jueves, 19 de septiembre de 2019

PLATAFORMA UNITARIA MARXISTA



PLATAFORMA  UNITARIA  MARXISTA.

1º.- El big bang del marxismo ha cristalizado en infinidad de partidos comunistas, así como en innumerables marxistas no afiliados, o afiliados a disgusto en distintos grupos políticos.

Ese potencial tan disgregado hace que una importante fuerza latente de carácter mundial (pero sobre todo, país a país) se esté desperdiciando.

Fuerza potencial a la que habría que añadir a millones de ciudadanos que, si se les muestra lo que es el marxismo sucintamente, pasarían a usarlo como la mejor teoría existente para la acción política y vital.

2º.-Unificar a todas  esas gentes y grupos de raíz marxista en una Plataforma que los aunara sería dar un gran paso al frente en la lucha por unas sociedades mejores.

3º.-Naturalmente, y para evitar la aparición del n-simo partido comunista, o de unificación comunista, esta plataforma no pretendería “cambiar lo ya existente o a los ya existentes”.

Pero si les uniría en la acción política cotidiana mediante un nexo común o conjunto de “mandamientos” marxistas.

4º.- Para conseguir esa unidad lógicamente hay que establecer unas bases de coincidencia (el marxismo) lo más escuetas posibles, sin por   ello quitarle al marxismo su esencia.

En esta línea de trabajo, se debe empezar por establecer una teoría marxista pura.

Es decir la Plataforma Unitaria Marxista pretenderá unir a personas y grupos, sólo y únicamente, en torno al marxismo.

Por tanto nada de teorías surgidas del marxismo-leninismo-étceterismo en esta plataforma unitaria.

La razón de tal propuesta es que para unir a muchos grupos y personas, los principios que propicien esa unidad deben ser pocos o cuantos menos mejor.

Para que se entienda claramente: Si yo digo: “Venid, que lo vamos a pasar bien”, me seguirá una multitud porque todo el mundo quiere pasárselo bien. Pero si añado “Yendo a la playa”, ya perderé como seguidores a los que prefieran la montaña. Si encima digo “Y vamos a bucear”, dejarán de seguirme los que no sepan nadar. Si luego advierto “Que vamos a cazar tiburones”, ni os digo, me quedo sólo.

5º.- Establecido que el núcleo en torno al que se debe producir la unidad es el marxismo, y únicamente el marxismo, debemos entonces definir qué entendemos por marxismo.

Aquí conviene recordar que ninguna persona, en la Historia de la Humanidad, por grande e importante que  fuera ha tenido razón en todo lo que dijo.

Por ello debemos convenir que “marxismo” no es todo lo que dijo Marx, si no un conjunto de ideas y pensamientos (ideología) de carácter útil (en este caso para la acción política).

Pues bien, en ese aspecto las propuestas mínimas (cuantas  menos mejor para facilitar la unión) son los 10 Teoremas que siguen en el ANEXO.

6º.-La Plataforma Unitaria Marxista estaría integrada por todos aquellos grupos y personas que, libremente y queriendo, aceptan estos 10 puntos como la base de los que se entiende por marxismo (y que se explican en el anexo).

7º.- Una vez nacida y creada esta Plataforma pasaría a la acción política en cada lugar o país, en torno al programa concreto del momento concreto en la tesitura concreta, que decidan en libertad.

O sea la Unitaria (la PUM) pasaría a intentar transformar la sociedad (recomendación marxista) mediante programas electorales y la participación en la vida política cotidiana.

8º.- Por la misma razón  la Unitaria podría aliarse electoralmente con otros grupos o personas, con los que se coincida en el programa electoral de cada momento.

Como se ve los 10 puntos que definen y configuran el marxismo son irrefutables,, por lo que establecidos como mandamientos de la Ley de la Lucha de Clases, por fuerza muchas personas los usarían como brújula y criterio de acción política.

10º.- A su vez, en la medida en que mil partidos comunistas empiezan definiéndose como marxistas (aunque suelen añadir aportaciones al marxismo) es una pena, y un desperdicio, que no se unan para la acción política cotidiana en torno a lo que si les une: el marxismo.

Paco Molina. Zamora. 25 de Enero del 2019.

ANEXO.

TEOREMAS MARXISTAS o principios que si comulgas con ellos te permiten ser marxista

Como nuestra civilización utiliza el sistema decimal tomemos diez puntos que puedan constituir la savia de los estudios que desarrolló y aportó Carlos Marx, junto con su amigo Federico Engels, a la Humanidad.

