Y AHORA... A POR LAS UNIVERSIDADES LABORALES
Capítulo I: El pecado original
El nacimiento de las Universidades Laborales (UU.LL.) es indiscutiblemente político, como se deduce de la declaración de principios aparecida en los Boletines de la época (finales de los cincuenta).
Su autor es el Ministerio de Trabajo y por ello, pronto crecen fuertes, bien alimentadas y por tanto satisfechas. Reciben algunos mimos especiales, pero… así es la vida.
Capítulo II: Unas chicas que prometen.
La adolescencia no es muy diferente a la de sus primos (los Institutos) o primas (Escuelas de Maestría y Escuelas Universitarias).
En todas partes cuece el mismo ideario de Centro.
Por contra, en el terreno de la eficacia, crecen hermosas siendo sus principales atractivos:
1º. Unas magníficas instalaciones (indispensables para un óptimo rendimiento docente).
2º. Un personal dignamente pagado (en el caso de los profesores com0 a los Catedráticos de Instituto, dando más clases) y no discriminado (titulares o no, los que hacían el mismo trabajo cobraban igual).
3º. Una lógica natural por la que cada profesor explica la asignatura para la que opositó.
4º. Aplicación rigurosa de las normas de su tío el Ministerio de Educación (cuentan con psicólogos, laboratorios completos, etc.).
Además de estos atractivos, con los que debe contar cualquier centro, pues son de sentido común, si no se quiere tirar el dinero, se maquillaron perfectamente, para lo cual utilizaron una fuerte selección de alumnos becarios (no se podía pasar de un curso a otro con una asignatura pendiente).
Capítulo III. Todos los caminos conducen a Roma.
Su vocación, la enseñanza y la educación, debía llevarlas lógicamente al Ministerio especialista en el tema, al Ministerio de Educación (MEC).
Y allí acaban, pero veamos cómo:
Tío Sanidad y Seguridad Social, se las arrebata a tío Trabajo, argumentando que “para eso es él el que las mantiene” (según eso todos estaríamos con tío Hacienda)
Las malas lenguas rumorearon que era para alejarlas de los ligones profesionales, señores Sindicatos de Clase (dos angelitos que no se han comido una rosca y no ligaron ni su propio Patrimonio Sindical).
Poco duraron las bellas UU.LL. con tío Sanidad, pues éste no se veía soltando perras para libros, así que, curándose en salud (especialidad de la casa) las remitió a tío MEC.
Capitulo IV: El recibimiento
La llegada de nuestras bellas protagonistas a la tutela de tío MEC no fue todo lo alegre que debiera, a pasar de la “afinidad de caracteres” (obviamente tío MEC también se dedica a la enseñanza).
Y era lógico, tío Trabajo tenía pasta y tío MEC es un tacaño (aunque de buen corazón, pues lo que quita a sus hijos no es para vicios, sino para hijos de su buena amiga Dª. Privada).
Pero es que además, la cara que puso tío MEC cuando les abrió la puerta, fue de caerse para atrás, soltándoles un:
“Sois unas coquetas y unas despilfarradoras, y os voy a corregir, así que: lo primero, fuera el maquillaje (véase cap. II)”.
(El asunto no es grave, pues las guapas, maquilladas o no, guapas son).
Capitulo V: Las hijastras
“Y además, os voy a meter en un correccional (el INEI) para que os homologuen”, gritó tío MEC.
Y no habla conseguido el correccional sus propósitos cuando, tío MEC decide ahorrarse lo que le cuesta aquel, sacándolas de allí (el correccional era caro, pues no en vano hubo que cambiar el nombre de todas tarjetas de visita, impresos, etc.).
“No pienso consentir que seáis mas guapas que mis propios hijos”, dice tío MEC
“Pues haznos hijas tuyas”, responden algunas Laborales.
Tío MEC, autoritario, calla, el manda y todos lo saben (sobre todo los profesores de Instituto que no estuvieron en huelga, a los que se les descontó dinero come si hubieran estado).
Las Laborales empiezan, pasado el tiempo, a tener ataques de histeria y a notar sus primeras arrugas (huelgas, perdida de ilusión en el personal, etc.).
Por fin, tío MEC dice esta boca es mía (lo único que le interesa es ahorrar y además no sabe qué hacer con sus hijastras).
“Pero tío, por qué no hablas con nosotras y vamos firmando los acuerdos a los que lleguemos”, suplican las UU.LL. convulsionadas por otro ataque de nervios.
“De conversaciones serias y escritas, nada”, es la respuesta.
EPÍLOGO: En la época en que se desarrolla nuestra historia, gobernaba aquel país, un partido que todo lo que hacia lo justificaba diciendo que estaba en su Programa Electoral.
Sin embargo, millones de expertos estudiaron dicho Programa y en ningún sitio se leyó que: “la igualdad de oportunidades consista, en que todos los Centres Públicos funcionen igual de mal” (condiciones precarias, personal mal pagado, alumnos amontonados, etc.).
FIN DE LA PRIMERA PARTE
(((Desenlace: Al final todo acabó bien. Hubo que luchar los suyo pero se consiguió. Hoy las Universidades Laborales, son institutos como los demás, y como ellos viven. La de Zamora decidió llamarse-antes se llamó CEI- Instituto de Educación Secundaria “Universidad Laboral”, pero como nota sentimental, porque no lo es, Éstas ya no existen, cumplieron su cometido y se fueron, como todo en la vida, incluso ésta)
ATAÚD. Es mi pseudónimo en la época. FRANCISCO MOLINA. El Correo de Zamora. Años 80 del S.XX
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