HUELE A TRUCHA
Recordarán ustedes el célebre levantamiento popular zamorano conocido como el Motín de la Trucha.
Se llamó así porque estalló a partir de una trucha, o sea de una bobada. Resulta que para comprar en el mercado había un horario.
Antes de las 12 sólo podían comprar los ricos para así poder elegir las mejores cosas, y después la plebe que tenía derecho a las sobras.
Pero un día, pasada lo hora de los pudientes y cuando un artesano cogió un trucha que habían dejado sin comprar los caciques de la ciudad, se armó una trifulca porque el criado de un ricachón exigió el derecho a llevarse esa buena pieza, hubo pelea y un muerto.
Entonces se lió, el pueblo llano estalló en cólera y los nobles corrieron a refugiarse en una Iglesia, pero la furia era tal que los perseguidores prendieron fuego al templo.
Como ven una tontería, pero una tontería que destapó un descontento crónico y la cólera de las gentes sencillas.
Pues bien, aquí en Zamora, entre la crisis económica general que va a llevarse por delante muchas economías y alguna crisis particular ocasionada por alguna metedura de pata de los gobernantes caseros que tenemos puede estallar un nuevo Motín de la Trucha , o del camionero, o del campesino, o de la bodega , o del aparcamiento subterráneo. O del recibo de la luz, o del homenaje a una bandera o del Hospital de Benavente, o de la jornada laboral de 65 horas, o de cadáveres de patriotas muertos en Afganistán.
Huele a pescado podrido.
Publicada en La Voz de Zamora del año 2008
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