 contra 20 con una
pelota del gorila?
O en el “acerón”, aún existente en
Príncipe de Asturias en un edificio con dos torrecillas, junto al Café de las
Artes . Llamábamos “el acerón” a la entrada de carruajes y tenía una forma
especial, marcando con un desnivel la curva del coche de caballos que debería
usarlo: Pues bien ahí, con las porterías formando un ángulo de 180º, qué
barbaridad, podíamos estar horas y horas jugando un partido hasta quedar
partidos.
Si a Raniero le dio por quedarse con la
idea de los coches que iban apareciendo por aquellas calles deliciosamente
vacías, otros, la mayoría y a lo mejor también él, preferíamos otro tipo de
carrocerías. (“Mira qué carrocería tiene esa tía”, era frase de la época).
Por eso se debe recordar que:
1.-En el mundo de la carne, el mundo de
los mayores era aún más cerrado a nuestras vidas -incluso tenían una
frase en clave: “ojo que hay ropa tendida”, con la que se alertaban unos a
otros SOBRE si había algún mocoso cerca de la conversación inoportuna.
Sólo recuerdo una excepción. Un Mayor
muy campechano- que se cita en el libro (¿y a quien no se cita?) Marciano
Y que era el dueño de una fábrica de
esas que si querías te recubrían los objetos con plata (galvanoplastia).
Solía dirigirse a nosotros-la pandilla-
porque conocía a nuestros padres, y un día frente a dónde hoy esta Zara (me
acuerdo de la impresión que me produjo la anécdota) nos dijo a nosotros
-mocosos aún y sin venir a cuento:
“Yo me podría acostar con cualquier tía
de Zamora, pero con la mujer que tengo, para qué”. Sublime.
¿Sería verdad su dicho, habría una
promiscuidad oculta entre los mayores?
2.-Dice Vallvé, en el libro, que el
Insti- el fabuloso Claudio Moyano, entonces el único Instituto de la provincia,
era “laico”. Bueno un pequeño lapsus que tal vez produjo al compararlo con el
otro centro rival, el Corazón de María, pero en el Instituto (a pesar de que la
Señora Felisa, bedel que vivía en él, que maravilla de mujer, decía: “si
quieres tener un hijo bruto ¡mételo en el instituto!”), a pesar de eso, una vez
por curso se suspendían las clases una semana (la anterior a Semana Santa) y
nos daban unos ejercicios espirituales tenebrosos y morbosos a más no poder,
donde nos quedaba claro que cada vez que pecábamos contra el sexto mandamiento
“crucificábamos a Cristo de nuevo”. (infiernos aparte).
Una salvajada doble porque por un lado
no queríamos hacer daño a nadie, pero por otro no lo podíamos evitar. Vamos,
para que se entienda, es como si el Obispo les dice a ustedes que
cada vez que votan al PP crucifican al Hijo de Dios
En consecuencia cuando nos dábamos al
placer solitario porque no quedaba otro remedio nos limitábamos a degustar:
“orgasmo con reducción de remordimiento”.
Esa sensación de culpa en Zamora era
gigantesca- y no porque los hijos que no tuvimos quedaran en las cloacas- sino
porque gracias a nuestra Semana Santa sabíamos que crucificar a Cristo era una
judiada de padre y muy señor mío, y no queríamos eso por nada del mundo.
Con los ejercicios espirituales venían
curas muy preparados -preparados para comerte el seso (eso de la cabeza)-, tan
preparados que fueron cambiando el rollo de la crucifixión indirecta de Cristo
por el que estaba científicamente probado que el pecado solitario eran malo
para la salud.
Eran curas cuneros que luego eran los
que, junto con los de aquí, te confesaban para la misa de campaña. Pues bien,
me consta, por anécdota que no puedo contar por falta de tiempo, que al menos
el 10% de los curas eran de los que “veían la paja en el ojo ajeno y no la viga
en el propio”.
Esos ejercicios espirituales cerraban
una cuaresma - con su abstinencia y todo- donde debíamos tener un espíritu
masoquista (hijo del pecado sin duda) -porque- y este juego lo olvida mi amigo
Raniero- usábamos los recreos de la temporada de invierno, en hacer con las
bufandas trenzas que a modo de zurriagos nos permitían sacudirnos sin piedad en
una guerra de dos bandas: los cursos de los mayores contra los menores (así, a
lo bestia, sin equilibrar fuerzas)
3.- Se creía que no existían las
relaciones clandestinas pues, pensábamos, si un chico besaba a una chica se
pondrían tan colorados cada vez que se vieran que se lo notaríamos.
Qué bendito fue el día en que no se sabe
cómo, descubrimos que todos también pecábamos contra el sexto mandamiento. Qué
alivio.
4.- Las chicas no estaban en nuestro
mundo. Y de eso, como no había ESO, ni idea: pensábamos. Eran otro mundo, otro
limbo, tal vez, pero no se, más limbo que ninguno.
Pero también aprendimos, en aquella
época, que en cuestión de sexo no se podía poner la mano en el fuego por nadie,
y lo descubrimos cuando uno de la
panda, aparentemente ajeno a estos devaneos, fue
descubierto (dicen) metiéndose mano con una mayor que él y ajena a
nuestro mundo.
A las chicas, a medida que iban
apareciendo en nuestras vidas, las cortejábamos en Semana Santa cuando a cara
descubierta y vestiditas con ropas negras de sus madres, les susurrábamos desde
las pequeñas aceras de las pequeñas calles de la pequeña ciudad :
“Estás de negro que dan ganas de
matar a tu padre”
5.- Hay que mencionar la dislocante presencia de quienes
Raniero, con extrema delicadeza, llama “chicas que ayudan en casa”, y que eran
denominadas chachas o sirvientas o criadas, y dormían en la casa de
los Señoritos, si eran fijas.
Ese convivir, en ocasiones siendo chicas
de tu casi edad y por tanto con la misma problemática, hacia extremadamente
curiosa la convivencia sin que milagrosamente pasara nada.
Así que en definitiva se puede decir que
los novios llegaban vírgenes- al menos ellas- al matrimonio.
Pero hablar de la noche de bodas es
abandonar la infancia, así que acabo.
Y ACABO CON UNA última pincelada de aquella Zamora.
Y la doy con una anécdota que resume bien todo.
Habíamos coincidido en Auto-Res, Raniero
y yo, viniendo de Madrid (luego.. ya era la época final del libro).
No se si venía alguien más de la pandilla.
En esto el autobús superó el Alto de los
Curas y empezó a entrar en la ciudad y uno de los dos, no recuerdo el orden,
empezó a decir, siguiéndole el otro alternativamente,:
“Otra vez en Zamora”, “ Otra vez las
mismas casas”, “los mismo árboles”, “los mismos perros”, “las mismas
farolas”,” la misma avenida”, “las mimas tres cruces”, “las mismas caras”, “los
mismos amigos”, “las mismas novias”, “los mismos padres”, “lo mismo
siempre”, “lo mismo siempre”.
Y reímos felices. Éramos felices. Fuimos
felices, Que suerte tuvimos: habíamos vivido en el limbo de los
justos de la pequeña ciudad.
28
de Octubre del 2011.
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José Mary Francia nº 2
HOMENAJE A “JOSE MARÍA FRANCIA VIÑA”
“CHEMARI Y LA TORTUGA DE GAUSS”
Disculpad que para
completar el retrato robot de José María utilice la fábula de
“Chemari y la Tortuga de Gauss”. (Los amigos de la casi-infancia le llamábamos
“Chemari”)
Su
adolescencia, que coincidió con la mía, se produjo en un época en la cual no
había otro despeñadero sexual que los escotes-recatados-de
Sara Montiel en el cine. Y el círculo se cerraba con Ejercicios Espirituales
Obligatorios, de una semana de duración por curso-durante 7cursos, en el
Instituto Público de Zamora “Claudio Moyano”
A
partir de ahí, pues, podría hablar de por qué le gustaban tanto los devaneos.
Pero eso no nos llevaría a ninguna parte, porque respecto a esa cuestión
todos-y todas-somos iguales.
Comentemos por
tanto, mejor, el hecho diferenciador.
Para
ello permitidme que antes os recuerde aquello de la Curva de Gauss.
Esta curva es la que sale en
los estudios estadísticos cuando las cosas son normales.
Por ejemplo,
si nos pesaran a los que aquí estamos, saldría un “peso medio”, en torno
al cual estaríamos la mayoría de nosotros. Pero además, habría unas pocas
personas-muy pocas-que se alejarían de la media, por tener mucho peso. Y por lo
mismo habría unos cuantos, también pocos, que tendrían menos peso
del habitual. Siendo todo lo dicho lo normal: el que haya de
todo y distribuido como se indicó
Luego, si
dibujamos esos resultados, sale una curva cuyo perfil es similar al corte
longitudinal del caparazón de una tortuga gigante. (ver la gráfica).
Pues bien, si
hiciéramos el estudio estadístico de la capacidad intelectual, social y
revolucionaria, (en una sola pieza) de cómo era la gente en la España
de su tiempo- la vida de José Mari-obtendríamos, claro está, una curva de
Gauss.
Y en ella,
como en todas, habría: mucha gente en torno al valor medio, luego, muy poca en
un extremo, y otra, también de escasa cuantía, que destacaría en inteligencia,
compromiso y capacidad de lucha.
Pero ocurre que
la curva de Gauss tiene-como dijimos-forma de tortuga ¡y lo es!. Y esa
es la razón por la que el Poder permite la democracia: al votar
todos-lógicamente- la tortuga, claro está, va, por decisión propia, “a
paso de tortuga”, y encima, por culpa del Pensamiento Único ¡con
el freno echado!. O sea, para los poderosos ¡el descubrimiento del
siglo!: ¿Hay algo menos revolucionario que la velocidad de una tortuga?
Difícilmente.
Y aquí
entroncamos con la personalidad o el arquetipo de nuestro común amigo-y
admirado-José Mari.
¡En la curva
de Gauss de las aptitudes rebeldes contra el sistema, él estaba
en la cabeza de la tortuga! Y por eso le admirábamos, porque sin saberlo
percibíamos que su situación en esa curva estaba enclavada en la zona-poco
habitada-de quienes tienen un carácter excepcional.
Y por
eso mudaba con frecuencia de grupo, de ahí su inquietud.
Porque tirar de una tortuga -razonando- es agotador: El caparazón pesa un
millón de toneladas conservadoras. Nadie -ni los cabecillas- hacen nada que
pueda romper la armonía intelectual, por miedo a salirse de los
tres mandamientos del orden establecido, a saber: “que la realidad
es la realidad, que las cosas son como
son, y que siempre hubo y habrá, ricos y pobres”.
Exactamente
todo lo que él no podía soportar: Pues consideraba que la realidad hay
que cambiarla, que las cosas no son lo que parecen, y que
nunca debe haber ricos y pobres.
José María ha
pasado por diversas tortugas de carácter social o político. De todas se salió
porque se vio en la cabeza de la tortuga (No confundir con ser jefe. No es lo
mismo. Incluso es, más bien, incompatible) y comprobó lo durísimo que es
conseguir que la tortuga acelere su paso y revolucione el Orden
Social Imperante. Por eso, impaciente, se fue de tantas.
Y ahí tenemos
una de sus facetas, pues era, sino el Divino Impaciente, si el Impaciente
Divino, en el sentido de cordial, ameno y tierno.
De este paso
por tantas tortugas, Chemari llegó a ser una mezcla de cristiano
de base, socialista de altura, comunista libertario y médico de la vida, o
sea un Ecologista en Acción.
Que
últimamente, al ser esta tortuga más etérea, la debió de ver con marcha más
rumbosa y en ella se quedó. Y puede que también, tal vez, porque esta tortuga
le permitía ser, sin mayor quebranto, todo lo que era.
Aunque
sospecho que le atrajo, de Ecologistas en Acción, también el apellido de “en
ACCIÓN”. Porque él siempre entendió que era la acción-de palabra u obra-lo
imprescindible para el vuelco social-dudo que el quisiera sólo un cambio-.
Es más, sospecho tanto del atractivo de la palabra “acción” para él,
que puede que en su día tuviera contactos con acción católica,
cuando sólo era alguien en formación, aquella época de la sobredosis de
liturgia que os comenté.
José María
quería acción, revolución, cambios, impaciencia, lucha. Y por eso
las tortugas de lo políticamente prudente le parecían tortugas perezosas
Él fue como el
protagonista de las películas de aventuras, alguien que no paraba, el
movimiento continuo, y siempre caminando hacía la misma estrella: la de
que nunca haya ricos y pobres.
