sábado, 24 de agosto de 2019

Las edades de la amistad.


Las edades de la amistad.


Esto es un primer boceto de un librillo que nos vamos a hacer para  recuerdo nuestro, en el que pondremos fotos, etc. No para vender.

Pero aquí hay gente que puede interesarte. Retratada literariamente incluso a veces con datos técnicos que no son rigurósamente ciertos, pero lo que no se sabe cómo fue exáctamente es difícil de corregir.

El primer homenajeado es José Luis Gonzales Valvé por la sencilla razón de que la presentación de su libro describe bien cómo fue la Zamora de la época en que estos personajes se conocen y se abrazan en amistad.

Después viene el recuerdo de aquellos y aquellas que han fallecido, tratando de respetar el orden de tan triste noticia.

Luego Ezequiel y Lola, que tanto han hecho y mimado estos encuentros (desde el año 2001 en que comenzaron con las edades del hombre en Zamora).

Para seguir tal y como fueron dándose las circunstancias para el discurso/retrato

Cuando nació esta pandilla, la estructura social de la época separaba los sexo s (tal vez para evitar el pecado) por lo que sus primeros años fue la de un bloque de chicos, llegando ellas después, por amor o amistad sobre amistad. Eso hace que los datos sobre ellas (nombres y apellidos; o el grado de conocimiento sea posterior o insuficiente. Por lo que en esos casos se pide perdón.

Sigue un índice para que quien no quiere curiosear todo puede encontrar  rápidamente lo que busca. Para la confección de este índice acoplamos un número a cada personaje o pareja

Índice:
 1.- José Luis González Vallvé y Mari Luz Ramos
2.- José María Francia Viña.
3.- Ramiro Muñoz Haedo y Mabel.
4.-Antolín Martin y Mary Sol Aldea.
5.- Lola González Ruiz
6.- Fernando Casaseca y Mari Carmen Calderón.
7.-Ezequiel Hidalgo y Lola Galache
8.- Javier Prieto y Charo.
9.-Luis Muñoz Haedo e Inma Alló
10.- Asterio Mayo Cadenas.
11.- Miguel Ángel Pertejo Andrés.
12.- Fernando García Tomé y María José.
13.- Ángel García Prieto
14.- Juvenal Gil y Mercedes
15.- Paco Molina.

1.- José Luis Gónzález Vallvé y Mary Luz Ramos
Presentación del libro de Raniero: “EL OLOR DEL COCHE DE MI PADRE”.

Como soy escritor - ¡aficionado¡-,  lo mismo que político -aficionado- (y así dejo explicado lo de mis “títulos” en la invitación a este acto)  voy a titular esta intervención

            EL LIMBO DE LOS JUSTOS

El limbo de los justo es como se denominaba  a un lugar especial que no era ni el cielo, ni el infierno, ni por supuesto el purgatorio, al cual iban los “nacidos no bautizados”. O sea que ni pecaron, ni sabían pecar, ni estaban vacunados contra el pecado-en este caso “el original”.

“Limbo” porque aquella pandilla de amigos y el resto de personas que se citan (¿Mil?) en el libro EL OLOR DEL COCHE DE MI PADRE  vivíamos (por lo menos los pequeños) en aquellos años 50-por extracción social-en una especie de limbo.

Y además éramos “los  justos”; ni uno más, ni uno menos, como muy bien ha sabido memorizar y recobrar para la memoria José Luis González Vallvé, el autor del libro que hoy presentamos aquí.

De González Vallvé  hay que decir que aunque tiene 6 hijos es Ingeniero de ¡¡¡CAMINOS!!!, no de CAMINO.

Siendo importante dejar claro que no es del OPUS para entender a la primera que es liberal. Supongo.

Y como tal “liberal” , cuando, como sin querer, vierte opiniones políticas, lo hace desde esa óptica, cosa que no hay que reprocharle pues como muy bien dice uno de los miembros de esa pandilla de la pequeña ciudad (hallazgo poético, este de LA PEQUEÑA CIUDAD, que  merece mejor suerte que su mero uso en el discurso), pues como muy bien dice uno de nosotros, cuando nos vemos al menos una vez al año, por Pascua Florida, en torno a las Edades del Hombre, para recordarnos que no habrá edad que rompa la  amistad que nos une y nos da mejor vida, pues como dice ese amigo: “la ventaja que tenemos es que ya ninguno de nosotros trata de convencer a los demás de nada” .

Y vamos con el libro

El libro MEMORIAS DE UNA PULGA, es del siglo XVIII y autor anónimo.

Se trata de un libro libertino, como se intuye, que viene que ni que al pelo para la presentación de éste de mi amigo José Luis González Vallvé  -ahora más amigo que nunca por haber confiado en mí como uno  de los pilares de este acto- a pesar de que en este momento esté temblando.

Y viene que ni que al pelo no por el tamaño del animalillo, que José Luis es grande, de hecho es, de todas las personas que se citan en el libro (¿mil?) la que más lejos llegó y la más grande en éxito, pongamos que social, de todas, y eso debe quedar claro

No, la asimilación se produce porque:

“Memorias de una pulga” lo compré en la librería Religiosa cuando lo prohibido se vendía en la trastienda, donde se mezclaban Lenin, sexo, vino de misa y oblea de hostia.

Y como Semuret  edita el libro de hoy (o sea, Luis el de la Librería Religiosa, para los enterados), he ahí la primera ligazón de un libro con el otro.

Pero es que además, “memorias de un pulga” se configura como la narración de un pulga que ha saltado de enagua en enagua, calzón en calzón y corsé en corsé; contándonos, como imaginan, sus vivencias a partir de esos saltos.

Y así hace José Luis, que nos va narrando lo que cree su vida adolescente y pre-adolescente, a partir de los saltos que hace su memoria, de coche en coche, de casa en casa y de rincón en rincón de la pequeña ciudad.

Y se dice que “va narrando lo que cree su adolescencia” porque todo en estas cosas es muy subjetivo y así, él cree, por ejemplo, que la vocación que le lleva a estudiar “caminos” era para no tener noches “rotas por las urgencias” como su padre médico, pero más me temo yo que fue distinta actitud de su padre la que le proyectó a ser Ingeniero de Caminos, y que no es otra que la que nace en el momento en que le hace bajar del coche, siendo él aún un chavalillo, para que, yendo delante, compruebe con un palito si los charcos de la carretera “camino Soria”, rumbo a Barcelona,   son normales o como los de Zamora .

Cuando Willy- que también tuvo ese alias- me envió el libro y me lo devoré; a la alegría por la confianza mostrada en mi, mayor si cabe por los círculos políticos que nos rodean a ambos, se unió una angustia que en seguida van a comprender.

En 1971, mi entonces suegro, nos regala a su hija, deliciosa criatura, y a mi, un Seat 1500 que él ya no iba a usar por motivos de edad.

El coche duró hasta el año 1977, aunque pudo hacerlo hasta nuestros días. Sí, porque la razón por la que acabó su existencia fue una rotura de cigüeñal debido a que “desde que me hice cargo del vehículo nunca le cambie, ni eché aceite, porque nadie me había dicho que había que hacerlo, y una agujita que allí había, sobre la palabra sagrada, ACEITE, pues no se inclinó, en aquellos 6 años, demasiado para mi gusto”.

Comprenden entonces que respiré aliviado cuando me dijo que yo sólo debería hablar de aquella época –ambientándola-, y, deduje, ¡no de  coches!

De este libro – EL OLOR DEL COCHE DE MI PADRE- hay que decir que es un libro sencillo y escrito con sencillez, que no simple.

Supongo que ustedes saben distinguir “sencillo” de “simple”. Pero por si acaso..…Miren les recuerdo lo que es algo SIMPLE ( y para saber lo que es algo sencillo pues cojan el libro, si se lo permite la crisis).

En estos meses pulula una canción -que estuvo pujando para ser la del  verano, aunque podría ser la del siglo- en que una voz de hombre (no podía ser de otra manera, pues los hombres para ciertas cosas somos únicos) le canta a su enamorada:

“Prefiero, en vez de pensar en ti, que las yemas de mis dedos te acaricien desnuda”.

Elemental querido Watson.” Mejor tocar que pensar” ¿no?, obvio

Bueno pues eso es una letra “simple”, nada que ver con algo “sencillo” como este libro.

Y vuelvo al libro

En el arco de medio punto que en el futuro habrá que traspasar para conocer la historia de Zamora desde 1950 a 1965, este libro se ha convertido en uno de sus sillares, en una de sus piezas, de manera tal que si no hubiera existido, otra piedra estaría en su lugar, es verdad,  ya que si no el arco se caería, pero, nacido a la luz este libro, ya es pieza fundamental de esa historia.

 Y no estoy exagerando por amistad, es de sentido común, cualquier piedra de las que componen un arco de medio punto, por el mero hecho de estar ahí, en él, se convierte en piedra fundamental, pues sin ella las demás caerían.

Ya dije que me alivió ver que Raniero no me reclamara como experto en coches dado que no lo soy. Pero menos aún lo soy en historia, ni en sociología, ni si quiera en memoria, por lo que deduzco que como Wylly es alguien muy inteligente, lo que pretende es que alguien hable de lo que él no cita de aquella época.

Cuando nacimos todos nosotros, en la piedra bautismal estaba escrito que los enemigos del alma son tres: el demonio, el mundo y la carne :

Los mismos enemigos de “el alma del régimen”: pues en aquella postguerra quedó prohibido hablar de dinero, de política y de sexo, que no son más que, en otro lenguaje, el demonio, el mundo y la carne.

Pero

Hemos dicho sólo: PROHIBIDO HABLAR, que por lo demás, “política” había y se hacía de sobra, que lo que caracteriza una dictadura es que, es política hasta un disfraz de carnaval  (a mi padre, y eso que era Alférez Provisional, le llamaron unos policías secretos la atención en la Avenida de Requejo – a la altura de la Marina actual y cerca de la Farola- mientras paseaba en un día radiante de luz con su Señora-mi madre-, después de misa y  antes de la hora de comer, por llevar a su único hijo de 6 o 7 añitos disfrazado de Pierrot ¡¡con un antifaz!!).

De dinero tampoco se hablaba, pero el afán de subsistir obligaba a buscarlo hasta con más de un empleo, cuando no era saliendo del pueblo, menor de edad, para emplearte en una casa de sirvienta a tiempo completo.

Y de sexo no se hablaba, de esto menos que nada, pero el barrio chino de Zamora-la Muralla-era célebre en toda España, que no en vano en Montelarreina se concentraban todos los veranos “las milicias universitarias”-futuros Padres de la Patria-, a cada uno de los cuales la instrucción de la mili, más la instrucción de la peripatética de turno, le hacía volver a su lugar de origen  “hecho todo un hombre” .

Qué satisfacción para el Patronato de Turismo, de haber existido, y para el gremio de hostelería, poder contabilizar tanto visitante de uno y otro sexo, que ellas, las del Barrio, también venían de fuera ya que las de aquí no daban a vasto

Ahora, como van a perseguir la prostitución deteniendo al cliente debemos recordar que si lo hubieran hecho entonces hoy día no tendríamos padres de la patria sin antecedentes penales.

Los citados en el libro y la pandilla propiamente dicha,  como  éramos Hijos, todos, o casi, de la burguesía y pequeña burguesía, podemos decir que nuestras familias fueron obedientes y nosotros más aún, claro. Por lo que nos desenvolvíamos en un ambiente social y familiar, donde estaba claro que los enemigos de la buena educación eran el demonio, el mundo y la carne y por tanto no se hablaba ni de sexo, ni de política, ni de dinero.

Todo estaba programado y tú te limitabas a cubrir cada etapa de la vida de la mejor manera posible: Había que estudiar una carrera, había que casarse, había que tener hijos y había que buscar casa (por descontado que se daba por hecho que se tendría coche y fantaseábamos con el modelo que escogeríamos llegado el momento).

Que no se hablara de dinero-el demonio- era lógico, “son problemas del matrimonio y a los niños no hay que preocuparlos”. Eso unido a que aún siendo años duros se ve que nuestras familias-las de todos los citados, que son una verdadera pléyade- se podían defender más o menos.

De política no se hablaba porque estaba prohibido. Vamos a ver, no es que nosotros temiéramos hablar, es que no se oía hablar y menos discrepar. Había un mundo y dabas por hecho que era así porque el mundo era así. Por tanto no cuestionabas nada.

Pero como estaba prohibido en la dictadura hablar de política, dinero y sexo, y los  enemigos del alma son el demonio, el mundo y la carne,  y ahora estamos en democracia, vamos a hablar de aquella época repasando esos tres puntos:

EL DEMONIO- EL DINERO

Era la época del hambre y aunque los habitantes del limbo de los justos de la pequeña ciudad no la pasáramos, se veía que dinero no había.

Las ropas se remendaban y remendaban hasta que el zapatero, o el sastre o la experta de la familia, certificaban la defunción definitiva de la prenda, por fatiga de los zurzidos.

Únicamente se iba a los bares o restaurantes con los padres o algún adulto, y en contadas ocasiones.

La paga de los niños y chicos era sólo lo suficiente como para comprar pipas o Campeche, o polvos de soda, o bolas de anís, en invierno (con excepción de castañas si ibas con los padres), y canicas (bolas), cromos y peones, en otras estaciones, más algún polo en verano.

Era tan escaso el consumo de esos artículos que las piperas -una figura entrañable del pasado- las podíamos contar con los dedos de una mano, y en consecuencia las conocíamos a todas, y las identificábamos con la esquina donde ponían su puesto.

Desde luego: Nadie vivía por encima de sus posibilidades.

Los trenes tenían tres clases de vagones: de 1ª, de 2ª  y de 3ª.

De lo que deduzco que había  3 clases sociales;  de las que en la “tercera” las mujeres trabajaban todas, e incluso más que los hombres.

Para cerrar el bucle de la conexión “demonio-dinero” baste recordar que no hay golpe de estado sin capital que lo respalde y dignifique, y entonces tampoco fue aquello una excepción.

EL MUNDO –LA POLITICA:

Las costumbres giraban en torno a lo que ahora sabemos era el Nacional-Catolicismo:

El periódico preponderante en nuestro ambiente era el ABC, que tenía muchas “afotos”.

El ABC tenía una noticia recurrente que por insistencia  me dejó perplejo, a pesar de que por la edad y el ambiente, yo de política no tenía ni idea.

