sábado, 28 de septiembre de 2019

SAPOS Y SAPAS


SAPOS Y SAPAS.

Este fue el experimento.

Se tomó un vaso y, tras llenarlo de agua, cogieron un sapo y lo metieron en él.

El sapo utilizó la cabeza y se dijo: “Las paredes son lisas y no puedo trepar por ellas, el espacio es reducido y no puedo tomar impulso para saltar, nadar no sé. Esto no tiene remedio, estoy perdido, no hay nada que hacer”.

Ante esta situación, lógicamente razonada (si no hay nada que hacer para qué hacer nada), la actitud del señor sapo consistió en resignarse y esperar el fatal desenlace. Murió ahogado.

La misma operación se realizó a continuación con una sapa (hembra del sapo, claro).

Vaso de agua repleto de esta y el animal (la animal) cayendo hasta el fondo.

La sapa, menos racional que los machos al ser “mujer” (entiéndase la ironía, por piedad), ante la angustia de que se ahogaba, no se lo pensó dos veces, ni se anduvo con zarandajas; y comenzó desesperada, a batir patas y moverse como poseída.

Naturalmente no consiguió salir del recipiente, pero con sus acciones había salpicado el agua fuera del vaso por lo que se salvo.

En verdad, en verdad debe quedar claro que el culto al raciocinio, al hipercerebralismo, como valor sublime, puede ser negativo.

Tómese como ejemplo el carácter femenino y su capacidad para ser un ser más vivo que el hombre.

Inteligente como él pero además, más. Más intuitiva, mas instintiva, mas sensitiva, mas ¡naturaleza pura!.

Los machos, que afortunadamente, también tienen hormonas femeninas. ¡que las rieguen y a regarlas!

¿A cuento de qué cuento este cuento? Os lo cuento:

Una suave observación indica que a Zamora (como ciudad, sociedad, provincia, economía, presente y futuro) se le está quedando el “encefalograma plano” y en consecuencia los habitantes de la tierra, APLANADOS también se quedan.

Hay un aplanamiento/aplatanamiento general.

Mas el aplatanamiento sin las playas de Canarias puede ser mortal de necesidad.

Por ello tiene que producirse una reacción, hay que hacer algo, lo que sea, moverse, no estarse quieto, no parar, guiarse del instinto de supervivencia, “ser mujeres”..., pero ante esto va y aparece un ramalazo de ese carácter-macho-razonable o razonablemente-macho y se empiezan a oír cosas como las del sapo:

“Hombre, es lógico que esto no lo hagan porque no es rentable”. “Si han decidido lo que han decidido ya puedes tú protestar que ni caso”. “Esto no tiene arreglo”. “Sí que vamos a conseguir mucho con una manifestación, a la que además iremos cuatro gatos”,” ¿Si se llevan el dinero y a los jóvenes, qué vamos a hacer?”.

Frases como las anteriores y otras mejores, son frases-sapo que debían estar en las vitrinas de las esencias negativas.

Hay que ser SAPAS, seres vivos como ellas, hay que actuar.

Los chinos decían: “Luchal, trabajal, luchal, trabajal, y así hasta la victolia», que traducido al castellano significa “El que no llora no mama”.

Pues adelante, a moverse, a llorar, a berrear y así hasta que nos llamen mamones.

FRANCISCO MOLINA  Publicado en El Correo de Zamora el 30 de Marzo de 1990


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