VIVA LA MENTIRA
Dice Agustín García Calvo que la realidad es mentira y dice verdad.
Por ejemplo, dice la Realidad que debemos de renunciar al presente (o sea, a vivir) para aseguramos el futuro (que nunca llega).
Y así, tenemos que esa mentira se hace evidente en el caso de los ganaderos del vacuno.
Ahí los tenemos, se portaron bien, cumplieron todas las normas, incluso la de votar a partidos no utópicos.
¿Y de qué les sirvió todo eso? De nada, porque ahora se ven embestidos por las vacas locas del capitalismo más desalmado, y hale, a volver a empezar para asegurar el futuro (que nunca llega).
Pero sigamos con el tema, para insistir en que toda la sabiduría de la economía es mentira.
Con el fin de arreglar la ruina de estos pequeños o grandes empresarios, según los casos, y dado que se les obliga a matar todas las vacas por cada una que aparezca loca en su explotación, es decir, dado que se les priva de la mercancía que vendían (y en esta sociedad el que no vende, aunque sea lástima, se muere de asco), pues dado que se les quita aquello que vendían, el Estado (que somos todos) les va a indemnizar (dar dinero, para que vayan tirando).
El asunto es lógico y de justicia.
Pues bueno, démosle la vuelta al calcetín y veamos que aquí, en esta economía, se oculta otra mentira.
Tomemos ahora para el estudio a un parado.
¿Qué es un parado? Es un trabajador al que nadie le compra lo que vende (cada trabajador vende su fuerza de trabajo, ya que aquello que sabe hacer es su mercancía).
Entonces un parado no es más que un empresario que en vez de vender por ejemplo botones, vende sus habilidades, pero que resulta que, lo mismo que si vendiera vacas locas, nadie le compra la mercancía e incluso el Estado prefiere sacarla del mercado porque según él es mejor para la economía.
¿Ah, si? Pues que se les indemnice, es decir que a todos los parados les dé la sociedad lo necesario para vivir, ya que ellos no tienen la culpa de que lo que venden, su capacidad para trabajar, sea considerada una vaca loca para la economía capitalista.
Y más enseñanzas, sobre toda esta gran mentira, nos trae a colación esto de las vacas locas.
Atontados y enloquecidos por el producir y el consumir, venga o no a cuento (nunca se tiene lo suficiente), y todo para garantizar el futuro, que como demuestra el de teorema de las vacas locas no lo garantiza ni Dios; bueno, pues metidos en esta dinámica, algún sabio sabiondo, dijo, ¿Que estamos desperdiciando la basura?
Santo Cielo ¡qué disparate! ¡Aprovechémosla! Y se le ocurrió coger los despojos de todos los animales muertos y hacer sabrosas harinas cárnicas, dárselas a todo bicho viviente, fuera rumiante y herbívoro o caníbal declarado.
¿Y de qué nos sirvió todo eso?
De nada. Otra vez la mentira de que hay que asegurar el futuro, no sólo nos roba el presente, sino que nos lo mata.
Y por si no amáramos ya toda mentira (dime que me quieres aunque sea mentira que si ya no te merece la pena ni mentirme esto es el caos) surge ahora un clamor.
¡Que no se cree alarma social! Es decir, viva la mentira piadosa, que es la madre de todas las mentiras porque es la lógica.
¡Viva la censura!
Menos mal que al Polideportivo del Campus Universitario le van a llamar pabellón "Tamara" por estar ahí sin que nadie se lo explique.
FRANCISCO MOLINA. Publicado en La Opinión de Zamora cuando la crisis de las vacas locas
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