El caso de la ducha fría. Capítulo 45. Los cuernos y el calcio.
Cuando Andrea se acostó en la noche del Lunes Santo, tras ver las procesiones correspondientes, se acurrucó junto a los recuerdos del intrépido Benito Lasolana, y se dijo algo así como:
“!¡Madre del Verbo, si estoy a punto de ponerle los cuernos a mi novio!”.
Así es la vida, hasta una novia febrilmente enamorada, que se va a pedir a las imágenes de los imagineros que dieron vida a la Semana Santa de Zamora, que su novio formal deje de sufrir infundados ataques de celos, y ahora hete aquí que está a punto de comenzar una aventura que va a hacer que los celos de su amado sean fundados.
Pero lo cierto es que, sorprendentemente o no, el milagro se produjo, y el guardaespaldas Jacinto, a partir de aquel día, ya no iba a sufrir ataques de celos infundados, a partir de entonces, todos sus celos iban a ser fundados; porque Andrea era incapaz de resistirse a los hombres excepcionales, superiores y completos, y ejemplares de este tipo y caracteres, debemos reconocer que hay muchos.
Trató de pensar en Jacinto para no caer en la tentación, pero a las 3 de la madrugada, y sin lograrse dormir, tuvo que correr a la ducha, porque Benito Lasolana revoloteaba por su mente y cuerpo, como mosca que se cuela en la habitación y con su zumbido de alas, nos va volviendo víctimas enloquecidas, que si dispusiéramos de una escopeta de cañones recortados iba a ver.
La ducha, como si fuera de agua bendita, le hizo borrar de sus dudas al terrible zamorano, y se durmió tranquila, olvidando que como indica el dicho: No se puede decir de éste agua no beberé.
(Continuará)
Paco Molina de Zamora. Emitido en Antena 3 Radio de Zamora en 1986.
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