CALIENTE, CALIENTE
Esto del pensamiento único (o sea de las mentiras variadas) está llegando a extremos preocupantes. Es tal la hipocresía que hay en todo, que va un partido nacionalista y porque dice que quiere la independencia la gente se rasga las vestiduras. Pero es que lo mismo ocurre si un partido llamado republicano preconiza la república, se le pone a caer de un burro. Pero bueno, es que vamos a acabar pidiendo que los perros hagan pio- pio y los pajaritos ladren.
Dentro de ese des-orden de cosas ahora le ha tocado la china a los Señores Obispos. Resulta que han dicho lo elemental en toda religión, que el sexo es malo, y se han echado sobre ellos cual jauría Entonces, para qué creemos que las creó y fomento el Poder ¿para ponernos ciegos de sexo o para que nos digan que el sexo nos pondrá ciegos?.
No se si lo de los obispos españoles era una pastoral. Desde luego sonaba a ello, dado que lo manifestado parecía dirigido al rebaño. Pero desde luego no es nada que no fuera el pan nuestro de cada día. Lo raro es lo contrario, que nos empiecen con que no hay infierno y renuncien a su esencia para que no les molestemos.
La Iglesia Católica, como todas las religiones verdaderas, siempre ha defendido, en cuanto al vicio por antonomasia, la vida sexual sana. Y a fe que han debido de extender bien su doctrina, pues la media de vida está aumentando en todo el mundo. De lo que se deduce que sana tiene que ser esa vida sexual, que de lo contrario…. Por cierto que creo que, a parte de en Siberia, en Castilla y León somos longevos con record. De lo que se concluye que nuestra vida es sana....hasta en lo sexual (y es que el frio es el peor amante).
Entonces, que los obispos digan misa y que el sexto es no fornicar, no debe escandalizar a nadie. Sin embargo, entre las lindezas sobre la cuestión que largaron, hay una que ha hecho que por primera vez, entre ellos y las feministas, se haya puesto el dedo en la llaga. Dijeron los padres de la Iglesia -sin duda no inspirados por Dios en esta ocasión- que la revolución sexual de los años sesenta ha desencadenado la violencia domestica. Y les contestaron las organizaciones de mujeres -sin duda inspiradas por el sentido común- que esa violencia radica en el carácter machista que predica la religión sobre el matrimonio y no por causa de esa revolución que si existió nadie disfruta revolucionariamente ( decimos nosotros).
Y ahora viene lo chocante. Uniendo las dos afirmaciones se toca el fondo del asunto. El matrimonio se inventó para que el señor tuviera una mujer a sus órdenes en todos los órdenes de la vida La misma frase de “compañera te doy y no esclava” que vino con el progreso, recuerda cómo estaba el patio. Por tanto la estructura de pareja -legalizada o no- era de carácter económico con un patrón o dueño, y unos obreros o esclavos, la esposa y las hijas. Esto duró tanto que todavía se respira en el ambiente.
El asunto fue tirando por lo mismo que fueron tirando las dictaduras. Al fin y al cabo ¿qué tiene de malo una dictadura si quien tiene que obedecer, obedece?.¿Entendido?.
Pero ahora va la gente y se casa por amor. Y lo malo del amor no es que se acabe, es que no se acaba al mismo tiempo en los dos enamorados. Entonces surgen los celos. Qué, fundados o no, tienen que ver con que uno cree que el otro se la pega. A partir de ahí el odio es mortal. De ello sabemos de sobra tanto hombres como mujeres. Ocurre que como la cultura es machista y absurda, quien lleva la violencia a extremos intolerables e insoportables, para conservar los derechos adquiridos, es el hombre. En este momento hay una revolución doméstica en marcha. La protagonizan las mujeres al no soportar infidelidades o al aparecer libres ante su dueño. Como en toda revolución quien se subleva es atacado por el poder establecido. El problema es el orden actual.
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