miércoles, 27 de noviembre de 2019

Santiago Fernández Vecilla


SANTIAGO FERNÁNDEZ VECILLA

Alias “Santiago Vecilla”

Este hombre es, y hay que decirlo para que no se le olvide a nadie, una buena persona. De esas que antes se definían como “una bellísima persona”.

Hace poco, con motivo de un homenaje que se me hizo, me dedicó unas gratificantes palabras, que si lo eran y mucho en sí, en su caso y viniendo de El Ángel Exterminador, tienen un valor rotundo.

Por alguna razón extraña, pero afortunada para todos, a Santiago se le debió de quedar grabada, de todas las cosas que de niños nos contaban, “la escena de Jesús el Galileo expulsando a los fariseos y mercaderes del Templo”.

En consecuencia, humilde y sencillo como es, hay que suponer se presentó  a unas imaginarias oposiciones a Ángel Exterminador (ya que ocupar la plaza de Cristo Señor le pareció excesivo).

Y como otra de sus virtudes es ser cumplidor, desde que las aprobó, corres el riego de que te riña por todo lo que considere que has hecho mal, a cualquier hora del día o de la noche o en cualquier lugar del Hemisferio Norte o el Hemisferio Sur.

Santiago es un intelectual a base de querer serlo. Y así, con una inteligencia tan grande como lenta (puede caer en el “in tringulis” de un asunto caducado éste) se dedica al estudio del saber, y claro, cada vez sabe más.  

Toda su vida ha sido, otro síntoma de su honradez y carácter solidario- hombre social-, militante de organizaciones políticas y sindicatos (de clase, porque en los otros por la suya-tiene clase- no le dejarían entrar).

Y sin embargo tal bagaje político no nos habla de alguien con dotes políticas.

Asociado a un mito, sería el Centauro, mitad hombre (valiente, comprometido, estudioso y activo) y mitad caballo (animal político), pero resultando que la mitad caballo es un poni. Es decir, es poco político.

Porque como dijimos te puede soltar un sermón en pleno reaguetón (caso de que lo baile) o en plenas vacaciones en el Caribe (caso de que las disfrutéis juntos).

Por suerte para él, y para su prójimo, las malas compañías le están dulcificando, deviniendo por ello en un “ángel exterminador” que cada vez extermina menos.

Como Coordinador Provincial de IU-Zamora durante  cuatro años, sacó a relucir su faceta más oculta y de gran valía: el activismo de calle, esté la calle llena (de manifestantes) o vacía (salvo él, y si acaso su ángel de la guarda).

Pero la prueba del (9) de sus muchos kilates, su cumbre personal- hasta ahora, que vete tú a saber- se ve, verifica y puede medir, en su apuesta sin ambages para ayudar a los desahuciados.

Miembro voluntario y desinteresado de la PAH (Plataforma de Afectados por la Hipoteca) de Zamora se le puede ver junto a las familias trizadas por la falta de justicia y piedad del sistema bancario y por tanto capitalista. Ayudándolas.

Con ellos se agrupa en la calle, enfundado en la camiseta verdosa que les caracteriza, y créanme que eso no es nada fácil, ni sencillo.

Estar en la calle siendo “grito de rebeldía”, cuesta un gran trabajo. Hay que vencer una vergüenza y una presión social irrespirables.

Vergüenza y presión inversamente proporcionales al  número de manifestantes, y en este caso, créanme, a parte de la familia directamente afectada, son pocos más los que les acompañan físicamente en muchos casos.

Sin embargo, ahí está Fenández Vecilla, uno de ellos siempre es Santiago.

Porque “el intelectual hecho hombre” ve en las familias desahuciadas el ejemplo más vivo y contundente, de las  injusticias de un sistema que hay que cambiar.

Con lo que nos encontramos no sólo ante una persona buena, sino también ante un gran hombre.

Y todo esto desde el más puro convencimiento moral, porque Santiago, esplendido profesional de la Docencia y con una esposa culta, inteligente, atractiva, sensible y noble (Nines), podía haber apostado por el “ahí me las den todas” y no poner su voz para quien quiera usarla.

Pero él la pone, su voz, y su alma, y su vida entera por tanto, para que no haya ni una lágrima en ninguna familia, ni en ningún niño, del mundo.

Quede pues escrito que hay que descubrirse ante este caballero, Santiago, que cabalga a cara descubierta (aunque se la partan) luchando por las causas justas (aunque no las gane).

Larga vida, amigo.

Paco Molina. Zamora 30 de Julio del 2015

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