viernes, 8 de mayo de 2020

ESTAMOS AQUIJOTADOS.


ESTAMOS  AQUIJOTADOS.

Si el libro “Don Quijote de la Mancha” nos indica (página a página) que su autor (Don Miguel de Cervantes) era un sabio, resulta además que la idea fundamental del mismo (que un señor, a base de leer tantos libros de caballería, llegó a creerse él mismo un caballero andante) es sublime, y un análisis (involuntario pero certero) del adoctrinamiento social.

Porque ocurre además que esa idea (maestra) entronca con la igualmente genial (por lo importante) del pensador zamorano  Agustín García Calvo, según la cual el Poder domina al pueblo (convirtiéndolo en masa) mediante la Cultura. (O sea que la  Cultura embrutece).

Pero no deje usted de leer,  por indignado que esté, hasta llegar al final.

Vamos ahora a hacer ver que las dos cosas (la idea de Cervantes y la de AGC) son la misma cosa.

En el comienzo  el Señor Quijano es un tío normal, pero como está de moda leer libros de caballería (aventuras de caballeros que andan por el mundo desfaciendo entuertos) compra y lee todos los que puede.

Y lee tantos, se mete tanto en esas ficciones, que enloquece (se aliena) y llega a creerse, él mismo, un “caballero andante”.

Exactico a lo que nos ocurre a ti, a mí y a aquel. Somos niños normales (corrientes y molientes) pero a medida que crecemos, la Cultura que nos rodea (que no es otra cosa que el conjunto de libros que nos leen queramos o no desde la infancia) nos va alienando (volviendo anormales) hasta el punto de creernos lo que no somos.

Ese irnos convirtiendo (mediante la cultura y el saber) en lo que no somos, se ha ido perfeccionado (dice AGC) desde la aparición de la televisión. Tal invento es usado como el púlpito perfecto del Poder, desde el cual se nos come el coco día a día, hasta hacernos creer “caballeros andantes”, o lo que es peor en “ciudadanos pasivos”, “esclavos voluntarios”, “súbditos dóciles”, en definitiva en personas abatidas por la presunta existencia de una fatalidad inevitable que es  la que causa nuestro males.

Siendo lo peor del problema el que al fin y al cabo Don Quijote da en querer deshacer entuertos, resolver problemas, ayudar a los débiles, hacer el bien, mientras que  el monstruo que produce en nosotros la Cultura no quiere meterse en problemas, se egoistiza hasta tal punto que huye de los problemas ajenos en un sálvese quien pueda que en el fondo es llevar una existencia, que AGC, definía como que somos “vivos que estamos muertos”.

Veamos algunos ejemplos evidentes, pero pocos, para no aburrir.

Gracias a la Cultura todos decimos las mismas insensateces con gran solemnidad, a saber:

Que siempre hubo ricos y pobres (cosa no cierta). Que el sentimiento religioso es algo inherente al ser humano (cosa no cierta). Que existe el instinto de reproducción (cosa no cierta). Que si quieres la paz debes preparar la guerra (cosa no cierta). Que todos los políticos son iguales (cosa no cierta). Etc. Etc.

Por si aún no está convencido usted de que cuando un ciudadano cree saber algo por sí mismo, incluso científicamente, en el fondo lo que manifiesta es lo que le han dicho desde el Poder continuamente, le exponemos la prueba del nueve que lo demuestra.

¿Por qué cree usted que todos los niños en Francia saben hablar francés, y los de Inglaterra inglés? ¿Y por qué si usted hubiera nacido en un país árabe lo más fácil es que fuera islamista de la misma manera que por haber nacido en Occidente, usted es creyente o dice que sin serlo comprende que algo tiene que haber? ¿Por qué al pueblo le piden que sea el novio de la muerte los que son los maridos de la Banca?.

Estrambote: Si el Señor Quijano por leer tantos libros de caballerías  se acabó creyendo un caballero andante (Don Quijote), los ciudadanos de cualquier país somos sometidos a la lectura obligatoria (a través de escritos y sermones) de tantos libros de majadería que nos hemos creído españoles, españoles, españoles, o islamistas, islamistas, islamistas, o democráticos, democráticos,  democráticos, o pecadores, pecadores, pecadores, u objetivos,  objetivos, objetivos.

Cuando lo único palpable es que somos una variedad de animales que como tales tenemos los mismos instintos básicos (necesidades) y puestos a satisfacerlas ya estaría logrado, y sin embargo nos creemos seres superiores (con alma y todo) que vivimos en el mejor de los mundos posibles (salvo algún detallito que arreglado ya está).

Por supuesto que la cultura (que es todo lo que ha puesto sobre la tierra el animal humano) de la que hablamos no tiene que ver con las bellas artes, ni con la buena cocina, etc. y si con lo que algunos llaman ideario de centro (o de patria).

Más valía que Rocinante nos diera una coz y con el golpe olvidáramos todo lo que “sabemos” (que es únicamente lo que quieren que sepamos).


Paco Molina. Zamora. 25 de Noviembre del 2018


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