No
pegaba bien por tanto en un mundo de tortugas.
((Que
nadie se moleste por lo dicho, que yo soy de tres tortugas, e incluso de una de
ellas el Coordinador))
Y para
acabar, y por citar un defecto, que no conviene deificar a
nadie, contaros que se compró una guitarra, en plena adolescencia,
y aunque en la tortuga de quienes tocan ese instrumento el estaba más bien por
la zona del rabo, nos torturaba, a los amigos, con el “ne
me quitte pas” o el “Bésame, bésame mucho”, mientras utilizaba de
pentagrama un par de ojos bonitos que hubiera por allí. Porque era,
también, un seductor
¡Casi
ná!.
Salamanca-17 de Diciembre del 2005
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Ramiro Muñoz Haedo nº 3
Queridísimas y queridísimos amigos; y
creedme, cada vez más apreciados y queridos:
Permitidme que con la
autoridad moral que me da ser, desde hace unos fatídicos meses,
vuestro decano, os dirija unas palabras en recuerdo de la memoria de Ramiro.
RAMIRO CARLOS MUÑOZ HAEDO
RAMIRO MUÑOZ HAEDO
RAMI
RAMIRO.
Y permitidme también, que rabioso por no
haberlo tratado más y más veces en las últimas décadas, suerte que tuvisteis
otros, empiece “presumiendo” de que lo conocí el primero, al margen claro está
de su entrañable hermano Guichi, a quien reiteramos un pésame de amigos
abrumados por esta jodida pérdida; tan inesperada encima.
Yo de Rami tuve la suerte de ser
“hermano de chocolate”. Ya sabéis que hay hermanos de sangre, hermanos de leche
y hermanos de chocolate. Considerados así, los que como los hermanos Muñoz
Haedo y yo fuimos, y por tanto somos, que eso no nos lo quitará ninguna maldita
muerte.
Debieron de coincidir nuestras madres,
como tantas madres con sus niños pequeños, en el parque de San Martín, en
nuestra bendita Zamora, y hablando ellas entre sí en cada encuentro, dejaron
crecer entre sus faldas la amistad de sus hijos.
Y al crecer, y entrar y salir, por la
Plaza Mayor y alrededores, ¡¡ cuántas veces Dios!!, cuantas veces, llegábamos a
la casa de Rami a la hora de la merienda, y su madre Carmina, qué espléndida y
encantadora persona, preguntaba: “¿Has merendado Paquito?”. Y uno de los
hermanos resolvía la incómoda respuesta: “No. No ha merendado, venimos de….”
La respuesta era incómoda porque suponía
que le dieran a uno de merendar, aunque luego se correspondiera otro día en la
propia. Y así, Doña Carmina, se ponía a preparar la misma merienda para sus
hijos, y el amigo de turno. Mientras yo miraba al interesante padre de Rami,
Don Ramiro, un señor tremendamente entrañable y fascinante, que era sastre, con
un taller de confección que se extendía por la casa y el local de
arriba, y que hacía que aquello fuera un bullicio continuo.
Lista la merienda, y convertidos los
tres en “hermanos de chocolate” pues la mayoría de las veces y en todas las
casas, era de “pan con chocolate”, bajábamos las escaleras de madera
-desde un segundo, sin ascensor por supuesto- en un segundo, a ver
quien corría más haciendo un ruido atronador al pisotear con fuerza.
Cuando me dijisteis que Ramiro había
muerto pasé deliberadamente por la esquina de la Plaza Mayor y la calle Renova.
La casa de su infancia por fuera permanece idéntica, aunque el portal está
siempre cerrado, y no pude ver si aún existía y cómo era realmente, que algo la
he olvidado, la “resbalina religiosa” que tenía.
Algunos portales, en el hueco de la
escalera, abajo en el portal, tenían una pendiente muy inclinada por la que
jugábamos a deslizarnos de niños, supongo que a falta de estaciones de esquí en
los años 50 (del siglo pasado) que es de los años que hablamos. De ahí lo de
“resbalina”, que lo de “religiosa”, ni idea. Aunque tal vez fuera
“resbalina prodigiosa”
En realidad, lo que buscaba pasando por
el portal “conscientemente”, lo que quería, era volver a aquella
época. O cualquier otra. Volver el tiempo atrás y poder verle a él. Que todo
siguiera igual. Como queréis todos vosotros. Lástima no haberlo disfrutado más.
Ramiro, era todo un Senator, un senador.
“Joder, Paco, toda la vida en contra del
senado, y ahora vas tú y dices que yo era un SENADOR”. Me parece
estarlo viendo con un comentario como éste, tan suyo en la estructura,
acompañado de su propia y reconfortante carcajada.
Me refiero a esos Senadores que
conocimos todos, y él también, en las inolvidables sesiones matinales o de la
sesión infantil (a las tres y media y con “emblema”), del Cine Barrueco, o el
Principal, o el Ramos Carrión, o el Valderrey. Cuando nos forjábamos todos,
niños aún, en el tipo de persona que ahora somos, cada
cual a su manera.
Rami, era como aquellos senadores de las
películas de romanos. Con porte, con elegancia, con conocimientos, de una
inteligencia profunda. Es más, una túnica de senador romano le hubiera quedado
impecable a su fisonomía.
Y así lo vi siempre. Incluso Senador en
el temple. Ya desde niño sus reacciones eran pausadas, “Halá, Luis, ya verás
mamá cuando se entere”, aseveraba, sin mayor estridencia, si su hermano pequeño
había roto el pantalón cuando saltábamos una tapia.
Esa elegancia, la tenía hasta en la
estructura física y los movimientos que acompañan a esta, que recuerdo,
pensando y pensando en él, de qué manera especial ponía los dedos
para jugar a las bolas o a los chapetes.
Incluso el pantalón corto de la época,
que todos usábamos cual ritual, hasta que alcanzábamos cierta edad, le quedaba
bien. Aunque aquí supongo que influyó el tener al profesional en casa.
Ramiro era lo que se conoce por “todo un
caballero”. Y toda su vida lo fue.
Cuando a aquellas personas que sabía
podían conocerle y recordarle, les comunicaba la fatalidad, todas,
indefectiblemente, comentaban lo mismo. “Si, Ramiro, que eran dos hermanos,
claro que me acuerdo. Tan agradable, tan educado, se alegraba tanto cada vez
que nos encontrábamos… “.
Pero Ramiro era aún más, tenía aún
valores más profundos, más importantes, más rotundos.
Su carácter SOLIDARIO. La forma en que
engarzó la preparación académica con su hermano Luis para superar la carencia
económica que había para afrontar los estudios universitarios en la época, es
digna de subrayarse. Y así él decide, y digo él, porque ese fue el orden, que
trabajará de delineante y sufragará los gastos de la carrera de su hermano.
Para luego, su hermano del que afortunadamente no hay que hablar hoy,
corresponder, trabajando él para que Ramiro obtenga la licenciatura,
naturalmente. Pero es Ramiro quien empieza protegiendo las espaldas de su siempre
tan querido hermano pequeño. En cualquier juego infantil siempre cargó,
voluntariamente y feliz, con esa tarea, cosa que le marcó y embarcó en una
oferta de ayuda constante a quien le necesitara.
Su inteligencia, capacidad de esfuerzo y
afán de conocimiento y cultura, le hacen aprobar el mismo año las oposiciones a
agregado y cátedras de Instituto de Enseñanzas Medias. Mérito más rotundo de lo
que parece dicho sin más. Y ejerce de Catedrático de Historia, lo que luego
extenderá a la Universidad en su Alicante adoptivo y adoptante, que hasta ha
sido personaje en las Hogueras de San Juan de este año 2013, del profundo y
admirado recuerdo que ha dejado. Y Alicante no es un sitio pequeño en el que se
conozcan todos. Más mérito aún.
Su valía, su dulzura y su atractivo,
unido a un bonito uniforme militar (está haciendo la mili), le convierten en un
galán en ciernes, y eso le permite conquistar a una niña preciosa, años menor
que él, de ahí lo de niña, que le hizo rabiosamente feliz. Y viceversa, que Ramiro
siempre daba más de lo que recibía, aunque aquí por problemas de intimidad no
sabemos si así fue (¿Quién daba más?), ni nos importa. Digamos, eso sí, que la
cara de felicidad y complicidad de ambos hablaba por sí sola.
Casado con Mabel, extraordinaria mujer y
más extraordinaria persona, pudo dedicarse a vivir la vida “y ahí me las den
todas”. Sin embargo y eso ha sido trascendente en su trayectoria como persona,
Ramiro se forjó solidario, era solidario, quería a la gente; y militó en la
izquierda.
De esto nos ha quedado el inmejorable
elogio de sus amigos y compañeros de los sitios por los que pasó, donde vivió y
donde sembró ejemplo dando ejemplo, lucha haciendo lucha, militancia militando.
Te despido amigo, te despedimos amigo.
Como poco fuiste nuestro amigo del alma, amigo de toda una vida, de nuestras
vidas. Fuiste un genial resumen de lo que es la amistad. De cómo debe ser la
amistad. Nos enseñaste a darla, a regarla, a abonarla, a disfrutarla.
Estos bellos encuentros de la pandilla,
que suelen coincidir con “Las Edades del Hombre”, van marcando una edad que no
se mide en años. Se mide en sentimientos, en sensaciones, en abrazos de algo
que ya ni sabemos lo que es.
Toda medida, todo lo que se mide, exige
una unidad. La “unidad de medida”, y tú Ramiro Muñoz Haedo, amigo,
amigo, amigo, serás para siempre “nuestra unidad de medida de la
amistad”. Tú, que nos enseñaste a querer a los amigos.
Nos servirás para saber, para
medir, cuánta amistad, afecto y entrega sentimos por tal o cual.
Ah!, esto se acaba, pero quede dicho que
por tu esposa, Mabel, y tu hijo, Héctor, no te preocupes, aquí estamos
nosotros. Siempre alguno, o alguna, estará a mano, cerca,
tendiéndosela, como siempre estuviste tú, respecto a nosotros, si
era necesario.
Suerte tuvimos conociéndote ¡¡¡qué
suerte!!!
Y qué mala perderte ¡¡¡qué mala!!!
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Arévalo-6 de Julio del 2013.
Las Edades del Hombre.
Habitual encuentro de amigos de aquella adolescencia
de los años cincuenta, sesenta, y todos.
Antolín Martín y Marisol Aldea nº 4
ANTOLÍN
MARTIN, EL HEROE DISCRETO
Aún
no se Marisol, cómo haceros llegar mi cariño y el de aquella pandilla que nos
forjó y me está preguntando.
Esa
discreción de Antolín, tu marido de siempre, adolescencia incluida, habla mucho
y dice todo de su esplendida personalidad.
Dentro
del grupo era del pequeño sector que estudió en el Corazón de María. Educado
y magnífico chaval podría haber sido un chulo por su capacidad
para el atletismo y el buen fútbol, pero era discreto.
Admirado
por las chicas al parecerse a Antoni Perkins, el actor entonces de moda por el
film “Psicosis”, no traspasó nunca la raya de la petulancia. Era discreto.
En
los años 80 del Siglo pasado, coincidí a veces tomando café con él en la
cafería frente al Claudio Moyano. Le hacía gracia que me hubiera metido en
política y de esas charlas deduje que él no.
Sin
embargo, y tal vez por influencia del propietario del Hotel II Infantas, que si
era militante del PP (marido de la ex concejala González Baquerín) acabó de
número uno en la lista de dicho partido para las elecciones municipales de
1987.
El
PP sabía que iba a perder, me consta, y sin embargo Antolín ganó.
Político
con mentalidad de funcionario honrado y cabal, aplica una gestión cuyo mejor perfil es lo que
cuentan en esa época sus “amigos” de partido: “Contabilizaba hasta los lápices
de la casa”.
A
los tres años el balance de gestión es insulso, y surge el asunto del Cuartel Viriato.
En principio él, persona buena y de orden, comulga con éste
y lo lógico es que si el Ministerio del Ejército (aunque sea del PSOE) dice que
los terrenos han de ser para especular, así sea.
Sin
embargo, dicen que, aconsejado, pero en todo caso da lo mismo, pues aceptar
los consejos acertados es de inteligentes, y él lo es, urden un plan.
Saltaría
la verja del Cuartel al acabar el inmenso corro que el pueblo zamorano va a
despegar en torno a aquellas instalaciones que encima eran de la ciudad (según
descubrió Guijosa el de IU).
