domingo, 6 de octubre de 2019

8º.- Lo siento por ti pero, sí hay clases sociales



                                                           V

LA HISTORIA DE LAS SOCIEDADES ES LA HISTORIA DE LA LUCHA DE CLASES, LA LUCHA DE LAS CLASES SOCIALES, QUÉ, MAS O MENOS ABIERTAMENTE CONSERVA EN SU SENO CADA SOCIEDAD  SEGÚN LAS ÉPOCAS: HOMBRES LIBRES vs ESCLAVOS, PATRICIOS vs PLEBEYOS, SEÑORES vs SIERVOS, EMPRESARIOS vs OBREROS. EN DEFINITIVA OPRESORES vs OPRIMIDOS.

Para certificar la defunción de Marx, aquellos a los que corresponde esta tarea (hay encargados y voluntarios para todo), dicen que en la actualidad la idea de la lucha de clases no tiene sentido pues estamos en una sociedad compleja con distintos e interrelacionados estamentos.

Ocurre, sin embargo, que Marx nunca habló de sociedades con sólo dos clases nítidas. Pero, mira tú por dónde, la sociedad, como la conocemos por aquí, lleva camino de ser una sociedad con sólo dos clases de personas. Obsérvese si no; resulta que para progresar y para salir de la crisis dicen que “hay que incentivar la iniciativa privada”. Es decir, unas personas (las que menos tienen) han de incentivar (animar) mediante el sacrificio (renunciando a un buen sueldo, en el sentido de suficiente), a otras (precisamente las que más tienen) para que se sientan incentivadas y a lo mejor inviertan.

Para que se entienda bien, es como si el pobre Lázaro, que se alimentaba con las sobras  del Rico Epulón, tuviera, con el fin de salir de su situación, que contribuir a hacer aún más rico a Epulón para que así le sobraran más cosas y, tal vez, algunas llegaran a Lázaro.

Se pretende entonces dividir la sociedad en dos; lo que han de incentivar (sacrificarse) y los que han de ser incentivados (que son los que tienen aval de los bancos o sea, los que más tienen).

Hoy, los poderosos lo tienen más claro que muchas personas de otras clases y lo dicen sin tapujos. Su discurso es: “hay que ser competitivos para poder vender en el extranjero. Eso sólo se consigue –añaden-  produciendo más y reduciendo los salarios”. Después (decimos nosotros) ese aumento de las rentas –de ellos-  producirá el milagro de que puedan ganar más aquellos a los que hoy se les pide que ganen menos.

Los que creen en este razonamiento son los mejores defensores de la tesis de que existen clases sociales. Ellos pertenecen, o defienden, a la clase alta (la que vende los productos que fabrican otros, los de las clases inferiores) y les piden un sacrificio (que ganen menos) con un argumento ilusorio y falso, ya que si se acepta lleva al absurdo.

Obsérvese: supongamos que los trabajadores aceptaran el razonamiento sin rechistar, e incluso, encantados; entonces, indudablemente los productos que ahora salieran de las fábricas serían competitivos (más baratos que otros análogos) con lo cual las ventas se dispararían, Como consecuencia de ello el rico propietario de la fábrica se enriquecería aún más y más.

Ha llegado pues momento de que nuestro satisfecho e incentivado empresario aumente el negocio (que cree ¡por fin! puestos de trabajo) y aumente, a su vez, el sueldo de sus comprensivos trabajadores.

Pero claro se olvida (se oculta) que ante un argumento “tan inteligente” lo lógico es que todos los entiendan y apliquen; es decir, que en otros países también habrán decidido ser competitivos (vender barato) y para ello los trabajadores de esos países aceptarán por los mismos motivos, que les reduzcan sus pagas. Con lo que nos encontramos con que el generoso empresario de nuestra historia, al tener ante sus ojos los últimos estudios del mercado, verá con pavor que la competencia vuelve a vender más barato, y que , por tanto, no le va a quedar otro remedio que pedir otra vez a sus asalariados (la clase obrera) un nuevo sacrificio. Y así, tras hacer lo propio (y de nuevo) la clase obrera de otros países el sacrificio, y de repetir (otra vez) el proceso el nuestro, se seguirá un continuo toma y daca que llevaría al absurdo de que los propietarios de las fábricas no pararían de enriquecerse y sus trabajadores de empobrecerse. ¿Hay o no, entonces, clases sociales?.

Nota: Queda visto que la teoría de que la economía de un país debe basarse en que una parte de la sociedad “incentive” a otra, no solo no es válida, como ha demostrado la práctica, lo cual bastaría, sino que tampoco es válida en el terreno teórico y dialéctico, es simplemente un engañabobos.

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