Y me dejó perplejo porque se repetía con frecuencia. Se refería a la “fuga de cerebros en China”. Eran tantos los cerebros que se fugaban y tantos días aparecía la noticia de esa fuga de cerebros, que tuve la fugaz idea de que China debía ser un país de superdotados  -cosa que se confirma ahora cuando vemos que tiene más dinero que nadie-

 Es más si en aquella época, de la que hablamos, las chicas de la pequeña ciudad y las de toda España, salían una vez al año enarbolando huchas  con forma de cabeza: de un negro, de un amarillo y un cobrizo, pidiendo “para salvar a los negros, los amarillos y los cobrizos”, a lo mejor ahora serán los chinos los que salgan en breve en Pekín pidiendo limosna para ayudarnos a nosotros  a salir de esta crisis, con huchas en que la cabeza del negro sea “Obama”, la del amarillo “Rajoy” y la del cobrizo  “ZP”. Y es que Dios castiga sin piedra ni palo.

Ver hábitos por la calle y no sólo de curas, era normal, pues había promesas o juramentos que desembocaban en ese tipo de vestimentas, tanto en hombre como en mujeres. “Si sana mi pariente me pongo habito de…” debía prometer al santo de turno la gente, y como luego el padre de José Luis curaba al enfermo, le atribuían el milagro a Dios, y “hábito al canto” (muchos más de mujeres que de hombres -los de estos solían ser de Nazareno- camisa morada y cordón amarillo al cuello a modo de corbata ).

También existían otras figuras negras; era la gente cumpliendo con el ritual de los lutos: riguroso, de alivio y de medio luto. Y en los hombres el lazo negro en la manga del abrigo o  la chaqueta, recordando la maldita muerte de un familiar.

Se descansaba entre semana, sólo los jueves por la tarde (día de chachas y militares sin graduación, y de escolares bulliciosos), y al colegio o al instituto se iba con pasamontañas o verdugo para combatir el frio. (por cierto, pienso ahora, porqué no podía ir con antifaz en carnaval con 6 añitos y si de verdugo a los 10?).  ¡¡¡Ay qué ridículo hace quien dicta prohibiciones en cuanto el tiempo dobla la esquina ¡!!.

Era también algo chocante lo del  Director Espiritual, una especie de ángel de la guarda a gusto de la devota de turno. Se trataba de un confesor que se cogían en exclusiva aquellas damas que veían peligrar su alma o que simplemente gustaban de adorar al santo por la peana

Los hombres ¡¡y los niños, para educarnos!! teníamos prohibido o recomendado no entrar en la cocina. “Los chicos no deben pisar la cocina-decía mi abuela-eso es de niñas”

Los curas llevaban sotana y tonsura - afeitada la coronilla- y al ver uno por la calle había que besarle la mano.

Los paseos de dos en dos de los seminaristas hasta el Alto delo Curas, con sus bandas rojas, recordaban las filas simpáticas que ahora a veces nos tropezamos en el camino cuando nos cruzamos con una ristra doble de parvulitos acompañados de la maestra porque van a ver algo fuera del colegio, solo que entonces eran mozos como Dios manda o mandaba.

Había gran seguridad y no había otra obsesión que jugar: de pequeños a todo y  a medida que pisábamos la adolescencia a dejar que las chicas jugaran con nosotros, en el sentido de “está jugando conmigo”. Eso sí sin malicia, por pura torpeza infantil.

Era tal el orden imperante que hubo alguna primavera u otoño en que al acabar de hacer los deberes del día, yo, por ejemplo, si mis padres no estaban en casa, me iba a escondidas, dejando la puerta simplemente  entornada -los niños no teníamos llaves aún, de puro mocosos- procurando regresar antes que ellos.

Socialmente había un método educativo - extramuros de los centros de enseñanza y las familias- que cumplió un gran servicio en la formación de quienes entonces estábamos “sin saberlo, socializándonos y aprendiendo”.

Era lo que se llamaba “VAMOS A ECHARLO A PIES”

Se utilizaba este sistema para elegir los componente de 2 equipos, para lo cual se procedía así. Si se iba a jugar, por ejemplo, al  fútbol, como todos sabíamos quiénes eran los dos mejores del grupo (más o menos), se decía “que Tal y Cual echen a pies”; y entonces Tal y Cual –los 2 mejores- se ponían a cierta distancia y se acercaban, pie a pie, de manera que al último que le cupiera, en  el hueco que les separaba, un pie justo o medio, empezaba eligiendo.

Naturalmente cogía para su equipo al mejor de los que quedaban, y de la misma manera hacia luego el que perdió en esto de los pies, etc. Este sistema no desperdiciaba la EXCELENCIA porque el que escogía,  aunque tuviera inquina al “excelente”, lo “pedía” para su equipo pues de lo contrario lo cogería el rival (cada cual se iba con quien le elegía porque no había ideología a la que servir)

Aquello hacia que a cada uno de nosotros nos quedara una constancia perfecta de lo que opinaba el grupo de nuestra capacidad en tal o cual juego, sin más.

La Radio era el medio de distracción ideal, con AMA ROSA- serial donde los haya- y, a parte de los espacios  que se citan en el libro, el de  un tal Pepe Iglesias el Zorro que entre sus personajes contaba con el Finado Fernández, y su “Tenía un coche con marcha a atrás;  ¿ y de qué le sirvió todo eso?...de nada”

Las mujeres y las chicas usaban faldas-nunca pantalones.

Bueno para hacer gimnasia, las chicas, que estaban separadas de los chicos en los institutos, se ponían “pololos” como bien sabíamos al irlas a espiar, más por aventura que por otra cosa, que los pololos rozaban las rodillas: o bien por arriba o bien por abajo.

Como fenómeno social hay que decir que la aparición de la “falda tubo” tuvo su importancia, pues hablamos de años en que aún no se había esfumado la costumbre de rezar el rosario en casa en determinadas circunstancias, dicho esto como contraste costumbrista.

La falda tubo y el descubrimiento de las corvas-que no las curvas de los coches de Raniero- fue como el corte de la cinta que inauguraba un nuevo momento sociológico: la dictadura duró tanto que SUFRIÓ cambios por fuerza .

Los charlatanes hacían las delicias de todos en las plazas, vendiendo estilográficas Parker valoradas en 100 pesetas, que se clavaban como dardos en un madero y no necesitaban renovar la tinta, y que costando 100  las vendían,  ni por 75, ni por 50, ni por 25, ni por 10, ni por 7.  ¡¡Por 5 pesetas!! y encima te regalaban una maleta.

Hoy hubiera sido un apartamento en Torrevieja.

Aquellos charlatanes fueron el preludio de los políticos de hoy en día.

El icono sexual de la época, cuando no había ICONOS ni sexo era Brigitte Bardot, a quien conocíamos de oídas.

Y vamos con LA CARNE-EL SEXO

En esto estábamos “más turbados” que en cualquier otra cosa

Era tan furtivo y escaso, ese mundo, e iba tan unido a un sentimiento de culpa, que se podía decir que la vida de los adolescentes respondía a los cánones de un cilicio constante e inconsciente, que nos permitiera purgar nuestros torvos pensamientos y nuestras torpes acciones (que así se llamaban estas cosas que bullían a borbotones por nuestras venas ya que   aún no teníamos colesterol) .

¿Cómo se explica si no el que se llegara a jugar en un campo reglamentario -como el de futbol de tierra del instituto de la época, EL CLAUDIO MOYANO- partidos interminables de 20 contra 20 con una pelota del gorila?

O en el “acerón”, aún existente en Príncipe de Asturias en un edificio con dos torrecillas, junto al Café de las Artes . Llamábamos “el acerón” a la entrada de carruajes y tenía una forma especial, marcando con un desnivel la curva del coche de caballos que debería usarlo: Pues bien ahí, con las porterías formando un ángulo de 180º, qué barbaridad, podíamos estar horas y horas jugando un partido hasta quedar partidos.

Si a Raniero le dio por quedarse con la idea de los coches que iban apareciendo por aquellas calles deliciosamente vacías, otros, la mayoría y a lo mejor también él, preferíamos otro tipo de carrocerías. (“Mira qué carrocería tiene esa tía”, era frase de la época).

Por eso se debe recordar que:

1.-En el mundo de la carne, el mundo de los mayores era aún  más cerrado a nuestras vidas -incluso tenían una frase en clave: “ojo que hay ropa tendida”, con la que se alertaban unos a otros SOBRE si había algún mocoso cerca de la conversación inoportuna.

Sólo recuerdo una excepción. Un Mayor muy campechano- que se cita en el libro (¿y a quien no se cita?) Marciano

Y que era el dueño de una fábrica de esas que si querías te recubrían los objetos con plata (galvanoplastia).

Solía dirigirse a nosotros-la pandilla- porque conocía a nuestros padres, y un día frente a dónde hoy esta Zara (me acuerdo de la impresión que me produjo la anécdota) nos dijo a nosotros -mocosos aún y sin venir a cuento:

“Yo me podría acostar con cualquier tía de Zamora, pero con la mujer que tengo, para qué”. Sublime.

¿Sería verdad su dicho, habría una promiscuidad oculta entre los mayores? 

2.-Dice Vallvé, en el libro, que el Insti- el fabuloso Claudio Moyano, entonces el único Instituto de la provincia, era “laico”. Bueno un pequeño lapsus que tal vez produjo al compararlo con el otro centro rival, el Corazón de María, pero en el Instituto (a pesar de que la Señora Felisa, bedel que vivía en él, que maravilla de mujer, decía: “si quieres tener un hijo bruto ¡mételo en el instituto!”), a pesar de eso, una vez por curso se suspendían las clases una semana (la anterior a Semana Santa) y nos daban unos ejercicios espirituales tenebrosos y morbosos a más no poder, donde nos quedaba claro que cada vez que pecábamos contra el sexto mandamiento “crucificábamos a Cristo de nuevo”. (infiernos aparte).

Una salvajada doble porque por un lado no queríamos hacer daño a nadie, pero por otro no lo podíamos evitar. Vamos, para que se entienda, es como si el Obispo les dice a ustedes  que cada vez que votan al PP crucifican  al Hijo de Dios 

En consecuencia cuando nos dábamos al placer solitario porque no quedaba otro remedio nos limitábamos a degustar: “orgasmo con reducción de remordimiento”.

Esa sensación de culpa en Zamora era gigantesca- y no porque los hijos que no tuvimos quedaran en las cloacas- sino porque gracias a nuestra Semana Santa sabíamos que crucificar a Cristo era una judiada de padre y muy señor mío, y no queríamos eso por nada del mundo.

Con los ejercicios espirituales venían curas muy preparados -preparados para comerte el seso (eso de la cabeza)-, tan preparados que fueron cambiando el rollo de la crucifixión indirecta de Cristo por el que estaba científicamente probado que el pecado solitario eran malo para la salud.

Eran curas cuneros que luego eran los que, junto con los de aquí, te confesaban para la misa de campaña. Pues bien, me consta, por anécdota que no puedo contar por falta de tiempo, que al menos el 10% de los curas eran de los que “veían la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio”.

Esos ejercicios espirituales cerraban una cuaresma - con su abstinencia y todo- donde debíamos tener un espíritu masoquista (hijo del pecado sin duda) -porque- y este juego lo olvida mi amigo Raniero- usábamos los recreos de la temporada de invierno, en hacer con las bufandas trenzas que a modo de zurriagos nos permitían sacudirnos sin piedad en una guerra de dos bandas: los cursos de los mayores contra los menores (así, a lo bestia, sin equilibrar fuerzas)

3.- Se creía que no existían las relaciones clandestinas pues, pensábamos, si un chico besaba a una chica se pondrían tan colorados cada vez que se vieran que se lo notaríamos.

Qué bendito fue el día en que no se sabe cómo, descubrimos que todos también pecábamos contra el sexto mandamiento. Qué alivio.

4.- Las chicas no estaban en nuestro mundo. Y de eso, como no había ESO, ni idea: pensábamos. Eran otro mundo, otro limbo, tal vez, pero no se, más limbo que ninguno.

Pero también aprendimos, en aquella época, que en cuestión de sexo no se podía poner la mano en el fuego por nadie, y lo descubrimos cuando uno  de  la panda,  aparentemente ajeno  a estos devaneos, fue descubierto (dicen) metiéndose mano con  una mayor que él y ajena a nuestro mundo.

A las chicas, a medida que iban apareciendo en nuestras vidas, las cortejábamos en Semana Santa cuando a cara descubierta y vestiditas con ropas negras de sus madres, les susurrábamos desde las pequeñas aceras de las pequeñas calles de la pequeña ciudad :

 “Estás de negro que dan ganas de matar a tu padre”

5.- Hay que mencionar la dislocante presencia de quienes Raniero, con extrema delicadeza, llama “chicas que ayudan en casa”, y que eran denominadas  chachas o sirvientas o criadas, y dormían en la casa de los Señoritos, si eran fijas.

Ese convivir, en ocasiones siendo chicas de tu casi edad y por tanto con la misma problemática, hacia extremadamente curiosa la convivencia sin que milagrosamente pasara nada.

Así que en definitiva se puede decir que los novios llegaban vírgenes- al menos ellas- al matrimonio.

Pero hablar de la noche de bodas es abandonar la infancia, así que acabo.

Y ACABO CON UNA última pincelada de aquella Zamora. Y  la doy con una anécdota que resume bien todo.

Habíamos coincidido en Auto-Res, Raniero y yo, viniendo de Madrid (luego.. ya era  la época final del libro). No se si venía alguien más de la pandilla.

En esto el autobús superó el Alto de los Curas y empezó a entrar en la ciudad y uno de los dos, no recuerdo el orden, empezó a decir, siguiéndole el otro alternativamente,:

“Otra vez en Zamora”, “ Otra vez las mismas casas”, “los mismo árboles”, “los mismos perros”, “las  mismas farolas”,” la misma avenida”, “las mimas tres cruces”, “las mismas caras”, “los mismos amigos”, “las mismas novias”, “los mismos padres”, “lo mismo siempre”, “lo mismo siempre”.

Y reímos felices. Éramos felices. Fuimos felices, Que suerte tuvimos: habíamos vivido en el limbo de los justos de la pequeña ciudad.

28 de Octubre del 2011.
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José Mary Francia nº 2

HOMENAJE  A  “JOSE  MARÍA   FRANCIA  VIÑA”


                        “CHEMARI   Y   LA    TORTUGA  DE  GAUSS”


Disculpad que para completar el retrato robot de José María utilice la fábula de “Chemari y la Tortuga de Gauss”. (Los amigos de la casi-infancia le llamábamos “Chemari”)
            
Su adolescencia, que coincidió con la mía, se produjo en un época en la cual no había otro despeñadero sexual que los escotes-recatados-de Sara Montiel en el cine. Y el círculo se cerraba con Ejercicios Espirituales Obligatorios, de una semana de duración por curso-durante 7cursos, en el Instituto Público de Zamora “Claudio Moyano”

            A partir de ahí, pues, podría hablar de por qué le gustaban tanto los devaneos. Pero eso no nos llevaría a ninguna parte, porque respecto a esa cuestión todos-y todas-somos iguales.
            
Comentemos por tanto, mejor, el hecho diferenciador.

            Para ello permitidme que antes os recuerde aquello de la Curva de Gauss.

