viernes, 8 de mayo de 2020

HABLEMOS DE PUTAS.




HABLEMOS DE PUTAS.

Tremendo asunto éste, en el que, en lo que sigue, se va a nadar a contracorriente, en la idea de que  el flotador de la razón nos puede salvar o ayudar a tragar poca agua.

Salvo mejor explicación, la mujer pasó a ser objeto (mujer objeto) cuando el macho de la especie humana la convierte (por la fuerza y a la fuerza) en propiedad privada.

La utilidad para  cada macho en tener una mujer de su propiedad (esposa) es que así tendría alguien que le daría placer sexual, hijos y le cuidaría.

Tres servicios fenomenales para el hombre, y una sola justificación verdadera: que para la tribu era bueno tener niños (que evitaran la despoblación).

A cambio el esposo cuidaría, alimentaria y protegería a su mujer

Establecido que cada mujer seria de un hombre (esposa de un hombre), es decir establecida la regla básica de machismo; hubo que ver qué se hacía con las hembras que no fueran de ningún macho.

Y se decidió que fueran de todos en lo que se refiere a uno de los servicios que el macho veía que podría dar la reciente privatización de la mujer, el del placer sexual.

Nace así la prostitución. Mujeres que a cambio de recibir ayudas pequeñas de cada hombre (“cliente”) pueden ir subsistiendo a cambio de, por no ser de nadie, ser de todos.

Convertida la mujer en objeto, en la primera propiedad que tuvo el hombre, solo les queda a éstas la posibilidad de ser, o de uno o de todos, esposas o putas.

Así llegamos a nuestros días, en que ser esposa no está mal visto (incluso se celebran los matrimonios) y se condena con saña la prostitución, a pesar de ser ambas condiciones para la mujer, de origen machista   y por tanto denigrantes las dos para ellas.

Sin duda la santificación del matrimonio se ha producido precisamente porque las religiones (inventos del machismo) han cantado las excelencias de la célula familiar conocida (y obviamente muy apreciada en la actualidad).

Tener hijos en el matrimonio es lo normal (y produce gran satisfacción en el padre al saberse el padre); cuidar al marido es lo correcto que para eso él también cuida a la mujer, y respecto a la ración de sexo que ella debe dar a su hombre, como es bendecida por la Fe, no es sexo sucio.

Consolidado el matrimonio como algo “natural” (hijo de la naturaleza), que incluso va mejorando en la medida en que el macho hace las tareas del hogar; sin embargo la prostitución (el mundo de las putas) es perseguido con mayor saña que nunca.

Y debemos preguntarnos por qué:

Y así se oye que la prostitución es la manifestación más degradante y ofensiva del machismo (el machismo en estado puro); cuestión indiscutible por lo que se ha comentado hasta ahora.

Pero ¿por qué si la otra condición a la que condujo a la mujer la ideología machista (“el ser señora de”) se ha ido retocando, transformando y mejorando dándole derechos a la mujer (incluso el deber del debito conyugal ya no es un deber para ellas, por ejemplo) no se ha hecho eso con la prostitución???

Posiblemente las razones sean dos (o tres):

Una, que las putas siempre tuvieron clientes, también, entre los felizmente casados.

Dos, que el fenómeno existe desde que existe el matrimonio y como el matrimonio, existe en todas las  partes del planeta Tierra. 

Y la tercera, y tal vez más trascendente: Que la mercancía que se vende es el sucio sexo.

En nuestra cultura el sexo es algo tan sucio, obsceno y degradante, que hasta las redes sociales (por no hablar de las religiones y los gobiernos) prohíben los simples y estáticos desnudos.

¿El sexo es lo más humillante y sucio a lo que se puede dedicar un ser humano para poder vivir (conseguir dinero)?

Como ahora ya hay prostitutos, aunque en menor medida, no pensemos solo en mujeres.

Imaginemos ahora  que una persona se siente capaz de darle placer sexual a otra, a cambio de dinero (u otra compensación).

¿Por qué es esa tarea más degradante que tener por ejemplo que limpiarle los excrementos, o las vomitonas, o los fluidos corporales, o abrirle en canal en una operación, a otra persona?

Muy sencillo, es más degradante (en nuestra mente) porque hay por medio placer sexual (orgasmos y semen). Y eso es muy malo y pecaminoso según dicen las leyes (machistas).

Entonces, en lo que se refiere a la prostitución voluntaria, no debería estar prohibida, ni en quien la ejerce, ni en quien la solicita pagando (el cliente o la cliente).

Y afrontemos ahora el asunto de la prostitución forzada, y las mafias de la trata de personas (antes trata de blancas).

Ante esto, para que el análisis sea correcto, debemos recordar que sólo hay mafias donde hay prohibición.

Mafias de la droga porque la droga está prohibida. Mafias de la emigración, porque la migración está prohibida. Mafias de la venta de armas de guerra porque su venta está prohibida. Mafias de la trata de personas porque la prostitución está prohibida.

Legalizando lo prohibido, suele desaparecer la mafia correspondiente (sirva de ejemplo lo ocurrido en EEUU cuando se abolió la Ley Seca, la prohibición del alcohol).

Por tanto la legalización o regularización de la prostitución voluntaria, no parece ningún disparate.

Salvo como dijimos, porque tiene que ver con el sucio sexo (suciedad que inventó la cultura machista para justificar su derecho de agresión a la propia esposa, si se iba con otro).

Insistimos en esto porque tal vez sea la pieza clave para entender la virulencia con que se expresa la mayoría de la gente sobre la cuestión (lo mismo que esa mayoría deplora el sexo como cosa pecaminosa si llega a extremos pornográficos aunque sea voluntariamente)).

Y preguntémonos ahora sobre por qué vemos como la peor de las esclavitudes habidas y por haber, que una mujer sea obligada contra su voluntad a prostituirse (dar placer sexual), y no tanto el  que un científico sea secuestrado y obligado a trabajar fabricando bombas para otros, o los niños convertidos en soldados, o los niños explotados en minas de diamantes y oro porque caben mejor  en las galerías de esas minas, o los secuestrados y obligados a la delación o invitados a la delación en la Base Militar de EEUU en Guantánamo???

Porque en un caso está en juego el sexo, con lo que tiene de tabú en el mundo machista capitalista en el que vivimos, y los otros casos los vemos como una serie de  esclavitudes soportables o justificables por razones económicas o de  seguridad nacional (al parecer).

Resumiendo: La mala prensa de la prostitución (incluso si fuera permitida y voluntaria) tiene que ver con que lo que se ventila es el maldito placer sexual.

PD. ¿Sabía usted que ya hay Estados (Países) donde existe la figura de la trabajadora o trabajador sexual, o como mejor se llamen, para atender la necesidad de placer procedente del sexo,  de quienes por sus condiciones físicas o mentales, no están en condiciones de obtenerlo en el libre mercado de la conquista romántica?

Paco Molina. Zamora 12 de Septiembre del 2018.     


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