Aquel niño tenía una inteligencia especial y por tanto una sensibilidad que se impresionaba sola.
Aquel niño captó lo que otros sufrían simplemente.
Captó que el mundo de la educación reglada, o sea esa que depende del Ministerio del ramo, era, por lo menos para los alumnos, bastante antipática.
A los niños, adolescentes y universitarios los calificaban en suspensos, aprobados, notables y sobresalientes.
Luego, como todo evoluciona, mejoró el sistema y el alumno podía ser muy deficiente, deficiente, suficiente, bueno, notable y sobresaliente.
Nuestro héroe sabia que esas notificaciones se referían a la preparación de tal alumno/a en tal asignatura, pero, inteligente y observador como era, también intuía, coma tanta gente, que en definitiva el chaval, el adolescente, el joven, acaba considerándose y acaba siendo considerado, sin más matices, como un vago o un vaguete o un normalucho o un tío bueno o notable, o un señor sobresaliente cum laude.
Y al crecer, aquél niño vio mas, vio que todo ello podía ser hasta arbitrario, o sea que un tío malo podía ser, o pasar por bueno por un "échale una mano a mi hijo", vulgo enchufe.
E incluso, aunque que casi como excepción, pudo percibir algún caso de anti-enchufismo.
Todo ello hizo que germinara en él, el espíritu, siempre ciego de la venganza, y así, en la intimidad del alba, maquinó su plan: un plan de altos vuelos.
Tenía que llegar a Ministro de todo aquello!.
Pasaron los años y por fin llegó a donde quería!, los anos de estudio, desvelo y entrega dieron su fruto: la venganza había que tomarla fría, pero había que tomarla.
Toda esa casta de personas que habían amargado su juventud y la de sus compañeros debía saber lo que era bueno, se iban enterar los profesores!.
Y decidió aplicarles el mismo ambiente, las mismas circunstancias la misma mecánica que ellos aplicaron a sus clientes, los alumnos.
A partir de entonces habría centros de enseñanza para profesores, con lo cual les hizo alumnos; a partir de ahora los profesores serían juzgados y clasificados en niveles, tantos niveles coma notas les ponían ellos a los alumnos; a partir de ahora los profesores sufrirían el dolor del enchufe en el caso ajeno y la estricta justicia en el propio; a partir de ahora algún caso aisladísimo también sufriría el antienchufe.
A partir de ahora Vd. se lee el titulo del articulo y todos tan contentos pero... a que habría sido un buen argumento de película: "El examinador examinado".
CLITOR (Paco Molina). LA CARPETA. 1985