Esta curva es la que sale en los estudios estadísticos cuando las cosas son normales.

Por ejemplo, si nos pesaran a los que aquí estamos, saldría un “peso medio”, en torno al cual estaríamos la mayoría de nosotros. Pero además, habría unas pocas personas-muy pocas-que se alejarían de la media, por tener mucho peso. Y por lo mismo habría unos cuantos,  también pocos, que tendrían menos peso del habitual. Siendo todo lo dicho lo normal: el que haya de todo y distribuido como se indicó

Luego, si dibujamos esos resultados, sale una curva cuyo perfil es similar al corte longitudinal del caparazón de una tortuga gigante. (ver la gráfica).


Pues bien, si hiciéramos el estudio estadístico de la capacidad intelectual, social y revolucionaria, (en una sola pieza) de cómo era la gente en la España de su tiempo- la vida de José Mari-obtendríamos, claro está, una curva de Gauss.

Y en ella, como en todas, habría: mucha gente en torno al valor medio, luego, muy poca en un extremo, y otra, también de escasa cuantía, que destacaría en inteligencia, compromiso y capacidad de lucha.


Pero ocurre que la curva de Gauss tiene-como dijimos-forma de tortuga ¡y lo es!. Y esa es la razón por la que el Poder permite la democracia: al votar todos-lógicamente- la tortuga, claro está, va, por decisión propia“a paso de tortuga”,  y encima, por culpa del Pensamiento Único ¡con el freno echado!. O sea, para los poderosos ¡el descubrimiento del siglo!: ¿Hay algo menos revolucionario que la velocidad de una tortuga? Difícilmente.


Y aquí entroncamos con la personalidad o el arquetipo de nuestro común amigo-y admirado-José Mari.

¡En la curva de Gauss de las aptitudes rebeldes contra el sistema, él estaba en la cabeza de la tortuga! Y por eso le admirábamos, porque sin saberlo percibíamos que su situación en esa curva estaba enclavada en la zona-poco habitada-de quienes tienen un carácter excepcional.

Y por eso mudaba con frecuencia de grupo, de ahí su inquietud. Porque tirar de una tortuga -razonando- es agotador: El caparazón pesa un millón de toneladas conservadoras. Nadie -ni los cabecillas- hacen nada que pueda romper la armonía intelectualpor miedo a salirse de los tres mandamientos del orden establecido, a saber: “que la realidad es la realidad,     que las cosas son como son,    y que siempre hubo y habrá, ricos y pobres”.

Exactamente todo lo que él no podía soportar: Pues consideraba que la realidad hay que cambiarla, que las cosas no son lo que parecen, y que nunca debe haber ricos y pobres.
            
José María ha pasado por diversas tortugas de carácter social o político. De todas se salió porque se vio en la cabeza de la tortuga (No confundir con ser jefe. No es lo mismo. Incluso es, más bien, incompatible) y comprobó lo durísimo que es conseguir que la tortuga acelere su paso y  revolucione el Orden Social Imperante. Por eso, impaciente, se fue de tantas.

Y ahí tenemos una de sus facetas, pues era, sino el Divino Impaciente, si el  Impaciente Divino, en el sentido de cordial, ameno y tierno.
            
De este paso por tantas tortugas, Chemari llegó  a ser una mezcla de cristiano de base, socialista de altura, comunista libertario y médico de la vida, o sea un Ecologista en Acción.

            Que últimamente, al ser esta tortuga más etérea, la debió de ver con marcha más rumbosa y en ella se quedó. Y puede que también, tal vez, porque esta tortuga le permitía ser, sin mayor quebranto, todo lo que era.
            
Aunque sospecho que le atrajo, de Ecologistas en Acción, también el apellido de “en ACCIÓN”. Porque él siempre entendió que era la acción-de palabra u obra-lo imprescindible para el vuelco social-dudo que el quisiera sólo un cambio-. Es más, sospecho tanto del atractivo de la palabra “acción”  para él, que puede que en su día tuviera contactos con acción católica, cuando sólo era alguien en formación, aquella época de la sobredosis de liturgia que os comenté.

José María quería acción, revolución, cambios, impaciencia, lucha. Y por eso las tortugas de lo políticamente prudente le parecían tortugas perezosas

Él fue como el protagonista de las películas de aventuras, alguien que no paraba, el movimiento continuo, y siempre caminando hacía la misma estrella: la de que nunca haya ricos y pobres.

            No pegaba bien por tanto en un mundo de tortugas.

            ((Que nadie se moleste por lo dicho, que yo soy de tres tortugas, e incluso de una de ellas el Coordinador))

Y para acabar, y por citar un defecto, que no conviene deificar a nadie, contaros que se compró una guitarra, en plena adolescencia, y aunque en la tortuga de quienes tocan ese instrumento el estaba más bien por la zona del rabo, nos torturaba, a los amigos, con el “ne me quitte pas” o el “Bésame, bésame mucho”, mientras utilizaba de pentagrama un par de ojos bonitos que hubiera por allí. Porque era, también, un seductor

            ¡Casi ná!.                    

Salamanca-17 de Diciembre del 2005 
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Ramiro Muñoz Haedo nº 3


Queridísimas y queridísimos amigos; y creedme,  cada vez más apreciados y queridos:

Permitidme que con la autoridad  moral que me da ser, desde hace unos fatídicos meses, vuestro decano, os dirija unas palabras en recuerdo de la memoria de Ramiro.

RAMIRO CARLOS MUÑOZ HAEDO

RAMIRO MUÑOZ HAEDO

RAMI

RAMIRO.

Y permitidme también, que rabioso por no haberlo tratado más y más veces en las últimas décadas, suerte que tuvisteis otros, empiece “presumiendo” de que lo conocí el primero, al margen claro está de su entrañable hermano Guichi, a quien reiteramos un pésame de amigos abrumados por esta jodida pérdida; tan inesperada encima.

Yo de Rami tuve la suerte de ser “hermano de chocolate”. Ya sabéis que hay hermanos de sangre, hermanos de leche y hermanos de chocolate. Considerados así, los que como los hermanos Muñoz Haedo y yo fuimos, y por tanto somos, que eso no nos lo quitará ninguna maldita muerte.

Debieron de coincidir nuestras madres, como tantas madres con sus niños pequeños, en el parque de San Martín, en nuestra bendita Zamora, y hablando ellas entre sí en cada encuentro, dejaron crecer entre sus faldas la amistad de sus hijos.

Y al crecer, y entrar y salir, por la Plaza Mayor y alrededores, ¡¡ cuántas veces Dios!!, cuantas veces, llegábamos a la casa de Rami a la hora de la merienda, y su madre Carmina, qué espléndida y encantadora persona, preguntaba: “¿Has merendado Paquito?”. Y uno de los hermanos resolvía la incómoda respuesta: “No. No ha merendado, venimos de….”

La respuesta era incómoda porque suponía que le dieran a uno de merendar, aunque luego se correspondiera otro día en la propia. Y así, Doña Carmina, se ponía a preparar la misma merienda para sus hijos, y el amigo de turno. Mientras yo miraba al interesante padre de Rami, Don Ramiro, un señor tremendamente entrañable y fascinante, que era sastre, con un taller de confección que se extendía  por la casa y el local de arriba, y  que hacía que aquello fuera un bullicio continuo.

Lista la merienda, y convertidos los tres en “hermanos de chocolate” pues la mayoría de las veces y en todas las casas,  era de “pan con chocolate”, bajábamos las escaleras de madera -desde un segundo, sin  ascensor por supuesto- en un segundo, a ver quien corría más haciendo un ruido atronador al pisotear con fuerza.

Cuando me dijisteis que Ramiro había muerto pasé deliberadamente por la esquina de la Plaza Mayor y la calle Renova. La casa de su infancia por fuera permanece idéntica, aunque el portal está siempre cerrado, y no pude ver si aún existía y cómo era realmente, que algo la he olvidado, la “resbalina religiosa” que tenía.

Algunos portales, en el hueco de la escalera, abajo en el portal, tenían una pendiente muy inclinada por la que jugábamos a deslizarnos de niños, supongo que a falta de estaciones de esquí en los años 50 (del siglo pasado) que es de los años que hablamos. De ahí lo de “resbalina”, que lo de  “religiosa”, ni idea. Aunque tal vez fuera “resbalina prodigiosa”

En realidad, lo que buscaba pasando por el portal “conscientemente”, lo que  quería, era volver a aquella época. O cualquier otra. Volver el tiempo atrás y poder verle a él. Que todo siguiera igual. Como queréis todos vosotros. Lástima no haberlo disfrutado más.

Ramiro, era todo un Senator, un senador.

“Joder, Paco, toda la vida en contra del senado, y ahora vas tú y dices que yo era un SENADOR”.  Me parece estarlo viendo con un comentario como éste, tan suyo en la estructura, acompañado de su propia y reconfortante carcajada.

Me refiero a esos Senadores que conocimos todos, y él también, en las inolvidables sesiones matinales o de la sesión infantil (a las tres y media y con “emblema”), del Cine Barrueco, o el Principal, o el Ramos Carrión, o el Valderrey. Cuando nos forjábamos todos, niños aún,  en el tipo de persona que ahora  somos, cada cual a su manera.

Rami, era como aquellos senadores de las películas de romanos. Con porte, con elegancia, con conocimientos, de una inteligencia profunda. Es más, una túnica de senador romano le hubiera quedado impecable a su fisonomía.

Y así lo vi siempre. Incluso Senador en el temple. Ya desde niño sus reacciones eran pausadas, “Halá, Luis, ya verás mamá cuando se entere”, aseveraba, sin mayor estridencia, si su hermano pequeño había roto el pantalón cuando saltábamos una tapia.

Esa elegancia, la tenía hasta en la estructura física y los movimientos que acompañan a esta, que recuerdo, pensando y pensando en él, de qué manera especial  ponía los dedos para jugar a las bolas o a los chapetes.

Incluso el pantalón corto de la época, que todos usábamos cual ritual, hasta que alcanzábamos cierta edad, le quedaba bien. Aunque aquí supongo que influyó el tener al profesional en casa.

Ramiro era lo que se conoce por “todo un caballero”. Y toda su vida lo fue.

Cuando a aquellas personas que sabía podían conocerle y recordarle, les comunicaba la fatalidad, todas, indefectiblemente, comentaban lo mismo. “Si, Ramiro, que eran dos hermanos, claro que me acuerdo. Tan agradable, tan educado, se alegraba tanto cada vez que nos  encontrábamos… “.

Pero Ramiro era aún más, tenía aún valores más profundos, más importantes, más rotundos.

Su carácter SOLIDARIO. La forma en que engarzó la preparación académica con su hermano Luis para superar la carencia económica que había para afrontar los estudios universitarios en la época, es digna de subrayarse. Y así él decide, y digo él, porque ese fue el orden, que trabajará de delineante y sufragará los gastos de la carrera de su hermano. Para luego, su hermano del que afortunadamente no hay que hablar hoy, corresponder, trabajando él para que Ramiro obtenga la licenciatura, naturalmente. Pero es Ramiro quien empieza protegiendo las espaldas de su siempre tan querido hermano pequeño. En cualquier juego infantil siempre cargó, voluntariamente y feliz, con esa tarea, cosa que le marcó y embarcó en una oferta de ayuda constante a quien le necesitara.

Su inteligencia, capacidad de esfuerzo y afán de conocimiento y cultura, le hacen aprobar el mismo año las oposiciones a agregado y cátedras de Instituto de Enseñanzas Medias. Mérito más rotundo de lo que parece dicho sin más. Y ejerce de Catedrático de Historia, lo que luego extenderá a la Universidad en su Alicante adoptivo y adoptante, que hasta ha sido personaje en las Hogueras de San Juan de este año 2013, del profundo y admirado recuerdo que ha dejado. Y Alicante no es un sitio pequeño en el que se conozcan todos. Más mérito aún.

Su valía, su dulzura y su atractivo, unido a un bonito uniforme militar (está haciendo la mili), le convierten en un galán en ciernes, y eso le permite conquistar a una niña preciosa, años menor que él, de ahí lo de niña, que le hizo rabiosamente feliz. Y viceversa, que Ramiro siempre daba más de lo que recibía, aunque aquí por problemas de intimidad no sabemos si así fue (¿Quién daba más?), ni nos importa. Digamos, eso sí, que la cara de felicidad y complicidad de ambos hablaba por sí sola.

Casado con Mabel, extraordinaria mujer y más extraordinaria persona, pudo dedicarse a vivir la vida “y ahí me las den todas”. Sin embargo y eso ha sido trascendente en su trayectoria como persona, Ramiro se forjó solidario, era solidario, quería a la gente; y militó en la izquierda.

De esto nos ha quedado el inmejorable elogio de sus amigos y compañeros de los sitios por los que pasó, donde vivió y donde sembró ejemplo dando ejemplo, lucha haciendo lucha, militancia militando.

Te despido amigo, te despedimos amigo. Como poco fuiste nuestro amigo del alma, amigo de toda una vida, de nuestras vidas. Fuiste un genial resumen de lo que es la amistad. De cómo debe ser la amistad. Nos enseñaste a darla, a regarla, a abonarla, a disfrutarla.

Estos bellos encuentros de la pandilla, que suelen coincidir con “Las Edades del Hombre”, van marcando una edad que no se mide en años. Se mide en sentimientos, en sensaciones, en abrazos de algo que ya ni sabemos  lo que es.

Toda medida, todo lo que se mide, exige una unidad. La “unidad de medida”, y tú Ramiro Muñoz Haedo, amigo, amigo, amigo, serás para siempre “nuestra unidad de medida de la amistad”. Tú, que nos enseñaste a querer a los amigos.

 Nos servirás para saber, para medir, cuánta amistad, afecto y entrega sentimos por tal o cual.

Ah!, esto se acaba, pero quede dicho que por tu esposa, Mabel, y tu hijo, Héctor, no te preocupes, aquí estamos nosotros. Siempre alguno, o alguna, estará a mano, cerca, tendiéndosela,  como siempre estuviste tú, respecto a nosotros, si era necesario.

Suerte tuvimos conociéndote ¡¡¡qué suerte!!!

Y qué mala perderte ¡¡¡qué mala!!!

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Arévalo-6 de Julio del 2013.

Las Edades del Hombre.

Habitual encuentro de amigos de aquella adolescencia de los años cincuenta, sesenta, y todos.


Antolín Martín y Marisol Aldea nº 4


ANTOLÍN MARTIN,  EL  HEROE  DISCRETO

Aún no se Marisol, cómo haceros llegar mi cariño y el de aquella pandilla que nos forjó y me está preguntando.

Esa discreción de Antolín, tu marido de siempre, adolescencia incluida, habla mucho y dice todo de su esplendida personalidad.

Dentro del grupo era del pequeño sector que estudió en el Corazón de María. Educado y magnífico chaval podría haber sido un chulo por su capacidad para el atletismo y el buen fútbol, pero era discreto.

