PODEMOS: Cuando las barbas de IU veas pelar…
A estas alturas no es necesario recordar el mensaje de ese refrán que dice: “Cuando las barbas de tu vecino veas pelar pon las tuyas a remojar”.
El cual se trae a colación por lo siguiente:
Durante la celebración, en Zamora, del 30 aniversario de la existencia de IU (en cuanto a los discursos, una “Declaración de Zamora BIS”) la intervención de Cayo Lara (ex Coordinador General de IU), tuvo tres afirmaciones relevantes:
1.
Dijo que él era partidario de la unidad (Unidos Podemos, pues) pero siempre que fuera más favorable o generosa o digna, con IU.
Tomen nota los que no quieren que exista Unidos Podemos.
2. Dijo que él, aún disgustado con el tipo de acuerdo alcanzado, como persona honrada y disciplinada (eso lo digo yo) votó a Pablo Iglesias, puesto que lo hacía en Madrid.
Tomen nota los que no quieren que exista Unidos Podemos, y tanto, no quieren, que ni la votan.
3. Y también dijo algo que me parece de una trascendencia inmensa:
Afirmó que en IU son (somos) unos 21.000 militantes, de los cuales (sólo) unos 6.000 pertenecerían al Partido Comunista de España (PCE).
Estos datos exigen una meditación sobre ellos porque pueden encerrar grandes enseñanzas para todos, pero sobre todo para los compas de PODEMOS.
Cuando en Abril de 1986 el PCE decide buscar la unidad de las izquierdas rebeldes en lo que se llamaría IZQUIERDA UNIDA (IU), el PCE tenía, el sólo y de sobra, muchos más que 21.000 militantes (no recuerdo cuantos).
Y en torno al PCE se agruparon: el Partido Humanista (tan minimalistas que ni sabíamos quienes eran), el PASOC (primera escisión del PSOE cuando Alonso Puerta descubre que en su partido había corrupción en la concesión de servicios desde las instituciones), el PCPE (escisión comunista promovida por Moscú para contrarrestar el eurocomunismo de Carrillo), Izquierda Republicana (muy pocos, como los otros, pero con una dirección muy activa) y la llamada Federación Progresista (Ramón Tamames y pocos más). Así como los verdes, pasado el tiempo, en algunas autonomías.
El resto de la militancia de IU eran personas inscritas en IU directamente y no a través de ningún partido. Eran los independientes.
Seguramente éramos muchísimos más, pero para no exagerar y cargarnos de razón en lo que sigue, vamos a suponer que sólo éramos 42.000 militantes en los primeros años. Es decir el doble que ahora.
Pues bien, de esos 42.000 de IU, del PCE serían (seríamos) al empezar, unos 36.000, o sea la abrumadora mayoría.
Y ante estos datos urge preguntarse ¿qué pasó?.
¿Cómo es posible, en 30 años, pasar a ser la mitad, y en el caso de los comunistas pasar de ser mayoritarios en IU a lo contrario (85 % entonces y 28 % ahora?).
Sencillo. Porque en una unión (y más si es política), o el grande es generoso, magnánimo e inteligente, o no hay nada que hacer.
La unión política, por definición, ha de ser una simbiosis mutualista, es decir todos los “unidos” deben salir ganando.
No puede ser una simbiosis parasitaria, en que uno gana y otros pierden; ni comensalista en que ni fu, ni fa.
Y respecto a lo dicho, recuerdo cómo hubo que elegir entre Cristina Almeida (años antes expulsada del PCE por Carrillo), en su apogeo como líder social nacional, y un camarada desconocido que ya había sido concejal (¿Ángel Pérez), para encabezar la candidatura a la Alcaldía de Madrid.
Y las bases, más papistas que el papa, votaron a quien era “de los suyos”. Consecuencia, en Madrid IU nunca pasó de 3 o 4 concejales sobre 54 posibles.
En Andalucía, los Verdes, hartos de que democráticamente fueran barridos de las listas por “los rojos”, se largaron de IU.
Algo similar ocurrió con IR a nivel estatal. Etc. Etc.
Como el PCE era el grande, en algunos sitios se portó como un grandullón desde las bases, y apabulló a los amigos pequeños.
De hecho, una de la piezas del llamado milagro de Zamora (que IU ostente la Alcaldía) es que aquí el PCE nunca actuó como lobby, hasta el punto de que invitábamos a nuestros jefes (cuando venían por aquí) a que al irse se atrevieran a decir quiénes éramos y quienes no, del PCE. Imposible saberlo.
Pues bien, todo esto, que no fue error del PCE, sino del patriotismo de partido que les entra a algunos, se está dando ya en Unidos Podemos.
Por poner un ejemplo evidente, los compas de PODEMOS, sobre todo los Diputados Nacionales, vemos que yerran cuando hablan sólo de su partido y no en el nombre de la Coalición que les aupó al cargo y a la que pertenecen, UNIDOS Podemos.
Si no cambian de conducta, en 30 años habrán conseguido convertir, una buena arma de lucha a favor de los débiles, como lo es UNIDOS Podemos, en un Unidos Encojemos, y el partido de PODEMOS pasaría a ser una minoría en ese Unidos Encogimos.
Pero hay más, así como el Partido Comunista eligió el nombre de la unión de 1986, evitando que apareciera su “apellido”, Podemos eligió que su apellido figurara en la Unión del 2016 (de ahí el Unidos Podemos) porque la palabra parecía la musiquilla del flautista de Hamelín, capaz de hacer seguir a todo el mundo.
Pero ojo, que eso cambió, como muy bien saben las encuestas del Poder, y por eso Feijoo, PP (mayoría absoluta en Galicia) no gritaba ¡Que viene En Marea!, alertaba ¡Que viene Podemos!.
Y para las listas de futuras elecciones, tal vez las direcciones deberían establecer los puestos para cada una de las formaciones, y luego que ahí fueran las primarias las que eligieran las personas.
Es decir, si lo mismo que en las listas cremallera, si el uno sale mujer el dos tiene que ser hombre, pues si el puesto nº 4 de una lista tiene que ser para el Partido Tal, los resultados de las primarias deben hacer que se respete, al menos, ese puesto para el partido Tal.
Los números uno deberían salir de primarias sin concesiones, pues son los que tiran del resultado final.
Resumiendo, si la Iglesia para que llueva no saca cualquier santo, si no al adecuado, en estos momentos, en Unidos Podemos hay que potenciar a Alberto Garzón a tope; y todo lo demás, en la línea de lo advertido en este escrito, es jugar con fuego.
Paco Molina. Zamora. 19 de Octubre del 2016.
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