Y
saltó la verja, y saltó a la fama, y se le obnubiló el sentido con el cariño de
la gente y gritó ante una muchedumbre enfervorecida: “De aquí no me voy hasta
que esté el problema resuelto”.
La
Coordinadora Ciudadana, a rebufo de su decisión, decide quedarse encerrada con
él. No puede decirse que a él se deba en exclusiva la gesta del Cuartel
Viriato, pero sí que si no llega estar él encerrado, nos sacan de
allí inmediatamente.
Antolín
Martín se convierte en héroe a su pesar. Él es discreto.
Abandonado
por su partido, siente el cariño y la protección, merecida de los otros
encerrados, que se convierten en su guardia de corps. Pasados los años seguía
contando como anécdota la tarta con una hoz y un martillo que le obsequiamos y
compartimos. “He aprendido que al final lo que valen son las
personas”, decía
En
1991 el PP lo pone como candidato a la Diputación, esta vez por lo contrario de
la anterior. En el 87 porque creyeron que no iban a ganar y ahora porque
creyeron que con él y su viriatismo en el cuartel, iban a arrasar.
El
PP pierde la Alcaldía de Zamora, a la que optaba José Bahamonde, pero él gana
la Presidencia de la Diputación.
Discreto
o no, se crece, y va formando un ejército en torno a Asaja y las decenas de Alcaldes
del PP.
En
1995, vuelve a repetir como Presidente de la Diputación (esta vez yo he entrado
representando a IU en esa casa).
Mide
mal sus fuerzas y se levanta contra el PP más clásico y caduco. Su experiencia
de despacho, las presiones de los constructores de obra
pública y alguna altivez de diputados suyos, le han hecho creer que las cosas
hay que cambiarlas y que él las puede cambiar.
De
nuevo será héroe a su pesar. Empieza la batalla interna en el partido y aunque
él encuentra la ayuda inesperada en un empresario que afirma que es cierta la
corrupción en el PP y la entrega de cheques a Aznar (Presidente de la
Comunidad), el Poder le parte las piernas, y sus Diputados, los fieles, le van
abandonado uno a uno y así todos, hasta arrojarlo al Grupo Mixto mediante una
venenosa moción de censura.
Antolín
Martín era una persona leal,
y por esa lealtad extrema, un día, siendo Presidente de la Diputación, se lleva
un papel a casa: Resulta que el PSOE ha pedido un informe de algo. Cuando le
llega a Antolin, listo como él sólo, lo guarda hasta que se lo pida quien lo
solicitó (el documento perjudica al PP). Cosa frecuente en política, nadie se
lo reclama, y lo olvida.
Pues
bien los suyos que sabían que él tenía ese papel para protegerles a ellos, al
PP; lo denuncian por custodia desleal o algo así.
Tiene
que dejar el humilde cargo de concejal del CDS que ostentaba, valiente
también, y desde el que pretendía seguir luchando como un héroe contra el Poder.
Héroe
a su pesar, ha muerto ese amigo que adolescente y con traje, bailaba en
el Casino de Zamora (cuando no había otra cosa) la canción de Adamo “Mis
manos en tu cintura”, y la cintura era la de su adorada Mari Sol Aldea. Todos
los amigos os estamos recordando.
10 de Junio del 2015
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Lola González. Nº 5
MARIA DOLORES GONZALEZ RUIZ.”LOLA”
NUESTRA LOLA.
Cuando se produjo el Big
Bang de nuestra pandilla, cada trozo de aquel grupo, cada uno de
nosotros, salió despedido hacia sitios muy diferentes.
Y así Lola, la que a todos los chicos
del grupo nos turbaba, o si queréis que se entienda mejor, nos gustaba, siguió
una trayectoria que ha dejado escrita en el cielo las palabras valía y valentía.
En la década de los sesenta Lola era
nuestra. Teníamos 13, 14, 15 y así, años. Y su llegada de Madrid, por
vacaciones, era esperada con expectación y entusiasmo. Era La Perla del grupo.
Entonces las cosas como eran como eran,
y no requerían mayor explicación. Ahora, al saber de su muerte y por tanto de
su vida, todo se explica mejor.
Por no hablar de lo físico, lo cierto es
que rezumaba un encanto y una capacidad de seducción no deliberada, que nuestra
inocencia no supo ver. Y ella tal vez tampoco.
Pero si echamos cuentas y vemos que en
1969 con 23 años. y algunos sin destetarnos aún, ella era activista roja y que
a su novio, a su amor por lo tanto, Enrique Ruano, lo arroja la policía por una
ventana en un presunto registro tal vez para ocultar que se les había ido la
mano en el interrogatorio, entonces debemos admirarla y quererla aún más de lo
que ya lo habíamos hecho.
Pudo dejarlo todo y siguió. Ved ahí su
valía. Y encontró otro amor. Sin duda porque ella era un amor en si.
Y sólo ocho años después, en
1977, casada con Francisco Sauquillo, y valiente como siempre era, aún sin que
lo supiéramos con precisión, estando en el despacho laboralista de Atocha de
CCOO y siendo miembro del PCE, sufren un atentado del que milagrosamente
sobreviven cuatro personas.
Han entrado unos pistoleros del Régimen
de Franco y han disparado para asesinarles a todos. Sus heridas fueron tan
definitivas que la consideraron muerta. Pero salvó. La vida, la valía y la
valentía.
¿De qué estaba hecha Lola; nuestra Lola?
Hace dos o tres años la encontré en un
acto de rojos en Madrid. Era para ver si nacían las mesas de convergencia. Oi
quien era y la busqué hasta no parar. Le hablé de nuestras comidas anuales, y
mostró ganas de asistir a alguna.
Pero ya sabéis, la vida se enreda y no
hilacha lo deshilachado.
Ahora, al saber de las circunstancias de
su muerte, me he quedado impresionado y perfectamente informado a la vez.
Tenía una nueva pareja, he ahí su
encanto, su perfección como persona, que da lo que se busca en otras personas.
Y todavía más, según la crónica, ella
habría muerto de un cáncer y dos días después su actual marido, se habría
quitado la vida con medicinas.
¿Qué tenía Lola que no se podía vivir
sin ella?
¿Existe mayor prueba de amor que no
soportar la marcha de la pareja? ¿Existe mayor calidad humana que el de ser
imprescindible?
No se lo que tendría Lola de tan
especial, pero yo me siento estúpidamente importante y especial, por haberla
conocido.
Espero que a vosotras y vosotros os pase
algo parecido.
Se va la infancia, se va la
adolescencia, se va la vida.
Gracias a todos por haber hecho la mía
tan agradable.
Gracias Lola.
Zamora. 2 de Febrero del 2015
También ha muerto, en Enero del 2015. Loli, hermana pequeña de Antolín. De lo más atractivo y jovial de Zamora. De gran profesionalidad y competencia en su trabajo
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Fernando Casaseca. Mary Carmen Calderón
Nº 6.
FERNANDO
CASASECA BENEITEZ
Fernando Casaseca
llegó a la panda ( a la pandilla, Zamora años 50) junto con Antolín, y ahora,
en este mismo año 2015, Antolín y Fernando se nos han ido, se nos han escapado.
Provenían los dos
del mundo del Corazón de María y del atletismo, cuestiones ambas, que en el caso
de Fernando, fueron determinantes para su vida.
Fernando era un
corazón tierno dentro de una coraza protectora.
Coraza y corazón
eran en Fernando un perfecto resumen de su entrañable manera de ser. Un dulce
contraste.
Su vocación amorosa
habla de su ilimitada ternura, desde los 18 años enamorado, y dependiendo del
amor, por su encantadora esposa, y nuestra admirable amiga, Mary Carmen
Calderón, que entonces tenía 15.
Su vocación
profesional, marino de guerra, habló de su necesidad de una coraza: coraza de
hierro y acero del acorazado, coraza de elegancia y porte de su uniforme de
oficial.
Fernando Casaseca, a
nosotros, sus amigos y amigas, nos regaló su ternura, su trato exquisito, su
afecto sincero, porque su coraza, conociéndole, sólo era corazón.
Mary Carmen, con una
fuerza y valor impensable para quienes la conocimos casi niña, adolescente
incipiente, mostró el día de la muerte de su compañero, nuestro amigo, la
grandeza de esta pareja.
Cuando vio que su
hombre, Fernando, perdía el aire, luchó por él, por ella, por su hijo, por
todo, intentándole hacer un boca a boca, que le pasara su propia alma a su gran
amor, su inmenso cariño a quien era su
vida, su fuerza de mujer hecha y derecha a su oficial y caballero.
Fue, en definitiva,
un beso de amor. De amor desesperado, como los mejores amores.
El último beso, el
último, y tal vez igual al primero, en emoción trascendental, cuando el tiempo
de todos nosotros era otro.
La autopsia contó y
cantó que Fernando tenía el corazón destrozado.
La ternura, la
dulzura, el sentimiento de Fernando, tan noble, llegó a un punto en que fue
incompatible con su coraza.
Qué suerte tuvimos
los que bien le conocimos, de disfrutar de esa gran persona, magnífico amigo,
fenomenal padre y marido enamorado, que
no podía ocultar su gran valía tras ninguna coraza, ni uniforme.
Que lo mismo que él
enriqueció nuestras vidas con su buen trato, que nosotros hayamos sido capaces
de haber hecho la suya mejor cuando fue posible.
Fernando
Casaseca, en el combate de la vida ¡venciste!, como así acreditan las
condecoraciones que merecen la pena, y tú portas las de: tu familia, tu hijo,
tu mujer, Mary Carmen Calderón, y si nos dejas, nosotros, la pandilla, amigas y
amigos de siempre, y ya, para siempre.
Zamora. Año 2015
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Ezequiel Higado y Lola nº 7
EZEQUIEL HIDALGO PRIETO
EL ZEQUE.
De todos los amigos de la pandilla tal
vez sea Ezequiel el que presenta menos armonía entre su aspecto físico y su
interior espiritual.
De exterior sanchopancesco Ezequiel es
sobre todo un desprendido Quijote.
Sin que esto signifique que no reúne las
envidiables cualidad de Sancho, a saber: “bon homía” (“Buen Hombre” en
traducción libre para quienes no sabéis idiomas); inteligencia profunda y
práctica, corazón tierno y sonrisa franca.
Pero aún así, sostenemos, es más Quijote
que Panza.
Baste, como demostración este acto que
nos congrega. Resulta que cuando lo habitual es dar una comida a alguien que se
jubila, va y es él quien nos da la comida a nosotros.
Experto en combustibles fósiles, sin
embargo, para ser feliz –y lo consiguió- se buscó lo más ajeno a un combustible
fósil que puede haber bajo las estrellas: una hembra como Lola, que da más
calor, energía, amor que cualquier combustible, y esta más viva y da más vida,
y es más su vida (la de Ezequiel) que una selva virgen.
Y vida, ya sabemos, es lo más opuesto
que hay a un fósil.
Al Zeque le debemos todos, a parte de la
parte alícuota (“correspondiente” para quienes no sabéis idiomas), le debemos
decíamos, a parte de la parte correspondiente de esa amistad que sólo dan los
amigos del alma, que sigamos viéndonos todos.
Sí, porque Ezequiel es el que anudó
nuestra ya inquebrantable relación, la de todos entre todos, atando la cuerda
de nuestros emocionantes pasados en un fantástico Nudo Gordiano.
El Nudo Gordiano de nuestras
direcciones, de nuestros teléfonos, de nuestras citas anuales, de nuestras
puestas al día.
Práctico como Sancho Panza y exquisito
en el trato, en el buen hacer y la nobleza de sentimientos, como Don
Quijote; nuestro amigo querido e inolvidable, ha decidido jubilarse; pasar a
mejor vida, entrar en el Paraiso de los que cobramos sin trabajar.
Paraiso que peligra, según dicen, porque
hemos vivido por encima de nuestras posibilidades. Y a fuer que es verdad esto
último, último. Porque tener un amigo como Ezequiel, pasar por la vida y tener
un amigo como el Zeque, es haber vivido por encima de nuestras posibilidades
sin duda alguna. Qué lujo eres amigo del alma.
Amigo entrañable, en nombre de esa
pandilla a la que has hecho vivir por encima de sus posibilidades, en nombre de
todos: Que seas todavía más feliz, si cabe.
25 de Agosto del 2012. En
Guarrate-Zamora-
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Hablemos
de Lola (Galache).