Estos puntos que a continuación se expondrán en realidad son teoremas, es decir, son leyes o principios obtenidos tras la correspondiente demostración, a partir de otros más sencillos.

Quede pues, claro, que no surgieron de la nada, ni de la inspiración, sino del trabajo y el estudio; más, como no es el fin de estos escritos el demostrar lo que inmejorablemente hicieron Marx y Engels, considerémoslos como principios ya demostrados.

Aparecerán en letra negrilla y numerados, diez teoremas esenciales del marxismo y lo que sigue a continuación de cada uno es un comentario que trata de servir de ejemplo sobre la utilidad de ese pensamiento.

                                               I
NO EXISTE NINGUNA VERDAD ABSOLUTA.

Traducido al castellano, todo es relativo. Es decir “todo depende”. Recordado esto, por fuerza hay que asombrarse de que algunos estudiosos hablen de “principios esclerotizados de la izquierda”, cuando el citado y principal de ellos todo lo relativiza, todo lo somete a discusión.

Como consecuencia de la aceptación de este primer punto se convierte en necesario el “PRINCIPIO DE DEMOCRACIA”.

Si nada es absoluto todo es relativo, incluso lo bueno y lo malo y, por tanto, la democracia se convierte en una necesidad, ya que al no existir garantía sobre lo que es bueno y lo que es malo, SÓLO LA MAYORIA debe decidir el camino a seguir.

También de ese arranque marxista se deriva otro importante ingrediente de la vida social, el “PRINCIPIO DE TOLERANCIA” que hunde sus raíces en la no existencia de absolutos, en la no existencia de verdades rotundas, en definitiva, en la no existencia de nada que justifique o dignifique la intolerancia o el terror.

Y también el “PRINCIPIO DE VITALIDAD” está encerrado en lo dicho, ya que si no existen las verdades absolutas ¿es esta verdad, verdad?, cosa importantísima pues no conviene olvidar que el principio de vitalidad es la mejor garantía para toda teoría ya que el aceptar cuestionarse a sí misma está aceptando una verdad histórica; toda teoría puede ser superada, mejorada e incluso desplazada, simplemente cundo aparezca otra que explique mejor los fenómenos que ayudaba a analizar la anterior.

                                               II
TODO LO MATERIAL Y LO QUE ENTENDEMOS POR ESPIRITUAL ESTÁ EN MOVIMIENTO Y POR TANTO EN CONTINUO CAMBIO. TODO ESTÁ CAMBIANDO CONTINUAMENTE, MANTENIENDOSE SOLAMENTE EL PROCESO, SIN FIN, DEL APARECER Y DESAPARECER.

Entender y recordar esto puede resolver las historias de muchos grupos políticos que olvidan que todo lo que se hace, aunque esté bien hecho (no digamos nada si encima está mal hecho) ¡puede ser mejorable!.

Porque nada quedará quieto, nada quedará detenido en la presunta perfección, y, por tanto, el derecho y el respeto a la crítica de los que indican esas posibles mejoras deben ser tenidos en cuenta.

Nunca podrá haber una revolución definitiva.

Siempre, por continuo movimiento, por el continuo cambio de la vida y de las cosas, será la sociedad susceptible de ser mejorada.

Por ello, no hay que desilusionarse cuando los resultados de una revolución empiezan a ser puestos en cuestión por reformas o por otra revolución. Sólo hay que buscar la satisfacción y la alegría en ayudar, en contribuir a que los cambios sigan el sentido de la flecha, y que la flecha apunte hacia una humanidad más humana, hacia unos países en los que el que peor viva de sus miembros viva dignamente. Sin carencias materiales y sintiéndose libre, ¡¡libre para crear, libre para vivir, libre para no matar!!

El principio del continuo cambio tiene como consecuencia inmediata el dar paso al “PRINCIPIO DE OPTIMISMO”. 

Al estar todo en continuo movimiento, como dice la intuición popular: “no hay mal que cien años dure”, lo que unido al hecho real de que es más fácil desplazar y encauzar lo que está en movimiento que lo que está quieto, lleva como consecuencia,  a ver con grandes esperanzas las posibilidades de llegar a este tipo de sociedades donde todo sea mejor. El cauce de un río es más fácil de cambiar que el lecho de un lago, porque el agua del río está en movimiento y la del lago está estancada.
                                     
