miércoles, 29 de enero de 2020

SONDEOS Y CHOTEOS



SONDEOS Y CHOTEOS

Por Francisco Molina Martínez. Profesor y escritor.

Publicado en el Norte de Castilla el 6 de Septiembre de 1989

Dicen que hay tres clases de mentiras: las pequeñas, las grandes y las estadísticas.

También se suele presentar esta rama de la matemática contando que «si yo me como un pollo y tú ninguno la estadística dirá que tanto tú como yo nos hemos tomado medio pollo cada uno».

En los tiempos que corren ya se riza el rizo y se puede afirmar que si Fulanito ha visto Superman I y Menganito Superman III, estadísticamente resultará que lo que han visto tanto Fulano como Mengano es Superman II.

Y es que la estadística es moldeable como la plastilina por lo que prácticamente se puede aplicar «a gusto del poeta».

El poeta-político que llaman Gobierno dispone de un Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) para, mediante sondeos, estudios estadísticos y prospecciones, saber cómo anda el patio (nacional).

Hasta ahí bien; pero el mal comienza cuando se ve que todo lo que se aprende gracias al CIS (organismo que mantenemos entre todos) sólo lo disfrutan los gobernantes (organismo que mantenemos entre todos), y lo que está siendo más preocupante, todo lo que se descubre mediante las encuestas no se utiliza a favor del pueblo llano sino contra él.

Esto hay que explicarlo.

Si un sondeo indica que al ciudadano en general le gusta la letra “L” mayúscula, lo evidente sería que el Gobierno se preguntara, ¿puedo darles la “L” mayúscula?, y si la respuesta es afirmativa, que trabaje para que todos podamos sentirnos como niños con “L” mayúscula nueva.

Pero, ni hablar del peluquín, una vez que el Gobierno descubre que hay ganas de “L” mayúscula, analiza si eso le conviene o no a él.

Y que Dios nos coja confesados, pues si ello va contra sus intereses, entonces ocultarán el sondeo para empezar, y acto seguido, como sin venir a cuento, en distintas universidades de verano, emisoras de invierno, periódicos de otoño y revistas de primavera se empieza a oír hablar de lo perniciosa que es la “L” mayúscula para la modernidad, para la salud e incluso para conciliar el sueño.

De esta tarea se encargan los intelectuales sensatos, que a diferencia de los «insensatos» o utópicos, presentan buen aspecto porque están bronceados por el PSOE que más calienta.

Los últimos sondéos le dijeron al que manda que le interesa convocar elecciones cuanto antes (como cuando te recomiendan una operación de urgencia no vaya a ser que sea demasiado tarde) y ahí están.

Sea esto un ejemplo de que el ciudadano es víctima de sus propias opiniones, ya que al darlas en una encuesta es como si jugara a las cartas y le enseñara al contrario las suyas.

Por eso debe crearse una Coordinadora Espontánea Burla Sondéos que recomiende a todo el mundo que en las encuestas nunca digan la verdad.

El efecto sería fabuloso, basta observar que si en la última todos hubieran manifestado que en las generales votarían a IU no sólo no las habrían adelantado sino que posiblemente estarían estudiando cómo no celebrarlas.


Ahora ya, que quien se queje, escoja. 


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