Bien
es verdad que ella fue descrita en el escrito que dedicamos a su gentil
esposo Don Ezequiel Hidalgo; pero dado que ambos (el matrimonio) son los que
tuvieron a bien reunirnos en estas geniales versiones (edades del hombre) desde
la de Zamora en el año 2001 (¿15 sesiones ya?), y que entre sus tareas entra la
de viajar con antelación al lugar, probar los potenciales manjares, sacar las
entradas y servirnos la mesa, bien merece que ampliemos su imagen.
Sigue
pues un “Apéndice
sobre Lola Galache”.
Su verdadero nombre es María Dolores Galache Riesco.
La
presentamos como un “apéndice” de Ezequiel, no porque no llegue a ser su
“costilla”; sino por todo lo contrario.
Ezequiel
no existiría si no es por Lola.
Es
decir, es Ezequiel quien es un apéndice de Lola. Voluntario y glorioso, pero
LOLAdependiente.
Lola
y Ezequiel se conocieron por inmersión. Sus familias eran tan amigas y
comunicativas, que ellos, salvo por la diferencia que pueda haber en años,
crecieron al unísono, y si no compartieron cuna y chupete fue por higiene, que
no en vano procedían de familias de médicos, y menudos son los galenos para
esto.
Y
si del roce nace el cariño. Y si del buen humor de él nace la alegría, y si de
la buena imagen de ella nace la felicidad; ya sabemos todos cómo nació su amor.
Y
tan grande amor es, que Ezequiel no tiene ojos más que para ella; y tan grande
el amor es, que Lola, que pudo elegir, eligió ser “mater amantísima”, tal vez
en honor a aquella que acompañaba de niña en procesión, pero sobre todo en acto
de superior inteligencia:
“¿Y
si me quedo en casa, soy la jefa de mi misma, la capataz de mis hijos, el
enlace sindical de mi marido, y el trabajo consiste en hacer felices a los que
me hacen feliz?”
Y
dejó la facultad, exactamente cuando había que dejarla. Y enseñó los números a
sus hijos y las letras al banco; y fue subiendo por los escalones de un cielo
que está en esta tierra.
Rodeada
de cariño, de caricias y de cultura, a estas alturas de su vida puede cantar
¡¡¡BINGO!!
Por
eso le queda fuerza y fuerza toma, para, emparejada con su pareja, querer a
todos: a sus hijos por supuesto, a sus nietos y familia, por menos supuesto, y
a sus amigos, por supuestísimos y de propina, de buena propina.
Tanto
que, ambos, Lola y Ezequiel, nos organizan encuentros (Edades del Hombre
y Bellezas de Mujer; como la de ella).
Quienes
tienen perro afirman que son mejores compañeros que las mismísimas personas,
por eso tal vez Lola confunde la maravillosa simbiosis que constituyen Ezequiel
y ella, como algo que supera la relación perro y amo, y por eso lo saca todas
las noches a dar largos y apresurados paseos, con la disculpa de bajar
grasas y subir satisfacciones.
Conoce
la vida de los suyos como la palma de la mano; y a nosotros nos tiene en la
palma de su mano, por lo encantadora, bonita, acogedora, entrañable y afectiva
que es.
Nos
tiene en palmitas; porque es tan dulce, familiar, buena amiga y cariñosa, que
tal vez ya no sepa distinguir a los suyos de nosotros; a los de su sangre de
aquellos por los que, por amistad, daría su sangre.
Con
el título de exactas hizo exáctamente lo que había que hacer, convertirse en
una gran persona, hacernos mejores personas, y convertir nuestro grito de
cariño en un “¡¡¡Maravillosa Lola!!!”.
Gloria
a ti, dulce amiga.
Edades del Hombre de Cuellar. 1 de Julio del
2017
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Javier Prieto Santiago y Charo , nº 8
Javier Prieto Santiago y Charo , nº 8
A
nuestros amigos CHARO Y JAVIER
En
realidad, por orden de aparición en escena, dentro de este grupo que somos,
deberíamos decir, Javier y Charo. Pero dicho al revés, aparte de permitirnos
quedar como unos caballeros, nos permite acercarnos más a la realidad.
Porque
Javier encontró en Charo la diosa a la que todos los hombres quieren adorar,
incluso subiéndose al altar como un golfillo, melenudo y despeinado.
Pero
permitid que ya que procedemos todos de la época del NODO, ponga uno, antes de
ir con la película.
Mi
pediatra, Don Julio Prieto, era el padre de Javier. Y yo lo veía como esa
persona que vivía en una casa especial, ¡¡con acerón!! (algo único y
exclusivo). Que me salvaba la vida cada vez que caía malo, y que estrenó una
máquina de Rayos X, cuando era un lujo para los pacientes ser penetrados por
esa mirada profunda que averiguaba tus males.
Pasado
el tiempo Don Julio tuvo la feliz idea de que cumplida mi edad de cliente a la
fuerza, pudiera seguir yendo por la consulta si mis padres querían.
Y
mis padres como me querían, quisieron. Entré así en la incipiente aunque lejana
pubertad, y recuerdo que cuando acudía a consulta, mientras hablaban los
mayores, una elegante enfermera (todo lo que tiene que ver con la casa y la familia
de Javier era, y es, de una elegancia material pero sobre todo espiritual y
moral, para quitarse el sombrero e inolvidable).
Bueno,
pues como decía, una elegante enfermera, de gran delicadeza y humanidad,
ordenaba y verificaba que dejara mi escuálido torso desnudo, para que quedara a
merced del frio fonendoscopio, o de la helada pantalla del aparato de rayos X,
pero nunca me ponía inyecciones, ocurriendo, en todos esos procesos, que
mientras mi médico fue Don Julio, para suerte mía (y supongo de todos), nunca
tuve la sensación de que iba a una consulta, de lo natural y reconfortante que
resultaba aquel ambiente... ¡Qué lejos está el pasado!
De
tales visitas además, y luego de siempre (La cafetería del Templete, La
Avenida, el Redondel, Santa Clara, el Café Lisboa, etc.) recuerdo el recuerdo
de Doña Araceli, la madre de Javier. Otra persona maravillosa de su entorno,
señora elegante, atractiva, afectuosa, fantástica, sencilla y con porte a la
vez. Retengo en mente que formaba una pareja ideal junto con Don Julio.
Por
todo esto que os cuento comprenderéis que yo viera en Javier un ser especial,
con una suerte loca, y al que encima los dioses le habían dotado de una
facilidad prodigiosa para jugar al fútbol.
Era
tan bueno como jugador, que casi siempre, cuando teníamos que “echar a pies”,
para configurar los equipos que iban a enfrentarse, él era uno de los dos,
entre, a veces, 40 chicotes, que tenía el derecho y el privilegio de conformar
grupo, elegido entre todos por ser uno de los dos mejores.
“Lo
echamos a pies, que elijan Javier y….” era la frase típica.
Y
tras el NO-DO la película. Título:
RECONQUISTA
EN EL HOSPITAL: Historia de una pasión
Reparto
Especial, de los grandes artistas del momento (cumplen 40 años de matrimonio):
Charo García-Cañedo Fernández y Javier Prieto Santiago.
En
un hospital de Oviedo, de cuyo nombre no puedo acordarme, un jovencísimo
médico, se fija, como quien no quiere la cosa, pero la quiere, en una
encantadora criatura que está a punto, o acaba, de obtener la categoría de
enfermera y por el ambulatorio deambula.
Por
el título podríamos pensar que estamos ante una película porno, pero ni hablar
(aunque en esto del sexo no pongo yo la mano, ¡¡ni por Javier!!).
También
podríamos creer que nos hallamos ante el típico lio de faldas y batas de un
centro médico, (el médico y la enfermera, o la doctora y el camillero) pero ni
hablar, que ni Charo, ni Javier estaban casados, ni con otros, ni entre sí.
El
titulo, “Reconquista en el Hospital: Historia de una pasión”, es porque nos
tenemos que retrotraer a 1973, para imaginar, a estos dos entrañables
tortolitos, una vez conquistados uno a la otra y viceversa (RE conquista),
enamorándose a cada encuentro, destrozándose a cada beso, emocionándose a cada
viaje, derritiéndose de amor a cada arremetida de amor.
Pasión
limpia eso sí, que el amor es el mejor KH-7 que existe. Pero al fin y al cabo,
pasión. Y tan grande y complicada, como fue la mismísima, reconquista.
Charo,
aún apenas estrenada la veintena, ya tiene ese aire típico de La Asturiana. Me
refiero al anís, que si, sí, muy dulce pero te emborracha: que el anís de esta
asturiana tiene mucha graduación: por guapa, por inteligente, por simpática,
por divertida, por prohibida, y porque su envoltorio, como la botella misma que
envuelve al anís, permite hacer el acompañamiento de cualquier canción, y a
Javier le permite lograr el mejor acompañamiento posible de la canción de su
vida: Que Charo le acompañe siempre.
Javier
reúne las 4 virtudes del caballero: Inteligencia, Decisión, Formación, Ternura.
Y además es tímido.
Pero:
Fíate tú de los tímidos. El tímido es un “prudente contenido”, y como tal,
Javier que algo lo fue, dado que es un gran profesional especializado en
endocrinología, en un ataque voluntario de hormonas, convence a Charo de que
hay que casarse: “Que ya está bien de querer estar todo el día juntos, y
no estarlo”.
Así
que, después de un viaje a Zamora, al enlace de Mabel y Ramiro, al que acude
solo, y verificar las ventajas y desventajas de lo que es la ceremonia llamada
“boda”, nuestro hombre vuelve a Oviedo y en apenas tres semanas, y tras tomarse
otra botella de anís la asturiana, o sea de comprobación diaria y casi horaria,
de que sin Charito no puede vivir, ¡¡toma una decisión!!.
Y
tras verificar ella que tampoco puede vivir sin su enamorado galán, que en los
huesos, en vez de tuétano, solo tiene amor por ella, tipo de paciente que,
durante la carrera, no le habían dicho que se diera, ¡¡toma una
decisión!!.
Han
comprobado ambos todo lo comprobable, así que: Deciden casarse, y aunque el
novio pone una extraña condición, la novia experta en el asunto por razones de
su especialización sanitaria, se dice: “Este chico vale un RIÑÓN, así
que, ¡qué me importa la excomunión!”.
Tachín,
tachan, tachín, tachan. Y ¿decidme si esto no es pasión, y además pasión
desbordante que todo se lo lleva por delante?.
Así
que, deciden, en el año 1976, ¡¡¡¡casarse en secreto!!!.
Increíble,
siempre consideré que el diminutivo cariñoso que le atribuimos a nuestro amigo
Javier, de Javito, era el diminutivo de Jabato, héroe de nuestras infancias. Y
este tipo de boda es la mejor prueba.
“¿Queremos
vivir juntos toda la vida?” “Si” “¿Y podremos soportar una boda con…..
petición, traje de novia, degustación del menú, lista de invitados, etc.
etc.?”. “No corramos el riesgo”
Y
la bonita Charo, la única hija (que no “hija única”, aunque si es “única ella”)
de una familia perfecta, y el enamorado Javier, hijo varón de una familia
perfecta, se unieron en matrimonio en una Iglesia que en homenaje a la Teoría
del Caos, estaba en la Plaza de (la) Gesta.
Encima
la gesta se gestó con un aviso del Señor (el Señor para los no iniciados, es
Dios) que para que se lo pensaran mejor, hizo que el cura que iba a oficiar el
acontecimiento, ni apareciera, y que tuvieran que coger uno de oficio sobre la
marcha.
Tal
vez desde entonces, ante el patinazo en que pudo acabar todo, Charo y Javier
sienten una gran debilidad por el patinaje artístico. Ya que llevan toda una
vida rezumando bienestar y dicha, al margen de los sustos que da este valle de
lágrimas quieras que no.
Pero
menuda “gesta”, también, tener que dar la buena nueva a los padres, por otra
parte tan queridos.
“Mamá,
que Javier y yo nos hemos casado”.
“¿Javier?
¿Qué, qué?”.
“Papá,
que Charo y yo nos hemos casado”.
“¿Qué
os vais a casar? Es que no se oye bien este teléfono”.
“No,
no, que nos hemos casado”.
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Y
qué bien hicisteis ¡¡casándoos!!
Y
de la gesta salieron dos niñas preciosas, y cada día más preciosas: Elena y
Sara (que aún hoy agradecen, a través de sus ojos, y cada día más, la
educación, formación y sensibilidad que les inculcasteis).
Y
de la gesta salieron: dos familias felices, las familias políticas, y los
nietos y esas cosas.
Pero
sobre todo vosotros, y eso es lo que queríamos deciros, habéis acertado tanto y
tantísimo, que se os ve y se os disfruta en la cara.