                                               III
LAS IDEAS NO SON MÁS QUE LO MATERIAL TRADUCIDO Y TRASPUESTO A LA CABEZA DEL HOMBRE. LA CONCIENCIA SOCIAL ES EXPLICABLE PUES, EN CUANTO QUE CADA HOMBRE ES UN SER SOCIAL. SOMOS LO QUE SOMOS EN RELACIÓN A LOS DEMÁS.

 También este teorema marxista, este trozo de la teoría elaborada por Marx, ayuda, al que lo quiera utilizar como brújula, para no perderse en las montañas de acontecimientos que se suceden cada día.

Así por ejemplo, aceptándolo, es más fácil explicarse por qué las cosas se ven de distinta forma desde la oposición que desde el poder, o, dicho, mejor, el por qué en el poder se ven de otra forma. Suele atribuirse este cambio a que en el poder, uno, a la fuerza, se vuelve más sensato (conservador) debido a la responsabilidad del cargo, pero no es por eso por lo que uno parece otro. No, no es porque el poder supone mayor responsabilidad, es porque el poder supone mayor cuenta corriente y claro….surgen las debilidades.

Así que será mejor mantener la vigilancia sobre lo que ganan los políticos para que así sigan viendo las cosas como las ven aquellos a los que representan.

                                               IV
EL CONJUNTO DE LAS RELACIONES DE PRODUCCIÓN ES LO QUE FORMA Y DA LUGAR A LA ESTRUCTURA ECONÓMICA DE LA SOCIEDAD, LA CUAL A SU VEZ ES LA BASE DE LA SUPERESTRUCTURA POLÍTICA Y JURÍDICA. EL MODO DE PRODUCCIÓN DE LA VIDA MATERIAL CONDICIONA EL PROCESO DE LA VIDA SOCIAL, POLÍTICA Y ESPIRITUAL.

Según el filósofo español Ortega y Gasset todo ser humano es él y su circunstancia  (“Yo soy yo y mis circunstancias”). Para Freud, aceptado lo anterior, resultaría que la circunstancia que más condiciona o influye en el hombre seria la sexualidad, y para Marx, la circunstancia clave, la que más impregna la conducta de la persona sería la situación económica.

Se puede dar la razón a los tres pues parecen tenerla, y además resulta ameno y divertido observar a las personas bajo las tres caras de ese prisma: sus circunstancias, sus vivencias de placer y su condición económica.

Sin embargo, enterrado el PRINCIPIO DE PLACER, en las mazmorras de la represión, es el factor económico el que se va a convertir en circunstancia fundamental y trascendente de la conducta humana.

Porque resulta que el dinero que, al comienzo, sólo es un medio de facilitar los intercambios de mercancías, acaba siendo un medio que facilita, si se tiene, la búsqueda de placer.

Pero, a su vez, la importancia del dinero como fuente de poder acaba  haciendo que pase a convertirse, de “medio para conseguir algo”, en un fin en sí mismo.

Así el tener dinero por tenerlo se convierte en meta. El dinero pasa a ser un fetiche, un objeto de amor y deseo, y eso, hasta tal punto que desplaza en el corazón el objetivo natural (de la naturaleza), de desear placer, de facilitar la vida.

Hoy el dinero ha eclipsado todos los demás valores, todos los demás principios naturales de la persona; por eso se vive en continua alteración (se vive fuera del recinto natural del ser humano que es su cuerpo), se vive en plena esquizofrenia, (alienado) con un ser íntimo que se tiene guardado bajo siete llaves en la cárcel del cerebro, y con otro ser exterior, que, a fuerza de ser real (el que se realiza) acaba siendo definitivo.

La condición económica ha acabado arrastrando y obsesionando al hombre y por ello guerrea, mata y desperdicia la vida desde hace siglos, en busca de dinero.

La sociedad, el pueblo, sólo espera, sólo quiere de los políticos que les resuelvan su “problema económico”, por ello no hay mayor revolución que la de resolver ese problema.

El pueblo quiere que le resuelvan sus carencias económicas y que le dejen luego la posibilidad de utilizar se adquirida libertad.
                  
                                               V
LA HISTORIA DE LAS SOCIEDADES ES LA HISTORIA DE LA LUCHA DE CLASES, LA LUCHA DE LAS CLASES SOCIALES, QUÉ, MAS O MENOS ABIERTAMENTE CONSERVA EN SU SENO CADA SOCIEDAD  SEGÚN LAS ÉPOCAS: HOMBRES LIBRES vs ESCLAVOS, PATRICIOS vs PLEBEYOS, SEÑORES vs SIERVOS, EMPRESARIOS vs OBREROS. EN DEFINITIVA OPRESORES vs OPRIMIDOS.

