SAPOS
Y SAPAS.
Este fue el
experimento.
Se tomó un vaso y,
tras llenarlo de agua, cogieron un sapo y lo metieron en él.
El sapo utilizó la
cabeza y se dijo: “Las paredes son lisas y no puedo trepar por ellas, el
espacio es reducido y no puedo tomar impulso para saltar, nadar no sé. Esto no
tiene remedio, estoy perdido, no hay nada que hacer”.
Ante esta situación,
lógicamente razonada (si no hay nada que hacer para qué hacer nada), la actitud
del señor sapo consistió en resignarse y esperar el fatal desenlace. Murió
ahogado.
La misma operación
se realizó a continuación con una sapa (hembra del sapo, claro).
Vaso de agua repleto
de esta y el animal (la animal) cayendo hasta el fondo.
La sapa, menos
racional que los machos al ser “mujer” (entiéndase la ironía, por piedad), ante
la angustia de que se ahogaba, no se lo pensó dos veces, ni se anduvo con
zarandajas; y comenzó desesperada, a batir patas y moverse como poseída.
Naturalmente no
consiguió salir del recipiente, pero con sus acciones había salpicado el agua
fuera del vaso por lo que se salvo.
En verdad, en verdad
debe quedar claro que el culto al raciocinio, al hipercerebralismo, como valor
sublime, puede ser negativo.
Tómese como ejemplo
el carácter femenino y su capacidad para ser un ser más vivo que el hombre.
Inteligente como él
pero además, más. Más intuitiva, mas instintiva, mas sensitiva, mas ¡naturaleza
pura!.
Los machos, que afortunadamente,
también tienen hormonas femeninas. ¡que las rieguen y a regarlas!
¿A cuento de qué
cuento este cuento? Os lo cuento:
Una suave observación
indica que a Zamora (como ciudad, sociedad, provincia, economía, presente y
futuro) se le está quedando el “encefalograma plano” y en consecuencia los habitantes
de la tierra, APLANADOS también se quedan.
Hay un
aplanamiento/aplatanamiento general.
Mas el
aplatanamiento sin las playas de Canarias puede ser mortal de necesidad.
Por ello tiene que
producirse una reacción, hay que hacer algo, lo que sea, moverse, no estarse
quieto, no parar, guiarse del instinto de supervivencia, “ser mujeres”..., pero
ante esto va y aparece un ramalazo de ese carácter-macho-razonable o razonablemente-macho
y se empiezan a oír cosas como las del sapo:
“Hombre, es lógico que
esto no lo hagan porque no es rentable”. “Si han decidido lo que han decidido ya
puedes tú protestar que ni caso”. “Esto no tiene arreglo”. “Sí que vamos a
conseguir mucho con una manifestación, a la que además iremos cuatro gatos”,”
¿Si se llevan el dinero y a los jóvenes, qué vamos a hacer?”.
Frases como las
anteriores y otras mejores, son frases-sapo que debían estar en las vitrinas de
las esencias negativas.
Hay que ser SAPAS,
seres vivos como ellas, hay que actuar.
Los chinos decían: “Luchal,
trabajal, luchal, trabajal, y así hasta la victolia», que traducido al
castellano significa “El que no llora no mama”.
Pues adelante, a
moverse, a llorar, a berrear y así hasta que nos llamen mamones.
FRANCISCO
MOLINA Publicado en El Correo de Zamora
el 30 de Marzo de 1990
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