Charo,
la gran profesional de mil años de servicio a la patria, y por tanto a la
gente, fíjate en que el patchwork (*) de tu vida, es un lujo, como un lujo es
tu personalidad.
Sobre
la tela de la magnífica instrucción que recibiste en tu casa, de esa magnífica
familia que no tuve la suerte de conocer pero me basta ver el resultado en ti,
has ido añadiendo piezas a cual más trascedente y definitiva.
Una,
el propio Javier, ¡¡menuda pieza!!, a quien recortaste con tu bella cara y
cosiste con los hilos de tu alma exquisita.
Tus
hijas, que como madre son más tuyas que nadie, y reflejan tu valía, “Si así son
las astillas,…….. ¡¡madera preciosa!! ”.
Tus
nietos, siempre tan queridos.
El
recuerdo de tus padres, tus hermanos.
La
inteligencia que se te está ampliando de tanto leer.
Las
veladas, al caer las noches, con las manos de Javier cerca, mientras él y todos
pensamos. Rica asturianina.
Y
he aquí a Javier, el apuesto doctor jubilado, que perfecciona su inglés, ese
que tanto recomendó a las niñas de sus ojos y de su vida, al tiempo que aprende
a escribir mejor (¿tal vez sus memorias y su cita con Charo en Paris?.)
Porque
la luna de miel de estos amigos, amigos, fue bajo los Puentes del Sena
(metáfora) y allí, el amor de ambos era tan grande que se contagió a toda la
ciudad.
Y
entonces, cuando oyen por la radio lo de “¡¡Se sienten, coño!!”, los dos, que
son tan bien hablados, deducen que a lo mejor hay que alejarse del mal
ambiente.
Pero
el 23F de 1981, él está por un lado, y ella por otro, con una niña de 11 meses
en brazos, la primera hija de su amor.
Entonces,
con la determinación con que Javier calibraba, muchos años antes, si había que
driblar a aquel forzudo defensa o tirar de una vez a gol, ordena:
“Si
pasa algo y no podemos juntarnos, nos vemos en Paris, en el Café de los Bellos
Recuerdos. No lo olvides. Paris, Café de los Bellos Recuerdos”
En
este remanso de paz que ahora son sus vidas, y que merecidamente disfrutan,
Javier, aprovechando que a Charo no le molesta el sonido, ensaya con el
piano la canción que resume su vida. “Ne Me Quitte Pas, Ne Me quitte Pas, Ne Me
Quitte Pas, Charo”.
No
me dejes nunca,…. Charo.
Para
cantársela en Paris, a donde siempre volverán.
Charo:
Somos vuestros amigos y te pedimos, sin ningún derecho, pero con todo el
cariño, que nos pongas en el patchwork de tu vida. Recórtanos como quieras,
pero cósenos bien a tus recuerdos.
Javier:
Déjanos que toquemos ese piano a cuatro manos, a 24, a mil, manos de amigos que
te admiramos, desde siempre y cada día más, por tus cualidades humanas y porque
has alcanzado la perfección del macho: ser un completo feminista.
¡¡Vivan
las bodas secretas, y la amistad a gritos!!. ¡¡¡Vivan Charo y Javier!!!.
Ciudad de Toro. 9 de Julio del 2016.
Celebrando las Edades del Hombre. Y
de la amistad.
(*)
PATCHWPORK: Tejido hecho por la unión de pequeñas piezas de tela,
cosidas por los bordes entre sí, con el cual se confeccionan colchas, tapices, etc.
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Luis Muñoz Haedo e Inma Alló nº 9
INMA
Y LUIS. INMACULADA ALLÓ AYALA Y LUIS FERNANDO MUÑOZ HAEDO.
Ella
era muy bonita (ahora es bella), estaba en el culmen de la adolescencia (ahora
es preciosa) y tal vez por ser de provincias (de una con pretensiones) quería
ir a la última moda.
Él
era discreto (ahora triunfador), estaba estudiando su carrera (ahora un gran
profesional) y tal vez por ser de provincias (de una pobre) cuidadoso y
prudente.
Ha
comenzado una década, y él ha conocido a una niña-diez (ahora mujer “cum
laude”).
Ella
es inteligente, comedida y humilde, y quiere ir a la moda, para no desentonar
(ahora nunca desentona).
Y
dice (en la casa que le acoge unos días en Madrid). “¡Ay! Si tuviera unos
calcetines “verde oliva”” (¿Pensando en el Ché Guevara?).
Y
él (ahora todo un esposo) que sin ser depredador, cuando conoció a la chica, se
dijo para sí: “Tiene que ser mía”, le informa, con esa carcajadiña de cariño
que es música de fondo cuando con él se habla:
“Je
je. No creo que necesites nada para estar más guapa de lo que eres; pero si
tanta ilusión te hace y te atreves con mis calcetines de la mili…..”.
Hoy
hablamos, claro; alto y claro, de Inma y Luis.
¿Queréis
saber cómo siguió la historia?.
Ella
se puso los calcetines, y él se puso las botas.
Debiendo
entender ese “ponerse las botas”, no en el sentido grosero, que no hay nadie
como Luis respetando a las amigas.
Queremos
decir que se las puso en diferido, pues él, risueño y alegre, pero formalmente
serio, quería un contrato indefinido.
No
que ella fuera de él, pero sí que ella aceptara que él fuera de ella, ¡para
siempre!.
Porque
Luis ya se ha fijado en ella (desde el minuto cero), pero ella aún no se ha
fijado en él.
A
pesar de su notable inteligencia, Inma (16 años) no sabe qué cuando uno se pone
los calcetines de otro (y más si son lo de Luis) queda más atrapado de sus
encantos que Carracuca, y que la Cenicienta cuando se probó el zapatito de
cristal que le ofreció el príncipe.
Y
en efecto, Inma, cuando se los quita, tras su fiesta de guerrillera, por fuerza
piensa en él.
No
le ha dado respeluz ponerse aquellos calcetines (que aunque cuidados y limpios,
han sido usados en mil combates sin sentido).
Del
dueño de ellos, del chico, recuerda que su semblante es agradable, y sonríe
perpetuamente cuando la mira ¡¿embobado?!.
Además
es amigo íntimo de su hermano Gonzo, lo cual es credencial y garantía, de buena
persona.
Semilla
y tierra empiezan a germinar.
Nuestra
querida amiga Inmaculada Alló Ayala, más conocida entre los obreros de la
construcción por su acrónimo IAA (porque “IAA…que tía”, es lo que le
gritaban desde los andamios mientras se gestaba la burbuja inmobiliaria)
pudo irse en su día, por figura, cara y talento, a triunfar a Hollywood; pero
la suerte nos sonrió, ya que un cierto miedo al avión nos la dejó aquí, cerca,
con nosotros.
Nuestro
querido amigo Luis Fernando Muñoz Haedo, más conocido por Güichi (tal vez por
una deconstrucción en la pronunciación de su hermano mayor- y el de todos
nosotros- Ramiro), también está aquí de milagro.
Era
muy niño y empezó a faltar a clase. Los amiguitos no salíamos de nuestro
asombro, hasta que alguien nos dijo. “Ha estado muy malito. Le tuvieron que
hacer una punción lumbar (clavarle una jeringuilla en la columna vertebral).
Tenía acetona”.
Inma
y Luis, pues, están con nosotros de milagro, por lo que debemos celebrarlo aún
más, por todo lo alto, si cabe.
Cuando
Luis era niño, preadolescente, y luego joven, rubio y acogedor, se dedicó a
aprender. A ver, oír, callar, estudiar y tomar nota.
No
buscaba destacar en nada, y ahora sabemos que fue por sabia decisión (era, aún
Güichi, y ya era un sabio).
Ahora
es Luis y destaca por todo.
Cuando
llegó su momento, liberó todos los ahorros espirituales, que guardaba ¡cómo
no!, en un calcetín, y buscó, seductor, a aquella chavala tan exquisita que
conoció en la casa en que compartía habitación, amistades y hermano, mientras
estudiaba en Madrid.
Tiempos
de Juanita y Venturi (tías abuelas de Inma), Gonzo (hermano de
ella), y Ramiro (hermano de Luis a quien no olvidamos; como no olvidamos a José
Mary Francia, Fernando Casaseca, Antolín Martín, Loli Martín, Lola González).
Inma,
una muchachita de Valladolid, y tan muchachita, que con nueve hermanos, se veía
a sí misma una de tantas y sin más ínfulas; no sólo era un cofre que guardaba
un tesoro (mente, sensibilidad, dulzura) sino que era un tesoro dentro de un
cofre…. de oro puro (de puro oro).
El
cruce de Gonzalo (honrado, trabajador, inteligente), su padre; y Juven(tina),
(luchadora, cirinea de todos los suyos, abierta a la gente), su madre, que
descansa en paz; han marcado a Inma con la marca de una categoría de humanos de
postín.
Entonces,
levanta la mirada de sus pies (tras quitarse los calcetines) y ve a un Luis
rubio, con cara de bueno, guapillo, excelente persona, gran conversador;
e Inma, que por vocación, ya era virtualmente experta en biología, se da cuenta
de que está ante un espécimen de animal que merece la pena (si es que hubiera
pena, que no la hubo).
Al
tiempo que Luis, experto en Obras Públicas, vista la oportunidad que le dan, se
monta y cabalga, a galope tendido (¡Voto a bríos!) en el Caballo de Longinos,
en el Babieca del Cid y en el Blanco de Santiago, y sale al campo de la verdad,
enamorado, a enamorarla.
Allí,
un 1 de Julio de 1.974 se casan. Allá, un 4 de Diciembre de 1.976 tienen una
hija, Paula, que no pretende otra cosa en la vida (amen de ser feliz, que lo
es, con su tropita) que al final de la misma: “Sus hijos la valoren como ella
valora tener unos padres así”.
Luis
contribuyó a construir autopistas con gran sapiencia.
Inma
volcada en la docencia, extraordinaria profesora de Ciencias Naturales y
Biologías Especiales; contribuyó a construir autopistas del saber, con gran
talento, para miles de chicas y chicos en su lugar de residencia, Logroño.
Ese
Logroño de insuperables vinos, e insuperables nietos (India, Elio).
Bien
entendido que todos los nietos del mundo son insuperables para sus propios
abuelos, queriendo decir nosotros que India y Elio ponen con su firma, un
broche provisional de oro, que no final, a los 43 años de feliz matrimonio.
Ahora
Luis, lector infatigable, se empacha encima con un club de lectura, tal vez
para aprender a leer en los ojos de todos (tantos) que le quieren tanto (que le
queremos tanto), que así es.
E
Inma, contradicción andante, con su corazón de oro, está representando en
nuestro Hollywood imaginario (donde pudo ser estrella seductora), el papel de
hada madrina de todos los que la necesitan, que son todos.
Y
así se van deslizando los deliciosos días de la jubilación por sus vidas.
Inma
y Luis son un lujo ambos, cada uno por su lado y ambos en conjunto,
constituyendo una pareja equilibrada, profunda, una pareja de extraordinaria
calidad.
¡¡¡Gloria
eterna: A la chica sin par y al chico del 8 bajo par ¡!!.
Edades del Hombre del 2017. 1 de Julio.
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Asterio Mayo nº 10
ASTERIO
MAYO CADENAS.
En
Terio tenemos, en nuestra entrañable pandilla de amistades y bellas
sensaciones, la encarnación del pararrayos perfecto.
Incluso
de aspecto: Enjuto. Alto. Espigado. Impasible. Equilibrado. De sonrisa
tranquilizadora. De resistencia física consistente. De un saber estar de
alcurnia.
La
suya es la figura, hecha hombre, de un pararrayos.
Y
como tal pararrayos, atrae las bromas y risas, que con inmenso cariño se le
profesan, en el convencimiento del guasón de turno, de que en Asterio caerán
bien; y que como el rayo cuando cae en el pararrayos, la luz y el trueno no
tendrán peligro, y si, sólo, belleza; la belleza de las tormentas sin riesgo,
porque nuestro amigo, este amigo, está hecho por fuera (y por dentro) del mejor
material posible: ¡calidad humana!.
En
nuestro amigo Asterio tenemos el ejemplo vivo de que “Dios escribe derecho con
renglones torcidos”.
¿Cómo
si no, se entiende que el hijo intermedio de tres hermanos pase de “pasar
desapercibido” a percibirse que es quien mejor vive de todos nosotros?.