Para certificar la defunción de Marx, aquellos a los que corresponde esta tarea (hay encargados y voluntarios para todo), dicen que en la actualidad la idea de la lucha de clases no tiene sentido pues estamos en una sociedad compleja con distintos e interrelacionados estamentos.

Ocurre, sin embargo, que Marx nunca habló de sociedades con sólo dos clases nítidas.

Pero, mira tú por dónde, la sociedad, como la conocemos por aquí, lleva camino de ser una sociedad con sólo dos clases de personas. Obsérvese si no; resulta que para progresar y para salir de la crisis dicen que “hay que incentivar la iniciativa privada”. Es decir, unas personas (las que menos tienen) han de incentivar (animar) mediante el sacrificio (renunciando a un buen sueldo, en el sentido de suficiente), a otras (precisamente las que más tienen) para que se sientan incentivadas y a lo mejor inviertan.

Para que se entienda bien, es como si el pobre Lázaro, que se alimentaba con las sobras  del Rico Epulón, tuviera, con el fin de salir de su situación, que contribuir a hacer aún más rico a Epulón para que así le sobraran más cosas y, tal vez, algunas llegaran a Lázaro.

Se pretende entonces dividir la sociedad en dos; lo que han de incentivar (sacrificarse) y los que han de ser incentivados (que son los que tienen aval de los bancos o sea, los que más tienen).

                                               VI
LA FUERZA DE TRABAJO DEL HOMBRE ES UNA MERCANCÍA, ALGO QUE SE COMPRA Y SE VENDE. EL “VALOR DE USO” DE ESTA MERCANCIA ES QUE ES FUENTE CREADORA DE VALOR.

Todo el que trabaja para otro le vende fuerza de trabajo, y el que compra dicha fuerza lo hace porque le produce valor. ¡Quién crea riqueza es el trabajo!

Toda mercancía, todo lo que se vende, tiene dos clases de valor.

Uno es el “valor de cambio” (por ejemplo, en el caso de un producto lo que figura en su etiqueta),
y otro es el “valor de uso” ( si necesitas unos zapatos les ves un valor ya que te los vas a comprar para usarlos).

Pues bien, la razón por la que el empresario “compra” la fuerza de trabajo del obrero es porque la usa para que le cree una riqueza que él solo no podría crear.

Esto conviene recordarlo para que no se avergüencen todos aquellos a los que los electrodomésticos no les dejan ver el bosque de la clase social a la que pertenecen, si es que viven de vender su fuerza de trabajo.

¡Quién crea riqueza es el trabajo! Y hay que repetirlo porque es necesario.

Y es necesario por varias razones: porque es lo cierto, porque es beneficioso para que los que viven de su trabajo, o que no pueden vender otra cosa que su trabajo, recobren su autoestima, y es necesario repetirlo para contrarrestar ese eslogan del capital que en su actual momento de victoria ideológica se está imponiendo, y que no es otro que el eslogan de que el empresario crea riqueza.

Si así fuera, si fuera el empresario quien crea riqueza, la humanidad no hubiera progresado, por la sencilla razón de que hubo épocas y pueblos donde no había empresarios, mientras que lo que siempre existió fueron hombres y mujeres trabajando.

Ni siquiera es cierto en esencia que el empresario cree puesto de trabajo. El empresario, en su permitido derecho, opta por invertir su capital con el único y exclusivo fin de aumentarlo, y si crea puestos de trabajo es porque no le queda otro remedio (la prueba está en que cuando lo tiene lo aplica y por ello las máquinas sustituyen a los trabajadores).

Por lo tanto no es correcto decir que el empresario crea puestos de trabajo, ya que se induce a creer algo que no es así. Un ejemplo chocante lo puede aclarar: Cuando alguien va a hacer una visita al retrete no se le ocurre decir a nadie que dicha persona “va a crear olor”, se sabe que va a lo que va, y lo otro, es pura carambola.

Todo el que vive de su trabajo, vive porque vende su fuerza de trabajo, y puede vender esa capacidad porque hay alguien que se la compra.

