LA PLAZA DEL FRESCO
BARRABÁS
Cuando los propios popes judíos llevaron a Pilatos, procónsul romano en Galilea a la sazón colonia del imperio, a Jesús de Nazaret para ser juzgado, éste sin ver motivo para condenarlo tubo una feliz idea y dio a escoger a las masas entre dos reos: “A quien libero a Jesús o a Barrabás”; dando por sentado que la muchedumbre escogería la liberación de Jesús el Hijo de María porque Barrabás era un pájaro de cuidado.
Pero se encontró con la sorpresa de que el populacho clamó: “A Barrabás, suelta a Barrabás”.
Tal vez de esa anécdota viene la costumbre que había en algunos lugares de que en Viernes Santo se suelte a un preso, costumbre que ahora ya tenemos en nuestra entrañable Zamora.
Costumbre por cierto bastante injusta.
Alguien dijo que la Justicia es un cachondeo, pero más cachondeo es la falta de respeto a la Justicia. Porque resulta que una persona puede ser condenada según las leyes, mejor o peor aplicadas, pero lo que no puede ocurrir es que luego venga un Gobierno-él también tiene la potestad de indultar-o nada menos que una Iglesia y decida, suponemos que por enchufe, quien no tiene que cumplir la pena.
Todo lo malo se pega y esta injusticia, que haya indultos individuales, se nos ha venido a adherir a nuestra Seaman Santa, la que por cierto, y volviendo a Barrabás, salvó el Viernes Santo de los bares de Tres Cruces gracias a los jóvenes que hacen barrabasadas, a quienes no paró ni la lluvia.
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