TU CUARTO DE NARANJA
EN el artículo titulado "Cualquiera con cualquiera" demostrábamos que, por razones de procreación, la disposición del macho de la especie humana, por lo que al sexo se refiere, es la de que le gusten todas;
al tiempo que la disposición de la hembra es que tenga capacidad para "conformarse con cualquiera gustándole", con lo que resulta que está en condiciones de que "le gusten todos".
La diferencia, de haberla, que seguro ni eso, estaría en que al hombre le gustan todas en paralelo y a las mujeres todos en serie (que ellas confunden con en "serio" cuando dicen que solo se pueden refocilar con quien quieren).
Después, en el escrito (también publicado en LA OPINIÓN-EL CORREO) que se tituló “Cualquiera sin cualquiera" se venía a hacer ver que aquella ventaja tan grande de que a uno le gusten todas y a una le gusten todos (ventaja porque facilita las cosas del querer) se fue estropeando por culpa de la Civilización Cultural (separémosla de la mecánica) que ha conseguido que al hombre ya no le gusten todas, y sólo le guste su "media naranja", y lo que es peor (para el hombre) que a la mujer sólo le guste, a su vez, su otra media naranja.
Es importante resaltar que es así, que a hombres y mujeres se nos ha amputado el gusto, se nos han cortado las alas de primitivas capacidades que facilitaban las cosas del querer (placer), y que la mejor prueba de que se trata de una poda (antinatura) está en que de vez en vez, de cuando en cuando y cada dos por tres, rebrota el follaje en las ramas podadas y el macho descubre que le gustan más de una, y la hembra otro tanto de lo mismo.
Y es tan cierto que en base a engaños, mentiras y cultura han conseguido liposuccionarnos el gusto, que no solo han logrado que a quien le iría cualquiera (para un rato) no le vaya más que otra persona (y para toda la vida), sino que en plan de desquiciar aún más el asunto (natural) para sustituirlo por uno artificial (y adulterado), han llegado a hacer que "no solo, sólo me gustes tú", sino que han logrado el más difícil todavía, que de ti "solo me guste tu mitad".
Exacto, no sólo te engañan haciéndote creer que solo te debe gustar otra persona (en vez de los 2.500 millones que son la mitad de la humanidad) sino que en el colmo de la locura de la mentira te obligan a que de esa única persona solo te guste... la mitad.
Y encima esa mitad no se refiere a la de arriba o la de abajo, o a la de la derecha o la izquierda, lo cual no tendría mayor importancia porque hasta podría ir variando el gusto; lo gravísimo del asunto es qué “la mitad de ti que me tiene que gustar? (y a ti de mi, y a ese de aquella y a aquella de ese) es tu "mitad-alma" y no tu "mitad-cuerpo", y otros días, sin embargo me tiene que gustar tu "mitad-cuerpo" y no tu "mitad-espíritu”.
Si, porque hay días que quiero que de mi te guste "que soy inteligente como yo solo" y otros que lo que te prive sea "mi cuerpo serrano", mientras que a ti (y lo sabe cualquier pareja) hay días en que tu cabreo viene de que no se te valora como persona y otras de que no se te valora como animal.
Así que, por ahí anda todo el mundo, como alma en pena, buscando en vez de la media naranja (que ya era un disparate), nada menos que la mitad de la media naranja, es decir, un cuarto de naranja, lo que resulta ridículo, porque dos cuartos nunca son una naranja entera y lo que no está entero es imperfecto por definición.
La cosa tiene gracia, pero la pierde cuando se recuerda que sólo en España cada semana por lo menos un macho mata al amor de su vida, a una mujer. Pavoroso.
FRANCISCO MOLINA. La Opinión de Zamora. 29 de Noviembre de 1997. Imperecedero