Aquella persona o entidad que compra esa fuerza de trabajo lo hace porque para él (para el comprador) lo útil de esa fuerza de trabajo es el hecho de que crea riqueza, es decir, el empresario o la empresa o el Estado, compra la capacidad de trabajo de una mujer o un hombre ¡porque el valor de uso de la fuerza de trabajo está en que crea riqueza! (El valor de cambio está en la cantidad bruta en euros que reciba el trabajador).

                                               VII
LA PLUSVALÍA ES LA PARTE DEL VALOR CREADO POR EL TRABAJADOR QUE NO ES REMUNERADA POR EL CAPITAL. LA PLUSVALÍA SE AUMENTA PROLONGANDO LA JORNADA DE TRABAJO O (Y) REDUCIENDO EL TIEMPO DE TRABAJO NECESARIO PARA PRODUCIR LA MERCANCÍA.

Los estudios de Marx le llevan a la conclusión de que lo que paga el patrón al obrero no es todo lo que éste le da, no es todo lo que corresponde al valor que crea.

Le paga menos, es decir, el trabajador entrega en riqueza al jefe más de lo que éste le paga en euros. Esa diferencia es la plusvalía, y la plusvalía es la madre del cordero del sistema capitalista.

Como, cuanto más plusvalía más ganancia, nos encontramos con la siguiente paradoja: Todo el mundo dice estar contra el paro y sin embargo éste aumenta.

Pero claro, como en toda paradoja, en cuanto se hurga un poco en ella, se desvanece y todo “nos lo explicamos mejor”.

¿Por qué si todo el mundo está contra  la guerra sigue habiendo guerras y amenazas de guerras? Porque alguien miente, y así es, no todo el mundo está contra la guerra, y fundamentalmente no están aquellos a los que les produce pingues beneficios.

Pues lo mismo ocurre con el paro ¡no todo el mundo quiere que desaparezca el paro!

Gracias al paro los empresarios fuertes ganan más, ya que, por un lado los obreros con trabajo están más moderados por miedo a perder el empleo, y, por otro, los gobiernos justifican todas las ventajas (subvenciones, exenciones, leyes laborales a gusto del patrón, etc.) que otorgan a los que más tienen, con la coartada ante el pueblo de que así se combate el paro.

                                               VIII

EL CAPITAL, CREADO POR EL TRABAJO DEL OBRERO, OPRIME AL TRABAJADOR, ARRUINA AL PEQUEÑO PATRONO Y CREA UN EJÉRCITO DE PARADOS.

¡Chapeau, Marx, chapeau! Esto es como para descubrirse. Resulta que Marx, al que tachan, los que todo lo saben, de pasado de moda, podría presentarse tranquilamente a un concurso de profetas y ganarlo, con la anterior afirmación, que hizo ¡en el Siglo XIX!.

Pero ocurre que no se trata de una profecía, se trata de una conclusión obtenida del estudio y análisis de una teoría.

Y hoy vemos cómo, en la parte rica y poderosa del globo terráqueo, o sea, donde mejor se vive del planeta, los trabajadores se sienten oprimidos por miedo al despido, por la inestabilidad en el empleo.

Los pequeños patronos caen en la ruina económica, o en la ruina de un combate sin fin y sin tregua, contra la feroz competencia de los grandes, que les obliga ya, entre otras cosas, por ejemplo a abrir a todas horas.

                                               IX
TODAS LAS COSAS Y CUESTIONES, TODO EN TODO, ESTÁ RELACIONADO.

Esta formulación es de una sencillez y de una eficacia para explicar y explicarse cosas, que no puede por menos que asombrar el poco uso que se hace de ella.

Lo psíquico y lo material son un continuo; el cuerpo y el alma la misma cosa; lo sindical y lo político no tienen frontera natural que los separe; la vida personal y la pública podrán ser más o menos esquizofrénicas, pero una repercute en la otra y al revés; la injusticia social y la inseguridad ciudadana son magnitudes directamente proporcionales porque vibran al unísono; nuestro lugar social y nuestra forma de actuar se sugestionan una  a la otra, etc. etc.

Por eso, cuando alguien dice, “no hagamos política”, pretende no sólo hacer política sino que busca además situarse lo mejor posible en la línea de salida, para hacer después proposiciones que a poco que se las hurgue, se verá, que son deshonestamente políticas.

Y como todo en todo está relacionado también los marxistas y los comunistas reciben el maléfico influjo de la sociedad competitiva, y bastante inconscientemente acaban por “competir”, dando así lugar a los personalismos y a las guerras personalistas.