Asterio,
el hombre inteligente, culto y tranquilo, que nos sonríe inmutable y nunca nos
fallará, tiene y monta un caballo psicosomático que le permite, por
ejemplo, agobiado por las mujeres (dos que le querían tomar medidas)
desaparecer, en un arranque de genio infantil, pero muy suyo (el genio, no el
infantilismo) hacer como que escapa de casa, y aparecer, en pleno ataque de
nervios de toda la familia, horas y horas después, debajo de la cama de sus
padres ….¡¡¡dormido!!!.
Dormido
como un bendito, como un bendito que es.
Dios
escribe derecho con renglones torcidos, y en el caso de Asterio Mayo, sin
tachaduras.
Y
así, un renglón torcido de Dios, corresponde a cuando nuestro hombre decide
estudiar Derecho (en su casa se vivía bien gracias a esa profesión, y a sus
maravillosos padres y hermanos) y, paradojas de la vida, aunque es el
único abstemio de todos nosotros, en aquellas fechas, ve doble.
Cambia
pues el rumbo de su nave, e influido tal vez porque en la Encomienda le han
dado un Curso de Vela, se hace Marino Mercante y Contramaestre-Piloto de
grandes petroleros; lo que le permite dar la vuelta al mundo, y salvar,
audazmente, durante una salvaje tormenta de gigantescas olas (como las de
aquellas películas que veíamos en las matinales del cine Barrueco) a un miembro
de la tripulación cuando, tronchado el palo mayor por los arreones del viento,
cayó sobre aquel compañero de travesía.
Dejándonos
claro este suceso, que Asterio es, el Segundo de Abordo y el Primero, “¿de
acordo?”, en Valía y Valentía.
De
carácter un tanto infantil, es como un niño, con todas las ventajas que eso
acarrea (“Quien no sea como una de estas criaturas no entrará en el reino de
los cielos”).
Y
por ello, aunque gran observador, confunde lo de que “los marinos tiene una
novia en cada puerto”, con que sería lo mismo tener una novia que valga por
todas en el mismo puerto (pongamos que hablo de Santander).
Y
así lo hace, y allí la tiene; pero de nuevo el renglón torcido de Dios, y su
admirado Joaquín Sabina, con el dicho “No sabe un hombre lo que gana cuando
pierde una mujer”, enderezan su vida.
Desde
entonces, admirador, de Estados Unidos, no lo es tanto de “Estar Dos Unidos”.
Es
en esa fase de su vida cuando cristalizan su flema británica y su aspecto de
lord inglés, en un maridaje tan perfecto que nunca se sabrá qué hecho influyó
en cual; si el del aspecto en el carácter o el del carácter en el aspecto.
Y
aquí le tenemos: Sibarita, exquisito; fenomenal nadador que sabe guardar la
ropa, dado a la buena y merecida vida, protagonista-tenor de la ópera de su
propia existencia, merecedor de todo lo que tiene, y de nuestro cariño,
que siempre lo tendrá.
Asterio,
te queremos y admiramos. Agradecemos la amistad que nos brindas. Y mal rayo nos
parta, si no bendecimos la suerte de tener un amigo pararrayos. Tan gran amigo.
¡Viva Asterio!
Cuellar. Edades del Hombre del 2017. 1 de
Julio
Miguel Ángel Pertejo nº 11
MIGUEL
ANGEL PERTEJO ANDRÉS.
Tuve
la suerte de vivir una anécdota en verdad ilustrativa.
Ocurrió
en una fiesta que le organizaron a una señora (y de la cual tiraba del carro,
su esposo).
A
la misma acudieron sus dos hijas. Hijas que lo eran del primer marido de la
homenajeada (y no del organizador del acontecimiento).
Entre
los regalos que recibió la interfecta, figuraba uno especialmente especial, de
sus amadísimas y felices hijas.
Era
el clásico book de cariño y repaso de toda una vida (la de la afortunada). Una
especie de currículum “gráfico sentimental”, desde su primera foto con
sonajero, hasta la más reciente con la feliz sonrisa del deber cumplido.
Por
un instinto morboso, amén de por cortesía, mostré interés por el álbum cuyos
cromos serían la felicidad, en imágenes que resumían una vida, y que firmaban y
afirmaban sus hijas a modo de notarias.
Pero
mi interés, como dije y confieso, tenía algo de morbo, así que devoré el
libreto, entre fotos de todo tipo que contaban la vida de una madre vista por
sus hijas.
Cuando
acabé el visionado me sentí más gratificado que durante la propia visión del
álbum de fotos.
Bajé
la vista, para luego levantarla buscando las caras bonitas de aquellas hijas, y
una vez más disfruté, maravillado, de la inteligencia (superior) de las
mujeres.
En
todo el libreto de aquella vida no había ni una sola foto, ni del padre de las
autoras, ni del marido actual de su madre.
Me
pareció simplemente genial. Nunca mejor resuelto un problema de equilibrios.
Una foto de más o una sonrisa de menos, podría haber arruinado todo.
¿Y
por qué os cuento esto? Porque hoy vamos a lanzar el botafumeiro para celebrar
que sea nuestro amigo, Miguel Ángel Pertejo Andrés.
En
efecto, siendo el único de nosotros que tiene dos mujeres (aunque sea
correlativamente), Eva y Elvira; nos crea un problema obvio, que vamos a
resolver con inteligencia femenina.
Sin
hablar de ninguna de las dos, por más que las dos, juntas y por separado, sean
magníficas, inteligentes, agradables, tiernas, atractivas, bombones de licor y
excelentes personas.
Si
bien a la primera le enviamos un beso en recuerdo de una época de recuerdos (y
los buenos hijos que parió con nuestro amigo), y a la segunda, tan radiante y
presente le guiñamos un ojo de complicidad y presente.
Y
sentado esto, vamos con nuestro hombre (bueno el de ellas).
Que
el Pete, el más joven e infantil de todos nosotros, hay sido influenciado por
la Semana Santa es casi inevitable.
Habiendo
sido su padre artífice fundamental, e imborrable recuerdo de la Semana de
Pasión Zamorana, e incluso él (el hijo), cofrade afamando y respetado, no
podría, ni aunque quisiera, escapar al influjo de tan señalados días.
Y
así nos encontramos con que nuestro querido Miguel se ha transubstancionado en
uno de los personajes del Vía Crucis.
Exáctamente
en la Verónica. Ojo, calmaros, que este paralelismo no menoscaba, ni pretende
menoscabar, la hombría, la virilidad, ni el varonilismo (que no machismo) de
nuestro amigo.
Veamos:
Tal vez por ser el menor de todos nosotros, y uno más entre sus varios
hermanos, Miguel ha podido tener como un temor interno a pasar sin pena, ni
gloria.
Y
entonces, e inconscientemente, se comporta como la Verónica.
Observad
¿Qué es lo esencial en esta mujer que ni si quiera era una de las Tres Marías?.
Que
viendo que pasaba la procesión camino del Gólgota. Que tras los soldados
romanos, los civiles del sanedrín, los ladrones de postín (el bueno y el malo),
el cirineo, las mujeres, y el que decía ser el Redentor, ella no pintaba nada.
Entonces
salió de entre el público y con su fular limpió la cara del Nazareno de
Galilea, para a continuación gritar: “Mirad, mirad, ha quedado su foto en el
pañuelo. Milagro, milagro. Él es sin duda el Hijo de Dios”.
Todo
ello, obviamente, con un deseo subconsciente de llamar la atención, de ser
querida, de no ser nadie, de ser alguien.
Y
así es, o parece ser, nuestro gran (y grande) amigo. Es tan cariñosón, tan
amigo del afecto, y tan astuto, que hace como la Verónica, cosas que centran la
atención sobre él (para que no lo olvidemos, para que lo queramos, que él sabe
que lo merece).
De
ahí su tono de voz, alto y a veces gritante. De ahí su teoremas expuestos cual
trompetas del apocalipsis. Sus salidas de “pata de paso”, que no en vano ha
sido cargador con dotes de costalero.
Hecho
todo este psicoanálisis con todo el afecto, cariño y respeto del mundo, y el
natural derecho a equivocarnos.
Amén
de lo dicho, de nuestro común amigo Miguel, cabe añadir además, que es el menos
común de los amigos comunes, pues no en vano alcanzó hitos (3 y sin buscarlos)
que hablan por si mismos de su valía y fuerte personalidad (de la de él)
(Inteligente. Contumaz. Trabajador. Persistente. Espabilado), amén que de
filosofía vital.
Estos
hitos fueron:
Hito
en lo técnico-económico.
Miguel
ha llegado a ser (democráticamente hablando) Presidente de la Caja Rural de
Zamora.
Una
entidad financiera que a pesar de ser pionera en casos de corrupción en estos
lares, ocurrió que tras el paso de Miguel por sus alfombras, no ha dejado de
ganar dinero (la entidad), que aunque poco cada año, teniendo en cuenta que lo
ha seguido haciendo durante la crisis económica, resulta que el hecho nos habla
por sí solo de un gran timonel (el amigo Miguel) que en el momento exacto y
oportuno, supo enderezar su rumbo (el de la rural).
Hito
religioso-sentimental:
En
Zamora, llegar a ser algo más que cofrade ya es un mérito en sí.
Pero
es que Miguel, si no ha sido el mandamás por debajo del Obispo, poco le ha
faltado.
Y
por último, Miguel, recordémoslo, ha sido un político pluscuamperfecto,
al menos en lo intelectual. Aserto que para ratificarlo, nos exige subrayar
cierto hecho histórico (aunque episódico).
Se
habían celebrado unas elecciones al Ayuntamiento de Zamora, y entre las
diversas candidaturas había concurrido una de independientes (la UZI, o azí, se
llamaba: Unión de Zamoranos Independientes).
La
noticia de la noche era que habían obtenido 2 o 3 concejales contra los
partidos tradicionales. Ante ese hecho, la Ser (Radio Zamora EAJ72) rauda como
siempre, organiza un debate con alguno de los nuevos miembros del consistorio.
Resultando
que uno de los invitados es Miguel. Arranca el programa, el periodista le hace
una pregunta, y lo primero que se escucha en la ciudad del ciudadano-concejal
Señor Pertejo es:
“Yo
no he vendió aquí a hablar de política”.
Vamos,
algo así como si en un congreso de ginecólogos hay uno que dice que él no ha
ido allí a hablar de obstetricia.
Opinad
amigos, no me digáis que no es al menos el más singular de los amigos.
En
paralelo con estos tres hitos, está su faceta empresarial, consiguiendo
mantener en alto y con prestigio, la legendaria Gestoría Pertejo, con un número
de trabajadores y trabajadoras, que merece un premio, por lo numerosos y
bien considerados que están (y más en una ciudad en decadencia como la
nuestra).
Vemos
pues que el Pete es sin duda el hombre de las cuatro “Es”.
La
E de Eva, la E de Elvira, la E de Empresario y la E de España, y por tanto y
por lo demás, es y resulta ser, un tío EEEEstupendo.
Miguel,
que sigas siendo así, pero un poco menos, o un poco más, o como te de la gana
(que la amistad todo lo debe respetar), pero seas como seas que no lo seas para
que te queramos más, que ya te queremos mucho, y objetivamente, no cabe otra
cosa que admirarte como profesional, como persona y como amigo, y en
consecuencia volverte a querer, una y otra vez.
A
ti y a tus Esss
Salud,
E?????
Aguilar de Campó. 23 de Junio del 2018
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Fernando García Tomé y Jose nº 12
Josefa
Lozano Gil y Fernando García Tomé:
DEL
PORTAL AL PORTÓN.
Bajo
este título vamos a hablar ahora de nuestros buenos amigos Jose (la gemela) y
Fernando (Sandeli); en realidad, Josefa Lozano Gil y Fernando García
Tomé.
Como
sabéis son matrimonio. Si recordáis fue hacia 1975, acabando el año, que
decidieron atarse para que nada los separase, y a Fe que lo han conseguido.
En
aquel acto, celebrado en la Iglesia de San Torcuato, el sacerdote que dirigía
la ceremonia, tal vez influido por el debate social de la época (estaba en
boga, o bogando, el uso de las píldoras anticonceptivas) se cogió una perra
sobre el asunto, y repitió una sarta de veces, como recomendación y casi
súplica a los contrayentes, “que por favor, que no cegaran las fuentes de
la vida”.
“Queridos
hermanos no ceguéis las fuentes de la vida”. Decía sin parar.
