LA VERDADERA FALSA HISTORIA DE LOSACIO
Por Francisco Molina (Profesor)
Todo el mundo sabe decir LOSACIO; es decir, no hay nadie que no ponga fuerza en la sílaba SA cuando pronuncia la palabra, y por eso lo hace diciendo LOSÁCIO.
Sin embargo, no siempre fue así el nombre de esta bella localidad; durante muchos años y hace muchos siglos ,o al menos durante muchos siglos y hace muchos años, se decía Losació, o para que resulte más claro, al principio de los principios su verdadero nombre era Losació, con acento en la O.
Y ahora se va a explicar el por qué.
Cuando estas tierras lo eran de moros había uno llamado "Al Istém el Insaciable", que como su nombre indica nunca estaba satisfecho: cuando estaba en el valle quería ir a la montaña y al revés. Cuando iba de caza se cansaba y buscaba mujeres y al revés. Si daba una orden nunca estaba bien cumplida: y todo lo mismo al revés, si con hembras estaba, enseguida se aburría y prefería salir a beber con los amigos .
No sabía lo que quería. Está pues claro que era INSACIABLE.
Como no era feliz consultó con los brujos y los médicos de su corte y estos le dieron la solución:
- "Oh, Gran Califa Al Istém, vuestra insatisfacción permanente se debe a que necesitáis una mujer especial, que no existe por los sitios y lugares que hasta ahora habéis recorrido y en los que hasta hoy habéis vivido!"
- " ¿Dónde veré y en qué lugar está esa mujer que me pueda colmar y calmar, Doctores?"
-“No sabemos el lugar exacto, Alteza; pero hay dos signos claros, está en los bellos sitios de la Castilla del León y para guiaros hacia ella, debéis dejaros llevar por unos cánticos que procederán de extrañas montañas".
- “¿Y cómo la reconoceré?”.
- “Yaceréis con ella y ella os saciará"
Desesperado con tanta angustia, producida por su insaciabilidad Al Istém emprendió un largo viaje desde Damasco, a más de 3000 Km, acompañado de un buen puñado de fieles y leales servidores.
Cabalgaron día, noche, luna y sol hacia las tierras de la Castilla del León.
Pasaron más de siete años desde que Al Istém salió de casa, dejando allí todo su Poder y todo su pasado, hasta que un día, cuando los pocos seguidores que le quedaban y él mismo, acababan de cruzar el rio Esla y descansaban en su orilla derecha, escucharon cánticos que salían de una montaña.
Sorprendidos por aquellas dulces melodías que fluían como de entrepiedras y árboles del bosque, decidieron investigar quien o quienes las producían.
Para ello, aún sin descansar y tras dejar un pequeño campamento junto al río, se lanzó con sus valientes montaña adentro.
La misteriosa canción seguía sonando, como cantada por mil voces, y a medida que se adentraban en las altas colinas se hacía más clara, al tiempo que más lejana.
"Bienvenido, Moro Insaciable
a 1a tierra que buscabas,
en ella enterrarás el sable;
que lo que emprendiste ya acabas"
Así decían las voces y así lo oía Al Istém, pero no lo veía nadie que cuanto más avanzaban más se alejaban cánticos y cantores.
De esta manera, teniendo que pernoctar y acampar varias veces, recorrieron, buscando-buscando-buscando, toda una sierra.
Al séptimo día y al acabarse los montes, mientras sus huestes descansaban y dormían, Al Istém al contemplar el valle vio que alguien se movía buscando cobijo en un delicioso bosquecillo.
Hasta allí dirigió su caballo.
Cuando bajó de él y se interno entre los árboles, en un claro vio a una doncella morena, guapa, brillante, desnuda, que reposaba al tiempo que le recibía con una sonrisa.
- "Os esperaba, Rey Moro, alfanje de valentía. Se cual es vuestro mal y os curaré si queréis".
- "¿Cómo lo haréis, bella doncella?"
- “Vos lo haréis haciéndome amor”.
Y desde que la Luna fue llena hasta que volvió a llenar, Al Istém y la esplendida mujer no pararon de amarse.
El mundo se paró para ellos porque ellos no pararon.
Al cumplirse los treinta días y estando por primera vez descansando de tanto amor, los descubrieron los hombres del beduino, que vieron tan feliz y sereno el rostro de su jefe, por primera vez desde siempre, que a un sólo grito exclamaron
- "Esa mujer, LO SACIÓ"
Y de ahí viene el nombre de Lo sa ció. Y luego el de Losácio.
Porque allí mismo, Al Istém construyó un poblado donde vivió feliz con la mujer más hermosa que se había visto jamás sobre la tierra, y de la cual son hoy descendientes todos los de Losacio.
Bellas por tanto ellas, valientes por tanto ellos
La sierra donde oyeron los cánticos es la que hoy se conoce como Sierra de los Cantores, y toda la Comarca, porque fue tierra de Al Istém, es lo que llamamos Aliste.
He dicho. Que así se escriba y así se reconozca.
Paco Molina. Pregón para Losacio, tal vez en el comienzo de los años 90 del Siglo XX