ESTUDIANTES ACOMPLEJADOS
Lo mismo que hace tres años, los estudiantes están aplicando a sus caras “pinturas de guerra”.
El Ministerio de Educación, lucha contra reloj para poder “fumar la pipa de la paz” antes de la huelga convocada el día 22.
Solana (actual ministro), que pudiera ser heredero de Felipe González cuando este haga testamento, no quiere que nada salpique su frac de gran hombre y esta mollar para que se le “saque cualquier cosa”>.
Como por otro lado se encuentra abierto (al menos en teoría) al periodo de sugerencias para la Reforma de la Enseñanza (LOGSE) es el momento de decir “esta boca es mía”.
Pero... ¿qué dice la boca estudiantil?
Pues como siempre, cantidad de cosas razonables.
Tan razonables que son sensatas, y tan sensatas que no les van a resolver lo básico para ellos: su fracaso escolar.
Desde esta tierra de “viriatudos” ya se ha definido más veces, pero como la cuestión merece la tinta, repítase:
El fracaso escolar no se debe a la calidad de los profesores (por tanto, por reciclajes, perfeccionamientos y demás folclores de este tipo no va a cambiar el panorama), tampoco se debe solo a la hasta hace poco falta de material en centros, ni a que haya o no equipos de orientación que le digan a los alumnos cual es su vocación, etcétera, etcétera, etceteraza.
El fracaso escolar se debe pura, y sobre todas las cosas, a que a las chicos y chicos se les exige más de lo que “pueden dar” (de si).
En consecuencia, y tras ver que “eso no es vida” la mayoría va desconectándose de su función de estudiante y “pasan de estudiar” (con mayor o menor ostentación).
Si la hecatombe no es mayor es a costa de que los profesores vayan bajando el nivel de enseñanza curso a curso para “poder aprobar en cantidades no vergonzantes”, a que existen clases particulares donde se prepara a las criaturas para descubrir los trucos que permitan acertar en el examen.
En la enseñanza obligatoria, ¡por serlo!, no se le puede poner a ningún humano ante algo que le abrume, le supere y le haga sentirse inferior a otros; por ello, lo que se va a llamar Diseño Curricular Base (forma cursi de indicar lo que va a estar en los programas de enseñanza inevitable) sólo tiene que contener ideas muy elementales.
Ejemplo: Que bueno sería que a los 16 años (ahora acabarán ahí los estudios fundamentales) la estudiante y el estudiante supieran leer (sí, leer), supieran expresarse (sí, ex-presarse), escribir, hacer las cuentas y algún tipo de problema (sí, eso), y cuestiones “de cajón” de otras materias (nada de zarandajas, cuasi metafísicas para los chavales).
Así tanto los miembros pequeños de las familias humildes como los de las acomodadas (con ventajas sobre los otros siempre) al finalizar los estudios gratuitos sabrían todos todo lo más útil para ser miembros de la sociedad, y aún más, tendrían pasión por aprender (¡la mejor enseñanza!).
Sin embargo, los estudiantes, acomplejados porque saben que no estudian, en vez de preguntarse por qué no dan ni golpe, creen que son vagos y no van a reivindicar (les da vergüenza) con la huelga lo esencial: que se quiten horas de clase, que se quiten asignaturas, que se quiten temas.
¡Ah!, y que no se crea que eso es embrutecerles, de esa forma sabrían lo suficiente y muy bien, mientras que ahora son ignorantes acomplejados porque creen que no son capaces.
Actualmente los estudiantes, aunque no saben nada bien, reciben tanta información (que no enseñanza) que les suena todo, por eso están sonados.
FRANCISCO MOLINA. Publicado en El Norte de Castilla el 19 de Marzo de 1990
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