Admirado por las chicas al parecerse a Antoni Perkins, el actor entonces de moda por el film “Psicosis”, no traspasó nunca la raya de la petulancia. Era discreto.

En los años 80 del Siglo pasado, coincidí a veces tomando café  con él en la cafería frente al Claudio Moyano. Le hacía gracia que me hubiera metido en política y de esas charlas deduje que él no.

Sin embargo, y tal vez por influencia del propietario del Hotel II Infantas, que si era militante del PP (marido de la ex concejala González Baquerín) acabó de número uno en la lista de dicho partido para las elecciones municipales de 1987.

El PP sabía que iba a perder, me consta, y sin embargo Antolín ganó.

Político con mentalidad de funcionario honrado y cabal, aplica una gestión cuyo mejor perfil es lo que cuentan en esa época sus “amigos” de partido: “Contabilizaba hasta los lápices de la casa”.

A los tres años el balance de gestión es insulso, y surge el asunto del Cuartel Viriato. En principio él, persona buena y de orden, comulga con éste y lo lógico es que si el Ministerio del Ejército (aunque sea del PSOE) dice que los terrenos han de ser para especular, así sea.

Sin embargo, dicen que, aconsejado, pero en todo caso da lo mismo, pues aceptar los consejos acertados es de inteligentes, y él lo es, urden un plan.

Saltaría la verja del Cuartel al acabar el inmenso corro que el pueblo zamorano va a despegar en torno a aquellas instalaciones que encima eran de la ciudad (según descubrió Guijosa el de IU).

Y saltó la verja, y saltó a la fama, y se le obnubiló el sentido con el cariño de la gente y gritó ante una muchedumbre enfervorecida: “De aquí no me voy hasta que esté el problema resuelto”.

La Coordinadora Ciudadana, a rebufo de su decisión, decide quedarse encerrada con él. No puede decirse que a él se deba en exclusiva la gesta del Cuartel Viriato, pero sí que si no llega estar él encerrado, nos sacan de allí inmediatamente.

Antolín Martín se convierte en héroe a su pesar. Él es discreto.

Abandonado por su partido, siente el cariño y la protección, merecida de los otros encerrados, que se convierten en su guardia de corps. Pasados los años seguía contando como anécdota la tarta con una hoz y un martillo que le obsequiamos y compartimos. “He aprendido que al final lo que valen son las personas”, decía

En 1991 el PP lo pone como candidato a la Diputación, esta vez por lo contrario de la anterior. En el 87 porque creyeron que no iban a ganar y ahora porque creyeron que con él y su viriatismo en el cuartel, iban a arrasar.

El PP pierde la Alcaldía de Zamora, a la que optaba José Bahamonde, pero él gana la Presidencia de la Diputación.

Discreto o no, se crece, y va formando un ejército en torno a Asaja y las decenas de Alcaldes del PP.

En 1995, vuelve a repetir como Presidente de la Diputación (esta vez yo he entrado representando a IU en esa casa).

Mide mal sus fuerzas y se levanta contra el PP más clásico y caduco. Su experiencia de despacho, las presiones de los constructores  de  obra  pública y alguna altivez de diputados suyos, le han hecho creer que las cosas hay que cambiarlas y que él las puede cambiar.

De nuevo será héroe a su pesar. Empieza la batalla interna en el partido y aunque él encuentra la ayuda inesperada en un empresario que afirma que es cierta la corrupción en el PP y la entrega de cheques a Aznar (Presidente de la Comunidad), el Poder le parte las piernas, y sus Diputados, los fieles, le van abandonado uno a uno y así todos, hasta arrojarlo al Grupo Mixto mediante una venenosa moción de censura.

Antolín Martín era una persona leal, y por esa lealtad extrema, un día, siendo Presidente de la Diputación, se lleva un papel a casa: Resulta que el PSOE ha pedido un informe de algo. Cuando le llega a Antolin, listo como él sólo, lo guarda hasta que se lo pida quien lo solicitó (el documento perjudica al PP). Cosa frecuente en política, nadie se lo reclama, y lo olvida. 
Pues bien los suyos que sabían que él tenía ese papel para protegerles a ellos, al PP; lo denuncian por custodia desleal o algo así.

Tiene que dejar el humilde cargo de concejal del CDS que ostentaba, valiente también, y desde el que pretendía seguir luchando como un héroe contra el Poder.

Héroe a su pesar,  ha muerto ese amigo que adolescente y con traje, bailaba en el Casino de Zamora (cuando no había otra cosa) la canción de Adamo  “Mis manos en tu cintura”, y la cintura era la de su adorada Mari Sol Aldea. Todos los amigos os estamos recordando.

 10 de Junio del 2015

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Lola González. Nº 5


MARIA DOLORES GONZALEZ RUIZ.”LOLA”
NUESTRA LOLA.
Cuando se produjo el Big Bang  de nuestra pandilla, cada trozo de aquel grupo, cada uno de nosotros, salió despedido hacia sitios muy diferentes.
Y así Lola, la que a todos los chicos del grupo nos turbaba, o si queréis que se entienda mejor, nos gustaba, siguió una trayectoria que ha dejado escrita en el cielo las palabras valía y valentía.
En la década de los sesenta Lola era nuestra. Teníamos 13, 14, 15 y así, años. Y su llegada de Madrid, por vacaciones, era esperada con expectación y entusiasmo. Era La Perla del grupo.
Entonces las cosas como eran como eran, y no requerían mayor explicación. Ahora, al saber de su muerte y por tanto de su vida, todo se explica mejor.
Por no hablar de lo físico, lo cierto es que rezumaba un encanto y una capacidad de seducción no deliberada, que nuestra inocencia no supo ver. Y ella tal vez tampoco.
Pero si echamos cuentas y vemos que en 1969 con 23 años. y algunos sin destetarnos aún, ella era activista roja y que a su novio, a su amor por lo tanto, Enrique Ruano, lo arroja la policía por una ventana en un presunto registro tal vez para ocultar que se les había ido la mano en el interrogatorio, entonces debemos admirarla y quererla aún más de lo que ya lo habíamos hecho.
Pudo dejarlo todo y siguió. Ved ahí su valía. Y encontró otro amor. Sin duda porque ella era un amor en si.
Y sólo  ocho años después, en 1977, casada con Francisco Sauquillo, y valiente como siempre era, aún sin que lo supiéramos con precisión, estando en el despacho laboralista de Atocha de CCOO y siendo miembro del PCE, sufren un atentado del que milagrosamente sobreviven cuatro personas.
Han entrado unos pistoleros del Régimen de Franco y han disparado para asesinarles a todos. Sus heridas fueron tan definitivas que la consideraron muerta. Pero salvó. La vida, la valía y la valentía.
¿De qué estaba hecha Lola; nuestra Lola?
Hace dos o tres años la encontré en un acto de rojos en Madrid. Era para ver si nacían las mesas de convergencia. Oi quien era y la busqué hasta no parar. Le hablé de nuestras comidas anuales, y mostró ganas de asistir a alguna.
Pero ya sabéis, la vida se enreda y no hilacha lo deshilachado.
Ahora, al saber de las circunstancias de su muerte, me he quedado impresionado y perfectamente informado a la vez.
Tenía una nueva pareja, he ahí su encanto, su perfección como persona, que da lo que se busca en otras personas.
Y todavía más, según la crónica, ella habría muerto de un cáncer y dos días después su actual marido, se habría quitado la vida con medicinas.
¿Qué tenía Lola que no se podía vivir sin ella?
¿Existe mayor prueba de amor que no soportar la marcha de la pareja? ¿Existe mayor calidad humana que el de ser imprescindible?
No se lo que tendría Lola de tan especial, pero yo me siento estúpidamente importante y especial, por haberla conocido.
Espero que a vosotras y vosotros os pase algo parecido.
Se va la infancia, se va la adolescencia, se va la vida.
Gracias a todos por haber hecho la mía tan agradable.
Gracias Lola.
 Zamora. 2 de Febrero del 2015

También ha muerto, en Enero del 2015. Loli, hermana pequeña de Antolín. De lo más atractivo y jovial de Zamora. De gran profesionalidad y competencia en su trabajo

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Fernando Casaseca. Mary Carmen Calderón Nº 6.


FERNANDO CASASECA BENEITEZ
Fernando Casaseca llegó a la panda ( a la pandilla, Zamora años 50) junto con Antolín, y ahora, en este mismo año 2015, Antolín y Fernando se nos han ido, se nos han escapado.
Provenían los dos del mundo del Corazón de María y del atletismo, cuestiones ambas, que en el caso de Fernando, fueron determinantes para su vida.
Fernando era un corazón tierno dentro de una coraza protectora.
Coraza y corazón eran en Fernando un perfecto resumen de su entrañable manera de ser. Un dulce contraste.
Su vocación amorosa habla de su ilimitada ternura, desde los 18 años enamorado, y dependiendo del amor, por su encantadora esposa, y nuestra admirable amiga, Mary Carmen Calderón, que entonces tenía 15.
Su vocación profesional, marino de guerra, habló de su necesidad de una coraza: coraza de hierro y acero del acorazado, coraza de elegancia y porte de su uniforme de oficial.
Fernando Casaseca, a nosotros, sus amigos y amigas, nos regaló su ternura, su trato exquisito, su afecto sincero, porque su coraza, conociéndole, sólo era corazón.
Mary Carmen, con una fuerza y valor impensable para quienes la conocimos casi niña, adolescente incipiente, mostró el día de la muerte de su compañero, nuestro amigo, la grandeza de esta pareja.
Cuando vio que su hombre, Fernando, perdía el aire, luchó por él, por ella, por su hijo, por todo, intentándole hacer un boca a boca, que le pasara su propia alma a su gran amor, su inmenso cariño  a quien era su vida, su fuerza de mujer hecha y derecha a su oficial y caballero.
Fue, en definitiva, un beso de amor. De amor desesperado, como los mejores amores.
El último beso, el último, y tal vez igual al primero, en emoción trascendental, cuando el tiempo de todos nosotros era otro.
La autopsia contó y cantó que Fernando tenía el corazón destrozado.
La ternura, la dulzura, el sentimiento de Fernando, tan noble, llegó a un punto en que fue incompatible con su coraza.
Qué suerte tuvimos los que bien le conocimos, de disfrutar de esa gran persona, magnífico amigo, fenomenal  padre y marido enamorado, que no podía ocultar su gran valía tras ninguna coraza, ni uniforme.
Que lo mismo que él enriqueció nuestras vidas con su buen trato, que nosotros hayamos sido capaces de haber hecho la suya mejor cuando fue posible.
Fernando Casaseca, en el combate de la vida ¡venciste!, como así acreditan las condecoraciones que merecen la pena, y tú portas las de: tu familia, tu hijo, tu mujer, Mary Carmen Calderón, y si nos dejas, nosotros, la pandilla, amigas y amigos de siempre, y ya, para siempre.
 Zamora. Año 2015
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Ezequiel Higado y Lola nº 7

EZEQUIEL HIDALGO  PRIETO

EL ZEQUE.

De todos los amigos de la pandilla tal vez sea Ezequiel el que presenta menos armonía entre su aspecto físico y su interior espiritual.

De exterior sanchopancesco Ezequiel es sobre todo un desprendido  Quijote.

Sin que esto signifique que no reúne las envidiables cualidad de Sancho, a saber: “bon homía” (“Buen Hombre” en traducción libre para quienes no sabéis idiomas); inteligencia profunda y práctica, corazón tierno y sonrisa franca.

Pero aún así, sostenemos, es más Quijote que Panza.

Baste, como demostración este acto que nos congrega. Resulta que cuando lo habitual es dar una comida a alguien que se jubila, va y es él quien nos da la comida a nosotros.

Experto en combustibles fósiles, sin embargo, para ser feliz –y lo consiguió- se buscó lo más ajeno a un combustible fósil que puede haber bajo las estrellas: una hembra como Lola, que da más calor, energía, amor que cualquier combustible, y esta más viva y da más vida, y es más su vida (la de Ezequiel) que una selva virgen.

Y vida, ya sabemos, es lo más opuesto que hay a un fósil.

Al Zeque le debemos todos, a parte de la parte alícuota (“correspondiente” para quienes no sabéis idiomas), le debemos decíamos, a parte de la parte correspondiente de esa amistad que sólo dan los amigos del alma, que sigamos viéndonos todos.

Sí, porque Ezequiel es el que anudó nuestra ya inquebrantable relación, la de todos entre todos, atando la cuerda de nuestros emocionantes pasados en un fantástico Nudo Gordiano.

El Nudo Gordiano de nuestras direcciones, de nuestros teléfonos, de nuestras citas anuales, de nuestras puestas al día.

Práctico como Sancho Panza y exquisito en el trato, en el buen hacer y la nobleza  de sentimientos, como Don Quijote; nuestro amigo querido e inolvidable, ha decidido jubilarse; pasar a mejor vida, entrar en el Paraiso de los que cobramos sin trabajar.

Paraiso que peligra, según dicen, porque hemos vivido por encima de nuestras posibilidades. Y a fuer que es verdad esto último, último. Porque tener un amigo como Ezequiel, pasar por la vida y tener un amigo como el Zeque, es haber vivido por encima de nuestras posibilidades sin duda alguna. Qué lujo eres amigo del  alma.

Amigo entrañable, en nombre de esa pandilla a la que has hecho vivir por encima de sus posibilidades, en nombre de todos: Que seas todavía más feliz, si cabe.

  25 de Agosto del 2012. En Guarrate-Zamora-
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Hablemos de Lola (Galache).
Bien  es verdad que ella fue descrita en el escrito que  dedicamos a su gentil esposo Don Ezequiel Hidalgo; pero dado que ambos (el matrimonio) son los que tuvieron a bien reunirnos en estas geniales versiones (edades del hombre) desde la de Zamora en el año 2001 (¿15 sesiones ya?), y que entre sus tareas entra la de viajar con antelación al lugar, probar los potenciales manjares, sacar las entradas y servirnos la mesa, bien merece que ampliemos su imagen.

Sigue pues un  Apéndice sobre Lola Galache”. Su verdadero nombre es María Dolores Galache Riesco.

La presentamos como un “apéndice” de Ezequiel, no porque no llegue a ser su “costilla”; sino por todo lo contrario.

Ezequiel no existiría si no es por Lola.

Es decir, es Ezequiel quien es un apéndice de Lola. Voluntario y glorioso, pero LOLAdependiente.

Lola y Ezequiel se conocieron por inmersión. Sus familias eran tan amigas y comunicativas, que ellos, salvo por la diferencia que pueda haber en años, crecieron al unísono, y si no compartieron cuna y chupete fue por higiene, que no en vano procedían de familias de médicos, y menudos son los galenos para esto.