Conviene aclarar que el personalismo no es que una persona destaque por sus capacidades y méritos hasta tener más renombre que el grupo, no, eso es bastante bueno. Personalismo es que alguien considere su propia persona como digna de culto y reverencia porque es el mejor, y cuando está en la cumbre  resulta que ya no sólo es el mejor sino que, también es único, y a partir de ahí hay que seguirle, no contrariarle y ayudarle entre todos a pasar de héroe imaginario (en su cabeza) a héroe real.

Es chocante que entre gentes de  izquierdas, que al optar por apuestas “perdedoras” en una sociedad capitalista (propaganda cultural en contra, prevención hacia ellos para determinados puestos de  trabajo, etc.) dan prueba de una cierta fortaleza de ánimo, resulta que no tengan también fuerza para reprimir esos ramalazos de vanidad y competitividad que, si es lógico tenerlos (todo está relacionado y somos hijos de una sociedad competitiva hasta la ferocidad, recuérdense los celos entre hermanos) más lógico  aún es reprimirlos en aras de la victoria del grupo, de las  ideas del grupo.

Es absurdo jugarse hasta la vida, como en muchos sitios y momentos se la han jugado los comunistas, y no jugarse la vanidad  que a algunos dirigentes les lleva a disputarse el título de Redentor de la Clase Obrera, de forma tan sorprendente que, no sólo pretenden “salvar al proletariado”  sino que quieren ser ellos el Salvador, y si él, Fulanito de Tal, no consigue ser el Sacrificado que Libere a los Oprimidos (o sea el Redentor) prefiere que nadie libere a los oprimidos, porque los liberarían mal, con lo que resulta que estos deben seguir otro montón de años en circunstancias desfavorables hasta que alguien les libere bien.

“Todo en todo está relacionado”, así que también habrá que recordar que pasando de política no se pude evitar estar en política, siendo la única diferencia, entonces, que quien pasa de política se encontrará en desventaja ya que no se le tendrá en cuenta.

                                                        X
UNIDAD.
ESTE IMPORTANTE PRINCIPÌO UNIVERSAL LO RAZONA MARX DE FORMA APLASTANTE.
DICE ASÍ ESTE PUNTO: LOS EMPRESARIOS TIENEN DERECHO A GANAR MÁS. LOS OBREROS TIENEN DERECHO A GANAR MÁS.
PERO AMBOS DERECHOS SON CONTRAPUESTOS (es esta un contradicción antagónica).
 ¿QUÉ OCURRE ENTONCES CUANDO SE ENCUENTRAN FRENTE A FRENTE DOS DERECHOS LEGÍTIMOS?
¡QUE PREVALECE,  QUE SE IMPONE, EL MÁS FUERTE!.

Para el trabajador  -quien vende su fuerza de trabajo a otro- sólo hay una forma de hacer que su derecho a ganar más, prevalezca sobre el del empresario, ¡asociándose con otros trabajadores!

Para quien únicamente puede vender su fuerza de trabajo sólo la unión con otros puede darle capacidad para hacerse respetar, es decir, para hacer respetar sus derechos.

Sin comentario porque se comenta sólo, aunque tal vez convenga observar cómo los empresarios, de los cuáles el más tonto hace relojes., parece que entienden a Marx mejor que los obreros pues aquellos están todos en una sola organización mientras que estos, pasando de Marx y del sentido común, tienen organizaciones para todos los disgustos.

Obviamente, esta moraleja del marxismo, se debe ampliar al ámbito de la política.

RESUMEN  DEL  MARXISMO  COMO  DOCTRINA.

Como los diez mandamientos anteriores se pueden resumir en uno:

“La sociedad no hay que estudiarla, hay que cambiarla”.

Considero que el marxismo, en cuanto que en esencia son los principios aquí citados, y que no hay nadie que pueda refutarlos, debe de predicarlos.

Es decir, si te consideras marxista debes decir qué es lo que te hace ser marxista (qué principios usas para el análisis político) e invitar a quienes los vean razonables, a usarlos, a defenderlos, a explicarse y hacer las cosas con esta teoría, con esta perspectiva.

Y por eso mismo, los partidos que se declaran marxistas o comunistas, deberían de hacer aparecer en sus documentos estos teoremas aquí expuestos, para que quien quiera militar en dichos grupos de acción política, sepan qué defiende en general (el marxismo), aunque después se añada en cada Congreso o Asamblea que se debe hacer en particular (el programa).

Paco Molina de Zamora

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