NEGOCIACIONES: EL RESPONSABLE DEL RESULTADO ES EL FUERTE.
Vamos a demostrar el
siguiente teorema:
“En toda negociación
el único responsable de que todo acabe en éxito o en fracaso es el más fuerte
de los que negocian (o lo que es lo mismo, el débil no es responsable de nada)”.
Bases de la
demostración: Supongamos que el fuerte
(F) tiene 10 cosas, y el débil (D) ninguna (0 cosas).
Hagamos primero una
demostración por reducción al absurdo (método matemático reconocido por la
ciencia).
Consiste este método
en darle la razón a quien nos lleva la contraria y ver que se desemboca en un
absurdo.
Pues bien, según los
que niegan nuestro teorema: “Hay ocasiones en que el culpable de que una
negociación acabe bien o mal es el débil (y no el fuerte)”.
Perfecto, imaginemos
que estamos ante caso tan extraño (e incluso supongamos que ni el débil sabe de
su poderío).
Repasemos el supuesto
en que la negociación acaba en éxito.
Empecemos: Va el
débil y pide 7 cosas a ver si cuela. Y se encuentra con que el fuerte acepta.
La negociación acabó con éxito.
¿Pero a quien se
debió tal triunfo, al débil o al fuerte?
Indudablemente al
fuerte, que es quien en definitiva aceptó (porque quiso) lo que le pedía el
débil.
Imaginemos ahora que
el débil quiere que la negociación fracase. Entonces pide, para romper la
baraja, las 10 cosas que tiene el fuerte.
Y se encuentra con
que como el fuerte no quiere que fracase la negociación, le acepta la petición.
En ese caso arruinó las intenciones del débil. Y todo acabó bien, también,
porque quiso el fuerte.
Pero imaginemos
ahora que lógicamente el fuerte no acepta por parecerle exagerado. Entonces
fracasa la negociación, pero simplemente porque ha querido el fuerte.
Visto pues para
sentencia que el teorema es válido porque lo hemos demostrado por reducción al
absurdo (¿Hay algo más absurdo que pensar que el débil pueda doblegar al
fuerte?).
De todas formas, y a
pesar de que está demostrado el teorema de toda negociación que dice que si
fracasa la negociación la culpa es del fuerte, y si triunfa, también; puesto
que ustedes ya se han dado cuenta de que esto se cuenta para hablar del fracaso
de la negociación del PSOE (el fuerte) con Unidas Podemos (el débil), vamos a
hacer otra demostración (esta directamente).
1er. Caso. El fuerte
ofrece 6 cosas (o cualquier otro número) y el débil acepta. Es obvio que el
éxito fue del fuerte que supo dar lo que el otro quería.
2º.Caso. El fuerte
ofrece 3 cosas (o cualquier otro número) y el débil no acepta. ¿Quién tuvo la
culpa del fracaso? Sólo y exclusivamente el fuerte, que fue rácano.
3er.Caso, y más
frecuente. El débil pide 7 y el fuerte ofrece 3. Siguen negociando y el débil
rebaja su pretensión a 6, mientras que el fuerte sube la suya a 4.
Es elemental de que
si firmaran un acuerdo en 5, el éxito sería culpa o responsabilidad del fuerte
(que decidió ceder hasta ahí).
Ahora bien,
supongamos que en ese tira y afloja que estamos fantaseando, el fuerte se
mantiene en 4, y el débil (que empezó pidiendo 7) baja hasta 5.
Se miran a los
ojos, pero el fuerte no se mueve del 4 y el débil del 5.
La negociación
fracasa. ¿De quién fue la culpa? Del fuerte, porque suya era la potestad de dar
5, y sin embargo decide no dar una más (tan solo una más) de lo que ofrece. Lo
mismo que es potestad del fuerte darle al débil un tiempo para que se lo piense.
