LUDISMO, POLÍTICOS Y ROBOTS.
Decía Agustín García Calvo (¿Por qué no se utiliza el Manifiesto de la Comuna Antinacionalista Zamorana para promocionar esta tierra?); decíamos que decía AGC que los políticos no hacen más que decir lo que ya está dicho.
Y razón tenía y tiene, Don Agustín, pues eso es cosa que usted puede ver y comprobar con regocijo.
A eso (“que los políticos dicen lo que ya está dicho”) podemos añadir que no hacen otra cosa que lo que ya está hecho (o dicho menos exageradamente, “los políticos hacen lo único que se puede hacer”).
Siendo tan cierta esta afirmación el hecho de que ellos mismos lo confiesan, afirmando una y otra vez, el mandatario de turno, que “que él y los suyos, siguen el único camino posible y que cualquier otro llevaría al caos”.
No me digan que nunca han oído eso.
O sea, podemos afirmar sin riesgo de error que: “los políticos dicen lo que ya está dicho y hacen lo único que se puede hacer”.
Gracias al teorema anterior se podría instaurar la “libertad de fichaje de políticos”, es decir, puesto que el profesional de la política va a decir lo que está dicho y a hacer lo único que se puede hacer ¿qué más da que trabaje para el Partido de los Buenos que de los Malos?.
El caso es que tenga gracejo para decir lo que ya está dicho y hacer lo único que se puede hacer, porque es ahí donde radica la única diferencia.
Pero si es así, y así es, ¿Por qué no sustituir a los políticos por robots?.
Programar un robot que diga lo que ya está dicho y haga lo único que se puede hacer tiene que ser sencillo.
Llegados aquí en este escrito, seguro que usted se está regocijando dado que les tiene tirria a los políticos (porque les envidia).
“¡Qué bien viven para lo que hacen!” comenta con sus amigotes cada dos por tres.
Sin embargo, esta gran idea (¿a que la comparte?) de sustituir políticos por robots, la mayoría de la gente no la ve clara.
Y es verdad, este asunto no está claro por lo que les comento.
Hace poco saltó la noticia de que Apple iba a cambiar un millón de trabajadores por robots, y ello no sólo para ahorrar sino también porque la precisión de estos produce productos mejor acabados.
Entonces, al comentar esta noticia en distintos ámbitos, por parecerme algo digno de mención, siempre obtuve una reacción que no esperaba. La gente tenía ( y tiene) miedo al fenómeno.
Es decir, es como si volviésemos al movimiento conocido como LUDISMO.
En el siglo XIX, al aparecer el maquinismo (maquinas haciendo tareas de personas) aumenta el paro e instintivamente surge un movimiento contra las máquinas (incluso algunas fueron saboteadas) tratando de frenar lo imparable.
Ese movimiento político (el Ludismo) surge pues porque los obreros que ven peligrar sus puestos de trabajo, achacan sus males como clase trabajadora, a las maquinas, y consideraron (ingenuamente) que la solución era prohibirlas.
Lo de “ingenuamente” se afirma, no únicamente porque fuera imposible parar los inventos, sino porque era contraproducente.
La Humanidad necesita máquinas. Otra cosa es que actualmente la Humanidad tenga una estructura social (el capitalismo y sus clases sociales) que beneficia a la de arriba y perjudica a las demás.
Para que se entienda mejor. ¿Habría sido bueno para la Humanidad que no se hubiera inventado aún la rueda y así hubiera trabajo para todos, y tanto trabajo que ni existiría la jubilación?.
Hacen bien en temer, los que temen, a los robots, porque intuyen que en la sociedad actual (netamente capitalista) eso va a ser malo para ellos; porque unos serán los dueños de los robots y el resto los parias de la Tierra.
Pero hacen mal, los que eso temen, en no darse cuenta de que si las máquinas hacen todo; eso es buenísimo para cualquiera.
Eso si, con la única condición de que los robots sean de todos, porque todos somos iguales.
Y para que eso ocurra hace falta que el pueblo (las gentes) dejen de ser como políticos-robots (que dicen lo que ya está dicho, hacen lo único que se puede hacer y votan siempre lo mismo) y caigan en la cuenta de que la Historia ha ido cambiando.
Y ha ido cambiando, y la han cambiado, los pueblos, la gente, los trabajadores.
Todo es posible cambiarlo, pero eso exige participar en la vida social, diciendo cosas nuevas y haciendo cosas distintas, que es que parecemos un político-robot (modelo cacatúa). Siempre igual.
Paco Molina. Zamora. 14 de Marzo del 2017.
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