sábado, 8 de febrero de 2020

PAPÁ LISTO Y PAPÁ TONTO


                           PAPÁ  LISTO   Y   PAPÁ  TONTO

-No me explico por qué razón, si ya “está prohibido pegar a los hijos”, aún se permite que los padres puedan elegir centro para ellos.

-Que burro eres Peromato -respondió solemne la Gobierna- Darle una paliza es malo para el niño, y que le elijan escuela es bueno para él.

-Tururú que te vi. De acuerdo en lo de pegar, porque una paliza siempre duele; pero ¿quién te dice a ti que no vaya a ser una cruz para el hijo que el padre le escoja la religión de su vida?.

-Que burro eres Peromato; no se dice “tururú que te vi”. Se dice, “tararí que te vi”. Aunque estoy pensando que si eres un burro, sólo puedes decir cosas sensatas; ya que para tonterías las que dicen los listillos. Así qué; explícate más.

-Pues mira Gobierna, te digo que estoy asustado con esto de que se de por buena la filosofía de que la libertad de enseñanza consista en poder elegir colegio.

-Bueno, eso, y también el que “se pueda enseñar” lo que venga en gana; que hubo épocas en que hasta la Iglesia Católica se cargaba a la gente por enseñar que la Tierra era redonda, que gira alrededor del Sol, y que la sangre circula por las venas. Eso por no hablar de las presiones que sufrieron los del Premio Nóbel, y que aceptaron, para que a Einstein (que está estos días en Zamora) no se lo dieran por la Teoría de la Relatividad, que negaba lo absoluto, o sea los Dioses.

-Si, esa es la libertad de enseñanza que enseña el sentido común. Pero elegir centro no es ninguna libertad; porque entonces, no habría libertad en los pueblos, que allí sólo hay escuela pública y no privada. Lo mismo que no es libertad que si te estás ahogando puedas elegir quien te rescate. 

-Anda, pues no había caído.

-Claro. Pero hay más. Si te fijes, en realidad, si se acepta que la libertad es “elegir centro”, en ese caso se está diciendo que la libertad de enseñanza es elegir, simplemente, entre tener un hijo “meapilas” o no; porque esa es la única diferencia.

-Hombre no. Será algo más. No me digas que esa es la única diferencia entre un instituto y un colegio de monjas.

-Pues es la única, amiga. Mira, un centro privado no es algo regentado por los “hermanos maristas” y uno publico el gobernado por los “hermanos marxistas”. En absoluto. Los dos son idénticos en todo, salvo en la religión, pues el Teorema de Pitágoras se supone que es igual aquí y allí, lo mismo que el Cabo de Gata.

-Claro, son idénticos, porque si también se puede estudiar religión en la enseñanza pública ya me dirás. Y sin embargo, no son iguales.

-Ya vas entrando en razón. Y dices verdad cuando dices “Y sin embargo no son iguales”. En efecto, son distintos en lo que los padres intuyen: Los centros privados “atufan presunto elitismo”. Pues todo el mundo sabe que niegan el derecho a la enseñanza a quien no tiene buena pinta. Y los padres no quieren que sus hijos se mezclen, ni corran peligros, ni se corran siquiera, hasta que no quede otro remedio.

-O sea, ¿los padres quieren una “cárcel de cristal” para sus vástagos? Pues entonces que se la paguen.

-Pues claro. Porque la sociedad debe ofrecer un parque de bomberos para todos, bueno y solvente, y el que quiera ser rescatado por alguien especial, como Joaquín Sabina o Miss “Verónica” Zamora, por citar gente especial, que se pague el capricho.

-Es como lo del padre que enseñaba las vocales a su hija. Que como se le atragantaban la “i” y la “u”, insistió en ellas hasta que las aprendió, y no se le ocurrió hacerla repetir curso, volviendo a examinarse de la “a”, la “e” y la “o”, puesto que ya se las sabía.

-O sea, sentido común contra las tonterías del Pensamiento Único.      

                                                                                              FRANCISCO   MOLINA

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