Y
los queridos hermanos, nuestros queridos amigos Jose y Fernando, que si siempre
han sido ciudadanos y creyentes ejemplares, en aquellos tiempos tan juveniles para
todos, lo eran más, tal vez para complacer al cura, se programaron un viaje de
novios a Canarias, de nada menos que ¡¡un mes.!!
El
calorcito de las islas afortunadas, y un tiempo más que prudencial de
aarrumacos, debieron ser argumentos que en la mente, ordenada, científica y
pulcra de Fernando, pesaran para planificar dicha súper luna de miel.
Y
allí se fueron, a que las fuentes de la vida vieran la luz, y ella, Jose,
quedara abocada (a dar a luz).
Pero
a pesar del empeño mostrado en el asunto (autores apócrifos relacionan el
origen de los célebres gritos guanches con aquellas fechas); Dios, que escribe
derecho con renglones torcidos, les dotó del Don de no tener e hijos, y oh!
Divina suerte, gracias a eso estamos ante, tal vez, la única esposa de la
pandilla a la que aún hoy en día, le llevan el desayuno a la cama.
Se
lo lleva él, su amor, su hombre, el apuesto caballero de larga estatura, de
templada cordura y de exquisita ternura. Quien tanto la quiere y la mima:
Fernando.
Y
no es de extrañar, porque, pongámonos en situación.
Éramos
adolescentes o por ahí, y por las calles de Zamora paseaba la Santísima
Trinidad de la Belleza.
Eran
tres hermanas preocupantes (si las veías te quedabas turulato de lo turbadoras
que eran). Ahí es ná: “Charines y las gemelas”, que era como se las
conocía.
Afortunadamente
en Zamora no se celebraban misas negras o satánicas, pero sin duda, una
sacerdotisa como Charines y dos monaguillos como Jose y Begoña, hubieran sido
motivo de excomunión inmediata.
Porque
en efecto, Jose (y por ende su hermana gemela, y por edad su hermana mayor)
eran, es, una niña preciosa.
Sumamente
guapa, atractiva e inteligente, añadía (y no ha perdido el hábito) un cierto
sentido de la picardía, entendida como tal, el ser, que lo es y lo era, una
chica trasta.
En
la Medalla Milagrosa, su colegio, el único milagro que no han podido hacer
fue domar a las gemelas.
Así
las cosas, Fernando, que de adolescente era tímido (como casi todos) pues era
pasivo.
Pero,
tal vez porque el sistema sanguíneo por muy quieto que sea el interfecto, no
para de circular, bombeado por el corazón (y por la vista), el caso es que
Fernando empezó a ver, en nuestro glorioso Club Náutico, lo bien que le quedaba
el maillot, vulgo traje de baño, a Jose.
Y,
o bien porque esa visión más pormenorizada le permitiera descubrir, qué se yo,
una pequilla, o alguna otra señal corporal en Jose, el caso es que
Fernando
empieza a distinguir entre las dos hermanas gemelas quien es la que le gusta a
él (Y por qué; aunque eso nunca lo sabremos).
A
partir de esa capacidad de discernimiento, Fernando, cuando subíamos en tropel,
del rio a la ciudad, iba quedándose cada vez más al lado de Jose, unas veces
delante, otras detrás, otras por la acera de en frente, pero siempre significándose.
Siempre
dejando las migas de pan de Pulgarcito, que indicaban que estaba naciendo una
pareja. Una gran pareja.
Fernando,
con los cimientos de una infancia feliz, forja su carácter estudiando, interno,
Derecho en Valladolid, ese carácter que le permite aún hoy en día (que está
gloriosamente jubilado) afrontar la pereza que todos conocemos, e irse a sus
largas caminatas o marchas, hasta la catedral, cuando descara el día, y tan
temprano que le permita estar en casa a la hora precisa.
Recordar
que tiene que llevar, que va a llevar, encantado, el desayuno a la cama.
Porque
Jose, se ha dicho a si misma, “si la dicha consiste en poder hacer lo que se
quiere, y yo puedo, bendito sea el Señor y Su Santo Nombre”, y agradecida,
disfruta de la vida.
Monoteista
del amor, Fernando idolatra a Jose. Y aunque, lógicamente tiene otras
devociones (flamenco, buenos manjares, cocinar, navegar, etc.) la preferida es
su mujercita, a la que ver leyendo la prensa diaria, entre las sábanas
desordenadas, y oyendo la Ser entre las noticias actualizadas, mientras él
sigue con sus quehaceres, le hace sentirse más feliz que un capitán de barco
cando llega a la dársena tras una mar picada.
“Qué
suerte me ha dado la vida”, sin duda musita.
Sin
darse cuenta de que tal vez se deba a que él es un buen capitán de barco (sin
barco), un profesional inteligente y una bellísima persona, bueno y cabal hasta
decir basta.
El
buen humor de Jose, y el que Fernando no sabe enfadarse, han hecho de esta
pareja de amigos otra pareja feliz.
Tan
feliz, que han puesto de moda en Zamora el café torero (ya sabéis, “nos tomamos
unas tapas con estos amigos, y otras con esos amigos, alguna más con aquellos
amigos, y casi que ya nos pedimos el café porque hemos comido”) con lo que con
este súper plan, a su casa sólo regresan “para no cegar las fuentes de la
vida”.
Porque
amigos, aunque él sabe hacer cocochas, se pasan el día (o la noche)
tomando ricas tapas por esos bares de Baco.
Jose
y Fernando, por la época de su noviazgo, seguro que se despedían en el portal
de ella, y allí caería el primer beso (o los demás, qué más da), y ahora se
besan sin beso, entre guiños, en uno de sus rincones favoritos, el Portón,
lugar de reunión y manjares a mogollón.
Larga
vida tengáis amigos, vuestra vida se resume en que habéis ido del portal al
Portón traspasando así el Pórtico de la Gloria.
Ojalá
se sigan cumpliendo vuestros sueños., que eso os deseamos.
Aguilar de Campó. 23 de Junio del 2018
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Ángel García Prieto nº 13
ANGEL
GARCÍA PRIETO.
Compas,
“Ecce Amigo”, más conocido por “Ángel Palacios”, es (de todos nosotros) quien
tiene, por méritos propios, más ganado el Cielo.
Bueno,
exceptuándoos a vosotras, que por el mero hecho de aguantarnos vais a ir al
paraíso, directamente ¡¡¡y a zona VIP!!!.
Pero
volviendo con Ángel. Decíamos que va a ir al Cielo seguro.
Aunque,
paradojas de la vida; de todos (y todas) va a ser el que una vez que entre en
él, exclame (en silencio, que una de sus virtudes es la discreción): “Pues no
le veo yo la gracia”.
Porque
Ángel, amigos (amigas) es quien, de todos, tiene, en este mundo, más calidad de
vida, y con diferencia.
Podríamos
dar datos objetivos que lo demuestren, pero las leyes sobre privacidad
nos lo impiden.
Limitémonos
por tanto a decir que lleva una vida envidiable.
El
buen talante y equilibrio emocional de Ángel es merecido y trabajado en
el tiempo. Que no basta con querer para poder.
Si
habéis leído sus libros (o al menos algunos) veréis que reflejan su manera de
ser.
Ángel
es como Google, una fuente de conocimientos (y además una fuente que no
salpica: ni con lágrimas de dolor, ni con gotas de sudor, ni con llantos de
alegría). Es como si estuviera a bien con Dios.
Pero
sus hechos (como a todos) le delatan.
Y
así vemos que esos libros (suyos) que año tras año nos regala en estos
encuentros tan fabulosos, no buscan, ni indican que él quiera nuestro afecto y
cariño.
Son
obsequios que reflejan su gran corazón y su carácter de persona agradecida.
Nos
los da, nos los regala, para todo lo contrario de buscar nuestro afecto, nos
los obsequia para recordarnos que es él quien nos quiere a nosotros.
Tal
vez sea porque nos lo merecemos.
Aunque
más me inclinaría yo que es porque le recordamos esa infancia en que
inmensamente feliz, vivía en la calle de San Torcuato de nuestra entrañable
Zamorita. Años en que, a modo de liturgia, escuchaban todos juntos, en aquella
casa, el programa de radio, Matilde, Perico y Periquín
Aquellos
tiempos si eran el Cielo. Cuando su familia era(mos), también, nosotros.
Y
sobre todas las cosas, claro. Su padre Antonio (perdido en el peor
momento, con sólo 16 años él). Su madre Ana (con esa inteligencia
superior de todas nuestras madres, que luchó con coraje y aplomo para sacar
adelante a sus 3 hijos: Antonio, que descanse en paz, Javier y el propio Ángel
en el intermedio).
Familia
a la que hay que añadir, como costumbre de la época, a Maruchi la fiel
sirvienta.
Pero
a partir de ahí, y tal vez obligado por una necesidad imperiosa de agarrase al
recuerdo de un pasado inmensamente feliz, cogió un microscopio de su padre que
le sirviera de reliquia, y con él bajo el brazo, avanzó con decisión, aún
faltándole algo, por el que sería su camino: Salamanca, Pamplona,
Oviedo.
Y
como se hace camino al andar, debió pensar nuestro buen amigo, “cuanto más
camine más camino”, y ya se ha recorrido el Mundo Entero; empezando hoy,
posiblemente, la segunda vuelta.
Porque
Ángel que es como si realmente lo fuera, y en consecuencia tuviera alas, se ha
recorrido el planeta al completo.
Eso
si especializándose en Portugal y sus fados, como bien sabéis.
Y
hablando de esto.
Dado
que es psiquiatra, y en el psicoánalisis es principio fundamental el
psicoanalizar al psicoanalizador, aunque en psiquiatría eso no se hace, hoy,
salvando las distancias y dada nuestra osadía, lo vamos a hacer.
Veamos.
Aunque en su niñez y adolescencia no existía el Centro Comercial Valderaduey,
lo cierto es que muchos portugueses iban por Zamora; y en el caso que nos ocupa
a la consulta de su padre, a la sazón especialista en piel. Curaciones que
pagaban en especies, con conejos fundamentalmente.
Pues
bien, es ese trajín de portugueses, lo que casi sin duda le marcó con un
sentimiento de afecto fuerte por esa tierra hermana. Y tan pródiga en buenos
alimentos.
Visto
pues para sentencia el por qué le gusta tanto Portugal.
Pero,
y ¿Por qué de su devoción por el fado?
Amigos,
amigas, sin duda sabéis, y espero que no por experiencia propia, que un médico
especialista en piel es un medico que también cura enfermedades venéreas. Y
quién no nos dice que allá, por los años 50, Pocholo, un preadolescente aún, no
oía los lamentos del infectado maldiciendo su mala potra, y a la señora del
pecador pedir el perdón de Dios entre sollozos, en la sala de espera.
Fado
puro.
Como
Ángel es reservado. Inteligentemente reservado, tanto que parece que ha hecho
voto de silencio, vamos a hablar por él.
Que
su apelativo cariñoso fue Pocholo, pues ya está recordado; pero….Mirad.
En
Candelario (Sierra de Béjar) Ángel estuvo a punto de ser perdido para la causa
(o sea desviado del camino).
Porque
unas vacaciones excesivamente largas y silvestres, le acercaron con frecuencia
a la sala de bailes de la localidad veraniega.
Y
en unas condiciones óptimas para el ligue o pecado, pues en ese mismo verano,
le regalaron un perrito llamado el Bola.
Acontecimiento
que le produjo tan gran emoción que, rompiendo su hucha, invitó a todo el
mundo a champán (entonces no escribía libros).
Naturalmente,
tal dispendio dio pie a que en el pueblo le apoderaran “Millonetis” (si, a
nuestro Ángel), y al chucho, claro, “Millo”.
Recapitulemos:
Bien plantado, millonetis y con un perro que producía ternura, si no dio un
traspiés en la pista de baile fue….porque Dios no lo quiso.
Nuestro
amigo Ángel es muy activo, cauto, sentimental, servicial y
espiritualmente fuerte, con una capacidad de trabajo que amén de otros éxitos
profesionales, le valió una felicitación personalizada y escrita del Rey de
Portugal (que por lo visto existe).
Pienso
ahora, para despedirnos, que una pandilla (por ejemplo la nuestra) es como un
rompecabezas o puzle. Rompecabezas que bien rematado representa algo.
Pues
bien amigos, nuestro rompecabezas sería incompleto si no hubiera existido éste
“buena pieza”, esta pieza, Ángel; que cierra el círculo de los buenos
sentimientos que afloraron y siguen aflorando entre todas y todos nosotros.
Por
lo tanto, que todo esto lo difunda a los 4 vientos, Radio Vetusta.
