LOS PELOS POLÍTICOS DE PUNTA
Sr. Director:
El último pleno del Ayuntamiento fue como para ponerle los pelos de punta a cualquiera, salvo a los que, de una u otra forma está “pringaos” (de brillantina).
Y, hablando de brillantina, ¡que brillante la intervención del alcalde!, sobre todo cuando decía eso de “en este sillón o sentado ahí, entre el público, mi postura siempre será anteponer el bien público al bien privado”.
Si la gente no estalló en una salva de aplausos tal vez fuera porque recordaba, por ejemplo, que 'La Gobierna' (periódico municipal) es un bien público que reiteradamente, número tras número, nos obsequia con una foto de nuestra primera autoridad, que es un bien privado (o lo parece) y que, incluso, en el número anterior a las pasadas elecciones aparecieron no una, sino dos o tres fotos del mismo señor, aumentándose, al tiempo, el número de ejemplares de esa tirada.
Mas ejemplares y más fotos de un señor (él) que se presentaba a senador, y ello en vísperas de las elecciones, cuando 'La Gobierna' es un bien público, que lo pagamos todos.
¿Es eso anteponer el bien público al privado?
Pero vayamos por orden, porque pocos Plenos lo pueden ser tanto como este.
El campo de fútbol.
Hay que votar si se le pone una visera a una de las gradas.
El campo de fútbol es uno de los caprichos de los concejales socialistas, hasta el punto de que no esperaron a que acabara el periodo de alegaciones al Plan de Urbanismo para empezar a construirlo.
Bueno, pues ahora, tras dejar a Zamora sin un esplendido y necesario parque entre tan amplias barriadas obreras, han visto con horror que el susodicho campo no ha salido gratis (se llevan gastados veinte millones de pesetas de las arcas municipales, más los terrenos, más lo que venga) y. encima, es una birria.
Pero tan birria que el concejal del CDS (nunca podrá el PSOE evaluar en dinero lo mucho que debe a este grupo, que ha votado a su lado los temas más impopulares) ve tan espantajo el campo que, ante el terror de que no guste, no ya a los que querían un parque, sino a los propios aficionados al fútbol, propone que las gradas lo rodeen por completo y también la visera.
¡Más madera, que es la guerra! PSOE y CDS consiguen con la votación seis millones más, a agregar a los ya gastados, tratando de maquillar su error en un campo que había que hacer a toda costa, porque iba a ser gratis.
Y a todo esto, ¡no les crece la hierba!
El matadero.
Lo del matadero es matador. Lo explica el alcalde: retoman un proyecto de UCD (la identificación del actual alcalde con UCD es curiosa, porque también estuvo de acuerdo con ella cuando se cargaron parte de los Arboles de la plaza del Corazón de María y también en lo de que el Puente Nuevo pasara por los Tres Árboles).
En la comisión de obras de entonces está de presidente uno de los propietarios de parte del terreno violado, también está el Alcalde de ahora.
Se desempolvan los papeles y, ¡hale hop!, el Ayuntamiento, de buena fe (y de mejor incompetencia), ocupa más de cuatro mil metros cuadrados que no son suyos.
Se pone a negociar como loco para apagar el fuego antes de que nos cueste un ojo de la cara y un alcalde del PSOE.
Sigue el alcalde contándonos la maldad de los propietarios, a los que llama presuntos, pero a los que no duda en ofrecer nueve millones y reclasificación del terreno; pero estos, insaciables, según el narrador, quieren más.
Y para dejar al PDP con el plumero al aire lo dice: “Además, todos sabemos que uno de esos propietarios es un miembro del PDP”.
También aquí entraron ganas de aplaudir, si no fuera porque sospechamos que la mejor manera de poner al PDP colorado sería que el alcalde contara a todos los ciudadanos a que trato llegó con el señor Ortiz en los encuentros en Madrid, para que éste diera la orden al PDP de votar que si al Plan de Urbanismo.
Ya sabemos, pues, lo que recibió el PSOE, pero nos falta por saber que le va a dar el alcalde y si lo que le da es suyo o de todos.
Porque el 'morro' del PDP es también como para pisarlo; quiere reprobar a un alcalde por incompetente a los tres meses de haberle ayudado a salir adelante con un Plan de Urbanismo que, entre otras lindezas, recomienda que una carretera atraviese la ciudad.
Y, ya que estamos aquí, fijémonos en AP.
El día que se vota el Plan de Urbanismo votan en contra, porque dicen que es malo, pero luego, la Diputación, que sigue siendo AP, puede dar un dictamen negativo a dicho plan.
Pues, ¡pásmense!, la Junta de Castilla y León considera el informe de la Diputación de Zamora, por no emitirse en el plazo previsto, como favorable, es decir, que nuestra institución provincial, a pesar de sus numerosos y magníficos funcionarios, no fue capaz de hacer que un documento llegase a tiempo donde debía.
Es un derecho (aquí, el más tonto hace relojes) sospechar que se quería que no llegara, para poder decir que no al PGOU, de cara a la galería, y que si, de cara a la realidad de los capitostes de la ciudad, que aún descorchan champan, ante este Plan, servido en bandeja de plata por los socialistas.
Y, ahora, AP amenaza con una moción de censura, cuando hace seis meses el alcalde objeto de la censura, al salir en un Pleno el caso de un concejal de AP que lleva cobrando del Ayuntamiento más de ciento setenta mil pesetas al mes sin tener un trabajo que hacer, propuso que, entre todos, sigamos pagando esta cantidad, para que la ciudad de Zamora cuente con una persona liberada para que ejerza tareas de control y vigilancia del grupo mayoritario de la oposición (hoy formado por siete concejales, incluido el vigilante).
¿Por qué un alcalde socialista propone tal chollo para un concejal de AP? Tal vez, porque en la Diputación es AP la que tiene liberados también a dos socialistas.
O sea, el 'birrepartidismo'. Tremendo, pero negligencias, miopías urbanísticas, chalaneos e intereses propios antes que los públicos son las cuatro cuerdas entre las cuales los distintos púgiles representan un combate.
Lo dicho: los pelos, de punta.
Francisco MOLINA. El Correo de Zamora. 11 de Octubre de 1986
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