GRAN ZAMORA
El programa de tele "Gran Hermano" es sublime.
Es sublime porque tiene tal atractivo morboso que por fuerza lo están siguiendo millones de personas que, en representación de todas, son atraídas, sin saberlo, por lo morboso, porque lo morboso es el sucedáneo o sustitutivo, decadente y degenerado de lo que está prohibido (a falta de pan buenas son tortas, dice el saber popular).
Lo que está prohibido no hace falta decirlo, que además si se dice nos censuran el articulo.
Es sublime, porque lo que pasa dentro de la casa es exactamente igual a lo que pasa fuera de la casa, en la sociedad.
Repásese:
LA VIGILANCIA.
Dentro de la casa se sienten vigilados porque hay cámaras por todas panes.
¿Y fuera de la casa?
Existe la misma vigilancia a sensación de sentirse vigilados.
Con decir que hay una religión, la verdadera, que prohíbe hasta tener malos pensamientos, y si los tienes has de confesarlos porque te los han visto y te puedes condenar.
Eso para no hablar de que cada par de ojos es la cámara que te controla y si te sales de la norma…ya utilizarán el Confesionario, es decir el Poder, para hundirte, seleccionando de ti las imágenes que quieras.
Es decir, si en Gran Hermano hay cámaras hasta en el retrete, en la vida real las hay hasta dentro de la cabeza.
EL DINERO.
Dentro de la casa se compite individualmente, con mayor o menor apoyo en otros, según la inteligencia, para obtener lo mejor, el dinero; que se supone luego convertirás en felicidad (los premios intermedios también existen, recuérdese que cobran por día aguantado allí).
Pues bueno esto es exactico lo mismo que ocurre en la vida del exterior de la casa.
Lucha descarnada por el dinero y sin dejar títere con cabeza respecto a los antiguos valores. El dinero lo barre todo y él se pone en todos los altares y ya no hay otra adoración que no sea esa.
Hasta el punto de que hoy en día un honrado es simplemente un ateo del Dios-Dinero.
EL COTILLEO.
Dentro de la casa si uno habla bien de los otros es sólo para caer mejor ante el jurado que decide las expulsiones.
Pero en el fondo cada uno de ellos se considera el mejor, y por tanto el hablar mal de los demás, es la clave, para así desgastarles a ellos y reafirmarse uno mismo.
Pues bien, en el exterior, aunque sólo sea en defensa propia, en una sociedad tan competitiva y donde la autoestima se estima mucho, pues tres cuartos de lo mismo.
En la vida real el cotilleo es el pan nuestro de cada día y va desde donde todo el mundo sabe hasta lo que critican también esos de dentro de la casa, y que fuera es especialidad de cuñados y cuñadas, ponerse verdes porque no friegan los platos o no hacen la comida escaqueándose.
Pero de verdad ¿hay alguien que cree que hay vida privada cuando todos cojeamos del mismo pie y por tanto nada de los demás nos es desconocido o ajeno?.
LA MARGINACIÓN.
Este es el castigo en el interior y, por supuesto, en el exterior.
Ser nominado es ser marginado, es ser señalado, paso previo para la expulsión del paraíso.
Naturalmente, dentro y fuera se margina o nomina a quien desentona, a quien se sale de la norma.
Lo cual, si es evidente, a poco que se mire alrededor, si se mira en el interior de las organizaciones de todo tipo, ese es el pan nuestro de cada día.
LA VIDA SEXUAL, SANA.
Dentro de la casa esta tan prohibida la ración de placer por el placer como en el exterior.
Eso sí, salvo que surja un amor bello, profundo y espiritual, porque así un coito es una comunión de cuerpos y almas, y un morreo, un dulce beso de buenas noches.
Fuera de la casa, aparentemente hay más libertad.
Se pueden saltar las normas, pero pasa como dentro, ¿y si luego tele-5 te pone en pantalla haciendo guarradas, y después te nominan, votan y expulsan de la buena sociedad?
Por cierto. y hablando de sexo, ¿no ha quedado claro que eso que llamamos “amor” no existe, puesto que bastó... poner a cinco cuerpos frente a cinco para que surgieran tres flechazos (seis de diez, emparejados en quince días).
ABURRIMIENTO.
Este es sin duda el factor más concluyente de los que confirman que lo que pasa dentro de la casa es la imagen caricaturizada de lo que pasa fuera.
Y es que en el interior es tal el muermo, como consecuencia de que lo que todos sabemos que está prohibido, que les tienen que poner tareas (mezcla de juego y trabajo, puesto que hay dinero por medio) para que llenen los concursantes sus vidas.
Lo que resulta real como la vida misma.
Véase si no cómo para llenar nuestras vidas, que están vacías y vaciadas, también el poder nos pone pruebas, y no muy diferentes de esa que consistía en abrir y cerrar una puerta cinco veces.
Porque mira que hay trabajos que se han inventado solo para justificar que alguien se gane la vida, pero que no sirven para nada, y mira que hay juegos para entretener que sólo lo consiguen si tenemos en cuenta nuestro inmenso aburrimiento, como por ejemplo, el juego de ver el Gran Hermano.
FRANCISCO MOLINA. La Opinión de Zamora. Imperecedero
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