domingo, 16 de febrero de 2020

¡TOMA CASTAÑA!


¡TOMA CASTAÑA!

 Les está bien empleado.

Al comienzo del verano España ofreció un simposio sobre “nuestra transición”.

Era en Moscú, en una especie de acto de la Universidad de Verano.

Se trataba de que los soviéticos “aprendieran lo que es bueno” (nuestra transfiguración de dictadura en democracia), y si les placía, que la aplicaran allí.

Con una descortesía que no tiene nombre, apenas asistió gente.

No se daban cuenta, en su burrez, de que les enviábamos lo mejor de lo mejor (la creme de la creme), o es qué se piensan ¿que D. Felipe González es un cualquiera (¡él!, forofo de la OTAN, como todo el mundo desarrollado), por no hablar de Alfonso Guerra, que tuvo el detalle de irse allí, donde no se le había perdido nada, cuando posiblemente le hubiera apetecido mas tomarse un cafelito con su hermano Juan; o el Villapalos, rector ¡magnífico! (que no es un rector cualquiera), por no hablar del Sr. Banquero Mario Conde, ¡que se dice bien y pronto! ¡que les enviamos el prototipo de cómo ser un hombre como Dios manda (dar por el dinero ajeno el 0,25% y pedir por el mismo dinero el 18%), y ni caso.

Un desprecio absoluto. ¡Ah! Pero ya lo dice el pueblo...” en el pecado está la penitencia.

Los comunistas, que se iban en masa a la Plaza Roja cada 1 de mayo, no quisieron --¡indisciplinados!— ir a aprender, pues ¡toma castaña!, que si hubieran escuchado a los nuestros, ¡otro gallo les hubiera cantado!

La monarquía: Una transición moderna exige una familia que, como elegida por el más allá, viva al margen de las normas de todos. Una familia tabú, que con carácter hereditario se traspase a si misma la presidencia del Estado.

¿Que en Rusia le habían perdido la pista los Zares? Haber buscado a esa que dice ser la Zarina Anastasia, que algún hijo (varón) tendrá; hacer la vista gorda y ya está: “sangre azul” (que encima no es roja) a manta.

Funcionarización: Para evitar elementos descontentos y la inestabilidad del país, aparte de ¿qué culpa tienen ellos? a todos los miembros de PCUS (comunistas) se les tenía que haber hecho funcionarios del Estado (¿Todos al Ministerio del Cultura?).

Periódicos y sedes: Para que la prensa no sea manipulada por el Gobierno debe ser manipulada por un particular, así que allí (como aquí) el Pravda (y esos monstruos de 10 millones de ejemplares al día) tendrían que haberse vendido a precio de saldo, que ya se sacrificaría cualquier capitalista de los occidentales (que en la URSS, por no tener no tienen ni un mal capitalista).

Asimismo, las sedes del partido único y el sindicato grande, han de pasar a las nuevas centrales sindicales, ¡cuantas más mejor!, que los obreros/as cuando se unen se embrutecen.

El ejercito: Hay que mantenerlo (y la mili también), aunque no se sepa por qué.

 De todas formas hay que deshacerse de los mandos carcas. ¿Cómo? Ofreciéndoles un chollo: “Si Vd. quiere, ¡a la reserva!, pero se le sigue pagando y sigue ascendiendo como si estuviera mas en activo que Agustina de Aragón.

La sagrada patria: Si bien es verdad que la unidad de los trabajadores/as es mala, la de la patria es buena; así que su indestructibilidad debe convertirse en un fin obsesivo, que permita a las fuerzas armadas recordar “su misión”,.

Si en alguna república aparecen Etarbayanos (un ejemplo), pues a no dejarse chantajear por los terroristas y acumular muertos hasta que “triunfe la razón”.

La carta magna: Es imprescindible algo muy bonito que diga que es feo no trabajar, no tener casa, etc... Que en vez de llamarla Constitución querrían llamarla Constitucionuski, vale, pero era necesaria, adorna.

El golpe de estado: Ningún golpe de estado triunfa si no hay capital (dinero; no el libro, melones) detrás. Para ese capital trabajarían los golpistas enterados, pero si no existe esa “financiación” la intentona se puede dejar crecer (abortará sola).

Puede ser bueno el susto, para frenar la inconsciencia de las gentes; pero lo que allí han hecho es ¡una chapuza!: tenía que ser el Zar y no el pueblo quien dijera no pasáis.

Los suicidios: ¡Qué bobada! Aquí, no solo no se suicida nadie, sino que ni tan siquiera se dimite, por más que hayas robado, traficado con influencias, aceptado prebendas, enchufado a toda la familia,... Y nos va muy bien.

En fin, todo lo han hecho garrafal por no ir a las clases de transición que generosamente les  dábamos.

Menos mal que “Dios aprieta pero no ahoga” y al menos “ese mosaico de repúblicas independientes, incluida la Rusa, entrarán en la OTAN, que aquí lo que urge es defenderse de los pobres de la tierra, ¡tres mil millones!


FRANCISCO MOLINA. El Correo de Zamora. 29 de Agosto de 1991. Imperecedero

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