JUANA RIVAS: SU VIDA SEGÚN LA JUSTICIA.
Juana Rivas perdió el juicio y perdió el juicio.
Ese es el resumen de su vida tras la traducción al castellano de la sentencia que la condenó a 5 años de cárcel y 6 sin la patria potestad sobre sus hijos.
Repasémosla tras la traducción a nuestra lengua:
Juana Rivas como toda mujer que se precie se enamoró perdidamente de un hombre. En este caso de un apuesto italiano (¿Qué hombre no es único y el no va más cuando triunfa el amor?)
Tras el flechazo, y arrastrada por la pasión, lógicamente se fue a vivir junto al amor de su vida, en su caso a Italia ( y más lejos hubiera ido si se lo hubiera pedido, que así es esto del “contigo pan y cebolla”), e incluso tuvo con él, o le dio a él, dos hijos lo cual subraya la belleza y plenitud de la relación.
Pero, lo que es la vida, a ella debió de darle un patatús mental (o algo similar) y a pesar de lo feliz que era (llena de atenciones del hombre que hubiera soñado cualquier madre para su hija, le da la ventolera y decide denunciar a su marido por malos tratos (o por tratos malos).
Esa denuncia parece que no solo da con una justicia lenta, sino que también pudiera haber sido un poco fraudulenta por negligencia, porque el caso es que aún hoy no hay sentencia.
Aunque también es posible, según el fallo que le ha caído encima a Juana Rivas , que ni presentara denuncia y todo fuera una patraña inventada por ella porque sí (o sea, sin sentido) .
Dentro de ese incomprensible desvarío (estar felizmente casada con un caballero ejemplar y acusarlo en falso, de buenas a primeras) aprovecha una vista a España (patria de ella), y secuestra a sus propios hijos escondiéndose para que no la viera su marido (ni el brazo lento de la Ley).
Es verdad que no queda claro por qué, siendo tan rematadamente feliz, le dio por hacer eso, ya que tenía un marido que si será perfecto que incluso quiere a sus hijos más que la madre (cosa sorprendente pues sabido es que Dios le pidió a Abraham que matara a su hijo, porque en su infinita Sabiduría, sabe que si se lo pide a la madre ésta le manda a hacer gárgaras, mientras que ya ven, Abraham con ser el padre, estaba dispuesto a matar a su propio hijo sólo por complacer al Poderoso).
Tampoco queda claro por qué de repente le da otro pronto, pero le da, y decide salir de su escondrijo con los niños y ponerse a los pies de la Justicia.
Y decimos a los pies, porque claro, a ésta (a la Ley del Estado de Derecho) no le ha quedado otro remedio que condenarla a 5 años de cárcel.
Hay más cositas que no se entienden, como por ejemplo por qué, aceptando las tesis de la sentencia, no se le condenó a un psiquiátrico en vez de a la cárcel, porque, ¿por qué si era feliz decidió dejar de serlo, con los pocos mirlos blancos que hay como su marido?
Resumiendo, si se acepta la tesis del fallo no hay fallo que valga: Juana Rivas perdió el juicio y por eso perdió el juicio.
En matemáticas esta forma de demostrar las cosas se llama método por reducción al absurdo, y a fe que todo parece absurdo salvo que ella tenga razón y la empezaron a maltratar dentro de las cuatro paredes de su hogar amargo hogar.
Paco Molina. Zamora. 6 de Agosto del 2018