Y si del roce nace el cariño. Y si del buen humor de él nace la alegría, y si de la buena imagen de ella nace la felicidad; ya sabemos todos cómo nació su amor.

Y tan grande amor es, que Ezequiel no tiene ojos más que para ella; y tan grande el amor es, que Lola, que pudo elegir, eligió ser “mater amantísima”, tal vez en honor a aquella que acompañaba de niña en procesión, pero sobre todo en acto de superior inteligencia:

“¿Y si me quedo en casa, soy la jefa de mi misma, la capataz de mis hijos, el enlace sindical de mi marido, y el trabajo consiste en hacer felices a los que me hacen feliz?”

Y dejó la facultad, exactamente cuando había que dejarla. Y enseñó los números a sus hijos y las letras al banco; y fue subiendo por los escalones de un cielo que está en esta tierra.

Rodeada de cariño, de caricias y de cultura, a estas alturas de su vida puede cantar ¡¡¡BINGO!!

Por eso le queda fuerza y fuerza toma, para, emparejada con su pareja, querer a todos: a sus hijos por supuesto, a sus nietos y familia, por menos supuesto, y a sus amigos, por supuestísimos y de propina, de buena propina.

Tanto que, ambos, Lola y Ezequiel,  nos organizan encuentros (Edades del Hombre y Bellezas de Mujer;  como la de ella).

Quienes tienen perro afirman que son mejores compañeros que las mismísimas personas, por eso tal vez Lola confunde la maravillosa simbiosis que constituyen Ezequiel y ella, como algo que supera la relación perro y amo, y por eso lo saca todas las noches a dar  largos y apresurados paseos, con la disculpa de bajar grasas y subir satisfacciones.

Conoce la vida de los suyos como la palma de la mano; y a nosotros nos tiene en la palma de su mano, por lo encantadora, bonita, acogedora, entrañable y afectiva que es.

Nos tiene en palmitas; porque es tan dulce, familiar, buena amiga y cariñosa, que tal vez ya no sepa distinguir a los suyos de nosotros; a los de su sangre de aquellos por los que, por amistad, daría su sangre.

Con el título de exactas hizo exáctamente lo que había que hacer, convertirse en una gran persona, hacernos mejores personas, y convertir nuestro grito de cariño en un “¡¡¡Maravillosa Lola!!!”.

Gloria a ti, dulce amiga.

 Edades del Hombre de Cuellar. 1 de Julio del 2017


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Javier Prieto Santiago y Charo , nº 8

A nuestros amigos CHARO Y JAVIER

En realidad, por orden de aparición en escena, dentro de este grupo que somos, deberíamos decir, Javier y Charo. Pero dicho al revés, aparte de permitirnos quedar como unos caballeros, nos permite acercarnos más a la realidad.

Porque Javier encontró en Charo la diosa a la que todos los hombres quieren adorar, incluso subiéndose al altar como un golfillo, melenudo y despeinado.

Pero permitid que ya que procedemos todos de la época del NODO, ponga uno, antes de ir con la película.

Mi pediatra, Don Julio Prieto, era el padre de Javier. Y yo lo veía como esa persona que vivía en una casa especial, ¡¡con acerón!! (algo único y exclusivo). Que me salvaba la vida cada vez que caía malo, y que estrenó una máquina de Rayos X, cuando era un lujo para los pacientes ser penetrados por esa mirada profunda que averiguaba tus males.

Pasado el tiempo Don Julio tuvo la feliz idea de que cumplida mi edad de cliente a la fuerza, pudiera seguir yendo por la consulta si mis padres querían.

Y mis padres como me querían, quisieron. Entré así en la incipiente aunque lejana pubertad, y recuerdo que cuando acudía a consulta, mientras hablaban los mayores, una elegante enfermera (todo lo que tiene que ver con la casa y la familia de Javier era, y es, de una elegancia material pero sobre todo espiritual y moral, para quitarse el sombrero e inolvidable).

Bueno, pues como decía, una elegante enfermera, de gran delicadeza y humanidad, ordenaba y verificaba que dejara mi escuálido torso desnudo, para que quedara a merced del frio fonendoscopio, o de la helada pantalla del aparato de rayos X, pero nunca me ponía inyecciones,  ocurriendo, en todos esos procesos, que mientras mi médico fue Don Julio, para suerte mía (y supongo de todos), nunca tuve la sensación de que iba a una consulta, de lo natural y reconfortante que resultaba aquel ambiente... ¡Qué lejos está el pasado! 

De tales visitas además, y luego de siempre (La cafetería del Templete, La Avenida, el Redondel, Santa Clara, el Café Lisboa, etc.) recuerdo el recuerdo de Doña Araceli, la madre de Javier. Otra persona maravillosa de su entorno, señora elegante, atractiva, afectuosa, fantástica, sencilla y con porte a la vez. Retengo en mente que formaba una pareja ideal junto con Don Julio.

Por todo esto que os cuento comprenderéis que yo viera en Javier un ser especial, con una suerte loca, y al que encima los dioses le habían dotado de una facilidad prodigiosa para jugar al fútbol.

Era tan bueno como jugador, que casi siempre, cuando teníamos que “echar a pies”, para configurar los equipos que iban a enfrentarse, él era uno de los dos, entre, a veces, 40 chicotes, que tenía el derecho y el privilegio de conformar grupo, elegido entre todos por ser uno de los dos mejores.

“Lo echamos a pies, que elijan Javier y….” era la frase típica.

Y tras el NO-DO la película. Título:

RECONQUISTA EN EL HOSPITAL: Historia de una pasión

Reparto Especial, de los grandes artistas del momento (cumplen 40 años de matrimonio): Charo García-Cañedo Fernández y Javier Prieto Santiago.

En un hospital de Oviedo, de cuyo nombre no puedo acordarme, un jovencísimo médico, se fija, como quien no quiere la cosa, pero la quiere, en una encantadora criatura que está a punto, o acaba, de obtener la categoría de enfermera y por el ambulatorio deambula.

Por el título podríamos pensar que estamos ante una película porno, pero ni hablar (aunque en esto del sexo no pongo yo la mano, ¡¡ni por Javier!!).

También podríamos creer que nos hallamos ante el típico lio de faldas y batas de un centro médico, (el médico y la enfermera, o la doctora y el camillero) pero ni hablar, que ni Charo, ni Javier estaban casados, ni con otros, ni entre sí.

El titulo, “Reconquista en el Hospital: Historia de una pasión”, es porque nos tenemos que retrotraer a 1973, para imaginar, a estos dos entrañables tortolitos, una vez conquistados uno a la otra y viceversa (RE conquista), enamorándose a cada encuentro, destrozándose a cada beso, emocionándose a cada viaje, derritiéndose de amor a cada arremetida de amor.

Pasión limpia eso sí, que el amor es el mejor KH-7 que existe. Pero al fin y al cabo, pasión. Y tan grande y complicada, como fue la mismísima, reconquista.

Charo, aún apenas estrenada la veintena, ya tiene ese aire típico de La Asturiana. Me refiero al anís, que si, sí, muy dulce pero te emborracha: que el anís de esta asturiana tiene mucha graduación: por guapa, por inteligente, por simpática, por divertida, por prohibida, y porque su envoltorio, como la botella misma que envuelve al anís, permite hacer el acompañamiento de cualquier canción, y a Javier le permite lograr el mejor acompañamiento posible de la canción de su vida: Que Charo le acompañe siempre.

Javier reúne las 4 virtudes del caballero: Inteligencia, Decisión, Formación, Ternura. Y además es tímido.

Pero: Fíate tú de los tímidos. El tímido es un “prudente contenido”, y como tal, Javier que algo lo fue, dado que es un gran profesional especializado en endocrinología, en un ataque voluntario de hormonas, convence a Charo de que hay que casarse: “Que ya está bien de querer  estar todo el día juntos, y no estarlo”.

Así que, después de un viaje a Zamora, al enlace de Mabel y Ramiro, al que acude solo, y verificar las ventajas y desventajas de lo que es la ceremonia llamada “boda”, nuestro hombre vuelve a Oviedo y en apenas tres semanas, y tras tomarse otra botella de anís la asturiana, o sea de comprobación diaria y casi horaria, de que sin Charito no puede vivir, ¡¡toma una decisión!!.

Y tras verificar ella que tampoco puede vivir sin su enamorado galán, que en los huesos, en vez de tuétano, solo tiene amor por ella, tipo de paciente que, durante la carrera, no le habían dicho  que se diera, ¡¡toma una decisión!!.

Han comprobado ambos todo lo comprobable, así que: Deciden casarse, y aunque el novio pone una extraña condición, la novia experta en el asunto por razones de su especialización sanitaria,  se dice: “Este chico vale un RIÑÓN, así que, ¡qué me importa la excomunión!”.

Tachín, tachan, tachín, tachan. Y ¿decidme si esto no es pasión, y además pasión desbordante que todo se lo lleva por delante?.

Así que, deciden, en el año 1976, ¡¡¡¡casarse en secreto!!!.

Increíble, siempre consideré que el diminutivo cariñoso que le atribuimos a nuestro amigo Javier, de Javito, era el diminutivo de Jabato, héroe de nuestras infancias. Y este tipo de boda es la mejor prueba.

“¿Queremos vivir juntos toda la vida?” “Si” “¿Y podremos soportar una boda con….. petición, traje de novia, degustación del menú, lista de invitados, etc. etc.?”. “No corramos el riesgo”

Y la bonita Charo, la única hija (que no “hija única”, aunque si es “única ella”) de una familia perfecta, y el enamorado Javier, hijo varón de una familia perfecta, se unieron en matrimonio en una Iglesia que en homenaje a la Teoría del Caos, estaba en la Plaza de (la) Gesta.


Encima la gesta se gestó con un aviso del Señor (el Señor para los no iniciados, es Dios) que para que se lo pensaran mejor, hizo que el cura que iba a oficiar el acontecimiento, ni apareciera, y que tuvieran que coger uno de oficio sobre la marcha.

Tal vez desde entonces, ante el patinazo en que pudo acabar todo, Charo y Javier sienten una gran debilidad por el patinaje artístico. Ya que llevan toda una vida rezumando bienestar y dicha, al margen de los sustos que da este valle de lágrimas quieras que no.

Pero menuda “gesta”, también, tener que dar la buena nueva a los padres, por otra parte tan queridos.

“Mamá, que Javier y yo nos hemos casado”.
“¿Javier? ¿Qué, qué?”.

“Papá, que Charo y yo nos hemos casado”.
“¿Qué os vais a casar? Es que no se oye bien este teléfono”. 
“No, no, que nos hemos casado”.
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Y qué bien hicisteis ¡¡casándoos!!

Y de la gesta salieron dos niñas preciosas, y cada día más preciosas: Elena y Sara (que aún hoy agradecen, a través de sus ojos, y cada día más, la educación, formación y sensibilidad que les inculcasteis).

Y de la gesta salieron: dos familias felices, las familias políticas, y los nietos y esas cosas.

Pero sobre todo vosotros, y eso es lo que queríamos deciros, habéis acertado tanto y tantísimo, que se os ve y se os disfruta en la cara.

Charo, la gran profesional de mil años de servicio a la patria, y por tanto a la gente, fíjate en que el patchwork (*) de tu vida, es un lujo, como un lujo es tu personalidad.

Sobre la tela de la magnífica instrucción que recibiste en tu casa, de esa magnífica familia que no tuve la suerte de conocer pero me basta ver el resultado en ti, has ido añadiendo piezas a cual más trascedente y definitiva.

Una, el propio Javier, ¡¡menuda pieza!!, a quien recortaste con tu bella cara y cosiste con los hilos de tu alma exquisita.

Tus hijas, que como madre son más tuyas que nadie, y reflejan tu valía, “Si así son las astillas,…….. ¡¡madera preciosa!! ”.

Tus nietos, siempre tan queridos.

El recuerdo de tus padres, tus hermanos.

La inteligencia que se te está ampliando de tanto leer.

Las veladas, al caer las noches, con las manos de Javier cerca, mientras él y todos pensamos. Rica asturianina.

Y he aquí a Javier, el apuesto doctor jubilado, que perfecciona su inglés, ese que tanto recomendó a las niñas de sus ojos y de su vida, al tiempo que aprende a escribir mejor (¿tal vez sus memorias y su cita con Charo en Paris?.)

Porque la luna de miel de estos amigos, amigos, fue bajo los Puentes del Sena (metáfora) y allí, el amor de ambos era tan grande que se contagió a toda la ciudad.

Y entonces, cuando oyen por la radio lo de “¡¡Se sienten, coño!!”, los dos, que son tan bien hablados, deducen que a lo mejor hay que alejarse del mal ambiente.

Pero el 23F de 1981, él está por un lado, y ella por otro, con una niña de 11 meses en brazos, la primera hija de su amor.

Entonces, con la determinación con que Javier calibraba, muchos años antes, si había que driblar a aquel forzudo defensa o  tirar de una vez a gol, ordena:

“Si pasa algo y no podemos juntarnos, nos vemos en Paris, en el Café de los Bellos Recuerdos. No lo olvides. Paris, Café de los Bellos Recuerdos”

En este remanso de paz que ahora son sus vidas, y que merecidamente disfrutan,  Javier, aprovechando que a Charo no le molesta el sonido, ensaya con el piano la canción que resume su vida. “Ne Me Quitte Pas, Ne Me quitte Pas, Ne Me Quitte Pas, Charo”.

No me dejes nunca,…. Charo.

Para cantársela en Paris, a donde siempre volverán.

Charo: Somos vuestros amigos y te pedimos, sin ningún derecho, pero con todo el cariño, que nos pongas en el patchwork de tu vida. Recórtanos como quieras, pero cósenos bien a tus recuerdos.

Javier: Déjanos que toquemos ese piano a cuatro manos, a 24, a mil, manos de amigos que te admiramos, desde siempre y cada día más, por tus cualidades humanas y porque has alcanzado la perfección del macho: ser un completo feminista. 

¡¡Vivan las bodas secretas, y la amistad a gritos!!. ¡¡¡Vivan Charo y Javier!!!.    

 Ciudad de Toro. 9 de Julio del 2016. Celebrando las Edades del Hombre.    Y de la amistad.

  (*) PATCHWPORK: Tejido hecho por la unión de pequeñas piezas de tela, cosidas por los bordes entre sí, con el cual se confeccionan colchas, tapices, etc.

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Luis Muñoz Haedo e Inma Alló nº 9

INMA Y LUIS. INMACULADA ALLÓ AYALA Y LUIS FERNANDO MUÑOZ HAEDO.

Ella era muy bonita (ahora es bella), estaba en el culmen de la adolescencia (ahora es preciosa) y tal vez por ser de provincias (de una con pretensiones) quería ir a la última moda.

Él era discreto (ahora triunfador), estaba estudiando su carrera (ahora un gran profesional) y tal vez por ser de provincias (de una pobre) cuidadoso y prudente.

