sábado, 15 de febrero de 2020

SOMOS UNOS ANIMALES


SOMOS UNOS ANIMALES

-¿Te das cuenta Peromato de que somos unos animales?

—Si te explicas un poquito, amiga Gobierna, puede que me de cuenta.

 —Me refiero a esto del mundial de fútbol.

—¿Ver a todo un pueblo chiflado por una victoria mundial te parece un síntoma de animalidad?

—Si; pero en positivo. Mira cuando digo que “somos unos animales”  lo digo, no como un insulto u ofensa, lo digo como una constatación que si la asumimos mejor nos iría.

-¿Por qué deduces tras el mundial que somos animales? ¿Porque han arrastrado al pueblo de aquí para allá, por donde querían, como si fuera ganado?

 —No amigo, no. Mira, cuando el pueblo es arrastrado de aquí para allá cual ganado es cuando le hacen creer que hay que trabajar tanto, y que sufrir tanto, y pasar tantos sacrificios, para poder vivir. Es ahí, con esas cosas, cuando nos tratan como a ganado con el engaño de que no somos animales.

—No te interrumpo porque cada vez te entiendo menos.

 —El ser humano es un animal como otro cualquiera. Y los animales que tienen la suerte de estar en este mundo no buscan otra cosa que comer para vivir, correrse unas juergas cuando están en celo, dormir y jugar.

 —Realmente cuando se fija uno en los animales se ve que no hacen otra cosa que esas cosas, y que la cosa no está mal.

 —Por eso ha disfrutado tanto el pueblo en torno a un juego. Y en torno a la celebración del juego que era algo festivo y cuasi de comunión orgiástica.

—Dándote la razón te recuerdo que hace poco se ha descubierto que aquellas peleas del macho cabrío y otros cornúpetas, que nos habían vendido como la lucha del macho por ser macho predominante y querer llevarse a la hembra, eran bobadas para justificar una sociedad hostil como la humana, porque lo que hacen esos machos es jugar, jugar y jugar.

—O sea matar el tiempo, o sea divertirse con retos inocentes, o sea llenar el tiempo de la vida.

—Rellenar querrás decir.

-¿Por qué rellenar?

 —Porque llenar, llenar, con lo que mejor se llenaría, si hubiera libertad seria con el sexo.

—Bueno los animales, los salvajes claro, sí tienen esa libertad, y aún así juegan, que hay tiempo para todo, si no fuera porque algún espabilado dijo que éramos seres superiores y desde entonces vivimos como inferiores.

 —A mi lo del pulpo Paul, que acertó que España ganaría el Campeonato del Mundo de Fútbol me recordó el nacimiento de las religiones.

—Ahora soy yo quien no te entiende a ti.

—Pues que en algún momento de la Historia a alguien se le ocurrió decir bobadas como la del pulpo Paul y luego indujeron a la gente a creérselas porque según los espabilados y los poderosos, era evidente que el pulpo sabia acertar.

—Luego tenía poderes sobrenaturales.

—Y ahí viene lo malo; cuando hay alguien que tiene poderes sobrenaturales, es decir por encima de los animales.

 —Fíjate si somos animales es decir si nos gusta el juego, que los encierros de San Fermín se analizan punto por punto como si fueran los descubrimientos de la vacuna contra el cáncer.

—Somos animales y eso es mejor que creerse descendientes de la pata del Cid. Y si ahora hacemos guerras es por no ser animales y creernos que estamos ante sacrificios inevitables por el Bien de la Humanidad y de los valores que nos adornan.

—Te entiendo, un animal vive y deja vivir, come y deja comer. Como por ejemplo los conejos de Valorio que aunque se comieron miles de árboles, arbustos y similares dejaron los demás para que nos los comamos nosotros.


FRANCISCO MOLINA . La Opinión de Zamora 19 Julio 2010


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