EL ENFERMO CRÓNICO
Como todos ustedes saben “todo Dios lleva a cuestas un Demonio”. Dentro de ese orden de cosas el Sistema Capitalista, que es la de dios, tiene al lado de sus ventajas, que ve tú a saber cuales son, sus desventajas.
Antes de seguir conviene aclarar qué cosa es esa del capitalismo. Pues bien hagámoslo someramente para no parecer pedantes y para que se entienda a la primera. El capitalismo es ese sistema económico por el cual, si en un pueblo, autonomía o nación, se declaran, pongamos por caso, tres días de luto, todo el mundo tiene que seguir trabajando como si no se hubiera declarado ninguno.
Pues, el capitalismo, tan querido por todos que parece un dios, tiene sus demonios correspondientes. Y uno de ellos es el paro.
El paro es algo inherente, consustancial e imprescindible al funcionamiento de una sociedad capitalista, por eso, el que haya parados no debe verse como algo malo, ya que gracias a ellos el sistema que prefieren los que lo prefieren –la mayoría-,funciona como Dios manda.
Otra cosa es que nadie quiere que le toque la china de estar en el paro, pero esa no es la cuestión. Lo importante es el sistema y para que esté engrasado y tire para adelante tiene que haber paro y parados. Sólo gracias al pánico del obrero a ir al paro pueden los empresarios contener los salarios y por consiguiente ser competitivos, así vender sus mercancías y en consecuencia crear riqueza.
Tal vez cree el lector que estamos de guasa. No acostumbramos. Esto es así y todos saben que es así. La prueba primera de que todo el mundo con conocimientos está en el ajo de que el paro es bueno, es que ningún estadista o gran sindicato o partido con expectativas de gobernar quiere acabar con el.
¿Cómo que eso no lo aceptas?. Fíjate, están tan en la idea de que paro debe haber que sólo luchan porque las cifras del paro sean ecuánimes. Sí hombre, sí. Tú fijate, no te dicen que van a acabar con el paro, pues si no tomarían medidas, te dicen que van a acabar con las escandalosas cifras de paro juvenil y femenino. Es lo que les obsesiona. Si realmente se acabara con el paro, es obvio que se acabaría al tiempo con el paro de jóvenes y mujeres, pero como eso no lo pretende nadie (¿O qué prefieres, que acabemos como en Cuba?) pues entonces, se trata sólo de maquillar el mal efecto de que el paro no esté bien repartido.
Por cierto, que al final las únicas que no van a estar en el paro son “las lolitas”. Y no porque los emprendedores sean unos viejos verdes, sino porque como reciben subvenciones por contratar a jóvenes y a mujeres, cogiendo adolescentes, doble subvención que te crió.
Pero no se quiere en este escrito hablar de lo hablado. Lo que se quiere es hacer ver lo grotesco que resulta el día en que cada mes salen las cifras del número de parados, y todos los que están en el rollo se sienten obligados a decir algo.
La situación es como, si cada vez que a un enfermo crónico le ponen el termómetro, acto seguido todos se ponen a opinar. Supongamos que ha bajado la temperatura, entonces dicen los del equipo médico habitual, “notable mejoría, en unos años y siguiendo con las lavativas, curado”, y los otros, los del equipo médico que quiere ser contratado, “sólo han bajado la fiebre unas décimas, además le pusieron el termómetro por la mañana, que se tiene menos fiebre, ya veremos a las ocho de la tarde”.
Más o menos el juego es ese. Que si le bajó la fiebre porque le tocó el turno de la enfermera cual y le animó, o el del camillero tal que le contó un chiste, pero que cuando pierde su equipo de fútbol favorito hay que ver cómo empeora, etc, etc. etc.
Pero nadie es bobo, lo hacen así por nuestro bien, para no confesarnos que saben y aceptan, que el paro es algo crónico, y con lo que no van a acabar, ni lo pretenden.
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