Carmen, permítenos que te ofrezcamos flores
Que te ofrezcamos flores, no por ser mujer, sino por ser una persona tan agradable como eras.
Permítenos que te ofrezcamos flores, como homenaje a ese respeto que producía tu forma de ser, tan dulce y limpia.
Permítenos que te ofrezcamos flores en agradecimiento a esa amistad que ofrecías con sencillez.
Permítenos que te ofrezcamos flores para adornar esos días que viviste feliz y enamorada, y que extendamos parte del afecto que sentimos por ti al hombre que amabas, y a tu familia.
Permítenos que te ofrezcamos flores para subrayar tu vida, ni mejor, ni peor, ni igual a la de nadie.
Permítenos que te ofrezcamos flores para así cogernos codo con codo contigo y sentir la belleza de estar juntos, como estamos, en la trinchera de los que luchan por los que menos tienen.
Permítenos que te ofrezcamos flores para que nos perdones si alguna vez olvidamos tu sonrisa.
Permítenos que te ofrezcamos flores, y así engañarnos creyéndonos que no te has ido. Necesitamos compañía.
Permítenos que te ofrezcamos flores, Carmen la de Comisiones; permítenoslo, Carmen, para que así seas CARMEN LA DE LAS FLORES.
Paco Molina. Leído en el cementerio de su pueblo, en Zamora, donde fue enterrada “Carmen la de Comisiones”, como la conocíamos, tras un accidente. Muy joven. No recuerdo sus apellidos ni el año (tal vez primeros de los noventa del Siglo XX)
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