Ha comenzado una década, y él ha conocido a una niña-diez (ahora mujer “cum laude”).

Ella es inteligente, comedida y humilde, y quiere ir a la moda, para no desentonar (ahora nunca desentona).

Y dice (en la casa que le acoge unos días en Madrid). “¡Ay! Si tuviera unos calcetines “verde oliva”” (¿Pensando en el Ché Guevara?).

Y él (ahora todo un esposo) que sin ser depredador, cuando conoció a la chica, se dijo para sí: “Tiene que ser mía”, le informa, con esa carcajadiña de cariño que es música de fondo cuando con él se habla:

“Je je. No creo que necesites nada para estar más guapa de lo que eres; pero si tanta ilusión te hace y te atreves con mis calcetines de la mili…..”.

Hoy hablamos, claro; alto y claro, de Inma y Luis.

¿Queréis saber cómo siguió la historia?.

Ella se puso los calcetines, y él se puso las botas.

Debiendo entender ese “ponerse las botas”, no en el sentido grosero, que no hay nadie como Luis respetando a las amigas.

Queremos decir que se las puso en diferido, pues él, risueño y alegre, pero formalmente serio, quería un contrato indefinido.

No que ella fuera de él, pero sí que ella aceptara que él fuera de ella, ¡para siempre!.

Porque Luis ya se ha fijado en ella (desde el minuto cero), pero ella aún no se ha fijado en él.

A pesar de su notable inteligencia, Inma (16 años) no sabe qué cuando uno se pone los calcetines de otro (y más si son lo de Luis) queda más atrapado de sus encantos que Carracuca, y que la Cenicienta cuando se probó el zapatito de cristal que le ofreció el príncipe.

Y en efecto, Inma, cuando se los quita, tras su fiesta de guerrillera, por fuerza piensa en él.

No le ha dado respeluz ponerse aquellos calcetines (que aunque cuidados y limpios, han sido usados en mil combates sin sentido).

Del dueño de ellos, del chico, recuerda que su semblante es agradable, y sonríe perpetuamente cuando la mira ¡¿embobado?!.

Además es amigo íntimo de su hermano Gonzo, lo cual es credencial y garantía, de buena persona.

Semilla y tierra empiezan a germinar.

Nuestra querida amiga Inmaculada Alló Ayala, más conocida entre los obreros de la construcción por su acrónimo IAA (porque  “IAA…que tía”, es lo que le gritaban desde los andamios  mientras se gestaba la burbuja inmobiliaria) pudo irse en su día, por figura, cara y talento, a triunfar a Hollywood; pero la suerte nos sonrió, ya que un cierto miedo al avión nos la dejó aquí, cerca, con nosotros.

Nuestro querido amigo Luis Fernando Muñoz Haedo, más conocido por Güichi (tal vez por una deconstrucción en la pronunciación de su hermano mayor- y el de todos nosotros- Ramiro), también está aquí de milagro.

Era muy niño y empezó a faltar a clase. Los amiguitos no salíamos de nuestro asombro, hasta que alguien nos dijo. “Ha estado muy malito. Le tuvieron que hacer una punción lumbar (clavarle una jeringuilla en la columna vertebral). Tenía acetona”.  

Inma y Luis, pues, están con nosotros de milagro, por lo que debemos celebrarlo aún más, por todo lo alto, si cabe.

Cuando Luis era niño, preadolescente, y luego joven, rubio y acogedor, se dedicó a aprender. A ver, oír, callar, estudiar y tomar nota.

No buscaba destacar en nada, y ahora sabemos que fue por sabia decisión (era, aún Güichi, y ya era un sabio).

Ahora es Luis y destaca por todo.

Cuando llegó su momento, liberó todos los ahorros espirituales, que guardaba ¡cómo no!, en un calcetín, y buscó, seductor, a aquella chavala tan exquisita que conoció en la casa en que compartía habitación, amistades y hermano, mientras estudiaba en Madrid.

Tiempos de  Juanita  y Venturi (tías abuelas de Inma), Gonzo (hermano de ella), y Ramiro (hermano de Luis a quien no olvidamos; como no olvidamos a José Mary Francia, Fernando Casaseca, Antolín Martín, Loli Martín, Lola González).

Inma, una muchachita de Valladolid, y tan muchachita, que con nueve hermanos, se veía a sí misma una de tantas y sin más ínfulas; no sólo era un cofre que guardaba un tesoro (mente, sensibilidad, dulzura) sino que era un tesoro dentro de un cofre…. de oro puro (de puro oro).

El cruce de Gonzalo (honrado, trabajador, inteligente), su padre; y Juven(tina), (luchadora, cirinea de todos los suyos, abierta a la gente), su madre, que descansa en paz; han marcado a Inma con la marca de una categoría de humanos de postín.

Entonces, levanta la mirada de sus pies (tras quitarse los calcetines) y ve a un Luis rubio, con cara de  bueno, guapillo, excelente persona, gran conversador; e Inma, que por vocación, ya era virtualmente experta en biología, se da cuenta de que está ante un espécimen de animal que merece la pena (si es que hubiera pena, que no la hubo).

Al tiempo que Luis, experto en Obras Públicas, vista la oportunidad que le dan, se monta y cabalga, a galope tendido (¡Voto a bríos!) en el Caballo de Longinos, en el Babieca del Cid y en el Blanco de Santiago, y sale al campo de la verdad, enamorado, a enamorarla.

Allí, un 1 de Julio de 1.974 se casan. Allá, un 4 de Diciembre de 1.976 tienen una hija, Paula, que no pretende otra cosa en la vida (amen de ser feliz, que lo es, con su tropita) que al final de la misma: “Sus hijos la valoren como ella valora tener unos padres así”.


Luis contribuyó a construir autopistas con gran sapiencia.

Inma volcada en la docencia, extraordinaria profesora de Ciencias Naturales y Biologías Especiales; contribuyó a construir autopistas del saber, con gran talento, para miles de chicas y chicos en su lugar de residencia, Logroño.

Ese Logroño de insuperables vinos, e insuperables nietos (India, Elio).

Bien entendido que todos los nietos del mundo son insuperables para sus propios abuelos, queriendo decir nosotros que India y Elio ponen con su firma, un broche provisional de oro, que no final, a los 43 años de feliz matrimonio.

Ahora Luis, lector infatigable, se empacha encima con un club de lectura, tal vez para aprender a leer en los ojos de todos (tantos) que le quieren tanto (que le queremos tanto), que así es.

E Inma, contradicción andante, con su corazón de oro, está representando en nuestro Hollywood imaginario (donde pudo ser estrella seductora), el papel de hada madrina de todos los que la necesitan, que son todos.

Y así se van deslizando los deliciosos días de la jubilación por sus vidas.

Inma y Luis son un lujo ambos, cada uno por su lado y ambos en conjunto, constituyendo una pareja equilibrada, profunda, una pareja de extraordinaria calidad.

¡¡¡Gloria eterna:  A la chica sin par y al chico del 8 bajo par ¡!!.


Edades del Hombre del 2017. 1 de Julio.


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Asterio Mayo nº 10

ASTERIO MAYO CADENAS.

En Terio tenemos, en nuestra entrañable pandilla de amistades y bellas sensaciones, la encarnación del pararrayos perfecto.

Incluso de aspecto: Enjuto. Alto. Espigado. Impasible. Equilibrado. De sonrisa tranquilizadora. De resistencia física consistente. De un saber estar de alcurnia.

La suya es la figura, hecha hombre, de un pararrayos.

Y como tal pararrayos, atrae las bromas y risas, que con inmenso cariño se le profesan, en el convencimiento del guasón de turno, de que en Asterio caerán bien; y que como el rayo cuando cae en el pararrayos, la luz y el trueno no tendrán peligro, y si, sólo, belleza; la belleza de las tormentas sin riesgo, porque nuestro amigo, este amigo, está hecho por fuera (y por dentro) del mejor material posible: ¡calidad humana!.


En nuestro amigo Asterio tenemos el ejemplo vivo de que “Dios escribe derecho con renglones torcidos”.

¿Cómo si no, se entiende que el hijo intermedio de tres hermanos pase de “pasar desapercibido” a percibirse que es quien mejor vive de todos nosotros?.

Asterio, el hombre inteligente, culto y tranquilo, que nos sonríe inmutable y nunca nos fallará, tiene y monta un caballo psicosomático que le permite, por ejemplo,  agobiado por las mujeres (dos que le querían tomar medidas) desaparecer, en un arranque de genio infantil, pero muy suyo (el genio, no el infantilismo) hacer como que escapa de casa, y aparecer, en pleno ataque de nervios de toda la familia, horas y horas después, debajo de la cama de sus padres ….¡¡¡dormido!!!.

Dormido como un bendito, como un bendito que es.

Dios escribe derecho con renglones torcidos, y en el caso de Asterio Mayo, sin tachaduras.

Y así, un renglón torcido de Dios, corresponde a cuando nuestro hombre decide estudiar Derecho (en su casa se vivía bien gracias a esa profesión, y a sus maravillosos padres  y hermanos) y, paradojas de la vida, aunque es el único abstemio de todos nosotros, en aquellas fechas, ve doble.

Cambia pues el rumbo de su nave, e influido tal vez porque en la Encomienda le han dado un Curso de Vela, se hace Marino Mercante y Contramaestre-Piloto  de grandes petroleros; lo que le permite dar la vuelta al mundo, y salvar, audazmente, durante una salvaje tormenta de gigantescas olas (como las de aquellas películas que veíamos en las matinales del cine Barrueco) a un miembro de la tripulación cuando, tronchado el palo mayor por los arreones del viento, cayó sobre aquel compañero de travesía.

Dejándonos claro este suceso, que Asterio es, el Segundo de Abordo y el Primero, “¿de acordo?”, en Valía y Valentía.


De carácter un tanto infantil, es como un niño, con todas las ventajas que eso acarrea (“Quien no sea como una de estas criaturas no entrará en el reino de los cielos”).

Y por ello, aunque gran observador, confunde lo de que “los marinos tiene una novia en cada puerto”, con que sería lo mismo tener una novia que valga por todas en el mismo puerto (pongamos que hablo de Santander).

Y así lo hace, y allí la tiene; pero de nuevo el renglón torcido de Dios, y su admirado Joaquín Sabina, con el dicho “No sabe un hombre lo que gana cuando pierde una mujer”, enderezan su vida.

Desde entonces, admirador, de Estados Unidos, no lo es tanto de “Estar Dos Unidos”.

Es en esa fase de su vida cuando cristalizan su flema británica y su aspecto de lord inglés, en un maridaje tan perfecto que nunca se sabrá qué hecho influyó en cual; si el del aspecto en el carácter o el del carácter en el aspecto.

Y aquí le tenemos: Sibarita, exquisito; fenomenal nadador que sabe guardar la ropa, dado a la buena y merecida vida, protagonista-tenor de la ópera de su propia existencia, merecedor de  todo lo que tiene, y de nuestro cariño, que siempre lo tendrá.

Asterio, te queremos y admiramos. Agradecemos la amistad que nos brindas. Y mal rayo nos parta, si no bendecimos la suerte de tener un amigo pararrayos. Tan gran amigo. ¡Viva Asterio!

 Cuellar. Edades del Hombre del 2017. 1 de Julio


Miguel Ángel Pertejo nº 11

MIGUEL  ANGEL  PERTEJO  ANDRÉS.

Tuve la suerte de vivir una anécdota en verdad ilustrativa.

Ocurrió en una fiesta que le organizaron a una señora (y de la cual tiraba del carro, su esposo).

A la misma acudieron sus dos hijas. Hijas que lo eran del primer marido de la homenajeada (y no del organizador del acontecimiento).

Entre los regalos que recibió la interfecta, figuraba uno especialmente especial, de sus amadísimas y felices hijas.

Era el clásico book de cariño y repaso de toda una vida (la de la afortunada). Una especie de currículum “gráfico sentimental”, desde su primera foto con sonajero, hasta la más reciente con la feliz sonrisa del deber cumplido.

Por un instinto morboso, amén de por cortesía, mostré interés por el álbum cuyos cromos serían la felicidad, en imágenes que resumían una vida, y que firmaban y afirmaban sus hijas a modo de notarias.

Pero mi interés, como dije y confieso, tenía algo de morbo, así que devoré el libreto, entre fotos de todo tipo que contaban la vida de una madre vista por sus  hijas.

Cuando acabé el visionado me sentí más gratificado que durante la propia visión del álbum de fotos.

Bajé la vista, para luego levantarla buscando las caras bonitas de aquellas hijas, y una vez más disfruté, maravillado, de la inteligencia (superior) de las mujeres.

En todo el libreto de aquella vida no había ni una sola foto, ni del padre de las autoras, ni del marido actual de su madre.

Me pareció simplemente genial. Nunca mejor resuelto un problema de equilibrios. Una foto de más o una sonrisa de menos, podría haber arruinado todo.

¿Y por qué os cuento esto? Porque hoy vamos a lanzar el botafumeiro para celebrar que sea nuestro amigo, Miguel Ángel Pertejo Andrés.

En efecto, siendo el único de nosotros que tiene dos mujeres (aunque sea correlativamente), Eva y Elvira; nos crea un problema obvio, que vamos a resolver con inteligencia femenina.

Sin hablar de ninguna de las dos, por más que las dos, juntas y por separado, sean magníficas, inteligentes, agradables, tiernas, atractivas, bombones de licor y excelentes personas.

Si bien a la primera le enviamos un beso en recuerdo de una época de recuerdos (y los buenos hijos que parió con nuestro amigo), y a la segunda, tan radiante y presente le guiñamos un ojo de complicidad y presente.

Y sentado esto, vamos con nuestro hombre (bueno el de ellas).

Que el Pete, el más joven e infantil de todos nosotros, hay sido influenciado por la Semana Santa es casi inevitable.

Habiendo sido su padre artífice fundamental, e imborrable recuerdo de la Semana de Pasión Zamorana, e incluso él (el hijo), cofrade afamando y respetado, no podría, ni aunque quisiera, escapar al influjo de tan señalados días.

Y así nos encontramos con que nuestro querido Miguel se ha transubstancionado en uno de los personajes del Vía Crucis.

Exáctamente en la Verónica. Ojo, calmaros, que este paralelismo no menoscaba, ni pretende menoscabar, la hombría, la virilidad, ni el varonilismo (que no machismo) de nuestro amigo.

Veamos: Tal vez por ser el menor de todos nosotros, y uno más entre sus varios hermanos, Miguel ha podido tener como un temor interno a pasar sin pena, ni gloria.

Y entonces, e inconscientemente, se comporta como la Verónica.

Observad ¿Qué es lo esencial en esta mujer que ni si quiera era una de las Tres Marías?.