Tal vez aquí alguno
de ustedes opina que también tuvo culpa el débil, puesto que pudo renunciar a
esa cosa que no le quería dar el fuerte.
Ocurre que cuando el
débil deja de rebajar sus pretensiones, es decir rechaza andar como puta por
rastrojos, es que opina que no le compensa el acuerdo, por tanto si no firma (el
fracaso o el éxito) lo provocó el fuerte que de tener el menor interés hubiera
subido del 4 al 5.
Se entiende esto
mejor con las negociaciones colectivas. En ellas es tan evidente que el éxito o
el fracaso depende únicamente del fuerte, que
en ocasiones los sindicatos convocan huelgas para que los obreros
parezcan más fuertes de lo que son (pero por grande que sea la huelga, el
fuerte, y por lo tanto quien decide, es el patrón).
¿Qué sentido tiene
entonces la huelga si no convierte al obrero en alguien más fuerte que el
patrón por exitosa que sea? El sentido de hacerle ver al empresario que si
fracasa la negociación va a ser peor para él.
Y vamos a seguir con
la negociación colectiva para aclarar que siempre el fracaso es culpa del
fuerte.
Imaginemos que la
demanda se circunscribe a un aumento salarial del 10 %. Y al final las posturas
están así:
Dice el patrón el 4
% o nada. Dicen los sindicatos el 5 % o no firmamos.
Pues bien ahí el patrón
puede decir, pues no firmamos pero os doy el 4 % porque veo justo que tengáis
esa subida (él decide) o puede decir, pues nada (el decide).
Y ahora aterricemos
en la negociación para la investidura del Presidente del Gobierno de España
(que reflejó de manera evidente que el
éxito o el fracaso depende del fuerte).
Unidas Podemos (UP)
pidió de entrada el 10 (un tercio de ministerios, ningún veto y un programa
social).
El PSOE le bajó los
humos y en la investidura interruptus de Julio le ofreció un 4.
Durante el debate,
UP pidió un 4,5. Pero el fuerte dijo que no.
Entonces UP pide un
receso porque estaban a medio punto de distancia para un acuerdo; pero el
fuerte dice que no.
Fíjense cómo todo
depende del fuerte, hasta el mero hecho de seguir negociando.
Pasa el tiempo y UP
parece aceptar el 4 que le ofrecía el PSOE.
Pero el fuerte dice
que sus ofertas caducan (primer caso en la historia de la humanidad).
Demostrando y demostrándose, con esta conducta, que todo acuerdo o fracaso
depende sólo del fuerte.
Pero hay más, UP
baja su petición a “un 4 a prueba” (puesto que Don Pedro Sánchez Psoe
desconfiaba de la cohabitación). Y que si tras la prueba resultara que eso es
muy duro para el fuerte, entonces los de UP renuncian al 4 y no se enfadan, y encima
siguen apoyando el presunto programa social del PSOE (del fuerte).
De nuevo el fuerte
dijo que no, siendo por tanto el único culpable del desacuerdo, y demostrando
que en cualquier negociación, como en la vida, quien gana es el fuerte.
Gloria eterna al
PSOE que prefiere ir a elecciones contra la voluntad popular y contra el
peligro de que ganen las 3 derechas o sus políticas.
PD: Otra prueba de
que siempre decide el fuerte está en lo que cada vez es más frecuente como técnica de ventas en determinados
ambientes (callejeros, de bazares y mercadillos).
El vendedor sabedor
de que el fuerte es el comprador (y por lo tanto quien decide), le ofrece un
objeto por 100 €. Entonces el cliente en vez de decir que no, se le ocurre
comentar que no quiere el objeto porque es muy caro. Y ¡ay!, amigos, ahí está
perdido porque el vendedor (el débil) le va a decir: ¿Cuánto quiere pagar? (De
manera tal que el fuerte acabará decidiendo y casi seguro, comprando)
Paco
Molina. Zamora. 24 de Septiembre del 2019
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