Y
por Belcebú, voto a bríos, brindemos y gritemos vivas por nuestro especialísimo
amigo Ángel García Prieto.
Lerma.
6 de julio del 2019. En
nuestro tradicional encuentro de las Edades del Hombre.
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Juvenal Gil y Mercedes nº 14
JUVENAL
GIL ALONSO Y MERCEDES CASTRO MELERO.
Juvinche:
Juvenal, a lo largo de su vida ha tenido tantas parejas que por fuerza ha
devenido en “aparejador”.
Y
como tal, buen e importante aparejador, ha peritado magníficamente los
acontecimientos que se cruzaron en su camino y ha vivido una vida holgada y
saludable (digna de admiración).
Aunque
esto de la salud le haya dado algún quebradero de cabeza últimamente.
Pero
sigamos. Dentro de esos deseos de aparejamiento (una constante en la vida de
Juvinche), por alguna extraña razón que se nos escapa siempre se inclinó (y fue
preferido) por las extranjeras.
Hasta
tal puto fue esa su afición que al final se nos casó con la que más le gustó (y
la que más nos gusta). Con Mercedes.
Y
es que Mercedes, sin duda alguna, reúne, entre sus cualidades básicas, amén de
la belleza (evidente), la seducción (constatable), la inteligencia (prudente),
la bondad (dulce) y el encanto (inimitable); reúne, decimos, también, una
faceta fundamental para nuestro querido amigo…. Es extranjera (bueno, de
Cataluña).
Juvínche
es de pocas palabras (y por lo tanto reservado).
Una
reserva espiritual que tal vez multiplique (y multiplicó) sus encantos,
haciéndole aparecer ante las féminas como un tipo interesante (y ante nosotros
como un amigo de pocas palabras al que hay que querer y al que queremos).
Esto
no quita para que, como cualquiera de nosotros, no viva con una gran paradoja
dentro.
Cuestión
que nos ratifica una anécdota dónde podemos ver que el amigo prudente y
tímido puede transmutarse a la vez en valiente, osado y casi deshuesado.
Pues
corría el año de mil novecientos (vete tú a saber), y se le ocurrió a dos
chavalines (uno él) colocar un cartón entre dos sillas, y caminar por encima de
él como si fuera el Puente sobre el Rio Kwai.
Naturalmente
el tortazo fue morrocotudo, y entonces, lo mismo que uno de nosotros
posiblemente vio despertar su vocación de Ingeniero de Caminos a raíz de que su
padre le hacía bajar del coche para verificar, con un palo, si los charcos
ocultaban un bache o un socavón, fue sin duda un suceso como éste, el ver que
los puentes cedían si estaban mal hechos, lo que inexorablemente despertó en
Juvinche su interés por el peritaje de siniestros.
Juvenal,
sabéis, tiene mil aficiones, y aunque es perfeccionista y debería dedicarse
sólo a una, para perfeccionarla, es capaz de tener varias y disfrutarlas
perfectamente.
Y
así vemos, que fue (y es, según los casos) deportista, patinador,
fotógrafo, espeleólogo, representante de artistas (Ayh! Lucia Gil), artesano
del cuero, fabricante de collares hippys. Etc.
Y
sobre todas las cosas, fue, o es, que quien tuvo retuvo, submarinista.
Debiéndose
hacer aquí una paradiña porque además de ser realmente submarinista,
llegó a tener un disfraz de hombre rana.
¿Y
por qué esta fijación? Tal vez ni el mismo se lo haya preguntado, y menos ahora
que recién jubilada Mercedes pueden irse, tantas veces como quieran, a la
Ciudad Encantada de Cuenca (donde se conocieron y quedaron más “encantados” que
la propia ciudad ).
Pero
nosotros, como amigos, debemos ayudarnos los unos a los otros, en este caso a
conocernos a nosotros mismo. “Conócete a ti mismo y te salvarás”, dice la
máxima.
Y
como hoy nos ha dado por el psicoanálisis desvelamos el misterio de la
afición por el submarinismo de Juvinche.
Corrían
los felices años 50 (horror, del Siglo pasado), y con la intrepidez de la
ignorancia, jugaban él y algún otro, a atar y desatar somieres y
colchones con eso que se usa para sujetar las cosas a la vaca del coche.
Con
tan mala fortuna para Juvenal que el maldito “pulpo” (que así se llama el
artilugio) se soltó, brusca, inopinada e incluso salvajemente, y le dio una
dentellada en salva sea la parte.
Acto
cruel, por parte del pulpo, que dejó huella.
Quedando
pues claro por qué Juvinche se trasmutó en submarinista con arpón y todo.
Cuando
se ha nacido en Zamora, y vivido la infancia en la calle de la Amargura, las
amarguras no son amargas, pero si tu casa está encima de una carbonería, las
calenturas si son calientes, ¡eh!. Juve. Pero bueno…..No sigamos por ahí.
En
todo caso, que quede claro Mercedes y Juvenal, que todos vuestros amigos y amigas,
no queremos otra cosa que la de siempre¡¡¡que sigáis siendo felices!!
Y
que nos sigamos viendo para contagiarnos momentos buenos y resumiendo años
estupendos.
Así
que brindemos por Mercedes y Juvenal, para que siempre les vaya bien y a ser
posible ¡¡¡genial.!!!
Lerma.
6 de Julio del 2019, en nuestro tradicional encuentro de Las Edades del Hombre.
Paco
Molina nº 15
FRANCISCO
MOLINA MARTÍNEZ
LAS
EDADES DEL HOMBRE
PACO
Aunque
de sangre gallega, de él nunca se puede dudar si va o si viene porque siempre
va y si alguna tiene que venir es porque se ha dado, o le han dado un golpe, se
ha caído y tiene que volver a empezar por un camino distinto.
Así
es él.
Le
conocí hace algún tiempo, tendríamos seis o siete años, en la “Escuela graduada
de niños aneja a la del magisterio San Fernando”, así se llamaba nuestro primer
centro, la Normal para los amigos, donde convivimos, creo, que un par de años.
Después
se fue a la preparatoria del Instituto, yo seguí en la escuela pero, tras el
examen de ingreso, durante siete años de bachillerato compartimos aula y patios
del Instituto Claudio Moyano, con algunos de los presentes y algunos,
desgraciadamente, ausentes.
Allí
comenzó a demostrarnos su inteligencia y la precocidad que tenia, pues ya desde
muy joven, mientras nosotros jugábamos al futbol o a los chapetes, a él ya se
le veía su inclinación por el sexo opuesto.
En
cuarto curso durante una excursión mixta del Instituto, creo que a El Escorial
y alrededores, sólo a Dña Adela Gil profesora de mentalidad avanzada, se
le podía ocurrir en aquellos tiempos hacer una excursión mixta, abandonó a sus
amigos, o sea nos abandonó, para dedicar sus horas a una joven acompañante,
hecho que fue muy comentado en aquellos días.
Posteriormente
fue amenazado por un padre guardia civil, por introducirse en un terreno
pantanoso catorceañero.
No
contento con eso y también relacionado con el otro sexo, después intentó
dirigirse al ejército de tierra, aunque la aventura terminó con el abandono de
la ciudad de la joven morena de largas coletas que nos gustaba a casi todos,
pero que solo él fue capaz de abordar.
Como
se puede comprobar, aparte de su precocidad ya empezaba a ser un valiente y un
amante de las causas perdidas o casi.
Pero
también entonces demostró su tenacidad.
Sin
saber, casi, jugar al fútbol consiguió llegar a formar parte del equipo del
Instituto, empezando una carrera deportiva, que, como podremos ver completará
años mas tarde.
Terminado
el bachillerato compartimos un año de colegio mayor en Salamanca, donde estudió
el famoso selectivo de ciencias, sin que durante ese año conociéramos mucha
mayor actividad, salvo el hecho de haberse marchado sin explicaciones de un
retiro espiritual al que habíamos asistido.
Desde
aquí, marchó a Zaragoza donde estudió la carrera de Físicas y la del Oasis,
sala de fiestas del tubo zaragozano, a la que asistía con cierta frecuencia
dando una puntuación a cada una de las actuaciones para saber si había
amortizado el precio de la entrada.
Ya
entonces empezaba a demostrar su interés por las matemáticas.
Debido
a la precocidad que siempre ha demostrado, se casó en 1970, sin acabar la
carrera y sin necesidad de tirar ningún "penalty".
Para
no perder tiempo, pasó la noche de bodas, o el día, pues se casó por la mañana,
en un hotel situado enfrente de la casa de sus suegros.
Terminada
la carrera, siendo licenciado en Físicas consiguió la cátedra de Matemáticas de
la Universidad Laboral de Zamora, donde los alumnos pudieron disfrutar de su
sabiduría y los profesores de su compañerismo y sus despedidas de fin de curso.
Allí
empezó su carrera política, una vez más en el apartado de los imposibles, es
decir se afilió al PC, y posteriormente fue candidato a la alcaldía con IU.
No
estoy seguro si fue el primer concejal por este partido en Zamora, pero desde
luego fue el impulsor del despacho ambulante, que estableció en la Calle Santa
Clara, con sus paseos arriba y abajo donde los zamoranos le presentaban sus
problemas y sus peticiones, demostrando que existía otra forma de hacer
política, consiguiendo que su partido fuera ganando concejales en cada
elección.
En
mayo de 1990 nuestro recordado Antolín, gran atleta, le ayudó a continuar la
práctica deportiva enseñándole como se debían de realizar los saltos de vallas
y de altura, que practicaron juntos en el cuartel Viriato con posterior
encierro durante un mes, aunque, eso sí, siempre permaneció en las sombra y es
raro encontrarle en alguna foto de aquel acontecimiento histórico para Zamora.
Debió
de ser por entonces, cuando consiguió, como conductor que un Seat 1500
circulase durante siete años sin cambiar el aceite.
Pudo
haber intentado patentar el experimento, aunque. probablemente a la casa Seat,
no le habría gustado la idea.
Aburrido
del ayuntamiento decidió dar un paso más en la política, consiguió llegar a la
Diputación Provincial de Zamora actuando como azote de su presidente, al que
consiguió imputar por malversación, lo que pudo influir en su retirada de la
presidencia de dicha corporación, aunque su partido, dándole una patada para
adelante, le ascendió a un puesto más importante en Madrid, a pesar de haber
perdido poco antes las alcaldías de Zamora, Benavente y Toro.
Al
acabar la legislatura municipal se retiró de la primera línea de la política,
no sin antes colaborar para conseguir la alcaldía de nuestra ciudad para IU,
hecho por el que en Junio de 2015 y de 2019 Zamora fue portada en todos los
periódicos nacionales, éste último año ya con mayoría absoluta.
Ahora
que tenían la alcaldía no quiso tener protagonismo en ese triunfo y ya no fue
concejal, porque ni a él le perdonan los años.
Al
mismo tiempo que daba clases y desempeñaba su labor de concejal o de diputado
provincial, era capaz de escribir novelas, artículos de prensa publicados y
muchos más no publicados, semblanzas de profesores jubilados y panegíricos de
sus amigos en la edades del hombre, a las que asistió todos los años, salvo en
una ocasión que por sus obligaciones con el Ayuntamiento, tuvo que celebrar el
matrimonio de una pareja en el Castillo de Zamora.
En
la actualidad, está siempre muy bien informado con dos televisores encendidos
constantemente en su casa, aparece en Internet a todas horas con innumerables
seguidores en Facebook, salvo cuando le ponen algún mes de descanso por pasarse
un poco, Whatsapp y todo lo que suene a nuevas tecnologías.
De
todas formas. desde el abandono del ayuntamiento es difícil encontrarle en la
calle por su afición a viajar por todo el mundo. una vez que ha visto que a los
suyos ya les ha enseñado lo suficiente y no necesitan de sus sabios consejos.
Y
cuando no está de gira por el mundo se dedica a bailar zumba, siendo su grupo
una de las atracciones de las ferias de San Pedro cada año, corno hemos podido
comprobar en un reciente vídeo.
Además
de un gran padre y un gran abuelo, ha sido y es un gran amigo.
Como
diría algún periodista cursi, gran amigo de sus amigos, faltaría más, y yo
diría que hasta es capaz de ser gran amigo de sus enemigos.
Pero
nosotros, que si que somos sus amigos, con estas palabras ahora queremos
decirle: Gracias Paco por tu amistad, compañero del alma compañero.
Suerte y salud Compa.
Lerma
6/7/2019
Los
textos son de Paco Molina, salvo el suyo, o dedicado a él, que es de
Javier Prieto Santiago
Javier Prieto Santiago
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