Que viendo que pasaba la procesión camino del Gólgota. Que tras los soldados romanos, los civiles del sanedrín, los ladrones de postín (el bueno y el malo), el cirineo, las mujeres, y el que decía ser el Redentor, ella no pintaba nada.

Entonces salió de entre el público y con su fular limpió la cara del Nazareno de Galilea, para a continuación gritar: “Mirad, mirad, ha quedado su foto en el pañuelo. Milagro, milagro. Él es sin duda el Hijo de Dios”.

Todo ello, obviamente, con un deseo subconsciente de llamar la atención, de ser querida, de no ser nadie, de ser alguien.

Y así es, o parece ser, nuestro gran (y grande) amigo. Es tan cariñosón, tan amigo del afecto, y tan astuto, que hace como la Verónica, cosas que centran la atención sobre él (para que no lo olvidemos, para que lo queramos, que él sabe que lo merece).

De ahí su tono de voz, alto y a veces gritante. De ahí su teoremas expuestos cual trompetas del apocalipsis. Sus salidas de “pata de paso”, que no en vano ha sido cargador con dotes de costalero.

Hecho todo este psicoanálisis con todo el afecto, cariño y respeto del mundo, y el natural derecho  a equivocarnos.

Amén de lo dicho, de nuestro común amigo Miguel, cabe añadir además, que es el menos común de los amigos comunes, pues no en vano alcanzó hitos (3 y sin buscarlos) que hablan por si mismos de su valía y fuerte personalidad (de la de él) (Inteligente. Contumaz. Trabajador. Persistente. Espabilado), amén que de filosofía vital.

Estos hitos fueron:

Hito en lo técnico-económico.

Miguel ha llegado a ser (democráticamente hablando) Presidente de la Caja Rural de Zamora.

Una entidad financiera que a pesar de ser pionera en casos de corrupción en estos lares, ocurrió que tras el paso de Miguel por sus alfombras, no ha dejado de ganar dinero (la entidad), que aunque poco cada año, teniendo en cuenta que lo ha seguido haciendo durante la crisis económica, resulta que el hecho nos habla por sí solo de un gran timonel (el amigo Miguel) que en el momento exacto y oportuno, supo enderezar su rumbo (el de la rural).

Hito religioso-sentimental:

En Zamora, llegar a ser algo más que cofrade ya es un mérito en sí.

Pero es que Miguel, si no ha sido el mandamás por debajo del Obispo, poco le ha faltado.

Y por último, Miguel, recordémoslo, ha sido un político pluscuamperfecto, al menos en lo intelectual. Aserto que para ratificarlo, nos exige subrayar cierto hecho histórico (aunque episódico).

Se habían celebrado unas elecciones al Ayuntamiento de Zamora, y entre las diversas candidaturas había concurrido una de independientes (la UZI, o azí, se llamaba: Unión de Zamoranos Independientes).

La noticia de la noche era que habían obtenido 2 o 3 concejales contra los partidos tradicionales. Ante ese hecho, la Ser (Radio Zamora EAJ72) rauda como siempre, organiza un debate con alguno de los nuevos miembros del consistorio.

Resultando que uno de los invitados es Miguel. Arranca el programa, el periodista le hace una pregunta, y lo primero que se escucha en la ciudad del ciudadano-concejal Señor Pertejo es:
“Yo no he vendió aquí a hablar de política”.

Vamos, algo así como si en un congreso de ginecólogos hay uno que dice que él no ha ido allí a hablar de obstetricia.

Opinad  amigos, no me digáis que no es al menos el más singular de los amigos.

En paralelo con estos tres hitos, está su faceta empresarial, consiguiendo mantener en alto y con prestigio, la legendaria Gestoría Pertejo, con un número de trabajadores y trabajadoras, que merece un premio, por lo numerosos  y bien considerados que están (y más en una ciudad en decadencia como la nuestra).

Vemos  pues que el Pete es sin duda el hombre de las cuatro “Es”.

La E de Eva, la E de Elvira, la E de Empresario y la E de España, y por tanto y por  lo demás, es y resulta ser, un tío EEEEstupendo.

Miguel, que sigas siendo así, pero un poco menos, o un poco más, o como te de la gana (que la amistad todo lo debe respetar), pero seas como seas que no lo seas para que te queramos más, que ya te queremos mucho, y objetivamente, no cabe otra cosa que admirarte como profesional, como persona y como amigo, y en consecuencia volverte a querer, una y otra vez. 

A ti y a tus Esss

Salud, E?????

 Aguilar de Campó. 23 de Junio del 2018

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Fernando García Tomé y Jose nº 12

Josefa Lozano Gil y Fernando García Tomé: 
DEL PORTAL AL PORTÓN.

Bajo este título vamos a hablar ahora de nuestros buenos amigos Jose (la gemela) y Fernando (Sandeli);  en realidad, Josefa Lozano Gil y Fernando García Tomé.

Como sabéis son matrimonio. Si recordáis fue hacia 1975, acabando el año, que decidieron atarse para que nada los separase, y a Fe que lo han conseguido.

En aquel acto, celebrado en la Iglesia de San Torcuato, el sacerdote que dirigía la ceremonia, tal vez influido por el debate social de la época (estaba en boga, o bogando, el uso de las píldoras anticonceptivas) se cogió una perra sobre el asunto, y repitió una sarta de veces, como recomendación y casi súplica  a los contrayentes, “que por favor, que no cegaran las fuentes de la vida”.

“Queridos hermanos no ceguéis las fuentes de la vida”. Decía sin parar.

Y los queridos hermanos, nuestros queridos amigos Jose y Fernando, que si siempre han sido ciudadanos y creyentes ejemplares, en aquellos tiempos tan juveniles para todos, lo eran más, tal vez para complacer al cura, se programaron un viaje de novios a Canarias, de nada menos que ¡¡un mes.!!

El calorcito de las islas afortunadas, y un tiempo más que prudencial de aarrumacos, debieron ser argumentos que en la mente, ordenada, científica y pulcra de Fernando, pesaran para planificar dicha súper luna de miel.

Y allí se fueron, a que las fuentes  de la vida vieran la luz, y ella, Jose, quedara abocada (a dar a luz).

Pero a pesar del empeño mostrado en el asunto (autores apócrifos relacionan el origen de los célebres gritos guanches con aquellas fechas); Dios, que escribe derecho con renglones torcidos, les dotó del Don de no tener e hijos, y oh! Divina suerte, gracias a eso estamos ante, tal vez, la única esposa de la pandilla a la que aún hoy en día, le llevan el desayuno a la cama.

Se lo lleva él, su amor, su hombre, el apuesto caballero de larga estatura, de templada cordura y de exquisita ternura. Quien tanto la quiere y la mima: Fernando.

Y no es de extrañar, porque, pongámonos en situación.

Éramos adolescentes o por ahí, y por las calles de Zamora paseaba la Santísima Trinidad de la Belleza.

Eran tres hermanas preocupantes (si las veías te quedabas turulato de lo turbadoras que eran). Ahí es ná: “Charines y las  gemelas”, que era como se las conocía.

Afortunadamente en Zamora no se celebraban misas negras o satánicas, pero sin duda, una sacerdotisa como Charines y dos monaguillos como Jose y Begoña, hubieran sido motivo de excomunión inmediata.

Porque en efecto, Jose (y por ende su hermana gemela, y por edad su hermana mayor) eran, es, una niña preciosa.

Sumamente guapa, atractiva e inteligente, añadía (y no ha perdido el hábito) un cierto sentido de la picardía, entendida como tal, el ser, que lo es y lo era, una chica trasta.

En la Medalla Milagrosa, su colegio, el único milagro que no han podido hacer fue  domar a las gemelas.

Así las cosas, Fernando, que de adolescente era tímido (como casi todos) pues era pasivo.

Pero, tal vez porque el sistema sanguíneo por muy quieto que sea el interfecto, no para de circular, bombeado por el corazón (y por la vista), el caso es que Fernando empezó a ver, en nuestro glorioso Club Náutico, lo bien que le quedaba el maillot, vulgo traje de baño, a Jose.

Y, o bien porque esa visión más pormenorizada le permitiera descubrir, qué se yo, una pequilla, o alguna otra señal corporal en Jose, el caso es que 
Fernando empieza a distinguir entre las dos hermanas gemelas quien es la que le gusta a él (Y por qué; aunque eso nunca lo sabremos).

A partir de esa capacidad de discernimiento, Fernando, cuando subíamos en tropel, del rio a la ciudad, iba quedándose cada vez más al lado de Jose, unas veces delante, otras detrás, otras por la acera de en frente, pero siempre significándose.

Siempre dejando las migas de pan de Pulgarcito, que indicaban que estaba naciendo una pareja. Una gran pareja.

Fernando, con los cimientos de una infancia feliz, forja su carácter estudiando, interno, Derecho en Valladolid, ese carácter que le permite aún hoy en día (que está gloriosamente jubilado) afrontar la pereza que todos conocemos, e irse a sus largas caminatas o marchas, hasta la catedral, cuando descara el día, y tan temprano que le permita estar en casa a la hora precisa.

Recordar que tiene que llevar, que va a llevar, encantado, el desayuno a la cama.

Porque Jose, se ha dicho a si misma, “si la dicha consiste en poder hacer lo que se quiere, y yo puedo, bendito sea el Señor y Su Santo Nombre”, y agradecida, disfruta de la vida.

Monoteista del amor, Fernando idolatra a Jose. Y aunque, lógicamente tiene otras devociones (flamenco, buenos manjares, cocinar, navegar, etc.) la preferida es su mujercita, a la que ver leyendo la prensa diaria, entre las sábanas desordenadas, y oyendo la Ser entre las noticias actualizadas, mientras él sigue con sus quehaceres, le hace sentirse más feliz que un capitán de barco cando llega a la dársena tras una mar picada.

“Qué suerte me ha dado la vida”, sin duda musita.

Sin darse cuenta de que tal vez se deba a que él es un buen capitán de barco (sin barco), un profesional inteligente y una bellísima persona, bueno y cabal hasta decir basta.

El buen humor de Jose, y el que Fernando no sabe enfadarse, han hecho de esta pareja de amigos otra pareja feliz.

Tan feliz, que han puesto de moda en Zamora el café torero (ya sabéis, “nos tomamos unas tapas con estos amigos, y otras con esos amigos, alguna más con aquellos amigos, y casi que ya nos pedimos el café porque hemos comido”) con lo que con este súper plan, a su casa sólo regresan “para no cegar las fuentes  de la vida”.

Porque amigos,  aunque él sabe hacer cocochas, se pasan el día (o la noche) tomando ricas tapas por esos bares de Baco.

Jose y Fernando, por la época de su noviazgo, seguro que se despedían en el portal de ella, y allí caería el primer beso (o los demás, qué más da), y ahora se besan sin beso, entre guiños, en uno de sus rincones favoritos, el Portón, lugar de reunión y manjares a mogollón.

Larga vida tengáis amigos, vuestra vida se resume en que habéis ido del portal al Portón traspasando así el Pórtico de la Gloria.

Ojalá se sigan cumpliendo vuestros sueños., que eso os deseamos.


 Aguilar de Campó. 23 de Junio del 2018

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Ángel García Prieto nº 13

ANGEL GARCÍA PRIETO.

Compas, “Ecce Amigo”, más conocido por “Ángel Palacios”, es (de todos nosotros) quien tiene, por méritos propios,  más ganado el Cielo.

Bueno, exceptuándoos a vosotras, que por el mero hecho de aguantarnos vais a ir al paraíso, directamente ¡¡¡y a zona VIP!!!.

Pero volviendo con Ángel. Decíamos que va a ir al Cielo seguro.

Aunque, paradojas de la vida; de todos (y todas) va a ser el que una vez que entre en él, exclame (en silencio, que una de sus virtudes es la discreción): “Pues no le veo yo la gracia”.

Porque Ángel, amigos (amigas) es quien, de todos, tiene, en este mundo, más calidad de vida, y con diferencia.

Podríamos dar datos objetivos que lo demuestren, pero las leyes sobre privacidad  nos lo impiden.

Limitémonos por tanto a decir que lleva una vida envidiable.

El buen talante y equilibrio emocional de Ángel es merecido  y trabajado en el tiempo. Que no basta con querer para poder.

Si habéis leído sus libros (o al menos algunos) veréis que reflejan su manera de ser.

Ángel es como Google, una fuente de conocimientos (y además una fuente que no salpica: ni con lágrimas de dolor, ni con gotas de sudor, ni con llantos de alegría). Es como si estuviera a bien con Dios.

Pero sus hechos (como a todos) le delatan.

Y así vemos que esos libros (suyos) que año tras año nos regala en estos encuentros tan fabulosos, no buscan, ni indican que él quiera nuestro afecto y cariño.

Son obsequios que reflejan su gran corazón y su carácter de persona agradecida.

Nos los da, nos los regala, para todo lo contrario de buscar nuestro afecto, nos los obsequia para recordarnos que es él quien nos quiere a nosotros.

Tal vez sea porque nos lo merecemos.

Aunque más me inclinaría yo que es porque le recordamos esa infancia en que inmensamente feliz, vivía en la calle de San Torcuato de nuestra entrañable Zamorita. Años en que, a modo de liturgia, escuchaban todos juntos, en aquella casa, el programa de radio, Matilde, Perico y Periquín

Aquellos tiempos si eran el Cielo. Cuando su familia era(mos), también,  nosotros.

Y sobre todas las cosas, claro. Su padre Antonio (perdido en el peor momento,  con sólo 16 años él). Su madre Ana (con esa inteligencia superior de todas nuestras madres, que luchó con coraje y aplomo para sacar adelante a sus 3 hijos: Antonio, que descanse en paz, Javier y el propio Ángel en el intermedio).

Familia a la que hay que añadir, como costumbre de la época, a Maruchi la fiel sirvienta.

Pero a partir de ahí, y tal vez obligado por una necesidad imperiosa de agarrase al recuerdo de un pasado inmensamente feliz, cogió un microscopio de su padre que le sirviera de reliquia, y con él bajo el brazo, avanzó con decisión, aún faltándole algo, por el que sería su camino: Salamanca,  Pamplona,  Oviedo.

Y como se hace camino al andar, debió pensar nuestro buen amigo, “cuanto más camine más camino”, y ya se ha recorrido el Mundo Entero; empezando hoy, posiblemente, la segunda vuelta.

Porque Ángel que es como si realmente lo fuera, y en consecuencia tuviera alas, se ha recorrido el planeta al completo.

Eso si especializándose en Portugal y sus fados, como bien  sabéis.

Y hablando de esto.

Dado que es psiquiatra, y en el psicoánalisis es principio fundamental el psicoanalizar al psicoanalizador, aunque en psiquiatría eso no se hace, hoy, salvando las distancias y dada nuestra osadía, lo vamos a hacer.

