EL
OFENSÓMETRO. EL ODIÓMETRO. Y OTRAS TONTERIÁS.
Veamos cómo va pasando
el tiempo. Siendo el mejor reloj para ello el comprobar de qué manera han ido
evolucionando las mentiras del Poder (eso que llaman Cultura).
Usemos como objeto
de estudio el término “terror”.
Hoy en día la
palabra Terror, el concepto Terror, no es aceptado ni por los propios
terroristas que se auto engañan (abrumados por su sentimiento de culpa)
atribuyendo sus demenciales y asesinas acciones, a la presunta lucha por un
Bien Supremo (O Dios, o la Patria, o la Raza, o la Democracia, o la
Heterosexualidad, o cualquier otra cosa más o menos sublime).
Sin embargo, en
1.789 el término Terror era un concepto político incluso apreciado.
Apreciado porque en
aquella época (cuando la Revolución Francesa) los revolucionarios (entre ellos
la burguesía) consideraban que la
Nobleza y el
Clero, si aún siendo pocos podían dominar al pueblo (que era
infinitamente más numeroso) era porque la minoría tenia atemorizada a la
mayoría mediante el terror.
Y por lo tanto,
decían los revolucionarios, una vez que se
tome el Poder (destronando al Rey, a la Nobleza, a los Terratenientes y a las Castas Militares
) para dominar la nueva situación (mantener el orden) habrá que implantar el
terror.
Es decir, hace dos
siglos el terror era considerado algo bueno para mantener el orden social. Era
nada menos que la medicina adecuada.
Pasados algo más de
100 años, llega la Revolución Bolchevique, y aunque ha pasado un siglo,
culturalmente el término terror sigue siendo muy apreciado.
Vamos a ver si nos
aclaramos. Apreciado como lo pueda ser el término “amputar”. Nadie quiere
amputar, ni ser amputado, pero todo el mundo entiende que la amputación (de un
miembro podrido) puede llegar a ser más que necesaria. Puede salvar vidas.
Pues bien, cuando
los bolcheviques toman el Poder con otra Revolución (1.917) hablan en sus
discursos de implantar el terror para mantener a raya a quienes estuvieran en
contra del reparto de la riqueza de arriba abajo.
Sin embargo ahora,
en la actualidad, otros 100 años después, el término terror es entendido como
algo abominable que ningún Gobierno decidiría usar y menos confesar su uso.
Pero entonces ¿Cuál
fue el error de los revolucionarios franceses (en 1789) y el de los rusos (en
1917)?
La respuesta nos la
da Agustín García Calvo (el pensador zamorano) cuando muestra y demuestra con
sus estudios, que el arma con la que la minoría social (los ricos) dominan a la
mayoría social (los que viven de su trabajo) es la Cultura.
Teniendo en cuenta
que la izquierda dice que un pueblo para ser libre tiene que ser culto, y eso
parece chocar con lo que aquí defendemos (las
cadenas no son de hierro son de
cultura) vamos a dejar la explicación para otros momento, aunque tal vez baste
con repara en que lo que la gente necesita son conocimientos y no cultura
(ideas sueltas que le atan).
Y por fin desembocamos
en lo que queremos contar hoy.
Hoy en día, por culpa de la cultura (oficial)
o pensamiento único se dice que hay que respetar las ideas y los sentimientos
de todo el mundo. Aberración cultural tan arraigada que permite perseguiré a
los distintos
Y ese tipo de
persecución se hace así.
1º.-Como todo el
mundo tiene sentimientos y le duele que se burlen de sus sentimientos, se dice
que hay ahí un algo que proteger.
2º.- A continuación
se establece que hay dos tipos de
sentimientos. Los sublimes y los otros. Un ejemplo de sentimiento sublime es el
que me produce mi Fe (mi religión), y uno de sentimiento vacuo o banal, sería
el que me inspira mi equipo de fútbol favorito.
3º.- Establecida
(culturalmente) las dos categorías de sentimientos, la ley (la cultura) decide
que hay que hacer que se respeten los sentimientos sagrados, los importantes,
los trascendentes, etc.
4º.- Llegados aquí resulta
que los poderosos permiten que un individuo
pueda decir que se ha sentido ofendido.
5º.- Y como hay que
proteger a ese individuo y su presunto dolor del alma, el ofensor debe ser
castigado.
6º.- Esta conclusión
(un mero mecanismo cultural de lavado de cerebro para reprimir) es complicada
de llevar a cabo, porque ¿cómo se sabe
si realmente una persona se ha sentido ofendida?
7º.- Únicamente hay
un mecanismo, que la persona ofendida denuncie que se ha sentido ofendida por
lo dicho por alguien, y que eso baste para aceptar la denuncia y promover el
castigo.
8º.- Tal anomalía en derecho (eso no es justo), pues
puede incluso ser falsa la denuncia de la ofensa, se complementa castigando al
ofensor sin decirle en qué ha ofendido al denunciante, y sobre todo sin saber
ni siquiera quien es el ofendido.
9º.- Baste de ejemplo que Facebook a mi me ha condenado
al ostracismo un blog (pacomolinadezamora.blogspot.com) argumentando
simplemente que alguien que usa Facebook se sintió ofendido (asi, sin más).
10º.- Pero lo de
menos es lo que me haya pasado a mi. Lo importante y dramático es que todos los
cambios sociales históricos, se han producido
porque ideas o conceptos nuevos han desplazado (ofendiendo) a la cultura
vieja.
Ejemplo: Cuando los
romanos y los griegos creían en mil dioses y apareció la religión cristiana que
hablaba de un sólo Dios, era lógico que los paganos se sintieran ofendidos
11º.- Luego,
proteger al ofendido (encima guardando su anonimato) va contra el progreso de
la Humanidad. Es un acto represivo a favor de la cultura imperante (el
pensamiento único), con el que se trata de frenar y parar el mundo.
12º.- Además ese
poder de reprimir y censurar sólo lo pueden ejercer los poderos (los ricos,
Facebook, Google, etc.). Mientras que si usted se siente ofendido por lo que ve
en una televisión no puede cerrarla simplemente con su denuncia.
13º.- Encima la
prueba del abuso que supone todo esto está en que no existe un ofensómetro
(aparato que mida las ofensas), con lo que puede que l presuntamente ofendido
no esté ofendido en absoluto, y si simplemente preocupado porque se argumenta
contra su sistema de valores (contra su cultura, con contracultura).
14º.- Cerrándose el
ciclo represor cuando vemos que en definitiva el Poder lo que busca es que nada
cambie, para seguir dominando al pueblo con “cultura” (es decir con cuatro idas
que le han metido en la cabeza a cada
individuo mediante el correspondiente lavado de cerebro).
Estrambote: Dentro
de unos años el término “sentirse ofendido” nos parecerá tan ridículo o fuera
de lugar, como ya lo es ahora el de terror para controlar a los pueblos.
Ofendamos.
Paco
Molina. Zamora. 16 de Julio del 2019
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