Miss Zamora (una historia real)

MISS ZAMORA

Erase una vez Fulanita de Tal y Cual. Fuly para las amigas, dicho lo de fulanita sin ánimo de ofender.

Fuly en cuanto tuvo uso de razón hizo como todo el mundo y dejó de usarla, con lo que a partir de ahí su vida fue así:

Diose cuenta Fuly de que le gustaba gustar. Bueno, precisando más, diríamos que Fuly se dio cuenta de que le gustaría gustar, y gustar mucho, y si era posible gustar a todo el mundo.

Pero diose cuenta también que eso era difícil para ella porque el espejo mágico le decía:

“Mira Fuly, si las ubres con dos dedos cubres, malo; si crees que vas a gustar con cartucheras, no te enteras, y esa nariz, arráncala de raíz” Etc.Etc:

Y es que en efecto, todo espejo mágico que se precie tiene la magia de decir lo que ya está dicho aunque nadie lo diga´

Ante este panorama, Fuly, que se creía para más INRI que era la única que no ligaba, que sólo a ella no le pasaba nada, y que cuando alguien le quería meter mano, decía NO, y encima le hacían caso; ante este panorama, decíamos, ensombrecido por un aburrimiento general que consideraba que tenía en exclusiva y que sólo le embargaba a ella, decidió embargar su futuro.

Así que se dijo sin confesárselo: “Como quiero gustarle a todo el mundo, incluso a mi misma (por eso de la auto estima que dicen los psicólogos) van a ver”.

Y programó su vida  a la perfección: Dieta y ejercicios contra la celulitis, que no tenia pero decían que vendría; liposucción a diestro y siniestro, y fuera cartuchera; silicona para ser pechugona; ungüentos de gallina contra las patas de gallo. Buen olfato para operarse la nariz; y..…

Y qué cambio. A los 22 años Fuly fue elegida Miss Zamora por el jurado de todas las mentes sucias de todos los viejos verdes que antes dejaban pasar el aburrimiento mirando cavar zanjas y ahora, desde que viajaban a Mallorca con el INSERSO tenían más altas miras, tan altas como las piernas mini falderas de Fuly que calcetaba sus atractivos con tacones de aguja.

Los sacrificios habían dado su fruto. Siempre lo dan, como se comprueba  a la primera mirando alrededor. Fue lo suyo un sacrificio del alma (se le pasó la adolescencia) del cuerpo (operaciones) y del bolsillo (euros); pero arropada por el cariño de sus padres (¿qué no hacen estos por sus hijos?) consiguió su propósito.

Por fin era como todas querían ser. Por fin era como ella quería ser. Y encima lista, inteligente y preparada, que no quería ser una guapa tonta y por supuesto necesitaba una profesión digna, para realizarse.

“Ya gusto a todos y a todas y a mi. Menudo futuro me espera. Ven futuro que no te temo”.

Y llegó el futuro, y se casó con el chico más educado, más guapo y más rico.

En el intermedio nada cambió respecto a la época en que era una más. Es decir, salvo el novio, pocas meteduras de mano y sólo una de pata ( con uno que al ser sordo, cuando ella dijo NO, insistió y la consiguió).

Pero por lo demás todo siguió como antes, más bien aburridillo, salvo la ilusión bendita de esperar el futuro.

Una vez casada tuvo la parejita. No es relevante saber si les dio o no el pecho, pero debe saberse que por si la silicona era material transgénico prefirió el pelargón y evitó así, de paso, la caída de senos.

Y de esta manera continuó su existencia, como la de todo el mundo, hasta que empezó a notar que algo no marchaba. Pero en fin, pensó, “la vida es así”, que dice el saber científico.

Como por otro lado creía, como todo el mundo, que si no hay fidelidad no hay amor, fue fiel (con tentaciones, claro, que ese es el mérito de ser fiel) y se aburrió como una ostra.

Moraleja: De qué sirve ser la mejor si se vive como una más.

De qué sirve tenerlo todo si no se puede usar nada.

 Aplíquese esto a los machos y se ve que el machismo amarga a la hembra sin dulcificar al hombre.

Si se aburrirá el personal que llaman Pasión a la Semana Santa.

Paco Molina.

Zamora a comienzos del Siglo o antes.