Veamos. Aunque en su niñez y adolescencia no existía el Centro Comercial Valderaduey, lo cierto es que muchos portugueses iban por Zamora; y en el caso que nos ocupa a la consulta de su padre, a la sazón especialista en piel. Curaciones que pagaban en especies, con conejos fundamentalmente.

Pues bien, es ese trajín de portugueses, lo que casi sin duda le marcó con un sentimiento de afecto fuerte por esa tierra hermana. Y tan pródiga en buenos alimentos.

Visto pues para sentencia el por qué le gusta tanto Portugal.

Pero, y ¿Por qué  de su devoción por el fado?

Amigos, amigas, sin duda sabéis, y espero que no por experiencia propia, que un médico especialista en piel es un medico que también cura enfermedades venéreas. Y quién no nos dice que allá, por los años 50, Pocholo, un preadolescente aún, no oía los lamentos del infectado maldiciendo su mala potra, y a la señora del pecador pedir el perdón de Dios entre sollozos, en la sala de espera.

Fado puro.

Como Ángel es reservado. Inteligentemente reservado, tanto que parece que ha hecho voto de silencio, vamos a hablar por él.

Que su apelativo cariñoso fue Pocholo, pues ya está recordado; pero….Mirad.

En Candelario (Sierra de Béjar) Ángel estuvo a punto de ser perdido para la causa (o sea desviado del camino).

Porque unas vacaciones excesivamente largas y silvestres, le acercaron con frecuencia a la sala de bailes de la localidad veraniega.

Y en unas condiciones óptimas para el ligue o pecado, pues en ese mismo verano, le regalaron un perrito llamado el Bola.

 Acontecimiento que le produjo tan gran emoción que, rompiendo su hucha,  invitó a todo el mundo a champán (entonces no escribía libros).

Naturalmente, tal dispendio dio pie a que en el pueblo le apoderaran “Millonetis” (si, a nuestro Ángel), y al chucho, claro, “Millo”.

Recapitulemos: Bien plantado, millonetis y con un perro que producía ternura, si no dio un traspiés en la pista de baile fue….porque Dios no lo quiso.

Nuestro amigo  Ángel es muy activo, cauto, sentimental, servicial y espiritualmente fuerte, con una capacidad de trabajo que amén de otros éxitos profesionales, le valió una felicitación personalizada y escrita del Rey de Portugal (que por lo visto existe).

Pienso ahora, para despedirnos, que una pandilla (por ejemplo la nuestra) es como un rompecabezas o puzle. Rompecabezas que bien rematado representa algo.

Pues bien amigos, nuestro rompecabezas sería incompleto si no hubiera existido éste “buena pieza”, esta pieza, Ángel;  que cierra el círculo de los buenos sentimientos que afloraron y siguen aflorando entre todas y todos nosotros.

Por lo tanto, que todo esto lo difunda a los 4 vientos, Radio Vetusta.

Y por Belcebú, voto a bríos, brindemos y gritemos vivas por nuestro especialísimo  amigo Ángel García Prieto.


Lerma. 6 de julio del 2019En nuestro tradicional encuentro de las Edades del Hombre.


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Juvenal Gil y Mercedes nº 14

JUVENAL  GIL  ALONSO Y  MERCEDES CASTRO MELERO.

Juvinche: Juvenal, a lo largo de su vida ha tenido tantas parejas que por fuerza ha devenido en “aparejador”.

Y como tal, buen e importante aparejador, ha peritado magníficamente  los acontecimientos que se cruzaron en su camino y ha vivido una vida holgada y saludable (digna de admiración).

Aunque esto de la salud le haya dado algún quebradero de cabeza últimamente.

Pero sigamos. Dentro de esos deseos de aparejamiento (una constante en la vida de Juvinche), por alguna extraña razón que se nos escapa siempre se inclinó (y fue preferido) por  las extranjeras.

Hasta tal puto fue esa su afición que al final se nos casó con la que más le gustó (y la que más nos gusta). Con Mercedes.

Y es que Mercedes, sin duda alguna, reúne, entre sus cualidades básicas, amén de la belleza (evidente), la seducción (constatable), la inteligencia (prudente), la bondad (dulce) y el encanto (inimitable); reúne, decimos, también, una faceta fundamental para nuestro querido amigo…. Es extranjera (bueno, de Cataluña).

Juvínche es de pocas palabras (y por lo tanto reservado).

Una reserva espiritual que tal vez multiplique (y multiplicó) sus encantos, haciéndole aparecer ante las féminas como un tipo interesante (y ante nosotros como un amigo de pocas palabras al que hay que querer y al que queremos).

Esto no quita para que, como cualquiera de nosotros, no viva con una gran paradoja dentro.

Cuestión que nos ratifica una  anécdota dónde podemos ver que el amigo prudente y tímido puede transmutarse a la vez en valiente, osado y casi deshuesado. 

Pues corría el año de mil novecientos (vete tú a saber), y se le ocurrió a dos chavalines (uno él) colocar un cartón entre dos sillas, y caminar por encima de él como si fuera el Puente sobre el Rio Kwai.

Naturalmente el tortazo fue morrocotudo, y entonces, lo mismo que uno de nosotros posiblemente vio despertar su vocación de Ingeniero de Caminos a raíz de que su padre le hacía bajar del coche para verificar, con un palo, si los charcos ocultaban un bache o un socavón, fue sin duda un suceso como éste, el ver que los puentes cedían si estaban mal hechos, lo que inexorablemente despertó en Juvinche su interés por el peritaje de siniestros.

Juvenal, sabéis, tiene mil aficiones, y aunque es perfeccionista y debería dedicarse sólo a una, para perfeccionarla, es capaz de tener varias y disfrutarlas perfectamente.

Y así vemos, que fue (y es, según los casos) deportista,  patinador, fotógrafo, espeleólogo, representante de artistas (Ayh! Lucia Gil), artesano del cuero, fabricante de collares hippys. Etc.

Y sobre todas las cosas, fue, o es, que quien tuvo retuvo, submarinista.

Debiéndose hacer aquí una paradiña porque además de ser realmente submarinista, llegó  a tener un disfraz de hombre rana.

¿Y por qué esta fijación? Tal vez ni el mismo se lo haya preguntado, y menos ahora que recién jubilada Mercedes pueden irse, tantas veces como quieran, a la Ciudad Encantada de Cuenca (donde se conocieron y quedaron más “encantados” que la propia ciudad ).

Pero nosotros, como amigos, debemos ayudarnos los unos a los otros, en este caso a conocernos a nosotros mismo. “Conócete a ti mismo y te salvarás”, dice la máxima.

Y como hoy nos ha dado por el psicoanálisis desvelamos el misterio de la  afición por el submarinismo de Juvinche.

Corrían los felices años 50 (horror, del Siglo pasado), y con la intrepidez de la ignorancia, jugaban él y algún otro, a atar y desatar  somieres y colchones con eso que se usa para sujetar las cosas a la vaca del coche.

Con tan mala fortuna para Juvenal que el maldito “pulpo” (que así se llama el artilugio) se soltó, brusca, inopinada e incluso salvajemente, y le dio una dentellada en salva sea la parte.

Acto cruel, por parte del pulpo, que dejó huella.

Quedando pues claro por qué Juvinche se trasmutó en submarinista con arpón y todo.

Cuando se ha nacido en Zamora, y vivido la infancia en la calle de la Amargura, las amarguras no son amargas, pero si tu casa está encima de una carbonería, las calenturas si son calientes, ¡eh!. Juve. Pero bueno…..No sigamos por ahí.

En todo caso, que quede claro Mercedes y Juvenal, que todos vuestros amigos y amigas, no queremos otra cosa que la de siempre¡¡¡que sigáis siendo felices!!

Y que nos sigamos viendo para contagiarnos momentos buenos y resumiendo años estupendos.

Así que brindemos por Mercedes y Juvenal, para que siempre les vaya bien y a ser posible ¡¡¡genial.!!!

Lerma. 6 de Julio del 2019, en nuestro tradicional encuentro de Las Edades del Hombre.


Paco Molina nº 15

FRANCISCO MOLINA MARTÍNEZ
LAS EDADES DEL HOMBRE
PACO

Aunque de sangre gallega, de él nunca se puede dudar si va o si viene porque siempre va y si alguna tiene que venir es porque se ha dado, o le han dado un golpe, se ha caído y tiene que volver a empezar por un camino distinto.

Así es él.

Le conocí hace algún tiempo, tendríamos seis o siete años, en la “Escuela graduada de niños aneja a la del magisterio San Fernando”, así se llamaba nuestro primer centro, la Normal para los amigos, donde convivimos, creo, que un par de años.

Después se fue a la preparatoria del Instituto, yo seguí en la escuela pero, tras el examen de ingreso, durante siete años de bachillerato compartimos aula y patios del Instituto Claudio Moyano, con algunos de los presentes y algunos, desgraciadamente, ausentes.

 Allí comenzó a demostrarnos su inteligencia y la precocidad que tenia, pues ya desde muy joven, mientras nosotros jugábamos al futbol o a los chapetes, a él ya se le veía su inclinación por el sexo opuesto.

En cuarto curso durante una excursión mixta del Instituto, creo que a El Escorial y alrededores,  sólo a Dña Adela Gil profesora de mentalidad avanzada, se le podía ocurrir en aquellos tiempos hacer una excursión mixta, abandonó a sus amigos, o sea nos abandonó, para dedicar sus horas a una joven acompañante, hecho que fue muy comentado en aquellos días.
Posteriormente fue amenazado por un padre guardia civil, por introducirse en un terreno pantanoso catorceañero.

No contento con eso y también relacionado con el otro sexo, después intentó dirigirse al ejército de tierra, aunque la aventura terminó con el abandono de la ciudad de la joven morena de largas coletas que nos gustaba a casi todos, pero que solo él fue capaz de abordar.

Como se puede comprobar, aparte de su precocidad ya empezaba a ser un valiente y un amante de las causas perdidas  o casi.

Pero también entonces demostró su tenacidad.

Sin saber, casi, jugar al fútbol consiguió llegar a formar parte del equipo del Instituto, empezando una carrera deportiva, que, como podremos ver completará años mas tarde.

Terminado el bachillerato compartimos un año de colegio mayor en Salamanca, donde estudió el famoso selectivo de ciencias, sin que durante ese año conociéramos mucha mayor actividad, salvo el hecho de haberse marchado sin explicaciones de un retiro espiritual al que habíamos asistido.

Desde aquí, marchó a Zaragoza donde estudió la carrera de Físicas y la del Oasis, sala de fiestas del tubo zaragozano, a la que asistía con cierta frecuencia dando una puntuación a cada una de las actuaciones para saber si había amortizado el precio de la entrada.

Ya entonces empezaba a demostrar su interés por las matemáticas.

Debido a la precocidad que siempre ha demostrado, se casó en 1970, sin acabar la carrera y sin necesidad de tirar ningún "penalty".

Para no perder tiempo, pasó la noche de bodas, o el día, pues se casó por la mañana, en un hotel situado enfrente de la casa de sus suegros.

Terminada la carrera, siendo licenciado en Físicas consiguió la cátedra de Matemáticas de la Universidad Laboral de Zamora, donde los alumnos pudieron disfrutar de su sabiduría y los profesores de su compañerismo y sus despedidas de fin de curso.

Allí empezó su carrera política, una vez más en el apartado de los imposibles, es decir se afilió al PC, y posteriormente fue candidato a la alcaldía con IU.

No estoy seguro si fue el primer concejal por este partido en Zamora, pero desde luego fue el impulsor del despacho ambulante, que estableció en la Calle Santa Clara, con sus paseos arriba y abajo donde los zamoranos le presentaban sus problemas y sus peticiones, demostrando que existía otra forma de hacer política, consiguiendo que su partido fuera ganando concejales en cada elección.

En mayo de 1990 nuestro recordado Antolín, gran atleta, le ayudó a continuar la práctica deportiva enseñándole como se debían de realizar los saltos de vallas y de altura, que practicaron juntos en el cuartel Viriato con posterior encierro durante un mes, aunque, eso sí, siempre permaneció en las sombra y es raro encontrarle en alguna foto de aquel acontecimiento histórico para Zamora.

Debió de ser por entonces, cuando consiguió, como conductor que un Seat 1500 circulase durante siete años sin cambiar el aceite.

Pudo haber intentado patentar el experimento, aunque. probablemente a la casa Seat, no le habría gustado la idea.

Aburrido del ayuntamiento decidió dar un paso más en la política, consiguió llegar a la Diputación Provincial de Zamora actuando como azote de su presidente, al que consiguió imputar por malversación, lo que pudo influir en su retirada de la presidencia de dicha corporación, aunque su partido, dándole una patada para adelante, le ascendió a un puesto más importante en Madrid, a pesar de haber perdido poco antes las alcaldías de Zamora, Benavente y Toro.

Al acabar la legislatura municipal se retiró de la primera línea de la política, no sin antes colaborar para conseguir la alcaldía de nuestra ciudad para IU, hecho por el que en Junio de 2015 y de 2019 Zamora fue portada en todos los periódicos nacionales, éste último año ya con mayoría absoluta.

 Ahora que tenían la alcaldía no quiso tener protagonismo en ese triunfo y ya no fue concejal, porque ni a él le perdonan los años.

Al mismo tiempo que daba clases y desempeñaba su labor de concejal o de diputado provincial, era capaz de escribir novelas, artículos de prensa publicados y muchos más no publicados, semblanzas de profesores jubilados y panegíricos de sus amigos en la edades del hombre, a las que asistió todos los años, salvo en una ocasión que por sus obligaciones con el Ayuntamiento, tuvo que celebrar el matrimonio de una pareja en el Castillo de Zamora.

En la actualidad, está siempre muy bien informado con dos televisores encendidos constantemente en su casa, aparece en Internet a todas horas con innumerables seguidores en Facebook, salvo cuando le ponen algún mes de descanso por pasarse un poco, Whatsapp y todo lo que suene a nuevas tecnologías.

De todas formas. desde el abandono del ayuntamiento es difícil encontrarle en la calle por su afición a viajar por todo el mundo. una vez que ha visto que a los suyos ya les ha enseñado lo suficiente y no necesitan de sus sabios consejos.

Y cuando no está de gira por el mundo se dedica a bailar zumba, siendo su grupo una de las atracciones de las ferias de San Pedro cada año, corno hemos podido comprobar en un reciente vídeo.

Además de un gran padre y un gran abuelo, ha sido y es un gran amigo.

Como diría algún periodista cursi, gran amigo de sus amigos, faltaría más, y yo diría que hasta es capaz de ser gran amigo de sus enemigos.

Pero nosotros, que si que somos sus amigos, con estas palabras ahora queremos decirle:  Gracias Paco por tu amistad, compañero del alma compañero. Suerte y salud Compa.

Lerma 6/7/2019

Los textos son de Paco Molina, salvo el suyo, o dedicado a él,  que es de
Javier Prieto Santiago


               





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