LA PLAZA DEL FRESCO
CEMENTERIO DE FUTURO
La petición de una veintena de municipios de toda España para que les pongan el cementerio de basuras radioactivas ha sido como una carrera de despropósitos o de sentido común, según se sea o no fan de lo nuclear, que todos hemos disfrutado con un recogido regocijo.
El regocijo oculto provenía de que donde vivimos a nadie se le ha ocurrido escribir tal carta a los Reyes Malos.
Y también, por qué no decirlo, de las ideas peregrinas -como corresponde a un año Jacobeo que se precie- que se han usado para pedir “esa puerta abierta al futuro”.
Y así leíamos que casi todos lo querían porque siempre será mejor la energía nuclear, para salir de las penurias económicas, antes que prostituirse que hace muy feo,
Quejábanse los peticionarios de que sus pueblos estaban vacíos y así se llenarían. Benditos ellos que olvidan que lo mismo que el maestro, el cura, el médico y el veterinario ya no viven en el pueblo, tampoco iban a ponerse a vivir al lado del Sepulcro Radioactivo por muy sano que sea el Sr. Ingeniero Jefe, el Oficial Mayor, etc.
Respecto a la presunta repoblación, qué decirles, que es mejor la actividad con la radio puesta que la radioactividad del uranio y otros derivados.
Pero acabado el juego, puede que se nos hiele la sonrisa porque al parecer Castilla y León tiene más papeletas que nadie de que se lo endilguen por eso de estar gobernada por el PP y dar el PSOE por perdido el territorio.
Con razón decía Antonio Molina: “que el futuro es muy oscuro trabajando en el carbón” .
Publicado en La Voz de Zamora el año 2010
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